martes, 5 de mayo de 2015

Diálogo con Santa Teresa

Una mañana al despertarme se me ocurrieron unos “ripios”, en los que le ruego a santa Teresa que nos envíe "instrucciones para la vida"


Y pensé que Santa Teresa los había leído (seguro que los ha leído) y me imagino lo que me dice, dado su carácter recio: ¿Eres tonto Pedro,  pues no he escrito libros, tratados, cartas...,  en donde hablo de ello?¿No ha habido personas que interpretando mis textos, hayan dado instrucciones para vivir, en concreto?

Y yo respondo: Teresa, tiempo ha que yo los leo, y que seguiré leyéndolos, hasta la muerte, es muy cierto; pero ahora, estos mis sencillos versos quiero expresarlos primero:

No me atrevo a usar mi pluma para escribir lo que siento.
Pero estando ya de tinta, su depósito completo,
quiero escribir unas líneas a la santa y unos versos:
Tu que en carreta guiada por el bueno de Recuero,
te movías por caminos, por caminos polvorientos.
Tu que escribías las cartas, y en los rápidos correos,
tardaban dos o tres días en llegar a ser abiertos.
Enséñanos a vivir,
hoy que por autopistas nos movemos en “cinetos”,
hoy que con internet, nos comunicamos presto.
Enséñanos a pensar en aprovechar  el tiempo,
tiempo que gratis nos da el Señor del Universo,
tiempo que perdemos en negocios sin aliento.
Tiempo que no es infinito, tiempo que se acaba presto.
Teresa de los Caminos, enséñanos bien el nuestro.
Teresa de los mensajes, mándanos uno,
y si puede ser en verso.
Para que recios los tiempos, que nos toca ahora vivir,
los dulcifiquemos luego.


Y justo en ese momento, siento en mi cabeza los acordes de una preciosa melodía de Taizé, que identifico inmediatamente y oigo en mi cabeza la frase ¿No escuchas la música? Creo que Santa Teresa  la ha traído a mi entendimiento y digo: Ya está ¡Sólo Dios Basta! Y me acuerdo de la poesía:

Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda.
la paciencia
todo lo alcanza;
quien a Dios tiene
nada le falta:
Sólo Dios basta.
Eleva el pensamiento,
al cielo sube,
por nada te acongojes,
nada te turbe.
A Jesucristo sigue
con pecho grande,
y, venga lo que venga,
nada te espante.
¿Ves la gloria del mundo?
es gloria vana;
nada tiene de estable,
todo se pasa.
aspira a lo celeste,
que siempre dura;
fiel y rico en promesas,
Dios no se muda.
Ámala cual merece
bondad inmensa;
pero no hay amor fino
sin la paciencia.
Confianza y fe viva
mantenga el alma,
que quien cree y espera
todo lo alcanza.
Del infierno acosado
aunque se viere,
burlará sus furores
quien a Dios tiene.
Vénganle desamparos,
cruces, desgracias;
siendo Dios su tesoro,
nada le falta.
Id, pues, bienes del mundo;
id, dichas vanas;
aunque todo lo pierda,
sólo Dios basta.
  
¿Qué más instrucciones quiero? Ya sólo queda sumergirme en el gran Misterio de la vida, con la certeza que estamos en las manos de Dios y que nada ni nadie podrá separarnos de su amor, si decimos sí a su voluntad, como hizo Teresa, a la que le doy las gracias por haber sido la inspiración de este sencillo diálogo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario