sábado, 16 de mayo de 2015

S. Isidro y los ángeles

Este artículo, está ligeramente modificado.
El original se publicó en febrero del año pasado,
en la página de la Asociación
de Alumnos de la E. T de San Esteban.  

S. Isidro en la Iglesia de Andavías (Zamora)

Ayer, festividad de S. Isidro  se me ocurrió esta cuestión, referida a los ángeles, la típica canción salmantina: “Si hechas el surco derecho, a mi ventana”; pero ¿Qué tiene esto que ver con los ángeles? Pues sí, tiene y mucho que ver. El echar el surco derecho tiene que ver con estar concentrado en lo que se hace y en este caso, centrado en la tarea y en la esperanza de encontrarse con la amada.

Como contraejemplo pongo lo que me ocurrió, cuando escribí el artículo original: ya lo tenía casi terminado y además me estaba gustando; pero de repente se me perdió  y no sabía qué hacer, si seguir o dejarlo; pero decidí seguir. El ángel de la humildad, apareció para echarme una mano.

Sirva el ejemplo de estos tres ángeles: El de la Anunciación a María, el de San Isidro Labrador y el del amor (no confundirlo con el del Amor, pues todos los ángeles lo son). ¡Que bonito es verlos en los cuadros de la Anunciación el primero y en las imágenes de S. Isidro en la Iglesias de los pueblos, con una pareja de bueyes, pequeñita a sus pies,  guiada por un ángel! El ángel del amor, Cupido, no tiene que ver con el cristianismo; pero como Víctor Moria nos contó en las Conversaciones de San Esteban, sobre el Cantar de los Cantares, hay un ángel entre los enamorados y en el caso de la canción, la enamorada le pone una condición al enamorado, que eche el surco derecho, como San Isidro. ¿Que es lo que hace el ángel? sencillamente facilitar que se cumpla la voluntad de Dios, a pesar de las dificultades, de María joven doncella de Nazaret, viéndose embarazada en aquella época y en aquella situación. San Isidro arando las tierras en medio de un calor sofocante y el enamorado, lleno de miles de dudas.

¿Recibió María al Ángel? Definitivamente si, pues dijo “fiat”. ¿Le araban los ángeles las tierras a S. Isidro, mientras rezaba? Efectivamente, pues su oración era la tarea bien hecha y en cuanto al enamorado de la canción, seguro que le salió el surco más derecho que jamás habría arado. Así actúan los ángeles: El del estudio, el de la sanidad, el de cualquier cosa que hagamos, centrándonos plenamente en lo que hacemos, cumpliendo la voluntad de Dios, aquí y ahora, es decir santificando el momento presente.

Hay una excepción y esta es la del ángel de la guardia: Este “sale al quite”, cuando no cumplimos lo anterior. Más de una vez mi despiste ha dejado el dinero en el cajero y me he ido tranquilamente y siempre ha habido alguien que me ha dicho: ¡Oiga Señor, que se deja el dinero! No sé qué haría el ángel de la guardia cuando se me perdió el artículo escrito. Tal vez contenía alguna herejía... nunca lo sabré.

Y sigo: ¿Cómo conseguimos la “Atención plena”?, pues no es fácil, ya que estamos pensando cincuenta cosas a la vez: tengo que ir al mercado, preparar las clases, mañana viene mi cuñado del pueblo y encima se me ha estropeado la lavadora, tengo que salir de viaje y no he pasado le ITV...  En estas condiciones no hay ángel capaz de echarnos una mano. Hay que buscarse la vida. Propongo lo que he leído en el libro “Crisis, crecimiento y despertar” de Enrique Martínez Lozano (Ed. Descleé de Brouwer) pág. 100 y siguientes, en el apartado “Cinco actitudes iníciales”. Esto es sólo un indicativo, hay más por supuesto:

1.- Hacernos preguntas que sanen y no que enfermen. Nunca caer en el victimismo. Por ejemplo, ante una situación mala no preguntarse ¿Por qué me ha ocurrido esto? Y en lugar de ello hacerse la pregunta ¿Qué puedo yo aprender de esto?

2.- Rechazar palabras negativas del lenguaje, tales como peligroso, imposible, desagradable... En una frase tal como “esto es espantoso”, cambiando la palabra “espantoso” por “inconveniente” puede hacernos cambiar nuestro estado emocional. Pablo d’Ors dijo algo parecido en las conversaciones.

3.-Somos una unidad que repercute en todo y si la mente puede afectar al cuerpo, también el cuerpo puede afectar a la mente. Así, copio  literalmente  “Si somos capaces de sentir, no pensar, nuestro cuerpo y logramos permanecer en contacto con él, notaremos cambios en nuestra forma de percibir y de razonar

4.- Dentro de la escucha del cuerpo, merece la pena prestar atención a la respiración, que es la herramienta más poderosa para venir al presente.

5.- Nuestro yo, no se localiza en la mente, sino en lo profundo. Más allá de los movimientos mentales y emocionales, en lo profundo nos habita una paz estable. Un aprendizaje básico en este terreno, consiste en bajar de la cabeza al vientre “hara”, del mundo de las ideas al lugar de la vida, de la dispersión superficial al “centro vital”. Allí nos encontramos con nosotros mismos.

Así se cumple lo que decía Santa Teresa. Nada nos turba ni nos espanta, pues hemos sido visitados por los ángeles del Señor y Dios está con nosotros.

Para terminar una compañera de facultad, cuando le dije que venía Martín Garzo a las conversaciones, me comentó que la conocía y que le había dedicado un libro con esta dedicatoria: “Para ti, que te visitan los ángeles”.

Pues eso, dejémonos visitar por ellos.
 AMEN


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