La santificación del momento presente (2)
Este artículo fue escrito en la Navidad 2012,
de ahí el anacronismo de las fechas
En la mañana
radiante del 27 de Diciembre de 2012, festividad de San Juan Evangelista, a las
10.15, el sol penetra en el salón en la mañana luminosa de Salamanca sin
niebla. Es un momento de tranquilidad, de sosiego, de calma, de santificar el
momento presente, “olvidando”, sin echar en el olvido las tareas pendientes.
La vida no tiene de
real más que el momento presente, luego ¿para qué preocuparse por algo que no
sé ni cómo ni cuándo se producirá?. No busquemos en otra parte la santidad.
Está aquí y ahora, en el momento presente que es necesario santificarlo, porque
él es la revelación de la voluntad de Dios para nosotros. La voluntad de Dios
se te manifiesta de momento en momento, durante el día, y ese es tu camino.
Ahora la voluntad
de Dios es que esté escribiendo estas notas, que he sacado del libro “La
santificación del momento presente” de Francisco Martí Fernández, de 1966. Aprovechemos
el momento presente. No dejemos a la mente “campar a sus anchas”, pues ocurrirá
lo mismo que a un coche con el motor en
marcha; pero “en punto muerto” o la caja de cambios o la trasmisión rota. Un
gasto de energía inútil, que no nos lleva a ninguna parte. Es necesario que
podamos elegir una marcha, ni muy corta
ni muy larga, para empezar a caminar. Eso necesita un espíritu de abandono o
sea una disposición permanente del alma en la que se prohíbe a sí misma toda
intervención en la voluntad de Dios.
No es fácil.
Tenemos muchas sombras que tratan de emerger de nuestro subconsciente, como
indica E. Martínez Lozano en su libro “Nuestra cara oculta” (Ed. Narcea); pero
no debemos reprimirlas, debemos integrarlas en nuestra vida y eso es una forma
de santificar el momento presente, ya que es una forma de recuperar la energía
del “punto muerto”, es una forma de poner una marcha y empezar a caminar...
Tampoco es fácil en
estos días de Navidad ¡Oh contradicción!, ya que el ambiente nos envuelve y a
veces nos vemos arrastrados por “la costumbre” social de comidas, cenas,
consumismo... Es curioso: Ya no se
cantan villancicos en las Iglesias, se cantan en los grandes almacenes y antes
de la llegada del Aviento se celebra la navidad. ¿A que ha quedado reducida?
¿Qué santificación hay, en todo ello? ¿Es la voluntad de Dios, el consumismo?
¿Es la voluntad de Dios, sólo desear feliz Navidad y próspero año nuevo? Todo
ello no es más que aturdimiento, vanidad... por ello desde el 27 de diciembre
hasta ahora, a las 0.20 h del 4 de enero de 2013, no me he sentado
tranquilamente a santificar el momento presente: Padre nuestro, santificado sea tu
nombre en este momento y hágase tu voluntad.
AMEN
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