jueves, 30 de abril de 2015

El título


Escribir es sembrar



Ved y escuchad la canción del sembrador de La rosa del Azafrán.
 La rosa del Azafrán, Ved en wikipedia:
http://es.wikipedia.org/wiki/La_rosa_del_azafr%C3%A1n

Así pues, teniéndolo en cuenta, seleccionemos bien la semilla, escribiendo con corrección y no solo eso, eligiendo bien el tema, teniendo en cuenta que la cosecha también dependerá del terreno donde caiga la semilla y aquí recordamos la parábola evangélica del sembrador.
Me viene a la memoria el pasaje del Quijote, en el que D. Quijote se esmeró en grado sumo en escribirle la carta a "La sin par Dulcinea del Toboso" y esta, que era molinera, al recibir la carta, la dejó "olvidada" encima de un saco de harina.
Elegir el terreno, es decir a quien dirijo el escrito. No vamos a pretender, que los lectores y lectoras de la prensa del corazón, vayan a leer sesudos tratados de física cuántica, ni de elaborados textos de teología...
En fin todo esto es obvio, por lo que no merece la pena perder el tiempo, en ello. Sirva como breve reflexión y nada más

miércoles, 29 de abril de 2015

Catástrofes

Allá por los años 70, cuando yo era un joven profesor, 
en el Instituto María de Molina, de Zamora 
teníamos a un brillante matemático, de 
 jefe del departamento, Jaime Muñoz Masqué.
 Nos hablaba a veces de la teoría de catástrofes, de René Tom.


 Debo tener en algún sitio perdida una fotocopia de dicha teoría, que "catastróficamente", se perderá cuando mis herederas, "desentierren", papeles, libros, discos, cachivaches,... que hay en nuestra casa.
Por si os pica la curiosidad, como me ha picado a mi, os envío este enlace de Wikipedia:

http://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_de_las_cat%C3%A1strofes

Recuerdo que por aquellos años, había ocurrido el accidente del tren de Muñoz, con el trágico resultado de muerte de niños, que regresaban de la escuela. Y ahora en estos días, todos tenemos en mente lo ocurrido en Nepal.
La imagen que recuerdo de aquellas imágenes informales de Jaime, es la de la ola en el momento de romper, como paradigma de la catástrofe, y que llegado a ese punto o un instante antes, es imposible evitarla.
Pero no voy a escribir sobre esas "macrocatástrofes",  guerras, terremotos, volcanes, inundaciones, accidentes, no. No estoy preparado, por supuesto para decir nada, tanto para su descripción, como para su prevención. Quisiera sin embargo, hacer una pequeña reseña de las "microcatástrofes", que surgen día a día en el transcurso de la vida doméstica, laboral, de amistad, etc... y que a veces acaban en tragedia
Cuantas veces pensamos o comentamos: ¿No sé porque, (mi mujer, mi marido, mi compañero/a de trabajo...) se ha puesto así, por lo que le dije? La gota ha colmado el vaso, un aporte más de energía, por pequeña que haya sido ha hecho estallar la caldera. La ola ha roto y en ese momento ya no hay marcha atrás. Hay que dejar que las aguas vuelvan a su cauce, en lugar de responder, pues ello sería "hechar más leña al fuego", alimentar más la caldera.
Ha habido un proceso de alimentación de energía psíquica, a lo largo del tiempo, no sabemos desde cuando, que ha ido generando "la ola", que estalla, con cualquier chispazo, como puede ser el de una minúscula colilla encendida, que cae en un ambiente cargado de gas.
Aquí también podíamos, poner como ingrediente, la "sombra" de la que C.G. Jung teoriza; pero eso prolongaría esta pequeña entrada, y nos llevaría más lejos.
¿Cómo prevenir esto? Pues mi abuela decía: "Antes de hablar, dale siete vueltas a la lengua". Reflexionemos, meditemos, vivamos el momento presente y sobre todo, procuremos encerrar el ego herido debajo de siete llaves. No es fácil; pero es posible

martes, 28 de abril de 2015

Miguel de Molinos

Tres maneras hay de silencio:
 El primero es de palabras; el segundo de deseos, y el tercero de pensamiento...
No hablando, no deseando, no pensando... 
se oye la interior y divina voz se le comunica la más alta y perfecta sabiduría.

En el libro "Otro modo de ver, otro modo de vivir" de E. M. Lozano (Ed. Desclée de Brouwer) en la página 213, aparece una nota a pie de página en donde aclara que la anterior cita corresponde a la Guía espiritual, Cap. XVII de Miguel de Molinos. He buscado en Internet y he encontrado esta interesante página de un matrimonio septuagenario, en la que dedica un amplio apartado a Miguel de Molinos, con dicha obra incluida.
http://www.hallvworthington.com/spanish/smolinos1.html



Os muestro aquí el citado capítulo:

Miguel de Molinos, Guía espiritual,
 CAPITULO XVII

DEL SILENCIO INTERNO Y DEL MÍSTICO

Tres formas hay de silencio. El primero es de palabras; el segundo, de deseos, y el tercero, de pensamiento. En el primero, de palabras, se alcanza la virtud; en el segundo, de deseos, se consigue la quietud; en el tercero, de pensamientos, el recogimiento interior. No hablando, no deseando, no pensando, se llega al verdadero y perfecto silencio místico, en el cual habla Dios con el alma, se comunica y la enseña en su más íntimo fondo la más perfecta y alta sabiduría.
A esta interior soledad y silencio místico la llama y conduce cuando le dice que le quiere hablar a solas, en lo más secreto e íntimo del corazón. En este silencio místico te has de entrar si quieres oír la suave, interior y divina voz. No te basta huir del mundo para alcanzar este tesoro, ni el renunciar a sus deseos, ni el despego de todo lo criado, si no te despegas de todo deseo y pensamiento. Reposa en este místico silencio y abrirás la puerta para que Dios se comunique contigo, se una contigo y te transforme.
La perfección del alma no consiste en hablar,ni en pensar mucho en Dios, sino en amarle mucho. Este amor se alcanza por medio de la resignación perfecta y el silencio interior. Así lo encargó y confirmó San Juan Evangelista: Hijos míos, no hablemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad. (1 Juan 3:18)
Ahora te desengañarás que no está el amor perfecto en los actos amorosos ni en las tiernas plegarias, ni aun en los actos internos con que tú le dices a Dios que le tienes infinito amor y que le amas más que a ti mismo. Podrá ser que entonces te busques más a ti y a tu amor que al amor verdadero y de Dios, porque el amor consiste en obras y no buenas razones.
Para que una racional criatura entienda tu deseo, tu intención y lo que tienes escondido en el corazón, es necesario que se lo manifiestes con palabras; pero Dios, que penetra los corazones, no tiene necesidad de que tú se lo afirmes y asegures, ni se paga como dice el Evangelista, del amor de la palabra y lengua, sino de hecho y en verdad. ¿Qué importa el decirle con gran propósito y fervor que le amas tierna y perfectamente sobre todas las cosas, si en una palabrita amarga y leve injuria no te resignas ni por su amor te mortificas? Prueba manifiesta que era tu amor de lengua y no de obra.
Procura con silencio resignarte en todo, que de ese modo, sin decir que le amas, alcanzarás el amor perfecto, el más quieto, eficaz y verdadero. San Pedro dijo al Señor con grande afecto que por su amor perdería de muy buena gana la vida, pero con una palabrita de una mozuela le negó y se acabó el fervor. (Mat 26:69-75.) María Magdalena no habló palabra, y el mismo Señor, enamorado de su amor perfecto, se hizo su historiador, diciendo que amó mucho. (Lucas 7:37-47.) Allá en lo interior, con el silencio mudo, se ejercitan las más perfectas virtudes de fe, esperanza y caridad, sin que haya necesidad de irle a Dios diciendo que le amas, que esperas y le crees, porque este Señor sabe mejor que tú lo que interiormente haces.
¡Qué bien entendió y practicó este acto puro de amor aquel profundo y gran místico, el venerable Gregorio López, cuya vida era toda una continua oración y un continuo acto de meditación y amor de Dios, tan puro y espiritual, que no daba parte jamás a los afectos y sensibles sentimientos !
Después de haber continuado por espacio de tres años aquella plegaria: Hágase tu voluntad en tiempo y eternidad, repitiéndola tantas veces como respiraba, le enseñó Dios aquel infinito tesoro del acto puro y continuo de fe y amor, con silencio y resignación, que llegó a decir él mismo que en treinta y seis años que después vivió continuó siempre en su interno este acto puro de amor, sin decir jamás un ¡ay!, ni una plegaria, ni nada que fuera sensible y de la Naturaleza. ¡Oh serafín encarnado y varón endiosado! ¡qué bien supiste penetrar en éste interior y místico silencio y distinguir el hombre interior del exterior! 


lunes, 27 de abril de 2015

Sabiduría para despertar.
(Una lectura transpersonal del evangelio de Marcos)

Este artículo lo escribí en el primer domingo de Cuaresma de este año.
 Posiblemente, alguien lo haya leído, ya que lo mandé por correo electrónico a mis contactos.


Este libro[1] lo compré hace relativamente poco, sin darme cuenta que en este año la liturgia lee el evangelio de Marcos. Me complace esta “sincronicidad”.
Mc, 1, 12-15 “En aquel tiempo el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás, vivía entre alimañas y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el evangelio de Dios. Decía: Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio”, que ayer se leyó en la misa dominical del primer domingo de Cuaresma.
 Asistí a misa en la parroquia de San Pablo a las 19.30 y en la breve homilía que pronunció el sacerdote, muchos puntos coinciden con los expuestos en este libro. Además, comentó el pasaje de las tentaciones de Lucas y Mateo, cosa que no hace Marcos, coincidentes plenamente por el comentario que hace Martínez Lozano en la página 41, que transcribo: “Mateos y Lucas, hablarán de una triple tentación, cada una de las cuales puede sintetizarse en un palabra: tener, poder y aparentar. Son las tentaciones de todo ser humano, porque en realidad son los medios a los que el yo se aferra para mantener su ilusoria sensación de existir. Mientras estemos identificados con el yo, viviremos para tener, el poder o la imagen (y la fama); venceremos las tentaciones a medida que crezcamos en desidentificación”.
Y en el recogimiento de la misa, me di cuenta perfectamente, que muchas veces, más de las que pensamos, caemos en crisis, motivadas por alguna de estas tentaciones. Examínese cada uno/a; pero la Cuaresma, nos dijo también el sacerdote, es precisamente para esto, para una introspección sincera, es “ir al desierto” y dejarse arrastrar por el Espíritu, con mayúsculas, en donde uno se encuentra con fieras y ángeles que te sirven y te reconfortan. Lo dice Martínez Lozano en el comentario que hace del evangelio.
Voy a transcribir, lo que dice del versículo 1, 12 “El Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás, vivía entre alimañas y los ángeles le servían
En la página 39 podemos leer: “Ese es Jesús: el hombre que se deja “arrastrar” por el Espíritu, el hombre entregado a la Voluntad de Dios, porque está absolutamente desapropiado de sus ego, desidentificado de su yo” y más adelante, en la misma página leemos: Dios no “mora” en ningún lugar físico… lo podemos ir en todo momento. Basta con que acallemos nuestras propias voces interiores, la voz de la mente, para que, viniendo al presente, su presencia se nos haga manifiesta. Al silenciar las voces de la mente, venimos a caer en la cuenta, en palabras de Ken Wilber, “la omnipresente conciencia Divina no es difícil de alcanzar, sino imposible de evitar
Más adelante, en la página 43 leemos: “Jesús vivía en la Presencia, con una calidad e intensidad tal que le permitía escuchar con total nitidez: “Tu eres mi Hijo amado”. Esta expresión define a Jesús: es el Hijo amado. Y es desde esa experiencia honda de su identidad desde la que inicia a partir de ahora su misión.
Y su misión no consistirá en otra cosa que en ayudar a vernos y experimentarnos a nosotros mismos, como Él, hijos amados, hijas amadas de Dios.
Desde el mismo inicio, Jesús es presentado como un hombre lleno del Espíritu – somos Espíritu en forma humana – y estamos “naciendo”constantemente  del Padre Dios, viviéndose en nosotros. Y esa experiencia nos ayuda a “desegocentrarnos” para acceder a la percepción de nuestra identidad profunda, en la Unidad con Jesús y con todos los seres



[1] Sabiduría para despertar, una lectura transpersonal del evangelio de Marcos
Enrique Martínez Lozano
Ed. Declée de Brouwer

domingo, 26 de abril de 2015

Jonás o mirar para otro lado

Este artículo, fue publicado en la página de la Asociación de Antiguos Alumnos de San Esteban, en enero de 2011, y ha sido uno de los que no se perdieron en mi anterior blog, de "La coctelera", desaparecido en 2013. Lo recupero aquí.




“La palabra de Yahveh fue dirigida a Jonás, en estos términos: “Levántate, vete a Nínive, la gran ciudad, y proclama contra ella que su maldad ha subido hasta mi.”. Jonás se levantó, bajó a Joppe y se embarcó para Tarsis, lejos de Yahveh”  Jon 1, 1-3
Tarsis, parece ser que estaba lejos, en Iberia, o sea la Costa del Sol actual.
Ya sabemos la historia, En la travesía, estuvo tres días, en el vientre de la ballena, en el fondo del océano. Según los analistas jungianos, el océano representa el Inconsciente y el inconsciente ¿Es la morada de Dios?, según el título del libro de Josep Otón Catalán. (Ed. Sal Térrea). No voy a entrar a averiguar cual es su morada. Teólogos y místicos la han buscado y todavía andamos en ello. Sólo “busco tu rostro”, como en el salmo. Lo que quiero ahora es fijarme en Jonás y en mi mismo, pues todos somos Jonás.
He venido leyendo estos días, las noticias que Juan Antonio nos pone en la página de la Asociación y resuenan otras noticias similares, incluso el recuerdo-testimonio de Fr. Pablo, recientemente fallecido. Todo eso son invitaciones a dirigirme a Nínive, o sea a la sociedad opulenta en la que vivimos, con su política correcta, o sea perfecta y proclamar su maldad, en la que todo está controlado. No pases por un radar a 51 Km. por hora que te pongo una multa que verás… pero si no hay radar puedes pisar a fondo. Esta es la hipocresía de nuestra civilizada sociedad.
Yo miro para otro lado, como casi todos, pero, las palabras del maestro “lo que hagáis (y no hagáis) a uno de estos mis pequeños, a Mí me lo hacéis (a mi dejáis de hacerlo)”, Mt, 25, 40, resuenan en mis oídos, emergen de las profundidades del Inconsciente, cuando las dejo aflorar. Dicen los analistas jungianos que lo que se reprime, (“la sombra”, buena o mala) no se elimina, si no que se hace autónoma y en un momento dado emerge.  Por poner un ejemplo. Ayer, me fui a misa y afloraba allí en mí el recuerdo de la peripecia de los emigrantes subsaharianos,  pues también se puede mirar para otro lado, disfrutando de la misa de una en la Purísima, escuchando a Fructuoso. Esta mañana volví a leer en la página de la Asociación la soledad del arzobispo de Argel, denunciando estos hechos, que como premio puede acarrearle “algún disgusto” y los emigrantes deportados… por un gobierno avalado por la Europa civilizada y culta, que como diría Machado refiriéndose a Castilla: “Envuelta en sus harapos (de oropel) desprecia cuanto ignora”, o sea mira hacia otro lado.
La pregunta del millón ¿Qué podemos hacer o que puedo hacer yo? Mejor no responder y dejar que como a Jonás, una vez devuelto del vientre de la ballena, se nos muestre el camino y mientras tanto, en la oscuridad, orar como Jonás con la confianza puesta en el Señor: “¡Arrojado estoy delante de delante de tus ojos! ¿Cómo volveré a contemplar tu santo templo?”Jon 2, 5. Y en eso andamos. Yo por ejemplo, esta mañana iba a enredarme viendo vídeos y presentaciones en el correo electrónico; pero he sentido que no debía “embarcarme en Internet”, debía poner por escrito este pensamiento. No es mucho… y por eso: “Tu rostro buscaré Señor, no me escondas tu rostro”.


Pedro Becerro Cereceda, alumno de tercer curso de la Escuela de San Esteban
 Enero de 2011

sábado, 25 de abril de 2015

Escrito a lápiz

Escrito a lápiz

Y en una hoja “volandera”, cuyo destino es la papelera. Así he escrito estas reflexiones matinales, que me ayudaban a tomar el pulso al día, poco después de levantarme. Alguien me sugirió que lo anotara en una libreta y alguien también tuvo el detalle de regalármela. Gracias por vuestro consejo y generosidad. Así lo llevo haciendo desde el 16 de Abril y por ello quiero también compartirlo:



16 de abril de 2015

Señor, no siento tu presencia; pero sé que estás, que mueves mi voluntad apalancada y rutinaria, que me sacas de la fosa en que me encuentro y disipas las tinieblas de mi alma.
Te doy gracias por el día, que acabamos de estrenar y te pido que sea provechoso para gloria tuya, Amen

17 de abril de 2015

Señor, dame paz y confianza en tus designios, que yo no conozco. Sólo veo desde mi corta mirada, desde lo que creo conveniente, desde mi punto de vista; pero muchas veces no coincide con lo que es, que sólo tú conoces.

18 de abril de 2015

En medio de la niebla y del caos de este mundo, Tú actúas a pesar de nuestros esfuerzos por desbaratar tus planes. Los velos de la mente nos impiden ver tus acciones. Por eso te pedimos Señor, clarividencia y humildad, AMEN.

19 de abril de 2015

Hoy Señor estoy tranquilo, no se me ocurre nada importante, aunque tengo un temor latente y es el de escribir bien esta oración, porque [la estoy copiando ya] pienso escribirla con pluma en un cuaderno. Eso tal vez me impida ser espontáneo y quita validez a mi pensamiento. Es síntoma de que actúo desde el ego y no desde lo profundo de mí ser. Sé tú el que guíe mi lápiz y mi pluma, mis pasos, acciones y pensamientos en el día de hoy para que todas mis obras, mis acciones y pensamientos estén encaminadas para gloria tuya, AMEN

20 de abril de 2015

El Señor me ha regalado el testimonio de la parroquia de S. Nicolás de París, con este enlace de vídeo en YouTube:
Con 12353 visitas.

21 de abril de 2015

Vuelvo a ver el vídeo de San Nicolás, han aumentado 50 visitas.

22 de abril de 2015

Ya está en marcha el cuaderno de reflexiones. No estoy solo, alguien me lo ha regalado en blanco. En él escribo, aunque antes lo hago a mano en una hoja volandera. Corro el riesgo de pensar que alguien lo va a leer después y eso hace que el mensaje que me das esté interferido por mi ego. Una vez más, te pido Señor, sé tú  el que escriba, no yo.
Miro el cuaderno y pienso: Lo que en él se escriba sirva para acercarme y acercar a quien lo lea a los designios  de tu infinita misericordia.

23 de abril de 2015

Hoy Señor pienso que he estado perdiendo el tiempo con lo que he hecho, aunque no he parado desde que me levanté. Sólo tú sabes si es cierto o no.
¿Qué es perder el tiempo? ¿Qué es ganarlo?
Lo cierto es que ahora el lápiz se desliza por este papel, en busca de la “ganancia”. Si eres Tú el que lo mueves, ganaremos no sólo el tiempo, sino la entrada en tu reino. AMEN

24 de abril de 2015

He creado un blog y en él he escrito, además de en la hoja volandera y en el cuaderno la reflexión de hoy, este es el enlace:
En el blog está así:

  
24 de Abril de 2015

Vacío, es lo que siento, todo lo llena. Silencio es lo que oigo. No hay nadie. Todos duermen. Los pensamientos vienen, los pensamientos van. La sensación es de estar solo. La "realidad" no es así, pues el vacío está lleno y el silencio es sonoro, mientras que la soledad es el acompañamiento de la Presencia divina, que no siento; pero sé que está. Ella me guía, como guió a la ballena, que llevó a Jonás a su destino.

25 de abril de 2015


He compartido hasta hoy estos pensamientos; pero he decidido, de momento, guardarlos sólo en la libreta. Según la física cuántica, la medida afecta al proceso a escala microscópica y lo mismo ocurre a nivel personal. Si yo pienso compartir mis inquietudes, ese mismo pensamiento modifica esas inquietudes que pretendo compartir. No obstante escribiré en este blog, cosas que siento para compartirlas, pues según la ”No-dualidad”, El Señor está en mí y está en ti, luego yo soy tú y tu eres yo, pues el Señor está con nosotros.

Primera crónica

24 de Abril de 2015
Primera crónica

Crepúsculo ¿Matutino o vespertino?
Vacío, es lo que siento, todo lo llena. Silencio es lo que oigo. No hay nadie. Todos duermen. Los pensamientos vienen, los pensamientos van. La sensación es de estar solo. La "realidad" no es así, pues el vacío está lleno y el silencio es sonoro, mientras que la soledad es el acompañamiento de la Presencia divina, que no siento; pero se que está. Ella me guía, como guió a la ballena, que llevó a Jonás a su destino.