jueves, 28 de mayo de 2015

Hécate
(Notas tomadas de Wikipedia)

Imagen tomada de Internet

Hécate (en griego antiguo Ἑκάτη Hekátē o Ἑκάτα Hekáta) fue originalmente una diosa de las tierras salvajes y los partos, nacionalizada primero en la Grecia micénica o en Tracia, pero originada entre los carios de Anatolia, la región donde se atestiguan la mayoría de sus nombres teofóricos, como Hecateo o Hecatomno, y donde Hécate permaneció como Gran Diosa hasta tiempos históricos, en su inigualable lugar de culto en LaginaWilliam Berg señala que «dado que los niños no son bautizados en honor de espectros, es seguro asumir que los nombres teofóricos carios que incluyen hekat- aluden a una deidad importante libre de los oscuros y desagradables lazos con el inframundo y la brujería que tuvo Hécate en la Atenas clásica». Los monumentos a Hécate en Frigia y Caria son numerosos pero tardíos. Los cultos populares que la veneraban como diosa madre hicieron que fuese integrada en la mitología griega. En la Alejandría ptolemaica terminaría adquiriendo sus connotaciones de diosa de la hechicería y su papel como «Reina de los Fantasmas», bajo cuyo aspecto triplicado fue transmitida a la cultura post-renacentista. Uno de sus aspectos es representado en la Trivia romana.
Acompaña la reseña anterior, este poema
 escrito por Isaura Díaz Figueiredo

ABANDONO

Abandonada a la ausencia de la noche,
grita demente al fiero viento,
a la voz fantasmal  que lleva alegría de naufrago.
Se arrastra desesperada por el jardín de su nombre,
a veces con silencios, y otras perfumada de palabras.
La pequeña fuente emana aguas auríferas donde
los ponzoñosos pájaros  sacian la sed.
Adormecida entre azules lilas de piedra,
escucha  entre sombras  la cadenciosa melodía de la infancia.
¡Sombras!, ¡siempre sombras! en la memoria de niña,
que camina con la lámpara apagada.

Seguiremos con este tema en los próximos días.

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