S. Isidro y los ángeles
Este
artículo, está ligeramente modificado.
El
original se publicó en febrero del año pasado,
en
la página de la Asociación
de
Alumnos de la E. T de San Esteban.
S. Isidro en la Iglesia de Andavías (Zamora) |
Ayer, festividad de S. Isidro se me ocurrió esta cuestión, referida a los
ángeles, la típica canción salmantina: “Si hechas el surco derecho, a mi
ventana”; pero ¿Qué tiene esto que ver con los ángeles? Pues sí, tiene y mucho
que ver. El echar el surco derecho tiene que ver con estar concentrado en lo
que se hace y en este caso, centrado en la tarea y en la esperanza de
encontrarse con la amada.
Como contraejemplo pongo lo que me ocurrió, cuando escribí el artículo original: ya lo tenía casi terminado y además me estaba gustando; pero de repente se me perdió
y no sabía qué hacer, si seguir o
dejarlo; pero decidí seguir. El ángel de la humildad, apareció para echarme una
mano.
Sirva el ejemplo de estos tres ángeles: El de la Anunciación a María, el de San Isidro Labrador y el del amor (no
confundirlo con el del Amor, pues todos los ángeles lo son). ¡Que bonito es
verlos en los cuadros de la Anunciación el primero y en las imágenes de S.
Isidro en la Iglesias de los pueblos, con una pareja de bueyes, pequeñita a sus
pies, guiada por un ángel! El ángel del
amor, Cupido, no tiene que ver con el cristianismo; pero como Víctor Moria nos
contó en las Conversaciones de San Esteban, sobre el Cantar de los Cantares,
hay un ángel entre los enamorados y en el caso de la canción, la enamorada le
pone una condición al enamorado, que eche el surco derecho, como San Isidro.
¿Que es lo que hace el ángel? sencillamente facilitar que se cumpla la voluntad
de Dios, a pesar de las dificultades, de María joven doncella de Nazaret,
viéndose embarazada en aquella época y en aquella situación. San Isidro arando
las tierras en medio de un calor sofocante y el enamorado, lleno de miles de
dudas.
¿Recibió María al Ángel? Definitivamente si, pues dijo
“fiat”. ¿Le araban los ángeles las tierras a S. Isidro, mientras rezaba?
Efectivamente, pues su oración era la tarea bien hecha y en cuanto al enamorado
de la canción, seguro que le salió el surco más derecho que jamás habría arado.
Así actúan los ángeles: El del estudio, el de la sanidad, el de cualquier cosa
que hagamos, centrándonos plenamente en lo que hacemos, cumpliendo la voluntad
de Dios, aquí y ahora, es decir santificando el momento presente.
Hay una excepción y esta es la del ángel de la guardia: Este “sale al quite”, cuando no cumplimos lo
anterior. Más de una vez mi despiste ha dejado el dinero en el cajero y me he
ido tranquilamente y siempre ha habido alguien que me ha dicho: ¡Oiga Señor,
que se deja el dinero! No sé qué haría el ángel de la guardia cuando se me
perdió el artículo escrito. Tal vez contenía alguna herejía... nunca lo sabré.
Y sigo: ¿Cómo conseguimos la “Atención plena”?, pues no es fácil, ya que estamos pensando
cincuenta cosas a la vez: tengo que ir al mercado, preparar las clases, mañana
viene mi cuñado del pueblo y encima se me ha estropeado la lavadora, tengo que
salir de viaje y no he pasado le ITV... En estas condiciones no hay ángel capaz de
echarnos una mano. Hay que buscarse la vida. Propongo lo que he leído en el
libro “Crisis, crecimiento y despertar”
de Enrique
Martínez Lozano (Ed. Descleé de Brouwer) pág. 100 y siguientes, en el
apartado “Cinco actitudes iníciales”.
Esto es sólo un indicativo, hay más por supuesto:
1.- Hacernos preguntas
que sanen y no que enfermen. Nunca caer en el victimismo. Por ejemplo, ante
una situación mala no preguntarse ¿Por qué me ha ocurrido esto? Y en lugar de
ello hacerse la pregunta ¿Qué puedo yo aprender de esto?
2.- Rechazar
palabras negativas del lenguaje, tales como peligroso, imposible,
desagradable... En una frase tal como “esto es espantoso”, cambiando la palabra
“espantoso” por “inconveniente” puede hacernos cambiar nuestro estado
emocional. Pablo d’Ors dijo algo parecido en las conversaciones.
3.-Somos una
unidad que repercute en todo y si la mente puede afectar al cuerpo, también
el cuerpo puede afectar a la mente. Así, copio
literalmente “Si somos capaces de sentir, no pensar,
nuestro cuerpo y logramos permanecer en contacto con él, notaremos cambios en nuestra
forma de percibir y de razonar”
4.- Dentro de la escucha del cuerpo, merece la pena prestar atención a la respiración, que
es la herramienta más poderosa para venir al presente.
5.- Nuestro yo,
no se localiza en la mente, sino en lo profundo. Más allá de los movimientos
mentales y emocionales, en lo profundo nos habita una paz estable. Un
aprendizaje básico en este terreno, consiste en bajar de la cabeza al vientre
“hara”, del mundo de las ideas al lugar de la vida, de la dispersión
superficial al “centro vital”. Allí nos encontramos con nosotros mismos.
Así se cumple lo que decía Santa Teresa. Nada nos turba ni nos espanta, pues hemos sido
visitados por los ángeles del Señor y Dios está con nosotros.
Para terminar una compañera de facultad, cuando le dije
que venía Martín Garzo a las conversaciones, me comentó que la conocía y que le
había dedicado un libro con esta dedicatoria: “Para ti, que te visitan los
ángeles”.
Pues eso, dejémonos visitar por
ellos.
AMEN
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