miércoles, 24 de marzo de 2021


La mejor Película

Documento inédito, escaneado,  del dominico albercano, Pablo Puerto, fallecido hace más de 10 años y encontrado “por casualidad” en una una carpeta de “papeles atrasados”, listos para romperse. Narra el recuerdo de un paseo, con otros dominicos una tarde de primavera, de 1995, desde San Esteban por la Aldehuela de Salamanca. Nada más… y nada menos.



Eso no es lo peor, dijo Manolo. Lo peor de la película de esta tarde es que me gusta tanto que -¡Vamos que llegamos tarde!- Ni siquiera se trata de eso. Lo peor es haber olvidado. Porque mira Pablo, yo no me acordaba de nada de lo que tú cuentas.

-Está bien, Manolo, yo creo que tú no te acuerdas porque lo has visto de pequeño, porque las cosas de la infancia se graban y nunca se olvidan

 No sé si escribir, pero todo es cosa de empezar recomponiendo el lápiz. Después será fácil y creo que no me queda más remedio que hacerlo, pues dejar una cosa así, sin aterrizar, sería como dejar a Manolo con las ganas y que la película termine sin terminar.

 Mediados de Febrero. El sol en la meseta no calienta de pura palidez con que aparece. ¡El sol! Salimos para un pequeño paseo y estuvimos tres horas. En la escalera encontramos a Ángel y tú, Manolo, te acordaste de las gafas Truman de Vergara, de que el “Mayor” el padre Director lo nombraba “jefe”, ¡Indias, el Jefe! Y ¡Chepa! Como que no quería que nos remontáramos a tiempos tan lejanos, y tú venga a tu retorno al pasado, y volvías a darle vueltas, y a “Truman” tampoco le gustaba que le recordases lo de ¡Jefe! “¡Que cosas las de aquellos tiempos!”, decía. A él ahora le interesaba y preguntaba sobre cómo conseguir transporte para ir a Alba a visitar a la Santa, y con este tema tocó la fibra romántica de Manolo; y decía: “¿Pararán por ahí abajo, en la avenida para no ir a la estación a coger el autobús?”. Y Manolo después dice que le es imposible el retorno al pasado. Nada más ver a Ángel se le agolpó los días pasados en el Real Seminario. Hasta los cuentos policiacos de Revertegat, el profesor de francés, recuerda. Pero ¿por qué dice que: "no recuerda" cuando jamás ha olvidado?

 Manolo se siente bien contemplando le heráldica en piedra. Su estancia aquí, en este campo le está dando toda clase de satisfacciones últimamente: Pocos escudos hoy para entretenerse. Sólo en calatrava dos, cada uno con su bandera, y uno en la casa de enfrente, fea y sin proporciones que le pega peor que dos pistolas a un santo. Con que brille la piedra amarilla él ya tiene bastante. Y más adelante la iglesia románica de Cantuariense.

 - Yo nunca entré en esa iglesia – dijo Manolo mirando los capiteles.

- Pues ya estaba restaurada en tus tiempos de estudiante – le comentó Pablo -, la atendían desde San Pablo.

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