lunes, 25 de septiembre de 2017

Sincronicidad
Continuación del capítulo 6º del libro “Sincronicidad” de F. David Peat

En el siglo actual, el nivel fundamental de la naturaleza parece ser el del espacio-tiempo y de la energía infinita del campo cuántico. Pero no hay ninguna razón para suponer que la esencia de la realidad esté allí y que no pueda haber un número indeterminable de niveles más sutiles todavía por descubrir.
Pág. 108, oc.
Cuatro de Fructuoso Mangas

En el apartado Los órdenes sutiles de la materia, de este capítulo leemos: En la edad Media, se consideraba que el cielo era de un orden distinto a la tierra, luego Newton con su ley de la gravedad universal y la ley del movimiento, puso en evidencia que no hay un orden especial en el cielo respecto a la tierra. En los siglos XVIII y XIX se descubrió que el calor, la electricidad, la actividad química, e incluso la disipación del trabajo en una máquina, estaban todos relacionados por la energía. La teoría de Hamilton-Jacobi consideraba que los cuerpos materiales y sus trayectorias eran menos sustanciales y que implicaban formas complejas de movimiento de ondas. J.C. Maxwell introdujo los campos de energía que unían los fenómenos de la luz, magnetismo y electricidad en un solo campo electromagnético. A comienzos de siglo XX, Einstein demostró que la materia y la energía son totalmente equivalentes, y la teoría cuántica demostró que la materia y la energía comparten doble naturaleza de partícula/onda.
Por tanto el orden del mundo había cambiado. Un enriquecimiento similar supuso el desarrollo de la química orgánica, con el singular potencial de enlace del átomo de carbono. Por tanto, todo el concepto del mundo material se ha extendido constantemente a regiones de mayor complejidad y sutileza hasta que hoy en día, es posible especular que este orden sutil se puede extender sin límite a regiones cada vez más profundas.
A continuación aparece el apartado El orden mecánico de la mente, en el que hace la observación de que muchas actividades de la misma, podría hacerla, incluso mejor, una computadora, como jugar al ajedrez, por ejemplo. A este respecto, leemos en la Pág. 111 “…psicólogos perceptivos han descubierto que determinados aspectos del funcionamiento humano se pueden dividir en secuencias o pasos bastante mecánicos que se realizan rápida y, en gran parte, inconscientemente. De este modo, parece que determinadas actividades de la mente tienen un orden básicamente mecánico”. Esto se observa en pensamientos de origen neurótico o incluso en la emoción que también puede estar implicada en un orden mecánico; pero leemos en la Pág. 112 “Un contexto establece un significado… y estos contextos requieren la inteligencia de un orden no mecánico para poderse apreciar… por tanto mientras la mente contiene ciertos órdenes mecánico de funcionamiento estos surgen de un fundamento no mecánico mucho más profundo. El orden de la mente es, especialmente sutil y no se puede reducir al de una computadora. No obstante, también es cierto que el orden de la naturaleza también se extiende más allá de los órdenes mecánicos de la naturaleza newtoniana y abarca los campos de energía y el orden íntegro de la teoría cuántica. Por lo que puede plantearse una pregunta: ¿tiene la materia una gama limitada de órdenes que se funden con los de la mente? (Las negritas son mías).
Por lo que he venido leyendo hasta aquí, esta es la tesis que intenta demostrar el autor de este libro y que va a insistir en lo que queda de este complicado capítulo. A continuación en el apartado Campos mórficos, aparece una cita de S. J. Snyder, de la universidad John Hopkins, publicado en la revista Sciece, que incluimos aquí, dada su importancia: “Uno de los interrogantes más importantes de la biología es como porciones discretas del cuerpo llegan a estar donde están y adoptan su apariencia y función característica. […] ¿Qué es lo que provoca que de un grupo de células de un embrión salgan brazos? ¿Por qué algunos grupos celulares se desarrollan en el hígado, otros en las glándulas suprarrenales y otros todavía en las gónadas? El cerebro es un solo órgano que, en muchos aspectos, muestra una mayor complejidad que el resto del cuerpo. En la vida embrionaria, miles de trayectorias discretas de neuronas deben errar a través de itinerarios a menudo enrollados antes de llegar a sus posiciones adultas
La explicación convencional es que el ADN de cada célula contiene los cianotipos genéticos de la vida. El biólogo C.H. Waddington nunca estuvo totalmente satisfecho con estas explicaciones, recalcando que el crecimiento implica un elemento de totalidad que representa la expresión del paisaje epigenético global y que no es, por tanto determinado completamente de un modo hierático por el ADN. Parece que se acercaba a un concepto de desarrollo, en el que la materia viva responde, de algún modo, a un campo de información que ejerce un poder formativo sobre los procesos de la célula.
Estas ideas han sido desarrolladas mucho más por el biólogo Rupert Sheldrake, con la teoría de los campos mórficos. Ha propuesto que “tales campos de información existen e influyen en las estructuras de no solo los organismos vivos, sino también en las de la materia inanimada. Según su explicación, toda materia está relacionada con un campo de memoria, que desempeña un papel activo en guiar la formación de estructuras y procesos. Si su idea se tomas en serio, ampliaría la naturaleza de la materia introduciendo un nuevo nivel: El de la información activa” Pág. 114.
Dedica el autor siete páginas a este tema, para seguir luego con el apartado Información activa y orden implicado. En este apartado expone las investigaciones de David Bohm, que son sumamente complejas y crean más dudas de las pocas que resuelve y en el que, que a mi modo de ver el traductor del libro no ha dado con algunas palabras adecuadas. Así por tanto pasaré de puntillas sobre este tema, no sin antes exponer el ejemplo de la página 119: “...el potencial cuántico tiene algo en común con el modo en que un campo mórfico actúa sobre un organismo en desarrollo o, para utilizar una analogía, actúa sobre una señal de radar captada por un barco en alta mar. La energía en esta señal es insignificante en comparación con la energía que acciona el barco, pero la información de aquella sobre los puertos, niebla, icebergs… ejerce un efecto formativo sobre el rumbo del barco…”
Comienza el siguiente apartado Realidad y reduccionismo con esta reflexión: (Pág. 126) “La idea de que la mente y la materia surgen de una gama común de órdenes que se extiende desde o mecánico hasta lo infinitamente sutil, sugiere que el análisis científico de la materia puede ser una búsqueda que persista para siempre. Implica que la teoría mecánica cuántica actual de la materia es esencialmente limitada y, que es posible descubrir otras series de propiedades y gamas de comportamiento. ¿Qué impacto debería tener todo esto sobre los paradigmas actuales de la ciencia?”
Karl Popper ha afirmado que si las predicciones de una teoría no están de acuerdo con los descubrimientos, debe rechazarse. Ahora bien, la sugerencia de que la materia y la conciencia son aspectos distintos de un orden fundamental de la naturaleza no puede someterse a una prueba científica inmediata, ¿tiene alguna importancia científica?.  Sostiene el autor que estas ideas, pueden ejercer una influencia profunda en el futuro de la ciencia, que debe tratar de la compresión de nosotros mismos, del universo y de nuestra posición en él, por tanto, tal visión, no es fija, sino dinámica y sus métodos,  planteamientos y técnicas deben estar siempre dispuestos a cambiar y a reaccionar frente a nuevas exigencias y nuevas situaciones, de hecho muchos científicos ya no están satisfechos con la naturaleza “reduccionista” de algunas ramas de la ciencia y más adelante dice textualmente:  “La idea de que la realidad, por ejemplo, pueda desplegarse en una serie compleja y potencialmente infinita de niveles, cambia el significado íntegro del reduccionismo. Las objeciones de Prigogine… están basadas en la observación de que cualquier nivel de explicación es dependiente, y está condicionado por conceptos y significados que surgen de otros niveles… Estos niveles pueden, por supuesto, ser explorados por el pensamiento y la experimentación, pero en cada caso el intento de alcanzar el “nivel más fundamental”,  llevará eventualmente al descubrimiento de procesos inexplicados todavía más profundos
Recuerdo en mis tiempos de estudiante, (este comentario es mío) que una compañía formada por aficionados universitarios al teatro, representó una obra titulada “Las rejas”, no recuerdo el autor. Posiblemente Bertod Bresch. He intentado buscarla infructuosamente. Toda la obra se basaba en quitar una reja, a ver que había al otro lado. Al final consiguen quitarla y lo que apareció al otro lado era… otra reja.
 Termina el capítulo, con un apartado titulado Sincronicidad y el  I Ching, sobre el que no me voy a detener salvo la breve cita de la página 128: “En el I Ching la mente y la materia ya no se perciben como una dualidad, sino en su unidad esencial; y el potencial del momento se despliega  explícitamente dentro del patrón del hexagrama”.

El siguiente capítulo titulado La fuente creadora, promete. Seguiremos con él.

martes, 19 de septiembre de 2017

Sincronicidad
Volviendo sobre el tema

Ya lo he dicho muchas veces: “nos unimos a aquello que más nos llama la atención”. Así pues, si no hacéis más que prestar atención a las dificultades y a los impedimentos, estos no harán más que empeorar.
Tan solo debéis prestar atención a Dios. Cuando  os encontréis ante una situación difícil, repetid en silencio: Los medios de Dios son ingeniosos. Sus métodos son seguros.
Florence Scovel  Shinn en “4 libros en 1”, Pág. 228


La cita del principio y otras parecidas, las leí sólo abrir el libro citado, después de que todos los datos de mi ordenador, se habían borrado. No voy a entrar en detalles; pero eran casi cuatro años de información que se habían ido en un soplo. ¿No es esta una sincronicidad maravillosa? Este percance sin embargo, sirvió para mejorar mi vida. Y al Final, el Señor se valió de un buen informático para dejar las cosas como estaban…

Ahora ya vuelvo a libro de F. David Peat: Nos habíamos quedado en la página 104, al comienzo del capítulo 6, “Mente materia e información”. Este capítulo es un diamante con multitud de caras. Cada frase es una de ellas. Así por ejemplo, al poco de comenzar el capítulo leemos: “A no ser que la mente y la materia se traten como dos aspectos de un, único todo, será difícil progresar en la compresión de la sincronicidad… Es el propósito de este capítulo desarrollar nuevos conceptos de orden que puedan abarcar los fenómenos de la mente y la materia”. Preparémonos pues, a tener la mente despierta, para no perder detalle.

Yo particularmente pienso, que en el mundo de la Edad Media, se tenía muy claro que todo estaba regido por una “Mano Poderosa”, llámese, Dios, por ejemplo; pero en el Siglo de las luces, al aparecer la razón, todo aquello empezó a verse como oscurantismo y ese pensamiento fue cambiando. En el primer apartado de este capítulo leemos: “En el siglo XVII, cuando eran desconocidas las propiedades más sutiles de la materia, era natural contrastar la “magnitud” evidente del mundo material con los aspectos más versátiles de la mente,… el funcionamiento de las máquinas, … se explicaba por ruedas dentadas, palancas, muelles…” las máquinas más avanzadas de la ingeniería de aquellos años, se movían por principios deterministas, obvios y explicables por medio de unas leyes y principios simples. En la Pág. 105 leemos: “Lo mejor que pudieron hacer los cartesianos fue sugerir que la mente y el cuerpo son como dos relojes en sincronización perfecta, aunque no hay ninguna interacción causal entre ambos… irónicamente, el dualismo cartesiano se había visto obligado a inventar una forma de sincronicidad. Para preservar la dualidad de la mente y la materia, los cartesianos insistieron en que la experiencia interna era el resultado de la coincidencia acausal con sucesos materiales externos". Esta división está en contradicción total con la experiencia directa. Leemos más adelante “Una solución es considerar que la mente sea análoga al conductor de un automóvil, que actúa fuera de los mecanismos del motor y simplemente dirige su rendimiento” En este caso el cuerpo sería el automóvil y la mente el conductor. Así lo ha expresado Sir John Eccles, neurocientífico, premio Nobel, que ha apuntado a zonas concretas del cerebro.

Algunos pensadores también han apuntado a la mecánica cuántica, así el físico Eugene Wigner ha sugerido que “resultados definidos (de mediciones experimentales) son producidos por la conciencia del observador… que actúa sobre el sistema cuántico. De hecho, se supone que  la mente actúa en el nivel cuántico para “derrumbar la función de onda” del sistema y convertirlo en un estado bien definido… la mente sigue estando fuera del mundo material como la sustancia superior que dirige e influye en ciertos procesos materiales

Como decía al principio, este capítulo y, prácticamente todo el libro, es como un diamante. Mires a un párrafo u otro, verás cosas interesantes. Pensaba comprimir el capítulo en esta entrada; pero no puedo pasar por alto esto que leo, y lo que viene “tiene tela”: el siguiente apartado se titula Los órdenes sutiles de la materia, que lo dejaremos para la próxima entrada. Antes, quiero despedirme con la última frase del primer apartado: “Si se puede comprender que la mente y la materia surgen de un orden común, ya no será útil considerar que sean sustancias distintas, sino manifestaciones inseparables del único e indivisible todo

sábado, 9 de septiembre de 2017

Microdrama teológico
En donde se recuerdan, tiempos, personajes e historias, “que pué que no guervan”

Toda la vida es sueño y los sueños sueños son (realidad)
D. Pedro Calderón de la Barca. Lo de “realidad” es un añadido





Dejando la sincronicidad, momentáneamente, el efecto “Rafael”, sigue dando buenos frutos. Isidro Barcala, me manda una poesía y yo le respondo con un drama teológico-eucarístico:

Poesía enviada Por Isidro Barcala por correo electrónico

Tú me llamas Isidrito / No Isidro ¡qué pillín!
¿Porque soy muy erudito?
No te equivoques Pedrín.
El  -ito fue de un hermano/ que le pusieron Luciano
y la gente Lucianito.
-Lo tuvieron de antemano-
Fue después el boticario/ que se empeñó ser padrino
Con un -íto muy precario
Sin Isidro, ¡qué destino!
Fue en el Fray Luis de León / donde mi nombre más cala
Y me enseñó este camino
Un tal Don Gabriel Espino:
¡Salga usted -decía-Barcala!
Bar..¿qué?-le decía yo
Si de La Alberca es Barcala
De la Barca es Calderón.
"Háblenos, ¡verá que cala! / ¿Que le  pasó a Segismundo?
Recite, empiece, ya,... ¡ala!
Y yo... "el sueño que estoy aquí..." /-corriendo como una bala-
-De estas prisiones cargado-"...
No corra, señor Barcala / Vaya usted más despacito
Qué si no, voy a  las malas
Le llamaré Isidrito.
¿Qué es la vida, don Gabriel? / un sueño, una ilusión,...
Pues siéndole a usted muy fiel
Ponga un nueve a esta lección.
Y más no seré Isidrito.

 Ni tampoco el Isidrón/ Que tiene la mente terca
Y recita a Calderón.
Con las mejillas repletas
¡Pues váyase... "p´a" la Alberca.!
"¡¡Y lea  allí "LAS TROMPETAS!
Que le ha gustado a esta sala.

¿Me dijo?..
                   ¡ Sí..¡.¿De la barca?...

¡Perdón! ISIDRO BARCALA

Post data:
Y aquí acabo y no me encierro
¡VA POR DON PEDRO BECERRO!

Va por Vd., D. Isidro, de la Barca-la:

La tentación del mal, vencida
Microdrama teológico



Personajes: Caminante cansado (CC), el Demonio con las patas rabituertas (DPR) y la Virgen María (VM)

Se lo manda D. Pedro Calderón, perdón, Becerro, que se encuentra con el mismo demonio, con las patas “rabituertas”; pero no lo parece, va bien vestido y se presenta muy correcto. La mismísima Virgen María sale en su defensa y al de las patas rabituertas, lo manda a donde no debía haber salido, es decir a los profundos infiernos.
CC, Despierta de un profundo sueño y dice: “esta cárcel, estos hierros/que aquí nos tienen destierros”
DPR.- (aparte) Vaya “patá” al diccionario, destierros por desterrados/jajaja…
CC: Desterrados de la vida que quisiéramos. Y vamos caminando, con los ojos vendados o vendidos, que más da, sin saber bien el camino.
DPR: ¿Do vais, home, al infierno, o es que ya estáis en él?
CC: No lo creo, pues bastante purgatorio es pasar esta jornada, sin pan, bocata, ni vino. Sin saber bien el camino; pero no voy al infierno, pues  después del purgatorio, la gloria nos espera, no el infierno.
DRM: No, tú ya estás en el infierno, ya lo dijo Francisco, el purgatorio, no existe. Ven conmigo, que yo te enseño el camino y no nos va a faltar, ni pan, ni carne y ni vino.
CC: (aparte) ¡Qué raro!, este me da pan y vino, para andar por el camino; pero ¿Qué camino? y me dice que ya estoy en el infierno. No me fío de este tío. ¿O quiere sacarme de aquí? No tiene muy mala pinta. ¿Quién podrá informarme? No hay nadie por aquí… o sí. (En ese momento, se mueve el aire y de entre las ramas de unos árboles, sale una brisa suave, que refrigera el caluroso ambiente. Y se oye una dulce voz.)


VM: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”, lo dijo Antonio Machado y dijo bien. No te fíes de ese que te ofrece pan, carne y vino. Otro te da pan y vino; pero sin carne, pues la carne está en el Pan y la sangre está en el Vino.
CC: Algo parecido se lo oí a D. Saturnino; pero hace ya muchos años.
VM: Si, ese ya está aquí conmigo y con mi hijo Jesucristo
CC: ¡Jesucristo!!!... (El caminante cae de rodillas y se da cuenta que está ante algo sobrenatural. Echa una mirada a su alrededor y no ve a nadie).  Y el que estaba conmigo, ¿A dónde ha ido?
VM: Ese que bien parecía, ya lo viste en tu pueblo, era el mismo demonio, con las patas rabituertas, echando fuego y maldiciéndome, quería quitar la fiesta de mi Asunción; pero mi Hijo, mandó un ángel, que lo envió a los profundos infiernos. Como aquello le salió mal, ahora sale a los caminos y al encontrarse con caminantes como tú le ofrece vino malo, pan duro y carne, para que se meta más en el mundo y así, entre él, el mundo y la carne, acaban llevando al caminante incauto a los profundos infiernos; pero no temas, cuando me ha sentido, ha desaparecido; pero volverá. Ten cuidado, si lo sientes, me invocas a mí, “que nunca se ha oído decir, que jamás os haya abandonado, si recurrís a mí", como dijo Bernardo, hace ya algunos siglos.
CC: ¡Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros tus hijos, ahora y en la hora de nuestra muerte y resurrección!!



TELÓN

Pedro Becerro Cereceda

lunes, 4 de septiembre de 2017

Sincronicidad. Recopilación

Recopilamos las entradas sobre este tema, publicadas en este blog, desde el 25 de agosto al 3 de septiembre de 2017

            Algo sobre Sincronicidad

Cuando se revelan las sutilezas de la naturaleza se descubre que distan de ser simpes mecanismos, de modo que la mente ya no parece ser ajena al universo.
F. David Peat en Sincronicidad, pág. 48


Ante de comenzar, quiero a gradecer a Nati, el estar escribiendo esto, pues ayer me dio un “tirón de orejas” por no haber vuelto a escribir y dicho esto, diré, que si en aquella tarde de septiembre de 1967, no hubiera visto desde el tranvía de la C. Universitaria de Madrid a una persona, es posible que ahora estuviera haciendo otra cosa.
Todos hemos sentido determinadas coincidencias, “inexplicables”, que han cambiado el rumbo de nuestra vida o nos han sacado de un atolladero. La expresión “vi el cielo abierto”, suele pronunciarse este caso y así es, pues lo que parecía un problema de difícil solución, ya no es ni siquiera problema. Recuerdo, una anécdota, que me ocurrió, allá por los lejanos años 70, en que lógicamente no había teléfonos móviles. Resulta que tenía que seguir a un autobús que lo llevaban al taller, con un Seat 124, para recoger al conductor, una vez dejado el autobús a reparar y un semáforo se puso rojo, justo al pasar el autobús, al que yo seguía. Me vi en medio de Madrid, sin saber dónde estaba. Al ponerse el semáforo verde arranqué y de repente vi el “caballo de Pegaso” en un rótulo de un taller y entonces  “vi el cielo abierto”.
Siempre me han llamado la atención estas coincidencias y he leído a Jung, que las explica; pero no he acabado de entender su teoría. He pensado que es la Providencia, que vela por nosotros. El “Padre Eterno”, que “no permite que caiga un cabello de nuestra cabeza, sin que Él lo permita” y así es; pero esto tampoco es explicación, es fe, que “complementa al entendimiento”, según cantamos en el “Tantum ergo”: “Prestes fidei suplementum, sensuum defectui”. ¿Cómo entonces explicar esto?
Pues bien, estoy ahora leyendo el libro “Sincronicidad, puente entre mente y materia”, de F. David Peat, que está agotado; pero que afortunadamente, lo he conseguido en PDF y algo explica y puede que tenga razón. Para empezar, después de comentar en el primer capítulo un poco, sin profundizar demasiado, la relación ente el Psiquiatra C.G. Jung y el físico Pauli, en el segundo capítulo, aborda la cuestión del “Universo mecánico” y como el paradigma actual es el  “científico”: causa-efecto, mecánica newtoniana. Si cae la manzana hay gravedad y porque hay gravedad, cae la manzana. El principio de inercia, de Newton”, que estudiamos en la física del bachillerato. Los principios de la Termodinámica. Complicando los procesos, desde la partida de billar, pasando por el tenis, el fútbol, el tráfico, el crecimiento de las  plantas, bacterias, movimientos sociales, etc… ya son muchas variables causales y los efectos se escapan y para colmo aparece la teoría del Caos y la física cuántica…

La pregunta es, ¿Hay algo más? Y la respuesta del autor, en capítulos sucesivos, es sí, efectivamente, hay patrones en el universo, que ensamblan la mente y la materia. El “paradigma científico”, que impera en Occidente desde la ilustración, no sirve; pero eso lo dejaremos para otra entrada sobre este tema.

domingo, 3 de septiembre de 2017

Sicronicidad
Tomamos un respiro 
 Una sincronicidad es un origen, es el momento creador del cual se puede percibir el patrón entero de orden en la vida de una persona mientras se extiende hacia el futuro.
F. David Peat en “Sincronicidad, puente entre mente y materia”, pág. 104


El capítulo 5º termina con el apartado “Adivinación, visiones del mundo y lenguajes”, que comienza con la pregunta “¿Qué significado tiene para los occidentales el oráculo de la concha de tortuga de los Shag o la adivinación con milenrama del I Ching, o el oráculo de los huesos de los Naskapi?”, para comprender la pregunta, hay que reconocer que esos métodos de adivinación están relacionados con determinadas y fuertemente sostenidas visiones del mundo. Estas visiones determinan la manera en que la gente ve el mundo y como se comunican entre ellos. Así por ejemplo, hay que recordar los distintos nombres que los Inui utilizan para describir  la nieve, ya que esta tiene gran importancia para  las vidas de los habitantes del Ártico, mientras  que nosotros, sólo tenemos una, que nos hace relacionarla con el invierno y nada más. El lenguaje, por tanto, está relacionado con el conocimiento, como sostenía el lingüista Benjamín Lee Whorf a principios del siglo XX.
En la Pág. 101 leemos: “El lenguaje, la actividad de la comunicación y la percepción por medio de los sentidos y la mente actúan entre si recíprocamente de formas particularmente sutiles… Tal combinación dinámica… se extiende a toda la cultura penetrando en cada aspecto de la vida, incluyendo la estructura social junto con sus costumbres, creencias, actividades y las relaciones entre los individuos. Esta es entonces, la razón por la cual es tan difícil para occidente acoger la visión oriental del universo y la noción de sincronicidad…  (Así como) sería tan difícil para los antiguos chinos poner en tela de juicio el concepto de sincronicidad, como lo sería para los occidentales poner en duda el concepto del tiempo lineal y la sucesión histórica de los acontecimientos
Todos los capítulos de este magnífico libro, terminan con un apartado, titulado “Conclusiones”, de este tomaré literalmente lo siguiente, Pág. 103: “…Sería inútil cambiar computadoras y radio telescopios por conchas de tortuga y tallos de milenrama, ni siquiera es posible tomar una decisión consciente de cambiar una determinada visión del mundo, porque está envuelta tácitamente en toda la sociedad. No obstante, como mínimo podríamos abrigar la posibilidad de que otras visiones del mundo pudieran, de hecho, ser útiles para otras sociedades. Intentando reunir en la mente varios de estos planteamientos distintos, puede ser concebible que nacieran nuevos señalamientos creadores… la sincronicidad, sin embargo, con su sensibilidad hacia la armonía y la indivisibilidad de la conciencia, la humanidad y la naturaleza, abre como mínimo, la posibilidad de un planteamiento nuevo…
Aquí tomamos un respiro, no sin antes, recordar al gran físico F. David Peat, autor del libro y que murió este mismo año en Pari, Italia el 6 de Junio. Para él la sincronicidad, se ha cumplido plenamente, pues se ha unido a “la fuente creadora” de la que hablan los místicos.
Quedan tres densos capítulos de este libro y tengo otro libro, preparado con un título parecido, de Massimo Teodorani, Ed. Sirio, y estoy detrás de otro libro, “Ciencia, orden y creatividad, de F. David Peat y David Bohm, de Ed. Kayros. Es un tema que me apasiona y que como comentaba al principio de esta serie de entradas, he comprobado, que la cita, con la que comienza esta, se ha cumplido en mí.

Volveré sobre el tema.

sábado, 2 de septiembre de 2017


Sincronicidad. ¿Sabía Vd. que…?

“Está claro que tanto nuestra mente como nuestro cuerpo son capaces de hazañas que hasta ahora se han considerado imposibles”
"El poder de la mente, Cómo aprovechar al máximo nuestros recursos" H.Benson/W. Procor Ed Grijalbo, 1987, pág. 34

Fotografía de Internet
          Antes de seguir, os comento, que han tenido que venir unos amigos de Colombia, para escribir esta entrada. Me explico: ellos me hablaron del Dr. Mario Alonso Puig, del que yo no tenía noticias y como curiosidad, compré un libro suyo titulado “¡Tómate un respiro! Mindfulness, el arte de mantener la calma en medio de la tempestad” y en la pág. 46 cuenta historia del doctor Herber Benson, que presenció y documentó la experiencia de unos monjes tibetanos, que a temperatura de unos cinco grados, se cubrían el torso desnudo con sábanas empapadas con agua fría y al poco tiempo conseguían secar las sábanas con el calor generado por su cuerpo, mediante la meditación. Lo de Mindfulness es una palabra de márquetin, dicho sea de paso. ¿Y qué?, me dirá Vd. Pues yo le digo, el Dr. Benson, por una sincronicidad, se encontró con un libro, una especie de  guía de viajes, en el que se  contaba esta “hazaña”, e incrédulo, no paró hasta conseguir documentarlo personalmente y que yo, por una sincronicidad también entré en una librería de libros de ocasión y me topé con el libro de la cita inicial, lo compré y casi lo tengo leído y al hablarme mis amigos colombianos, del Dr. Puig compré su libro y que al ver en la pág. 46 la historia de Benson, lo relacioné con el otro libro… Una cadena de sinronicidades curiosas.
Y como lo prometido es deuda, en la entrada anterior, prometí contarles porqué F. David Peat, da el título al capítulo 5º “patrones en el hueso” y eso es lo que voy a intentar hacer ahora: El siguiente apartado de este capítulo se titula “Naskapi: soñadores del Labrador”, pequeño grupo de cazadores de la península de labrador, en Canadá. En lugar de la riqueza material y el deseo de dominar la naturaleza, los Naskapi  hacen frente a un desierto que debe alimentarles. Su supervivencia, está basada en una cosmología que recalca la armonía del individuo dentro del mundo vivo de la naturaleza. Manitú, que vive en todas las cosas, es el aspecto central de esta visión del mundo, aproxima a los cazadores individuales a los ritmos que le rodean, es la esencia de todas las cosas y reside en ellas. Cada especie de animal tiene su propio manitú.  Leemos en las páginas 88 y 89: “Los Naskapi deben su existencia al caribú y al oso. Los humanos y los animales están vinculados de tal modo que el cazador y el cazado satisfacen sus destinos recíprocamente. Los Naskapi creen que no se puede matar al caribú si el espíritu que controla la manada no está de acuerdo con la cacería. Del mismo modo, uno debe dirigirse al oso cuando está en su cueva de un modo respetuoso e indirecto. Después de la matanza se le trata con gran respeto y festividad. El gran sueño es algo central en la vida de los Naskapi, en este el cazador sale al camino, se encuentra con amigos y localiza manadas de caribúes. No es nada extraño, después de experimentar tal sueño, que un cazador se despierte y empiece a tocar el tambor y cantar para amplificar el sueño y comunicarlo a los que lo rodean…”  y más adelante en la Pág. 89, por fin encontramos la explicación del título del capítulo: “Además de los sueños los Naskapi también realizan adivinaciones, siendo la más importante de ellas la que conlleva la consulta del oráculo del hueso. Los animales son sagrados; consumen las hierbas de la naturaleza y tanto la carne del oso como la del caribú son consideradas medicinales… Este poder o Manitú también está presente en los huesos de los animales y, por tanto, se puede utilizar para revelar la zona propicia para la caza. Un cazador echa al fuego un hueso y después estudia los patrones de las resquebrajaduras y manchas oscuras que se interpretan como caminos, lagos, manadas, cazadores y desconocidos. Los Naskapi creen que el espíritu del fuego también entra en el hueso, y si el adivino tiene gran poder y está en armonía con los espíritus de los animales, el resultado de la adivinanza será exitoso”.
Más adelante en las siguientes páginas, se explica cómo este oráculo del hueso, se utiliza también al otro lado del mundo en las montañas remotas de la China. Cogiendo un hueso de cabra o de oveja, El Chamán chino, lo quema o lo golpea y después interpreta el patrón de resquebrajaduras. El adivino le habla al hueso y como el animal sólo se alimenta de está hierba limpia y agua, lo “universal” está arraigado dentro del hueso, de modo que este puede ver y oír. Escribe su pregunta en el hueso y provoca las resquebrajaduras. Una pareja joven espera las repuestas a las preguntas: ¿El matrimonio será bueno?, ¿tendrán hijos y nietos?
El siguiente apartado del capítulo está dedicado a Los Shang del rio amarillo, cuya existencia se remonta a cinco mil años y de los que el chamán chino del siglo XX son los herederos. La adivinación la realizaban en las conchas de las tortugas. “Su adivinación se basaba en una visión del mundo armónica en la que se consideraba perfectamente natural que ocurrieran conjuntamente sucesos “no relacionados” que finalmente formaban patrones. En tal percepción, era básico que las cosas que no parecían estar relacionadas, como la mente y la materia, el cielo y la tierra, Dios y la humanidad, lo interno y lo externo, para los Shang formaban parte de la misma existencia sin división o distinción”, Pág. 93. (La negrita la he resaltado yo)
El siguiente apartado del libro está dedicado al I Ching o libro de las mutaciones, traducido  por Richard Wilhelm y que tuvo gran influencia en C. G. Jung, que posee un contenido cosmológico, filosófico y teológico, que proporciona también señalamientos en agricultura, psicología y el buen gobierno y que en los sesenta, con los Beatles, la minifalda, el LSD, alimentos macrobióticos… se había convertido en parte de la cultura occidental. No vamos a entrar en las seis páginas que le dedica este libro, y dejamos aquí esta entrada, dejando la próxima, para concluir este capítulo. 

viernes, 1 de septiembre de 2017

Sincronicidad. Paradigmas

La sincronicidad es un poco parecida a la llama de una vela cuando se compara con la luz del sol, pues la visión científica de la naturaleza ahora ya ha penetrado en cada aspecto de la vida en occidente.
F. David Peat en “Sincronicidad, puente entre mente y materia”, pág. 82


Hemos hecho un recorrido, muy superficial, por cierto, por este libro de F. David Peat, hasta el capítulo 5º, titulado “Patrones en el hueso”, y en la introducción del mismo, reflexiona sobre las consecuencias del paradigma científico, desde Galileo. Por cierto, abriendo paréntesis: el dominico Domingo de Soto se adelantó varios años a este, pueden verlo en “San Esteban de Salamanca, historia y guía” de Luís Espinel, Ed. San Esteban. Hay una entrada en este mismo blog sobre este tema. Y dicho esto proseguimos. Decíamos que el paradigma científico, ha dominado en occidente en los últimos siglos, sobre todo desde la ilustración, en que se entronizó a la “diosa Razón”. Ello ha llevado, no cabe duda a avances gigantescos en el mundo; pero “… las explicaciones científicas a veces no captan la esencia de la experiencia real, pues no pueden aplicarse a nuestras reacciones subjetivas respecto a la naturaleza… (y) junto a los triunfos de la ciencia, se ha desarrollado una tendencia creciente a fragmentar el conocimiento y la experiencia en varios campos de experimentación”, lo leemos en la misma página, de la cita inicial. Ello lleva a los “efectos secundarios”. Los medicamentos que sirven para el corazón, para eliminar exceso de líquidos, dañan los riñones, los que sirven para reducir el colesterol, dañan las articulaciones, etc. Esta fragmentación, se extiende más allá de la ciencia, en la economía, sociología, gobierno… intentando hacer ciencia en todos estos campos; pero que no lleva más que a “presumir de tacones y pisar con el contrafuerte”, como dice el dicho popular. Por no hablar de la capa de ozono, del calentamiento global, de la extinción de especies… mejor no seguir, pues nos saldríamos del tema.
El segundo apartado de este capítulo, se titula Las sincronicidades de Flatland (la tierra llana), en la que, nos imaginamos como verían los habitantes de esta tierra de dos dimensiones, el paso de una pipa de fumador, por su mundo. Ver ilustración inicial. Una forma, muy simple de explicar, lo que ocurre con el paradigma científico imperante, que como hemos apuntado antes nos condiciona la forma de ver el mundo, como explica muy bien el siguiente apartado de este capítulo, titulado Visión del mundo y paradigma, en donde pone el ejemplo de la ciudad esmeralda, del mago de Oz, en donde todo era verde, pues todos sus ciudadanos, llevaban gafas de este color. Para terminar, citamos, la cita, valga la redundancia, que aparece casi al final de este apartado, en la página 87, de la confidencia que le hizo W. Pauli a su ayudante H.B.G. Casimer: “Tiene que venir algo más. Creo saber lo que viene. Lo sé perfectamente. Pero no se lo cuento a los demás. Podrían pensar que estoy loco. De modo que en su lugar, estoy elaborando la teoría de cinco dimensiones de la relatividad, aunque realmente no creo en ella. Pero sé lo que viene. Tal vez se lo contaré en otro momento”.

Ah, se me olvidaba: Se habrán preguntado, por el extraño título de este capítulo del libro. En la próxima entrada se lo cuento, pues hemos visto sólo seis páginas del mismo.