Lecturas
de verano 2016 (1)
Comentaba
yo en la anterior entrada, que pensaba leer el libro “Mindfulness en la vida
cotidiana”; pero acabé leyendo “Saludos desde el
cielo” de Bill Guggenheim y Judy Guggengeinm, editorial
Oceano-Ambar, que no cuenta las
ECM (Experiencias cercanas a la muerte),
sino experiencias CDM (contactos con personas fallecidas).
No
me ha sorprendido en absoluto, pues ya mi abuela paterna, me contaba la
historia de una mujer, que se le apareció a sus familiares, para comentarle que
tenía una sábana empeñada, pues ellos no lo sabían. Cuando fueron a desempeñar
la sábana, se les volvió a aparecer, para decirles que le ofrcieran una misa en
un santuario mariano cercano. La estuvieron viendo hasta el momento de la
consagración de la misa, en que desapareció definitivamente. Resulta que la
persona que le había empeñado la sábana… era mi abuela.
En
otra ocasión se rumoreaba por el pueblo, que otra persona fallecida se le
aparecía a un hijo y mi abuelo, en este caso el materno, le preguntó a la persona
que tenía las apariciones, pues era amigo suyo, si era cierto y este le
contestó “cierto es; pero por favor, no me hables de este tema”. Yo mismo puedo
contar una experiencia, no tan espectacular; pero significativa: Hace unos doce
años se murió un tío carnal, que siempre estuvo metido en los Cursillos de Cristiandad.
El entierro fue en un pueblecito de Cantabria y el cadáver lo llevaron desde
Madrid. Como nosotros llegamos antes, entramos en un bar a tomar un café y a
hacer tiempo, en lo que llegaban. Pues bien, de repente oímos par la radio, que
estaba puesta en el bar, la popular canción: “De colores se visten los campos
en la primera…” Nada de particular, a no ser, que esa era la canción de los
Cursillos de Cristiandad… Comentándolo con algunos amigos, me decían que esa
canción la ponen todos los días en no sé qué emisora… de acuerdo; pero yo no la
había oído nunca y lo que es curioso, después de más de 12 años que pasó no la
he vuelto a oír en esa emisora que la ponen todos los días…
Conozco
otros testimonios; pero para no cansaros, pasaré a comentar el libro citado al
principio: Son muchos los testimonios que cuentan los autores, desde simples
intuiciones de presencia de personas fallecidas, hasta apariciones físicas, de
personas materializadas, muchas veces con avisos de peligros inminentes, como
el que tuvo lugar de un padre a una hija, que iba conduciendo y le dijo: entra
por ese camino secundario y vete más despacio”, encontrándose con una vecina
que le dijo: menos más que has venido por aquí, pues se ha caído el puente… o
el de la persona que dormía y le dijo su
padre en sueños: Levántate y vete al salón y al poco rato, cayó encima del dormitorio
una rama, que se había soltado de un árbol… Otras veces avisaban en donde se
había guardado un objeto o una carpeta con dinero… Otras veces confortaban a
los padres, que tenían una fuerte tristeza por la pérdida… No es cuestión de
cansaros con la enumeración de los casos que cuenta el libro, que a veces se
hace un poco reiterativo, pues hay muchos testimonios parecidos. Pero:
No
me resisto a contar literalmente el siguiente testimonio, que aparece en la
página 352 del citado libro. Se trata del testimonio de una madre que había
perdido a un niño de seis semanas de muerte súbita: “Parte de mi zozobra se debía a que que Anthony había muerto sin ser
bautizado…. Alguien me había dicho que
los niños no bautizados iban a infierno, lo que me tenía muy angustiada y me
parecía espantoso… Sentía tanta culpa que no lo podía soportar. Cuando volví del
cementerio, después del funeral, entré en mi habitación y apagué la luz. Me
senté en la cama un buen rato, tratando de vaciar mi cabeza de pensamientos. Entré
mentalmente en un lugar muy tranquilo. Era como si estuviera en una balsa sobre
aguas apacibles y el agua se convirtiera en un espejo: empecé a sentirme en
paz. Del cielo caían hermosos rayos de luz, que se dirigían hacia mí, y delante
de mí apareció una escalera. De repente, Cristo se apareció ante mí… Era
completamente sólido y real… Empezó a bajar por la escalera y llegó hasta mí,
extendiendo los brazos y vi que en ellos tenía a Anthony, que estaba bien,
estaba curado. Entonces entendí que Jesús estaba diciéndome “Anthony, se
encuentra bien. Está a salvo, ha vuelto a casa”… Dejé de sentirme culpable por
no haberlo bautizado. Desde entonces, nunca he vuelto a preguntarme donde se
encuentra Anthony: sé que vive en un lugar especial junto a Jesús”.
No
quisiera cansar al lector; pero hago mención al caso que cuenta la doctora Elisabeth Kübler-Ross, en “La rueda de la vida”, en que después de haberse ausentado
durante unos días del hospital, se encontró por el pasillo, con una señora que había
fallecido, mientras ella estaba ausente y que incluso le firmó un documento.
Para
terminar incluyo los siguientes enlaces, uno de una página de los dominicos,
del día de difuntos y otro de un vídeo corto sobre la experiencia del Dr. Eber,
del que posiblemente hayáis oído hablar. Es una ECM; pero sin duda muy
interesante. Yo ya estoy pensando que tanto las ECM y las CDM, tiene un
denominador común. : “La vida no
termina, se transforma”.