viernes, 25 de diciembre de 2015

Teatro en San Esteban
La Negra, La Moña e Iñaqui



         El pasado 18 de Diciembre, un grupo de alumnos de la Escuela de Teología, Flora García Peral, Fernando Santos, Manuel y Pedro Becerro, Y un profesor, el P. Juan Huarte, dirigidos por Mª Ángeles Moreno Plaza, nos hicieron pasar una grata velada, representando la obra “Algo para contar en Navidad”, de Jorge Díaz, obra sencilla, de humor; pero con un trasfondo muy actual, a pesar que se estrenó en los años 70. El argumento trata del caos producido ante la inminencia de la representación de una obra, narrando la historia de la Navidad, Los decorados no están listos, los actores no acuden, hay además partido en la televisión, se funden los plomos, se caen los decorados… al final una espectadora “medio tonta”, a los ojos de los que la ven trabajando en un bar da la voz de alarma: una mujer, “la Negra”, pues vive de recoger carbón en las vías del tren, está a punto de dar a luz. Nadie le presta atención, el director, a pesar del caos, quiere terminar la función; pero otro personaje, Blas, ayudado por “el Flaco”, consiguen que se fijen en ella. Otra vez “la Moña”, interviene, ayudando a la “Negra” a traer su hijo al mundo. Hay un mensaje de esperanza, la gente ha reaccionado, ante la necesidad de los últimos de la sociedad y la reacción proviene de también los últimos. Una vez, se ha cumplido la máxima evangélica: los últimos han sido los primeros.

         Y siguiendo con este hilo argumental, en mi felicitación de Navidad, he reflexionado sobre esto que os cuento, realidad que se engarza en el argumento de la obra. Me ha llamado la atención, cuando paseo por la calle la Rúa, unos magníficos cuadros, dibujados en muros. Un día que salía de comprar un libro en una conocida librería, saqué con el móvil la foto con la que he felicitado la Navidad, que podéis ver al principio de esta entrada, de otro mural, que está justo enfrente de la librería.
         Una persona amiga, me ha comentado que el autor de los cuadros, se llama Iñaqui y que lo conoce de Cáritas y que tiene problemas…
         En uno de los murales de la calle de Rúa, tiene puesto su número de teléfono móvil; pero yo ni me he molestado en copiarlo, he pasado de largo. La misma historia, que en la obra de teatro: las felices pascuas que decimos, suenan a hueco, a fórmula hecha trillada, y en cierto modo hipócrita. ¿Dejamos a Dios, que haga lo que tenemos que hacer nosotros? ¿No nos damos que lo que dejamos de hacer a Iñaqui, a “la Negra”, a los indigentes, a los refugiados… no se lo hacemos a Jesús? No olvidemos lo que dice Mt 25. Puede que algún día nos llevemos sorpresas desagradables.

viernes, 18 de diciembre de 2015

Navidad 2015
Cofradíadel santísimo de La alberca (salamanca)
Boletín nº 14 de la cofradía del Santísimo de La Alberca (Salamanca) 20.12.15







Presentación
Alegrémonos, es Navidad, El Señor viene, aunque no ha dejado de venir en ningún instante de nuestra vida. Él nos da el aliento con su Espíritu, aunque no lo notemos y creamos que nos ha dejado. A este respecto es muy ilustrativa la metáfora “Huellas” que Isaura Díaz, nos presenta en este número. También nos recuerda esto nuestro amigo Urbano de la Varga.
Alegrémonos, por tener un cofrade sacerdote, el P. Ramón Domínguez, alegrémonos, porque Cosme Puerto, nos puede seguir enviado artículos, después de su operación.
Alegrémonos, porque “Isidrito”, quiere ser de mayor cofrade.
Alegrémonos, porque ochocientos años, no se cumplen todos los días, como van a hacer el próximo año los dominicos y alegrémonos también porque el papa Francisco nos invita a ser misericordiosos. Así como un motor no funciona sin aceite que lo lubrifique, un cristiano no puede serlo sin misericordia.
Alegrémonos porque están con nosotros, los que “ya no están”, no sólo en el recuerdo.
Alegrémonos, como Cristóbal de Castillejo en estos versos:
Pues hacemos alegría
cuando nace uno de nos,
¡Cuánto más naciendo Dios!
Grandes huéspedes tenemos,
hagamos gran regocijo,
pues muestra la Madre al Hijo
por quien todos hoy nacemos.
Nunca vimos ni veremos
juntos otros tales dos,
el Hijo y Madre de Dios.


EL MISTERIO DE UN DIOS QUE NACE EN BELÉN

"¡Que hermosos sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena nueva...!" (Is 52,7). El pasaje de Isaías es, sin duda, uno de los más hermosos que se han escrito. Al mismo tiempo tienen sus palabras un sabor de tiempos antiguos y de paisajes bíblicos, se enmarcan perfectamente en aquellos escenarios de colinas y de montañas, en aquel ambiente de guerras interminables y crueles... La paz era tan deseada que la gente, cuando llega su anuncio por boca de los mensajeros, se llena de alegría y canta gozosa a los que la hicieron posible. El profeta Isaías canta, entusiasmado, la hermosura de los pies de los mensajeros que caminan infatigablemente anunciando una Buena Nueva, un evangelio de salvación. Canta al Mesías, que viene a traer la Paz al mundo, a nuestras vidas.
"En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios..." dice la carta a los Hebreos (Hb 1,1). Y es cierto, a lo largo de toda la Historia Dios no ha dejado de hablar a los hombres. Y es lógico que así haya sido, si tenemos en cuenta que Dios es nuestro Padre y nos ama. Cuando una persona ama a otra le gusta comunicarse con ella, le transmite sus deseos y le descubre sus sentimientos, le expresa sus temores y sus esperanzas, le manifiesta sus quejas y sus satisfacciones... Dios nos sigue hablando, de otra manera quizás, pero nos sigue amando y, por consiguiente, sigue comunicándose con nosotros.

En los tiempos remotos eran los profetas los voceros del Señor quienes hablaban a los hombres de parte de Dios. Luego vino el Hijo de Dios y se hizo hombre. Así pudo el Señor hablar con nuestras mismas palabras, usar nuestro lenguaje, comunicarse directamente con los que convivieron con El... Luego Él se marchó pero dejó a sus apóstoles para que trasmitieran sus palabras, de tal modo que quienes les escuchan, es al mismo Jesús a quienes escuchan, según aseguró el Señor en más de una ocasión.
"Y la Palabra se hizo carne..." El “Logos”, el “Verbo”, la “Palabra”. El misterio sigue envolviendo a este Dios que nos nace en Belén como un niño... Él se hizo carne en el seno virginal de Santa María. Sí, carne. Un niño de carne, como cualquier otro niño, pequeño y torpe, inerme y tierno, desvalido y hambriento... Un niño en brazos de su madre, buscando con su pequeña mano el pecho materno. El prólogo del Evangelio de San Juan, que hemos escuchado, es uno de los textos más bellos y profundos de la Escritura donde se nos relata, que Jesús, el Verbo, la Palabra, es Dios; y que estaba con Dios. Y antes, en el principio de la Carta a los hebreos, se nos ha informado que en la antigüedad Dios Padre habló de muchas maneras a sus criaturas, pero que ahora lo ha hecho por medio de su Hijo. Su Hijo, que es la Palabra, ha venido a hablarnos a todos. Las lecturas de hoy contienen el mensaje sublime de que Dios ha venido a la tierra para salvarnos. El mismo profeta Isaías nos habla triunfante de que nuestro Dios es Rey y anuncia algo hermosísimo: “Que hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena nueva…”

--En Belén, nos dice San Pablo, se nos ha aparecido la benignidad de Dios y su amor a los hombres, amor desatinado, loco, sin fundamento, porque ¿qué podía Dios encontrar en el hombre para hacerse uno de ellos?
--En Belén, de repente, nos damos cuenta de que en el hombre cabe Dios, este ser nuestro que creíamos pequeño y miserable se estira hasta llegar a la medida de Dios.
--En Belén ha nacido una nueva humanidad, la de nuestra lotería del Niño, que hace al hombre tan rico que se puede codear con Dios.
La celebración de la Navidad nos muestra que la grandeza de Dios no está en haber creado al universo entero, sino en haberse puesto en los brazos del hombre olvidándose de sus grandezas eternas e infinitas.
Durante el Adviento hemos cantado “ven Señor”. Ahora, el Señor, nos muestra su gloria y su poder. Sólo los que levantan las antenas de la gracia, más allá de ideas y de cuestiones prácticas, comprenderán que la Navidad es adorar al Señor, estar con el Señor, mirar al Señor, vivir con el Señor. ¡Habitemos con El!
Feliz Navidad, hermanas y hermanos, y que nada ni nadie altere ni nos robe el sentido de la NAVIDAD que, en sus inicios, cambió y lo sigue haciendo el rumbo de la humanidad.

¡NAVIDAD! ¡DIOS HA NACIDO! ¡DIOS SE NOS DA! ¡HA ACAMPADO EN MEDIO DE NOSOTROS! ¡FELIZ NAVIDAD!
¡Feliz Navidad!
Para aquellos que aman la libertad, porque de ellos es el espíritu mismo de la Navidad.
¡Feliz Navidad!
Para aquellos que en la vida saben amar, porque sus regalos serán eternos y no cosa temporal.
¡Feliz Navidad!
Para los que ven en todo hombre su igual, porque su abrazo es eterno, nunca se termina de dar.
¡Feliz Navidad!
Para aquellos que no saben pedir, porque esta es su oportunidad para dejar a Dios dar.
¡Feliz Navidad!
Para los simples, los sencillos, que no se quieren complicar, porque cuando Dios busque un pesebre en ellos va a pensar.
¡Feliz Navidad!
Para los que menos tienen, los enfermos, los pobres, porque el mismo Dios será su regalo
 y se sentará junto a ellos.


¡Feliz Navidad!
Para todos los hombres de buena voluntad, porque los ángeles han dicho que verán la gloria de Dios, y de ellos es la paz.
¡Feliz Navidad!
Para ti, porque la Navidad existe por ti…
¡Feliz Navidad!

¿POR QUÉ DESCIENDES TANTO, SEÑOR?
¿POR QUÉ BAJAS TANTO, SEÑOR?
Tienes el cielo como casa,
y te aventuras a dejarlo para caminar junto a nosotros
¿No ves, Señor, cómo estamos?
El hombre, mata al hombre
Tu mundo, ya no es aquel que Tú creaste
La vida, ya no es vida

¿POR QUÉ BAJAS TANTO, SEÑOR?
Una corte de ángeles te rodea
y prefieres nacer
en medio de la indiferencia de los hombres
sin más homenaje que el ruido de las guerras
y las contiendas o indiferencia de las naciones
Posees el calor celestial
y te adentras en el frío de la tierra
Destellas la grandeza de tu ser Dios
y te revistes de nuestra pobreza

¿POR QUÉ BAJAS TANTO, SEÑOR?
Eres Dios y, quieres ser hombre
Vives en la Ciudad Eterna
y deseas caminar a pie de tierra
Hablaste durante siglos sin dejarte ver
y, ahora, te descubrimos en un Niño

¿ES NECESARIO TANTO, SEÑOR?
Eras intocable, y te dejas acariciar
Eras invisible, y te podemos adorar
Estabas más allá de las nubes,
y, te contemplamos en un pobre pesebre

¿ES NECESARIO TANTO, SEÑOR?
Déjanos por lo menos, Señor,
conquistarte con la fuerza de nuestro amor
Calentarte con la hondura de nuestra fe
Abrigarte, con la esperanza que nos traes
Responderte, con la humildad de nuestros corazones
No sé si es necesario tanto, Señor,
sólo sé que, el mundo, hoy más que nunca
te necesita como salvación.
Sólo sé, Señor, que tu llegada
es motivo para la alegría
en medio de la tormenta de tristeza
que sacude a nuestro mundo.
¡Gracias por hacer tanto, Señor!
¡Gracias por salir a nuestro paso!
Amén.
Ramón Domínguez, SCJ.

 

NAVIDAD Y EUCARISTÍA


Todo icono es un tratado de teología más que un cuadro o pintura. Al llegar a Santorini al monasterio de Santa Catalina de las M. Dominicas, la madre priora en un viaje que hizo a Atenas, me compro un icono de la navidad para presidir la entrada del convento de Atocha en las navidades. Al ver al niño envuelto en un sudario y por cuna un sepulcro le pregunte por ello.
Este icono sigue el esquema tradicional de la representación del Nacimiento de Jesucristo, según la Iglesia Ortodoxa que reúne en un mismo icono narraciones del Evangelio y de los Apócrifos. En los iconos ortodoxos de la Navidad, expresiones de la religiosidad popular durante siglos, es común observar al Niño no simplemente echado sobre las pajas del pesebre, sino envuelto en una faja, como un difunto embalsamado, y también a menudo el pesebre tiene forma de féretro.

¿Qué significa esto? De la Virgen ha nacido el rey de la Gloria, revestido de nuestra carne. El Niño envuelto en pañales colocado  más que en un pesebre, en un sepulcro de forma tradicionalmente rectilínea y con las paredes de mampostería. El Niño está envuelto como amortajado. Evoca una figura mortuoria, en concreto la imagen de Lázaro, que el pesebre  sarcófago contribuye a evidenciar. Los pañales del Niño son las vendas mortuorias que después aparecerán esparcidas por el sepulcro cuando resucite.
   Nuestro Señor es visto amortajado: esto no solo significa su total sumisión a la naturaleza humana sino también la prefiguración de su muerte. Reposa en una especie de Altar como Pan de Vida. Este Niño es ya desde ahora el que va a vencer la muerte con su Resurrección. Nacemos para morir y resucitar con él y se queda entre nosotros presente en la Eucaristía.
   La navidad gira sobre los tres quicios Encarnación, Pascua y Eucaristía. De esta manera, Navidad y Pascua y Eucaristía, como hacían los Padres de la Iglesia, el nacimiento de Cristo ha de ser entendido a la luz de la entera obra redentora que culmina en el Misterio Pascual como nos enseñan los Santos Padres: “Dios se hace hombre, nace niño como nosotros, toma nuestra carne para vencer a la muerte y al pecado”.
  
¿Quién no puede sentir en su interior la dulzura del Niño de Belén, que se me ha dado y se me da cada día en la Sagrada Eucaristía? La Sagrada Eucaristía es la base central de nuestra religión. Por poco que se investigue, inmediatamente se ve que hay profundas verdades que iluminan la fe del creyente en cuanto a las relaciones entre los misterios de la Encarnación y la Eucaristía. Dios se manifiesta, efectivamente, en su bondad y humildad, llamando a las puertas de nuestra alma, durante todo estos días, breves pero intensos. Abrirle esas puertas es condición para participar de su Luz y llenar el mundo de su Alegría.
   “En Navidad encontramos la ternura y el amor de Dios que se inclina sobre nuestros límites, sobre nuestras debilidades, sobre nuestros pecados y se abaja hasta nosotros” (cf Fil 2, 6-7). Es decir: El culmen de la historia del amor entre Dios y el hombre pasa a través del pesebre de Belén y el sepulcro de Jerusalén, y se hace presente en la Eucaristía. En la Eucaristía, Cristo vivo sigue ahora manifestándose y entregándose por nosotros. La Eucaristía es el “centro de la Santa Navidad”, donde se hace presente Jesús de modo real, verdadero Pan bajado del cielo, verdadero Cordero sacrificado por nuestra salvación.
   Ciertamente, bastaría con recordar que la Misa es actualización del Misterio Pascual (la muerte y resurrección de Cristo), que asume, condensa y consuma todos los demás Misterios de la vida del Señor, también el de la Navidad y su presencia real en la Eucaristía.
  La Navidad celebra la entrada de Dios en la historia haciéndose hombre, para que el hombre pueda conocerle y unirse a Él. La Pascua celebra la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte, obtenida mediante la Cruz y la Resurrección. La Navidad cae al inicio del invierno, cuando la naturaleza está envuelta por el frío, anunciando la victoria del sol y del calor, que es Jesús. La Pascua cae al inicio de la primavera, cuando el sol vence las nieblas. La eucaristía es el sol del verano que ilumina y calienta nuestra vida para llenarla de frutos a recoger en el otoño de la vida.
   Dios asume la carne en la encarnación, justo para destruir la muerte en ella escondida. Como los antídotos de un veneno, una vez ingeridos anulan los efectos, y como la oscuridad de una casa se disuelve a la luz del sol, así la muerte que dominaba sobre la naturaleza humana fue destruida por la presencia de Dios entre nosotros. Y como el hielo, que permanece sólido en el agua mientras dura la noche y reina la oscuridad, se derrite de inmediato al calor del sol, que nació en Belén.
                                                                                      Cosme Puerto O. P.



NAVIDAD Y EUCARISTÍA
EL SEÑOR ESTÁ CERCA, cantamos y proclamamos de mil formas en estos días en que esperamos  con alegría la NAVIDAD.

Es NAVIDAD y celebramos el Nacimiento del Niño Dios, el hecho más grandioso que ha ocurrido en todo el universo, porque conmemoramos algo insólito, algo que la mente humana jamás podría imaginar: que la inmensidad de Dios se haya encarnado en la pequeñez del ser humano; que Dios se haya revestido de la naturaleza humana y se haya hecho hombre, sin dejar de ser Dios. El Niño nacido en una humilde cueva era Dios disfrazado  de hombre: Niño-Dios. Así lo creemos los cristianos, porque, tal como le anunció el ángel a María, para Dios nada hay imposible.

Y en esta NAVIDAD que estos días vamos a celebrar, recordamos, conmemoramos una vez más aquel milagro que ocurrió hace ya dos mil años. Pero sólo lo recordamos y es motivo más que suficiente para celebrarlo con alegría, con cantos, con luces, con belenes… Una alegría que nace del corazón, porque lo hacemos para celebrar que Dios ha querido sellar un contrato de amor revistiéndose con nuestra naturaleza humana, haciéndose hombre desde la aceptación voluntaria de la Virgen María. Y tratando de evitar ese ropaje festivalero, comercial y frívolo de los que celebran el solsticio de invierno.

Y en medio de esta fiesta he pensado en otro milagro que vemos ocurrir todos los días: el MILAGRO DE LA EUCARISTÍA. Os invito a reflexionar un momento sobre esta dualidad: Navidad-Eucaristía. Yo nunca lo había hecho; pero cuando el albercano Pedro, el pasado domingo al terminar la misa en el Grupo de RCC, me sugirió que escribiera algo sobre ello, me saltó la chispa: Cada Eucaristía que se celebra a diario en cualquier parte del mundo, desde la más humilde capilla hasta la más suntuosa catedral, es una NAVIDAD. Esos millones de misas que a diario se celebran respondiendo al mandato de Cristo HACED ESTO EN MEMORIA MÍA son una NAVIDAD. Pero una NAVIDAD no recordada como la que hacemos estos días, sino una NAVIDAD REAL. Porque en cada una de esas misas se realiza realmente el milagro: esto es Mi Cuerpo…, éste es el cáliz de mi Sangre.
Y en ese preciso momento, no sabemos cómo, pero creemos y sabemos que es así porque para Dios nada hay imposible, Cristo se hace real bajo las especies de pan y vino. Cristo nace, viene a nosotros con toda su realidad en cada EUCARISTÍA. Tenemos el privilegio de poder asistir cada día, en cada misa al nacimiento de Jesús, pues navidad significa nacimiento. Podemos ser testigos presenciales de que Cristo sigue vivo y real entre nosotros. Y al comulgar, podemos imaginarnos, como los pastores, ante el Señor en el portal de Belén; pero, más aún: no estamos ante el Señor, sino con el Señor dentro de nosotros: éstos son los milagros que sólo pueden ser el fruto de una locura de amor de Dios por el ser humano.

Sin duda, viviendo la EUCARISTÍA: siempre es NAVIDAD. ¡Qué regalo nos ha hecho el Señor con la Eucaristía! ¡Y qué poco valoramos este regalo! Asistimos a la misa casi como una obligación, cuando tendría que ser la mejor fiesta: la fiesta del Señor. Porque, como decimos después de la consagración, tal vez sin sentirlo, anunciamos tu muerte y proclamamos tu resurrección.
¡¡¡ FELIZ NAVIDAD !!!
Urbano de la VARGA
Renovación Carismática
Navidad de 2015

ALGUNAS EFEMÉRIDES IMPORTANTES.
Este año hemos clausurado dos importantes eventos: El V centenario de Santa Teresa y el primer centenario del nacimiento de Thomas Merton, de los que hemos hecho alguna reseña en este sencillo boletín.
Aunque la iglesia, está continuamente en movimiento, y si nos fijamos, el motor es la Eucaristía, quiero hacer mención a dos acontecimientos importantes, que han sucedido en estos días, uno es la apertura del jubileo de los ocho siglos de la fundación de los dominicos por Santo Domingo de Guzmán, en 1216 y el otro la apertura del año de la Misericordia por el papa Francisco, el día de la Inmaculada Concepción.
Respecto al jubileo dominicano, hemos de alegrarnos los albercanos, ya que la conexión con los dominicos, mediante la Peña de Francia, siempre ha sido una constante en nuestra historia. Particularmente muchos de mis recuerdos están relacionados con este hecho, pues ¿Quién no recuerda al P. Constantino, paseando y saludando a nuestros paisanos por las calles de la Alberca? ¿Y cómo no recordar a Pablo Puerto, ahora que se cumplen 5 años de su fallecimiento? ¿Cómo no recordar el “Monte Tabor”, que vivimos, él, Isidrito y yo en la tarde del 25 de julio de 1973, en la Peña de Francia? Estos sólo son algunos, hay muchos más. Yo recuerdo como algo mágico, el Congreso Eucarístico organizado por D. Saturnino en el 1958. Con mis ojos de niño recuerdo las veladas en la Plaza mayor, con autos sacramentales, películas… y los sermones del P. Royo Marín OP.


Pero tenemos que reconocer la labor que los dominicos, han hecho en su larga historia. Doscientos años antes de la famosa universidad de Harvard, habían ellos creado ya universidades en América, que se han contado por centenares, a lo largo de la historia y ellos han contribuido a que la conquista, en Hispanoamérica no haya sido un genocidio, como han hecho otros países en otros sitios.
Pongo aquí una breve reseña del famoso sermón de Montesinos, tomada del congreso que se celebró en 2011 en San Esteban:
La intervención del dominico A. Montesinos

El 21 de diciembre de 2011 se cumplieron 500 años de este sermón, en el cual movido por el Espíritu Santo Montesinos, cambió el rumbo de las relaciones sociales y puso humanidad a unas relaciones presididas por la avaricia, el lucro y hasta el desprecio de los colonizadores hacia los nativos en las nuevas tierras descubiertas.
En 1508 Roma concede a España el Patronato de las Indias, pues se había tomado en serio el deber cristianos de propagar el evangelio en las tierras conquistadas (en 1514 se le concede a Portugal). Los reyes españoles por tanto expresaban su deseo de humanidad para los habitantes de las tierras conquistadas; pero los intereses y la ambición de riquezas, deshacían estos buenos deseos.
Algunos misioneros, no podían soportar el trato dado a nativos, tratados como seres sin razón y esclavizados, sin poder contener su compasión por ellos. La protesta solemne llegó el 21 de diciembre de 1511 con el sermón de Antón Montesinos:

 “¿Estos no son hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No sois obligados a amallos como a vosotros mismos?... Tened por cierto que en el estado en que estáis no os podéis más salvar que los moros o turcos, que carecen y no quieren la fe de Jesucristo

No está claro si este es el texto real; pero no puede negarse la denuncia. Las protestas contra este “atrevimiento” llegaron a la corte y el rey vio la necesidad de estudiar esos asuntos que tanto habían conmovido a España y América. Las respuestas a tales cuestiones combinaban la defensa de los derechos naturales de
los indios con la defensa de una visión teocrática de la sociedad civil y política. En las juntas de Burgos de 1512, muchos teólogos admitían que el título del dominio del rey sobre las Indias era donación apostólica, a partir de la jurisdicción temporal del Papa sobre el universo, declarándose formalmente en el Requerimiento, redactado por Juan López de Palacios Rubios, que debía leerse a los indios antes de cualquier acción armada. Ello da lugar a la duda indiana.
Francisco de Vitoria sobre el poder temporal del papa está a lejos del requerimiento y del teocratismo de Palacios. No niega la conquista; pero no funda su justicia en conceptos como la infidelidad, presentes en aquel tiempo. La Escuela Teológica-Jurídica de Salamanca negará ese poder temporal al papa y buscará títulos basados en el derecho natural y de gentes, y sólo confieren al papa en el primer momento antes de la conversión de aquellos pueblos, potestad para la evangelización.
Bernardino de Minaya, dominico, viaja a Roma, después de haber recorrido medio mundo, por encargo del obispo Garcés y consigue acercarse al papa Pablo III, con la ayuda del General de la Orden. El Papa responde con la bula Sublimis deus el 2 de Junio de 1537. Por fin el indio americano tendrá un documento eclesiástico en el cual se le reconoce su dignidad humana.
Así vemos, como el sermón de Montesinos fue el inicio, la chispa, la puesta en marcha de un proceso que concluyó poco más de veinte años después en el reconocimiento de su dignidad.



Montesinos, de las Casas y otros muchos misioneros menos conocidos y anónimos merecen ser considerados santos, aunque ni siquiera muchos de ellos estén beatificados. Unos pocos hicieron mucho por muchos.
Sean recordados y bendecidos por las nuevas generaciones, aunque su memoria por desgracia se olvide, en estos tiempos que nos ha tocado vivir.

         Podéis entrar con el siguiente enlace, a la página, en la que pongo esto y además, ver tres interesantes vídeos:
         El segundo evento importante que reseñamos aquí, es la apertura del año de la Misericordia por el papa Francisco. Si no somos misericordiosos, pereceremos. Bien claro lo dice Jesús: 41Entonces dirá también a los de su izquierda: ``Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno que ha sido preparado para el diablo y sus ángeles. 42``Porque tuve hambre, y no me disteis de comer, tuve sed, y no me disteis de beber;…
Hoy más que nunca, se necesita más de la misericordia; pero por desgracia es cuando menos se practica. Es la ambición, el poder, el dominio, lo que prima en los dirigentes y el individualismo, el hedonismo y parte de lo anterior, lo que prima entre la mayoría de nosotros. En este sentido, hay que reconocer la labor de las ONG, que están dando un ejemplo encomiable y poniendo bálsamo en tantas heridas abiertas.

A este respecto, el cardenal Walter Jasper, en su libro “La misericordia, clave del evangelio y la vida cristiana”, afirma al principio: “El siglo XX fue una centuria terrible… el
XXI ha comenzado marcado por la amenaza de un terrorismo despiadado…” Hay que comentar que la edición de este libro es de 2013, y en estos últimos años la situación ha empeorado y no sólo del terrorismo, sino de hambrunas, desplazamientos migratorios, guerras, desplazamiento de refugiados…. En la página 18 afirma: “tres papas de la segunda mitad del siglo XX y comienzos del siglo XXI nos han propuesto el tema de la misericordia. Verdaderamente no se trata de un tema secundario, sino de un tema fundamental del Antiguo y nuevo Testamento, de un tema fundamental para el siglo XXI como respuesta a los “signos de los tiempos””. Y en eso estamos, con la asignatura pendiente de la misericordia. Nos advierten que llega…, que está llegando y no hemos ido todavía a comprar aceite.
Os invito a leer la encíclica del papa “Misericordia Vultus”, que la podéis encontrar en este enlace, los que leáis esto por internet:
Pedro Becerro Cereceda


Huellas
Al llegar la hora de la  cena de navidad, todos nos reuníamos alrededor de la mesa “esa noche” la más santa del año, después de la bendición de los alimentos, el abuelo  contaba ésta historia.
SUEÑO DE NAVIDAD
Una noche en sueños vi que con el Señor caminaba, junto a la orilla del mar, bajo la luna  plateada.
En los cielos, toda mi vida veía representada en celestiales escenas, que en silencio contemplaba.
Dos pares de firmes huellas, en la arena de la playa iba dejando, mientras Jesús y yo cual amigos conversábamos.
Miro hacia atrás, y esas huellas reflejadas en la arena, observo que algunas veces en vez de ver los dos pares, veía solo un par de ellas.
Y aquel solo par de huellas, sé advertían mayormente en días de miedo y tristeza, cuando el alma necesita más consuelo y fortaleza.
Pregunté triste al Señor:
-¿Señor, tú nos has prometido que en horas de flaqueza, siempre a nuestro lado estarías? Y noto con gran dolor que en medio de tanta duda, de dolor que aflige y corta como cuchillo mis venas, solo está un par de huellas ¿Dónde están las otras dos?
El Dios Hijo con ternura y compasión acariciando mi rostro contesta:
-Escucha bien hijo mío, comprendo tu confusión, siempre te amare y te amo, y en tus horas de dolor, de confusión y tristeza, a tu lado    permanezco aunque tú no me veas.
Más si en algún momento ves  que al caminar, solo dejas dos huellas, es que en tu aflicción, no quedan huellas de tus pisadas completas, porque esas que no ves, en mis brazos yo las llevo para aligerar las penas.

Isaura Díaz Figueiredo

DE MAYOR SERÉ COFRADE

Unos quieren ser artistas / Curas, médicos, toreros.
No faltan los futbolistas
Hasta incluso, bandoleros.

Pero el niño que te cuento / Un gran deseo le invade
Con todo su pensamiento
De mayor el ser cofrade.

No está mal, dice su madre / Que tenga ese sentimiento.
Lo peor veo a su padre
Descansando en el asiento.

Para entrarle en el oficio / De que vaya en la Minerva.
En casa que haga ejercicio
Que el que mucho, mucho observa…
Lleva el mayor beneficio.

Con cuatro sillas en casa. / Monta un palio de juguete.
El almirez suena y pasa.
Cofrades con brazalete.

Campo-casa a la cocina / Van en lenta procesión
Parándose  en cada esquina.
Con la mayor precaución.

La abuela al paso se inclina / Porta un amigo el copón.
El abuelo y la vecina
Se santiguan. ¡Qué emoción!

El niñito que te cuento / Y toda la vecindad
Cantan con recogimiento
Pangue- lingua, con piedad.

El chaval ya se ha enterado /  Aprueba con claridad.
Y en misa ya se ha fijado
El cómo es, en realidad.

Cuando cumple diecinueve / Ya es cofrade de verdad
¡Del Santísimo! Y le mueve
Ser caballero cristiano.
 Sencillo, noble y hermano
De toda la  cristiandad.

Isidro Barcala del Castillo

Han colaborado en este número: Ramón Domínguez, SCJ, Cosme Puerto, OP, Urbano de la Varga, Isaura Díaz, Isidro Barcala y Pedro Becerro.





Al cofrade de verdad,
¡del Santísimo!,
Le mueve felicitarle las Pascuas a todos los albercanos,
deseándole la paz, que Cristo trae a toda la humanidad.
Eso es la Navidad.