viernes, 22 de mayo de 2015

Nuestras pérdidas (y nuestras ganancias)


Artículo publicado en la página de la
Asociación de Alumnos de san Esteban



Leo en el libro “Formación espiritual. Siguiendo los impulsos del Espíritu” (ED. Sal Térrea) de Mitchel J. Chrstensen y Rebecca J. Laird, basado en las enseñanzas de Henri J. M. Nouwen: “”Hay un tiempo para llorar y un tiempo para reír; un tiempo para hacer duelo y un tiempo para danzar” (Ecl 3, 4). Personalmente completaría esa palabras añadiendo que todos esos tiempos están conectados entre sí. El duelo y el baile forman parte del mismo movimiento de gracia. De alguna manera en medio de tus lágrimas se te hace entrega de un don de vida. O, dicho de otro modo, mientras celebras tu duelo, estás dando los primeros pasos de baile…
Recuerdo un seminario, al que asistí, en San Esteban, sobre el acompañamiento en la muerte y la frase que nos dijo el ponente: “Continuamente estamos teniendo pérdidas, hasta en una cosa tan insignificante como no llegar a coger el teléfono cuando suena… “y hay que elaborar duelo por todas ellas. Es lo mismo que dice el libro. Yo me estoy dando cuenta de todo lo que he perdido, como la disminución de las horas de luz, con la llegada del otoño, por ello estoy triste; pero sé que la primavera vendrá. Antesdeayer perdí las llaves; pero Dios me envió a mi ángel de la guardia en forma del vecino del 4º y me aparecieron. Ayer me llamó alguien, diciéndome que el jefe de estudios de su Instituto, persona trabajadora, ecuánime con los alumnos y profesores había fallecido de un infarto el día anterior ¿Para que seguir?

A toda pérdida sucede una ganancia, suele decirse; pero según la Termodinámica, que estudiamos allá en los tiempos ¿lejanos? De la Facultad, como la entropía aumenta, o sea el desorden, las pérdidas acabarán siendo mayores que las ganancias. PERO: la entropía, o sea el desorden, puede contrarrestarse con energía ¿Y no tenemos los cristianos por la fe, una Fuente de Creación Eterna, encarnada por el Hijo y trasmitida a nosotros por el Espíritu?

 Esta es nuestra esperanza. Por ello, si el otoño nos avasalla, llegará la primavera. Las llaves se habían perdido; pero aparecieron… Alguien ha muerto, lloremos “nuestra” pérdida; pero esa persona ha ganado la verdadera vida. Esta es nuestra fe.

Muchas de nuestras pérdidas son innecesarias; pues son de cosas, situaciones, lugares o personas, a las que innecesariamente nos sentimos apegados. Aunque teniendo en cuenta que los apegos son necesarios en la vida, también hemos de tener en cuenta que el “desapego” puede ser una vacuna contra algunas pérdidas, de “poca monta”. Es quizá lo que dice el Evangelio: “Caminad sin alforjas”.

Termino escribiendo lo que otros días he insinuado: Seamos dóciles al Espíritu, aunque ello nos lleve a tener pérdidas y grandes. Recordemos a la Virgen María:

“El ángel del Señor anunció a María”
“Y concibió por obra del Espíritu Santo”

Lo que a la virgen, le ocasionó grandes pérdidas, que lloró y sufrió; pero la mayor ganancia. Actualmente es la “Stella Matutina, Salus infirmorun, refugium pecatorum, consolatrix aflictorum…” consoladora de los afligidos, de todos nosotros, que así estamos muchas veces; pero además ella es “Regina pacis”. Reina de la Paz.


Regina Pacis, Ora pro nobis

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