domingo, 28 de febrero de 2021

 

En la transfiguración de Jesús

He encontrado el libro Fijos los ojos en Jesús, y en una próxima entrada, me fijaré en algún apartado de este libro, pues yo soy poca cosa, nada, para hacer por mí; pero con Jesús lo puedo todo.

Escrito en este mismo blog el 5 de febrero de 2021

 


Y ese día ha llegado. Dicho libro está escrito por tres grandes de la espiritualidad: Dolores Alexandre, Juan Martín Velasco y José Antonio Pagola.  Ed. PPC.

Algunas  noches, leo un capítulo de  Dolores Alexandre y aprovecho para decir,  que es bueno antes de dormir leer algo edificante, como lo escrito en estos libros. Recomiendan los expertos no mirar pantallas, ni vídeos una hora o más antes de dormir; pero  yo al menos, no hago mucho caso y a veces pago las consecuencias con incómodos insomnios; pero me estoy desviando.

A lo que iba: “Yo soy poca cosa, para hacer por mí; pero con Jesús lo puedo todo”.  Esto que está en la nota inicial,  lo he comprobado anoche y me quedé maravillado: Hoy es el II domingo de Cuaresma, el domingo de la Transfiguración y anoche leí un capítulo de Dolores Alexandre,  el que tocaba y ¿sabéis a que pasaje bíblico aludía?, pues a Mc 9,2-29, que es precisamente el de la Transfiguración.  Sin duda, esta sincronicidad, me indica que Jesús, va conmigo, siempre me acompaña, pues yo no sabía cómo conectar la entrada del día 5 de febrero con este libro.

La parte de Dolores Alexandre, está realizada en capítulos muy cortos, poco más de dos páginas, por lo que no veo mucho impedimento compartir aquí parte de él. Se titula:

En la ladera de la Montaña

Página 129: “Jesús no había entrado aún en la casa: permanecía fuera, hablando todavía con el padre del muchacho del que había expulsado un espíritu, y este recuperando el sosiego, participaba también en la conversación. Dentro, el grupo de discípulos comentaba la respuesta que les había dado el Maestro al preguntarle por qué ellos no habían sido capaces de expulsar al espíritu:

Esa clase sólo sale a fuerza de oración, le había dicho.

Pedro que había subido con Él al monte, recordaba que había sido precisamente durante la oración cuando Jesús se había transfigurado ante ellos.

¿Por qué no va a tener poder la oración para transfigurar también la vida de este niño? Él y su padre estaban en la oscuridad y Jesús ha hecho llegar hasta ellos la luz de la sanación. Por eso ha dicho que, al que cree, todo le es posible.

Entre todos hacían memoria de las palabras y demandas del padre del muchacho: recordaban que, más que hablar, había emitido un grito, como alguien tocado en su nivel más profundo:

¡Creo! ¡Ven en mi ayuda!

Su petición expresaba algo que iba más allá de conseguir la sanación de su hijo: se había dirigido a Jesús apelando a su compasión, como si por debajo de su poder, hubiera descubierto en Él a alguien capaz de conmoverse.

Tomás escuchaba con rostro sombrío e intervino para confesar que él sentía su fe tan vacilante como la de aquel hombre:

No debía de fiarse demasiado de Jesús, puesto que le dijo: “Si algo puedes…” y luego había reconocido que le faltaba fe… quería creer, pero se reconocía incapaz de vencer su propia incredulidad

Esta vez fue Juan quien habló. Había permanecido silencioso desde la bajada del monte, pero ahora tomó la palabra:

Me parece que creer y no creer pueden mantenerse juntos, nunca estamos libres de esa amenaza de la no fe. Y lo único que podemos hacer es lo que ha hecho el padre del muchacho: llevar todo eso al encuentro con Jesús [las negritas son mías] Cuando él le ha dicho: “Todo es posible al que cree”, ese hombre ha sentido que él carecía de fe, pero en vez de quedarse paralizado se ha atrevido a expresar su verdad ya suplicar la ayuda de Jesús. Por sí mismo no podía encontrar salida, pero  ha buscado un camino-; dirigirse al maestro, convencido de que existía en Él una ternura capaz de responder a su sufrimiento.

Y entonces Jesús le ha hecho descubrir el poder que reside en la impotencia: para ´´El la fe consiste en que, en vez de apoyarnos en nosotros mismos, nos abramos sin reservas a Otro. Y ese Otro es Aquel cuya voz hemos oído en el monte: “Este es mi hijo amado. Escuchadle”. Jesús ha tomado de la mano a ese hombre vuelto hacia Él y le ha llevado más allá, hasta que su relación ha quedado atravesada por la relación con el Padre. ¿Y no será esta experiencia de transfiguración lo que busca en cada uno de nosotros?

Al finalizar cada capítulo, Dolores Alexandre pone dos breves comentarios, uno es “Esta historia es mi historia” en la que apunta “También yo digo con frecuencia: “¡creo Señor, pero ven en mi ayuda en mi falta de fe! ...

Y en el segundo apunte: “Compartiendo nuestra fe” recuerda las palabras del cardenal Newman: “Fe es la capacidad de soportar dudas”, las de Karl Rahner: “Ser creyente es encajar amorosamente la vida”; y las de R. Mª Rilke: “Hay que acostumbrarse a convivir con las preguntas”…

 

 

viernes, 5 de febrero de 2021

 

Tomando nota

Enséñame, Oh Dios, a aceptar con gozo mi desvalimiento en la vida espiritual. Enséñame a contentarme con tu gracia, que viene a mí en la oscuridad y hace cosas que yo no puedo ver. Enséñame a ser feliz por poder depender de ti. Depender de ti, debería ser, en sí mismo, infinitamente más grande que cualquier otro gozo que mi apetito intelectual pueda desear

Meditación de Thomas Merton

 


En los últimos meses del pasado, año, escribía yo algo sobre el orden-desorden en el caos. Yo vivo en el caos y el grado de desorden, en él es bastante alto y por ello, hay muchas notas, escritos, objetos materiales,… perdidos; pero a veces, sin buscarlo aparece algo interesante, como  una página fechada el 11 de diciembre de 2018, en la que aparee la meditación de Thomas Merton que he puesto al principio. Esa página quedaría en blanco, porque luego a continuación aparece otra fecha, 17 de enero de 2019, en la que hay unos apuntes del capítulo 18 del evangelio de Mateo, de una reunión del grupo de Biblia, al que pertenezco, y está resumido los apartados que transcribo:

Ø Es necesario hacerse niño para entrar en el Reino de los Cielos

Ø Arrancar de nosotros lo que nos haga escandalizar

Ø La Oveja perdida

Ø La corrección fraterna

Ø Lo que atéis en la tierra queda atado en el cielo

Ø Lo que pidáis, dos o más reunidos en mi nombre, os será concedido

Ø Y finalmente, la pregunta estrella ¿Cuantas veces tengo que perdonar?

La parábola del rey, Mt 18, 23-35, que perdona a sus deudores, cosa que no hizo uno de sus siervos con otro siervo del rey, lo que hizo montar en cólera a este, por la falta de misericordia del siervo, que acabó entregándolo a los verdugos, cosa que “hará también mi Padre Celestial con vosotros si no perdonáis de corazón a cada uno de estos hermanos”.

Siguiendo el guión de esta hoja manuscrita, hace referencia al capítulo 7 del libro “Palabras escandalosas de Jesús". He estado buscando ente libro, entre “mi caos” y no lo he encontrado; pero si he encontrado otro, que tiene por título “Fijos los ojos en Jesús”, por lo que la estructura de esta entrada ya la tengo clara: terminaré poniendo los pocos apuntes de la hoja manuscrita y en una próxima entrada, me fijaré en algún apartado de este último libro, pues yo soy poca cosa, nada, para hacer por mí; pero con Jesús lo puedo todo.

Y ahora paso a  terminar de copiar los apuntes de la hoja manuscrita

Ø El perdón es una opción personal y libre

Ø En el perdón interviene razón, voluntad y acción

Ø El perdón genera conflictos, porque pensamos: si perdono doy pie a que vuelva a realizarse la ofensa y puede que esté justificando algo mal hecho

Ø Podemos poner objeciones, como : no te perdono hasta que no te arrepientas

Ø Me es imposible, porque la ofensa me ha llegado al alma.

Este tema del perdón es muy complejo, por lo que es difícil  llevarlo a cabo; pero psicológicamente arregla a la persona y al rechazarlo, la persona queda peor psicológicamente. En cualquier caso, no somos conscientes del mal que hacemos.

Perdonar implica comprender. El errar es humano; pero el perdonar es divino.

¿Qué tengo que hacer? No encerrarnos en nuestro problema y pedir ayuda humana y sobre todo divina. Por eso, como complemento a estas notas, que poco resuelven,  ojearé el libro que cité anteriormente. Si pongo mis ojos en Jesús, seguro que el me inspira lo que tengo que hacer.

Y para completar estas  sencillas reflexiones, en estos días, ayer concretamente, se ha producido una sincronicidad: sin buscarlo, he encontrado este vídeo, donde en el minuto 30, aproximadamente se refiere a este pasaje de Mt. No se lo pierdan