domingo, 10 de mayo de 2015

La santificación del momento presente (2)

Este artículo fue escrito  en la Navidad 2012,
de ahí el anacronismo de las fechas


En la mañana radiante del 27 de Diciembre de 2012, festividad de San Juan Evangelista, a las 10.15, el sol penetra en el salón en la mañana luminosa de Salamanca sin niebla. Es un momento de tranquilidad, de sosiego, de calma, de santificar el momento presente, “olvidando”, sin echar en el olvido las tareas pendientes.
La vida no tiene de real más que el momento presente, luego ¿para qué preocuparse por algo que no sé ni cómo ni cuándo se producirá?. No busquemos en otra parte la santidad. Está aquí y ahora, en el momento presente que es necesario santificarlo, porque él es la revelación de la voluntad de Dios para nosotros. La voluntad de Dios se te manifiesta de momento en momento, durante el día, y ese es tu camino.
Ahora la voluntad de Dios es que esté escribiendo estas notas, que he sacado del libro “La santificación del momento presente” de Francisco Martí Fernández, de 1966. Aprovechemos el momento presente. No dejemos a la mente “campar a sus anchas”, pues ocurrirá lo mismo que a  un coche con el motor en marcha; pero “en punto muerto” o la caja de cambios o la trasmisión rota. Un gasto de energía inútil, que no nos lleva a ninguna parte. Es necesario que podamos elegir  una marcha, ni muy corta ni muy larga, para empezar a caminar. Eso necesita un espíritu de abandono o sea una disposición permanente del alma en la que se prohíbe a sí misma toda intervención en la voluntad de Dios.
No es fácil. Tenemos muchas sombras que tratan de emerger de nuestro subconsciente, como indica E. Martínez Lozano en su libro “Nuestra cara oculta” (Ed. Narcea); pero no debemos reprimirlas, debemos integrarlas en nuestra vida y eso es una forma de santificar el momento presente, ya que es una forma de recuperar la energía del “punto muerto”, es una forma de poner una marcha y empezar a caminar...
Tampoco es fácil en estos días de Navidad ¡Oh contradicción!, ya que el ambiente nos envuelve y a veces nos vemos arrastrados por “la costumbre” social de comidas, cenas, consumismo...  Es curioso: Ya no se cantan villancicos en las Iglesias, se cantan en los grandes almacenes y antes de la llegada del Aviento se celebra la navidad. ¿A que ha quedado reducida? ¿Qué santificación hay, en todo ello? ¿Es la voluntad de Dios, el consumismo? ¿Es la voluntad de Dios, sólo desear feliz Navidad y próspero año nuevo? Todo ello no es más que aturdimiento, vanidad... por ello desde el 27 de diciembre hasta ahora, a las 0.20 h del 4 de enero de 2013, no me he sentado tranquilamente a santificar el momento presente: Padre nuestro, santificado sea tu nombre en este momento y hágase tu voluntad.
AMEN

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