jueves, 17 de noviembre de 2022

 

Los desafíos

Si lo padres quieren hacer un regalo a sus hijos, lo mejor que pueden hacer es enseñarles a amar los desafíos, dejarse sorprender por los errores, buscar nuevas estrategias, disfrutar con el esfuerzo y seguir aprendiendo. Así, sus hijos no tendrán que ser esclavos del halago. Tendrán toda una vida para definir y reparar la confianza en sí mismos

Pág. 141 del libro “Deshacer la ansiedad”, de  Judson Brewer



En el citado libro, se habla de la doctora Carrol Dweck, que acuñó los términos mentalidad fija y mentalidad de crecimiento (pág. 139) y al seguir leyendo, me estoy dando cuenta, que yo mismo y la mayoría de la gente, supongo, actuamos con mentalidad fija, lo que nos lleva a lamentarnos, añorar el pasado, echar la culpa a otros, etc. En definitiva, “estar siempre en el credo y no llegar a la salve”, como dicen en mi pueblo. Voy a poneros un ejemplo vivido por mí.

Esta mañana, he sentido la necesidad de ordenar el cuarto de los libros, lleno de carpetas, papeles, lápices..., o sea “mi leonera” y he encontrado un cuaderno en donde aparecen notas desde el 20 de diciembre de 2019. Escribo ese día: “Dame Señor motivos de esperanza, porque de desesperanza tengo muchos: desequilibrios, confusiones, separaciones, carencias y las consecuencias del miedo, ira y dolor”. Y continúa:

Dado que no fuimos amados incondicionalmente por lo que somos, intentamos averiguar lo que tenemos que hacer para hacernos merecedores de ese amor incondicional” (este párrafo está sacado del libro “El proceso de la Presencia, de Michael Brown, página 346)[i]

 Las notas continúan hasta el domingo de pascua, 12 de abril de 2020 en pleno confinamiento, en que escribo: “Es necesario confiar en el Señor, pase lo que pase

El desafío inicial era transcribir todo lo escrito en ese cuaderno entre esas dos fechas.

Sin embargo, considero mejor desafío el romper esas notas y planificar el futuro, con la última cita de la pascua por las razones que enumero a continuación:

·        Escribir eso, sería actuar con mentalidad fija, dejando las cosas como están. Llevaría tiempo y no sobra precisamente.

·        Hay unos apuntes entre enero y el confinamiento de la teología del dominico Congar y la pregunta es ¿Qué pueden aportar esas notas a nadie, sabiendo que hay magníficos libros sobre ese eminente teólogo?

·        Recordar el confinamiento, podría ser, no digo que lo sea, una forma de “masoquismo”.

Por ello decido, romperlas y empezar la vida a partir de hoy, con mentalidad de crecimiento Considero un desafío deshacerme de cosas, que es como quemar las naves para entrar en un territorio desconocido.



[i] Psicológicamente tiene sentido el párrafo; pero teológicamente no, según explica San Pablo en la carta a los Gálatas

jueves, 28 de julio de 2022

 Dualidad de la luz-dualidad humana

 Y dijo Dios: Que haya luz y hubo luz”. Así comienza la Biblia la historia de la Creación. Al principio fue la luz. El Astrofísico Steven Weinber, describe el comienzo del universo como “una gran explosión” a partir de la radiación cósmica… “Al final de los tres primeros minutos, el universo contenía principalmente luz”…



Este es el título de un magnífico artículo, escrito por Ignacio Barcala Calvo, en el nº 143 de la revista Acontecimiento[1], de la fundación Enmanuel Mounier, en colaboración con el profesor de matemáticas Antonio Martín Barcala. Nacho se define en dicho artículo como profesor de religión; pero yo diría, que, si efectivamente ha sido profesor de Religión al que sus alumnos lo respetaban y querían, es mucho más, yo lo definiría como científico-teólogo-humanista y tal vez me quede corto y además es una buena persona, que practica aquello del “Gran teatro del mundo”, de Calderón: “Obrad bien, que Dios es Dios” y ya voy a intentar tomar unos apuntes, del citado artículo, que comienza con la cita inicial. A continuación hace una breve alusión a lo que es la luz desde distintos ámbitos y hace referencia a “los que viendo no ven”, en alusión a la parábola del buen samaritano.

 El primer apartado tiene por título TÚ (Y) YO, ONDA (Y) CORPÚSCULO. Comienza afirmando “La verdadera existencia humana es en relación. Para el ser humano el mundo es doble; como enseña Matín Buber, las palabras básicas que construyen la persona son pares de palabras: yo-tu, y no pueden pronunciarse una sino junto a otra. También la luz es dual por su propia naturaleza: onda-corpúsculo; las cosas que se comportan como ondas, se comportan también como corpúsculos…”, desarrolla esta idea a lo largo de la siguiente página, citando a científicos, como Huygens, Newton y Louis de Broglie. Hay una nota preciosa en medio de esta interpretación de Pierre Tehilard de Chardin: “quien intuyó el potencial Espiritual de la Materia; la capacidad de expansión de la materia para ascender hacia el espíritu a buscar sin tregua y a desear más allá, el más-allá-del-ser, el deseo infinito.”

El segundo apartado se titula LA PARTÍCULA ROTA, EL YO HECHO TU. Hace mención al Entrelazamiento cuántico y lo relaciona con el comportamiento humano “Y cada yo que se rompe se (en)carga, se hace cargo del tu en que se ha roto. El hombre (en)cargado del hombre; fuerzas de “electricidad humana” que crean un campo de acción. Un spin, giro aplicado en el sentido de la responsabilidad comunitaria del nosotros

Un subapartado de este bloque es el titulado El modelo de Feynman y la probabilidad del encuentro. Abro un paréntesis, Richard Feymanm es un físico contemporáneo. Todavía recuerdo en mi época de estudiante por los años 70 del pasado siglo, haber estudiado Física General por algún texto escrito por él. Cierro paréntesis. Pues bien, este subapartado comienza “El físico Richard Feymanm ideó un método para visualizar la dualidad onda-partícula… conocido con el nombre de “suma sobre historias posibles” y supone que una partícula, fotón, que va desde un punto a otro (desde la fuente de luz a un punto de incidencia con una superficie) no tiene porqué seguir un único camino, sino que lo hace a través de muchos caminos posibles… este modelo nos sugiere un modo de visualizar la dualidad humana yo-tu. El yo que busca, abierto al tú, no sigue un único camino, una “historia” sino que recorre todos los caminos posibles; “historias humanas”. Llamaremos función de onda humana a la expresión que nos determina el grado de dependencia de uno-para-el-otro…”

El tercer apartado se titula DE LA LUZ A LA VISIÓN, en el que explica el proceso de la visión desde el punto de vista de los clásicos, e inserta una bella cita de Goethe: “el ojo se forma en la luz, a fin de que la luz de fuera salga al encuentro de la luz de dentro”. Afirma a continuación: “La fisiología de la visión se aleja de las ideas de los filósofos, pero la metáfora da que pensar. Únicamente ve el corazón que se encuentra con el tú…”

Y finalmente termina con el subapartado Ver, caminos de conocimiento, en donde hace unas consideraciones fisiológicas y psicológicas, para terminar con la parábola del Buen Samaritano: “Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó…” en la que muchos vieron; pero sólo uno “viendo aquel hombre sufriente“se movió a compasión”; la misericordia cura la ceguera. La mirada compasiva abre los ojos…”

El artículo está ilustrado con un bello dibujo de María Jesús Ramírez Niño, acompañada de un hermoso texto, titulado Alegoría de la luz.

Para terminar, os invito a leer el artículo entero, que tiene muchos matices, y “que da que pensar”, meditar y hasta dirigirnos al Padre Eterno, por distintos caminos, mediante la Virgen María, “Stella Matutina”, los santos, los ángeles, …

 [1] Dentro de poco tiempo, la fundación publicará un PDF, con el número completo de la revista. También puede obtenerse en dicha fundación en papel

martes, 12 de julio de 2022

 

Gúgolplex

Dado un número “n” cualquiera, sólo existen n-1 números menores que él; pero un grupo infinito de números más elevados.

Pág. 88 del libro La poesía de los números, de Daniel Tammet


Ayer fue la primera vez que me encontré con esta palabra: gúgolplex y fue en la página 84 del citado libro: “Un día a mediados del siglo XX, el matemático norteamericano Edward Kasner animó a su sobrino, con el que disfrutaba hablando de números, a poner nombre a un número que tuviera un centenar de ceros. “Gúgol” respondió el niño tras reflexionar un poco”.

Antes de seguir con esta historia, vamos al principio del capítulo “Sobre los números grandes”, página 79: “En la segunda de sus Odas olímpicas, el poeta lírico Píndaro escribía: “la arena escapa de ser contada”. Con ello expresaba la misma idea que llevaría a sus coetáneos griegos a acuñar el término “arenacientos” (yammaosdioi) para expresar una cantidad inconmensurable”.

Hasta que dos siglos después Arquímedes, con su célebre “El-arenario”, expresaba que números hay para ello, con un argumento verdaderamente audad.

Hay quien cree, rey Gelón, que el número de granos de arena es infinito. No hablo sólo de la arena de Siracusa y del resto de Sicilia, sino también de la arena de todo el mundo habitado y no habitado. Están también los que no los creen infinitos, pero piensan que no se ha dado todavía nombre a un número lo suficientemente grande como para superar su magnitud… Yo intentaré probar mediante demostraciones geométricas… el número de granos de arena presentes en la tierra”

Daniel Tammet, el autor del libro, cita también la misma comparación entre la inmensidad y los granos de arena en los sutras de la India, muchos de los cuales fueron transcritos en la época de Arquímedes: “En el lalistavistara Sutra, narración hagiográfica de la vida de Buda, leemos sobre un encuentro entre el joven Siddartha y “el gran matemático Arjuna”. Arjuna le pide al muchacho que multiplique números por cien a partir de un koti (que se considera equivalente a diez millones)… tras veintitrés multiplicaciones consecutivas, llega a un número llamado tallak-sana (un uno seguido de cincuenta y tres ceros)”

Volvamos ahora a la historia del tío y el sobrino, pág. 85: “A su tío el matemático, le gustó la palabra creada por su sobrino. Inmediatamente animó al niño a contar todavía más alto… Obtuvo entonces una segunda palabra, variación de la primera: “gúgolplex”. El sufijo -plex significa aquí “multiplicado por”. El niño definió aquel número como el que contiene todos los ceros que se puedan escribir hasta que se canse la mano… Finalmente acordaron la definición siguiente: un gúgolplex es un 1 seguido de un gúgol de ceros”.

El autor del libro reflexiona, sobre lo que le podría haber dicho el matemático a su sobrino, que podría haber sido esto: Hay número todavía más grandes, por ejemplo el factorial del gúgolplex.

Posiblemente haya algún lector de estas sencillas notas, que no sepan lo que es el factorial de un número. Es sencillo: multiplicar un número por todos los que le preceden, por ejemplo, factorial de 6, que se escribe 6!, es igual a 6x5x4x3x2x1 = 720. A propósito, un amigo ingeniero, profesor de una escuela de ingenieros de Telecomunicaciones, se encontró con un alumno en un examen en 3º de dicha carrera, que no sabía porque le habían puesto el signo de admiración a n, siendo n un número natural. Hay de todo en la viña del Señor.

Podría seguir con este bonito capítulo de este no menos interesante libro; pero prefiero terminar aquí, con unas breves reflexiones, que podría resumir en lo que dice un salmo ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él?. Lo finito frente a lo infinito. Le tenemos miedo a la eternidad; pero hay una leyenda medieval que nos lo quita, y es la historia del abad Vitila, del monasterio de Eire, en Navarra, aunque también se cuenta del abad Ero en el monasterio de Armenteira, en Pontevedra: El monje que le tenía miedo a la eternidad, se pasó 300 años escuchando el trino de un pajarillo, pensando que había estado sólo un instante.

Termina el capítulo en la página 88, de una forma desoladora, que sorprende negativamente: ha estado intentando alcanzar el infinito con cifras que escapan a nuestra imaginación, pero termina prácticamente con la nada: “El poeta romano Horacio (considerado el mejor poeta lírico de la época del emperador Augusto) aludió en sus versos al injustamente olvidado matemático Arquitas para exponer la que quizá sea la mayor paradoja de todas: la de los hombres finitos que dedican sus vidas a intentar medir el infinito”.

A ti, que mediste el mar, la tierra y las arenas incontables, ahora te cubre Arquitas, el escaso tributo de un poco de polvo junto a la costa del Matino; y de nada te sirve haber explorado las moradas etéreos y recorrido con tu alma mortal la redondez del cielo.

Aquí termina el capítulo; pero yo no estoy de acuerdo: Arquitas, Pitágoras, y los muchas sabios que en el mundo han sido, están en las Moradas Eternas “per omnia saecula saeculorum”

 

 

viernes, 17 de junio de 2022

 

Aproximación apofática a la Eucaristía

  • Título extraño; pero pensándolo bien no lo es. Me explico: La vía apofática (etimológicamente, lejos del lenguaje) es la que, según los místicos, nos aproxima a Dios, con la idea de su inmensidad, en la cual la mente humana no es capaz de penetrar con palabras. Sobran por tanto todas las teologías, o mejor: no dicen nada.
  • Según se cuenta, Al final de su vida, Santo Tomás de Aquino, mandó quemar todas sus obras. No le hicieron caso y gracias a ello disfrutamos de la “Summa Theológica”, con lo que quiero puntualizar, que la “vía apofática” no excluye otras vías, pues en general no todos/as, somos místicos y necesitamos analogías.

Esta idea, me ha venido del libro Un Dios que siempre es más. Iniciación de la espiritualidad apofática cristiana, (Ed. Sígueme) cuya autora es Janet P. Willams, del que he sacado el tema de este “articulillo”. Sin nombrar en el libro a la Eucaristía explícitamente, hay multitud de pasajes que la señala, como en la primera parte dedicada a las Raíces bíblicas, compuesta de cuatro capítulos:

·       Moisés, el fuego y la nube

·       El cantar de los cantares

·       Juan Bautista, profeta apofático

·       Jesús palabra y silencio.

El libro consta de cinco partes, la segunda titulada “La vía negativa” y las tres restantes: Pioneros de la fe apofática, Compañeros de camino y prácticas apofáticas, respectivamente; pero yo sólo me fijaré en la primera parte, para relacionarla con la fuente de toda gracia, que es la Eucaristía.

Al leer el primer capítulo de esta parte del libro Moisés, el fuego y la nube, me ha venido a la cabeza, sin ánimo de criticar a nadie, incluyéndome a mí mismo, la “frivolidad”, con la que nos acercamos a recibir la comunión, pues ¿qué es la Eucaristía, sino una “zarza ardiente”?, pues allí está Dios. Y ahora, mientras esto escribo me ha venido a la cabeza, un testimonio que he visto en YouTube de una chica que habiendo crecido en un ambiente agnóstico, se convirtió en su primera juventud.  Estando en un funeral, vio como la gente se acercaba a comulgar y le preguntó a una tía, ¿Puedo ir yo y también? La tía le dijo sí, vete si quieres; pero una voz interior le dijo: "No vayas, no debes ir”. Cierro paréntesis.

Y volvemos al libro, al mismo capítulo: los nombres son construcciones humanas; pero Dios no tiene márgenes o características contingentes. Por ello no podemos nombrarlo, aunque si dirigirnos a Él; pero no esperemos encontrarlo, a no ser que Él se nos manifieste, como le ocurrió a Moisés, al ver la zarza ardiente. “Lo primero que capta la atención de Moisés es el fuego: una zarza, dice el relato, que arde pero no se consume; calor luz… y peligro. La presencia de Dios es luminosa, cálida y literalmente atractiva: nos arrastra hacia ella. Pero también amenazante. Esta no es una espiritualidad agradable… Sin embargo, su fuego no consume nada de lo que toca. El Dios que encontramos es creador y transformador, no destructor” Pág. 23

En el relato de la zarza ardiente, hay una orden imperativa por parte de Dios: “No te acerques: quítate las sandalias, porque el lugar que pisas es santo” (Ex 3,5) y volvemos al texto, ahora a la página 24 “Probablemente los zapatos de Moisés eran de cuero,… de la piel de otro animal… Dios insta a Moisés que se los quite, para que entre en el terreno sagrado sobre su propia piel” y cabe preguntarnos ¿Voy “descalzo”, despojado de otras cosas a recibir al Señor en la Eucaristía? ¿Soy consciente a donde voy y a quien voy a recibir?

El encuentro de Moisés con el fuego es el principio de su camino espiritual. Tiene que encontrarse bastante después en la nube, una “densa nube” (Ex 19, 9) en una “densa oscuridad”, que paradójicamente puede ser producida por una luz cegadora, como le ocurrió a Pablo, camino de Damasco y volvemos al texto, pág. 25: “De esta nube llega la revelación, una revelación no acerca de Dios, sino acerca de nosotros mismos, acerca de cómo debemos vivir”.

En cuanto al segundo capítulo de esta parte del libro, dedicado al Cantar de los cantares, a mi particularmente, me evoca el gozo contenido en la Eucaristía, por vivencias que he tenido desde la niñez, nunca se me olvidará  la estrofa de la canción “Altísimo Señor”, oyéndosela cantar a mi abuela paterna, Teresa “Sois todo piedra imán, que arrastra el corazón de quien os rinde adoración” aunque también, me producía un poso de inquietud el final de  la siguiente estrofa, que empezaba muy bien: “Cordero celestial, Pan nacido en Belén. Si no te como bien me sucederá mal”. Evoca también alegría el magnífico himno “Cantemos al Amor de los amores”, y últimamente la canción eucarística, Palpita un corazón, queriendo ser amado Amor de los amores, Cantar de los cantares, Oh Santa Eucaristía, manjar de los manjares Todo ello evoca el goce sensual que describe el Cantar de los cantares, que por desgracia, en otros tiempos se ha considerado poco menos que pecaminoso.

Volviendo al libro que ha inspirado este escrito, leemos en la página 33: “para entender el énfasis del Cantar en la comida [consideramos] que no puede haber nada más íntimo, símbolo de la unión más cercana, que comer. Lo que comemos y bebemos pasa a lo más íntimo de nuestro ser… Hadewijch de Amberes, escritora mística del siglo XIII, dice: “Esta es la más íntima unión de amor: comer saborear, ver interiormente”. El énfasis del Cantar en la sala de banquetes del amor (Cant 2,4) es, sin duda, una de las raíces de la costumbre de Jesús de compartir la mesa y de la Eucaristía cristiana.

Deseo, unión, deleite, conocimiento íntimo: estos son los principales temas apofáticos del Cantar de los cantares”

La enseñanza apofática que nos da San Juan bautista, la podemos resumir en la jaculatoria que rezamos antes de comulgar: “Señor, no soy digno de que entres en mi casa; pero una palabra tuya bastará para sanarme”. Reconocemos como en Bautista, que yo no soy nada, mientras que Él, Jesús es todo.

En el cuarto evangelio, a la pregunta ¿Quién eres tú?, Juan responde “Yo no soy el Cristo y tampoco soy Elías”; pero señala al ver a Jesús “Ese es” (Jn 1, 29-34) y en la página 40 leemos: “Aquí el autor del evangelio retoma dos temas de su prólogo: la luz y la visión. Juan el Bautista, la primera persona de este relato, que reconoce a Jesús, es el ejemplo para todos nosotros. Se nos muestra que la clave no está en ver o  en conocer, sino en ver, encontrar y reconocer. Y para poder hacerlo, necesitamos dejar de centrarnos en nosotros mismos, en nuestro estatus, en nuestros logros, en nuestra historia pasada y en nuestras esperanzas futuras. Necesitamos sencillamente prestar atención, tener “ojos para ver”…”. Resumiendo: vaciarnos y dejar que Cristo nos llene.

En la página 43, al comienzo del capítulo dedicado al silencio y las palabras de Jesús, leemos: “Al testimonio apofático de Juan, “No, yo no soy”, hemos contrapuesto el “Si”, yo soy” de Jesús. El cuarto evangelio comienza identificando al hombre Jesús de Nazaret como la Palabra que se hizo carne y habitó entre nosotros” “(Jn 1,14), la misma Palabra con que Dios creó los cielos y la tierra y todo lo que hay en ellos. Cristo encarnado en un trabajador galileo, es el mismo Logos de Dios, que significa no solo “palabra hablada”, sino también “plan”, “razón”, “principio”, “orden”, “pensamiento·. Así este evangelio sugiere que Dios, en la persona de Jesús, está realizando algo revolucionario, está iniciando una nueva era”.

Tanto en las palabras, como en el silencio de Jesús, el menaje es apofático. Lo escrito, escrito está, dijo Pilatos cuando le pidieron quitar la inscripción de la cruz “Jesús nazareno, rey de los judíos”, “Quizá todas las palabras que se han escrito y se escriben acerca de Él hagan lo mismo, a menos que se incluya esta claúsula apofática crucial: Hay más verdad que la que jamás podrá contarse” Pág. 44.


El mensaje de Jesús, es claramente apofático, tanto cuando habla, como cuando calla. Juan era un asceta, Cristo, aparentemente no. Le gustaba dialogar con todos, especialmente con gente marginada y excluida de la sociedad, incluso compartía la mesa con ellos; pero en sus enseñanzas había un ascetismo más profundo, consistente en la negación de si y en recorrer el camino de la cruz: “Si alguno quiere seguirme, que renuncie a sí mismo y cargue con su cruz”.  Sus enseñanzas contradicen de manera radical las expectativas, porque “El evangelio de Jesucristo es la proclamación de un cambio de régimen. Anuncia el principio del reino de Dios. El poder de todos los césares y de sus regímenes de marionetas queda derogado: “Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, por todos los siglos” Pág. 45.

Por otra parte, frente a las más crueles contradicciones del mundo, Jesús saca a escena el poder creativo del silencio apofático, del que surgen las palabras para esquivar la trampa: “En todos los evangelios, el silencio se espesa y endurece en el momento en que Jesús es llevado a Juicio… aquí, como en el encuentro con la mujer adúltera, ninguna de las palabras del mundo es adecuada para la verdad. Jesús guarda silencio ante quienes lo acusan, pero no por terquedad, sino porque ellos son incapaces de escuchar nada de lo que Él les podría decir” Pág. 50

Terminando estas pinceladas, de lo que significa la aproximación apofática a La Eucaristía nos fijamos en uno de los últimos párrafos de esta parte del libro y en una coincidencia: “Los evangelios fueron escritos para comunidades cristianas que celebraban todo lo que Jesús significaba reuniéndose en torno al pan partido y el vino derramado” ¿No es esto la Eucaristía? . “[Estos textos]   nos cuentan lo que no puede ser contado. Presentan una vida que contradecía todo lo que para el mundo era importante. Estos valiosos textos apofáticos demuestran lo que sucede cuando las palabras divinas se amoldan al habla humana.”

Termina resaltando esta coincidencia: El 6 de agosto de 1945 se lanzó la primera bomba atómica sobre Hiroshima, el mismo día que la Iglesia celebra la Transfiguración. ”Es el mismo contraste, visible en toda época y lugar, que el que se observa entre el discurso humano y el divino en los relatos evangélicos del juicio a Jesús”. Pág. 51

lunes, 17 de enero de 2022

 

Reflexiones sobre el salmo 93

El Señor es rey; vestido de esplendor y de poder;

firme e inconmovible está la tierra.

Tu trono está firme desde siempre,

tú existes desde la eternidad.

Levantan los ríos Señor, tu clamor y su fragor;

pero más que el clamor de las aguas caudalosas,

más fuerte que el clamor de las aguas,

más fuerte que el oleaje del océano,

más fuerte en el cielo es el Señor.

Tus mandamientos son inmutables, Señor.

La santidad adorna tu templo por años sin fin

 


Múltiples lecturas pueden hacerse de este salmo. Carlos González Vallés en su libro Busco tu rostro. Orar con los salmos, afirma su asombro ante el poder de Dios: “Adoro tu poder, Señor,  y me inclino en humildad ante tu majestad. Contemplo con temor reverente el espectáculo eterno de las olas enfurecidas de un mar en rebeldía que se abaten sin tregua sobre las rocas altaneras del acantilado inmóvil”.

Por otra parte en el libro Para orar con los salmos,  de José Ramón Flecha Andrés, se subraya la alegría de quien reconoce a Dios como su Señor y rey. Coincide también con lo que dice Vallés al hacer alusión a la firmeza del orbe, que se manifiesta como inconmovible.

También se contempla a los ríos caudalosos y al mar embravecido, una cierta oposición al poder de Dios, según la mitología babilónica. Si lo tomamos metafóricamente, no entra en contradicción con lo expuesto anteriormente. San Agustín, afirma que: “el mar agita sus olas, como el mundo agita a la Iglesia”. Esta metáfora nos hace reflexionar, como a pesar del oleaje, la roca permanece inamovible. La barca se tambalea; pero resiste.

Félix Torán, un ingeniero, que tiene un libro titulado Más allá de la materia, en el que parte de que la existencia consta de dos partes el plano material, en el que nos movemos normalmente y el plano Superior, que yo lo identifico con Dios, aunque en el libro no dice nada. Desde el plano material, necesitamos conectarnos con el plano Superior; pero al andar por el plano material, tenemos un compañero, el ego, que no pocas veces nos juega malas pasadas, ya que desata las pasiones, que son las olas que amenazan nuestro yo eterno, que conecta con el plano superior, con Dios, con la Fuente de Creación Eterna. En este caso nuestra verdadera identidad, es la barca, que el ego, la amenaza como las olas del mundo amenazan a la Iglesia, según San Agustín.

Por tanto: El Señor reina; pero ¿lo dejamos reinar o dejamos que se imponga el ego a su reinado?, ¿Nos pone el ego tapones en los oídos para no oír el clamor del Señor?

Para terminar, se me ocurre que ascender al plano Superior, es decir interiorizar al Señor, lo podemos hacer, dejándonos empapar por el Espíritu de Dios, que agita el mar, mueve los ríos desata los volcanes…  ya que en Él nos movemos y existimos. Hagámoslo con humildad, teniendo en cuenta nuestra pequeñez y fragilidad, y agradecimiento; pues como dice la canción de Cesáreo Garabaín, "Si miro al cielo o miro al mar... si observo en mi interior, podré sentir tu voz”.

viernes, 7 de enero de 2022

 

Comunicación absoluta

Continuación

 

No hable usted de esa manera, señor: que no entiende usted mucho de estos asuntos. Yo al menos veo en la historia de este campesino un doble misterio, sensible y espiritual.

Relatos de un peregrino  ruso

 


Mi intención al cerrar la entrada anterior, fue seguir el relato con la comunicación “plano superior-plano terrenal”, utilizando la meditación y descifrando los mensajes que da el “plano superior”, mediante los sueños y las sincronicidades. He reflexionado sobre ello y me he visto abrumado. Lo más sencillo hubiera sido, haber seguido el guión del capítulo 7º del libro de Félix Torán y salir así del paso.

Sin embargo, algo dentro de mí, me decía que eso era “casi” perder el tiempo, tanto para mí, como para los posibles lectores de estos articulillos. Lo cierto es que me impulsaba a volver a lo ya conocido, es decir a la tradición católica, en la que siempre he estado y para ello, he vuelto al libro del profesor Luis Cencillo, La comunicación absoluta y me he dado cuenta, que lo escrito ayer, sirve de muy poco, por no decir de nada. Es simplemente el placebo de los libros de autoayuda. En cualquier caso, seguimos llenando “un hueco en el vacío”, como decía un amigo cuando los alumnos le preguntaban para que sirven los logaritmos.

En la página 59 del citado libro, leemos: “LLAMAMOS “comunicación absoluta” a la búsqueda del trato más franco posible con la divinidad. Tradicionalmente se ha hablado de “grados de oración”, mas el fenómeno trasciende ampliamente lo que en sentido estricto podría entenderse por tal, pues implica actitudes, estados afectivos, intenciones e incluso todo un modo de existir; aunque la oración ha de ser el hilo conductor y práctico de todo el proceso de acercamiento a Dios.

La calificación de “absoluta” se entiende en dos sentidos diferentes: relativamente absoluta de parte del sujeto, en cuanto busca una comunicación  incondicional de su parte y en la que todo su ser se reabsorba, en cuanto le sea posible; y simplemente absoluta de parte de Dios, en cuanto él es absoluto y exige incondicionalmente que el creyente se le entregue en esa comunicación”

Mi reflexión es: ¿Por qué acudir a otras fuentes, los que hemos crecido en la tradición católica? Y con esto no le quito mérito a autores, como Félix Torán y otros, que a algunas personas le pueden venir bien, e incluso a nosotros, los “cristianos viejos”, pues yo mismo al leer “Más allá de la materia”, en cierto modo me ha dado un aldabonazo y he acudido a rescatar este libro de Cencillo. No hace mucho le envié un correo a Torán, exponiéndole esto y por cierto me contestó muy correctamente, cosa que le agradezco. Termino aquí. No me voy a meter en el laberinto de los sueños, ni de las sincronicidades por ahora. Además en este mismo blog, hay varias entradas dedicadas a este tema.

Sólo una pequeña reflexión, antes de cerrar: ayer celebramos la Epifanía del Señor y los reyes Magos volvieron por otro camino, porque recibieron la comunicación en un sueño. Por tanto estaban a la escucha y Dios (el plano superior, según Félix Torán) les envío el mensaje

martes, 4 de enero de 2022

 

¿Comunicación absoluta?

Con más piedad debería ser escuchada

La voz del que se llora por perdido

Que la del que perdió y llora otra cosa.

Garcilaso de la Vega

                                                                                                     



El ingeniero Félix Torán, en el libro Más allá de la materia, aplica la teoría de la comunicación, con las definiciones de emisor, receptor, interferencias, distorsiones, etc; pero aplicadas, nada más y nada menos a la comunicación, del “plano terrenal”, o sea nosotros, hacia el “plano superior”, o sea Dios, aunque él no lo nombra así. Lo hace en el capítulo 7, del citado libro y comienza con una cita de la Madre Teresa (no sé qué Teresa es) y es de las pocas referencias que hace a Dios en el libro.
Está en la página 157. Y la copio: “Necesitamos encontrar a Dios, y Él no se puede encontrar en el ruido y la inquietud. Dios es amigo del silencio. Observa como la naturaleza, lo árboles, las flores, la hierba, crecen en Silencio. Ve las estrellas, la luna y el sol, cómo se mueven en silencio… Necesitamos silencio para poder tocar almas

El profesor Luis Cencillo, tiene un libro titulado precisamente La comunicación absoluta; pero por ahora, vamos a basarnos, en el libro de Félix Torán.

En la comunicación plano terrenal - plano superior, si el emisor es el plano terrenal y el receptor es el plano superior, se hace mediante  la oración, siendo una fase activa Si es al contrario, es la meditación el medio. La fase ahora es pasiva

Como somos nosotros, los que nos comunicamos con el plano superior, cometemos multitud de errores. “No sabemos muchas veces lo que pedimos”, como le dijo Jesús a sus discípulos, cuando le pedían que los sentara a su derecha (esto no lo dice el libro)

Cuando nos comunicamos “a la escucha”, del plano superior, como antes indiqué es por la meditación y hemos de tener en cuenta que el plano superior, nunca se equivoca. La equivocación es nuestra, porque no sabemos pedir, ni escuchar. Por eso, no vale lo del Tenorio: “Clamé al cielo y no me oyó…”

Dice una canción de Cesáreo Garabain: “Si estoy atento y se escuchar, podré sentir tu voz”, la voz de Dios, del plano superior, de la Fuente de Creación eterna, o como lo queráis llamar. Si no estoy atento, no puedo escuchar la voz de Dios, o la escucho mal, distorsionada. Según Félix Torán y puede que tenga razón, todas las interferencias, no sólo las que proceden del exterior, sino todo el ruido mental: imágenes recuerdos, reflexiones, emociones, sensaciones físicas, etc, que proceden del ego,  no nos deja recibir los mensajes que vienen del plano superior. Cito textualmente de la página 164: “El ego está detrás de todo ello, puesto que desea manipular la información para que le haga caso a él… A nivel de ondas cerebrales, cuando nos encontramos en ese estado frenético del día a día, nos encontramos en el estado “beta””. Bien se ve en la actitud de don Juan, al pronunciar esa terrible imprecación.

Para eliminar estas interferencias que no nos dejan escuchar nuestra dimensión espiritual, tenemos que practicar la concentración. El ruido mental se disipará y ganaremos silencio mental.  No olvidemos que si el receptor es en plano superior, nunca se producen errores. “Las leyes universales siempre funcionan y no cometen errores de comunicación. En esos niveles espirituales la interpretación carece de sentido. Y el concepto de persona tampoco tiene sentido alguno: Se trata de leyes impersonales, que funcionan siempre, en todo lugar y bajo cualquier circunstancia. Son las más justas que existen, precisamente porque no juzgan.

Cuando no dan el resultado que esperábamos, ellas no han fracasado: Si acaso, fracasamos nosotros al usarlas, y lo más irónico es que el ego es quien sale ganando. A él no le interesa que conozcas el plano superior, ni mucho menos que armonices con ninguna ley universal. Es él quien interviene y crea interferencias para que no lo logres. Intenta mantenerte atrapado a toda costa, en los pisos inferiores. Por tanto, los errores de comunicación no se producen nunca en lo alto del plano superior: los produce el ego” (páginas 166-167)

¿Qué ocurre cuando el emisor es el plano superior y el receptor somos nosotros? Ya se ha indicado que hay que utilizar la meditación, utilizando el canal del subconsciente que hace de intermediario entre nuestra mente consciente y los niveles más elevados del plano superior. Ahora bien, ¿En qué formato se  transmite la información? En un lenguaje muy particular, sin reglas, ni ortografía, ni sintaxis. En un lenguaje simbólico. Por eso es necesario estar atentos a los sueños y a las sincronicidades. Y como esto se complica, lo que queda del capítulo, lo haré en otra entrada.