jueves, 30 de enero de 2020


En verdad, quedan poetas

Cuando salga de tu lado
verás el ave que vuela.
Mientras tanto, “quien modela”
nunca ve todo acabado
Del poema “El maestro conductor…” de Isidro  Barcala


Hoy,  esta entrada va a ser como la luna, que refleja la luz del sol. Me explico: yo solo he escrito el título y estas pocas líneas, ya que enseguida os voy a pasar al blog de Isidro Barcala “las cosas de Isidro”, para que disfrutéis del hermoso poema El maestro, el profesor

miércoles, 29 de enero de 2020


Reflexiones

Tenemos que enfrentarnos a ogros, brujas, dragones,… para ello tenemos que reconocerlos, identificarlos y combatirlos, ayudándonos a atravesar bosques oscuros y páramos, para facilitar nuestra integración en la eternidad del aquí y el ahora.
Extraído de “Mindfulnes en la vida Cotidiana”
de Jon Kabat-Zin, pág. 94


Somos como niños, cuando comienzan a andar en bicicleta, con las ruedas auxiliares adosadas a la rueda de atrás. Estas ruedas son todos estos libros de “autoayuda”, que tanto abundan y yo no soy una excepción. En el caso del que cito en la nota inicial, merece la pena; pero es necesario hacer una reflexión: A ver si esto se convierte en una adicción, que todo puede suceder.  Adicción que podamos comparar a quien le gusta mirar mapas e itinerarios de viajes; pero que no se mueven de su casa. Está bien mirar el mapa; pero hay que ponerse a caminar.
Yo me pongo como ejemplo, no sé si es acertado hacerlo. La razón es que cuando rompo papeles siempre aparece una hoja en la que hay escrito algo interesante, como la cita inicial. Me gustó lo de “los ogros, las bruja, dragones, etc…”, parece que está escrito el 20 de septiembre de 2019, desde entonces han pasado más de cuatro meses. Y la pregunta inmediata es ¿He descubierto algún dragón en mi interior´?,¿ alguna bruja embustera?, ¿algún ogro depredador?... no lo sé; pero bendito sea Dios, que me permite hacer estas reflexiones, reflexiones que me ayudan a seguir el camino, incierto no pocas veces, lleno de fallos, lleno de “errores”; pero en definitiva, lleno de vida, que como dice Enrique Martínez Lozano, es lo importante, es identificarnos con Jesús de Nazaret, que dijo, “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Por ello bienvenido sean estos libros, estas “ruedas auxiliares” y no cabe duda, sin darnos cuenta, estamos rodando, posiblemente  sólo con las dos ruedas de la BI (dos) cicleta y ya puestos a reflexionar, copio un poco más antes de romper la hoja, en ella dice: “¿El príncipe, que llevamos dentro, no da la cara?, procura despertarlo, mediante la meditación, por ejemplo, aterrizando en el “aquí y ahora”, quita la ansiedad pensando en el mañana y no te culpabilices por el ayer. Sácalo a flote por medio del entrenamiento mental.
Por otra parte la sabiduría de los cuentos, nos ayudan en nuestro crecimiento y en nuestro desarrollo: los reyes y reinas, los enanos y brujas, los príncipes y princesas los reconocemos en nosotros, como aspectos de nuestra propia psique, en nuestros propio ser que avanza a tientas hacia la plenitud…” y aquí enlazamos con la cita inicial.
El autor del libro, en este capítulo cita a Robert Bly, que comenta el cuento “Juan de hierro” (Iron John) y a otros autores como Bruno Bettlheim, Josep Cambell y Clarisa Pinkola Estes, de la que por cierto tengo a medio leer el libro “Mujeres que corren con los lobos”, aunque se me ha extraviado, pero eso ya da para más y complicadas reflexiones. Por hoy ya está bien. Hasta pronto, mientras escucho la hermosa canción “Transfórmame Señor con tu Espíritu

martes, 28 de enero de 2020


Esperando respuestas

¡Ay! Es verdad que en el honrado pecho
 pide venganza la reciente herida...
 perdona el mal que te hayan hecho.
 ¡Todos están enfermos de la vida!
De AMA Y PERDONA, poema de Manuel Gutiérrez Nájera



Fructuoso Mangas Ramos, pregunta

¿Dónde están los poetas?
Hojeaba, y ojeaba, según se mire, estos días de atrás algunos libros de poesía adquiridos últimamente y buscaba algún poema, aunque no fuera todo él al menos alguna referencia significativa, a los problemas concretos del ciudadano de hoy, tanto en su supervivencia diaria como en las dificultades para mantener un pensamiento razonable sobre lo que ve y vive. Y no pensaba en una poesía social, que hoy se ve que  (¿ya o todavía?) no cabe, sólo buscaba algunos sentimientos – interrogación, protesta, señalamiento, tristeza, preocupación y cosas así – ante el mundo, ante la sociedad o ante el ciudadano.
Y no lo encontré. Por eso, por hacer la experiencia a un nivel más amplio, fui a La Latina, en la calle Brocense (¡que ya no pueden darse tan seguidos dos nombres de tanta altura cultural!) y hojeé cuidadosamente lo último en poesía. Y me sucedió lo mismo. El alma del poeta se queda en la nube de las alturas o en los velos interiores del espíritu y no se quiebra dolido y en protesta ante los gritos del mundo de hoy.
Y recordaba un certamen de hace años que se titulaba La poesía mira al Sur (al hambre del Sur, claro) y ningún poema presentado se estremecía ante la dura realidad de la injusticia, todos escapaban por las propias interioridades del autor, ensimismado y sobreseído; y añadí por mi cuenta un poema con algo de lo que a mí me parecía alma dolorida y en denuncia para que no quedara todo en palabras lejanas y sordas. Y seguimos más o menos igual.
Y recordaba  las preguntas del cantautor Ricardo Cantalapiedra que han dado pie al título a esta reflexión, ¿Dónde están los profetas?, porque viene a ser lo mismo. Y me sonaba algo que escuché una vez y al final di con ello, una canción del argentino Boom Boom Quid, ¿Dónde están los poetas?, que canta esta situación entre la búsqueda y la acusación. Pues eso, dónde están hoy los poetas, o los profetas o las voces en alto que llamen a las cosas por su nombre, que aclaren lo que nos pasa y ofrezcan respuestas o al menos denuncien por si surte efecto…
Cedo a la tentación de acudir a profetas y poetas y recuerdo en primer lugar dos textos hermanos de dos profetas judíos, Jeremías (8, 12) y Ezequiel (13, 10). `Y curan a la ligera el quebranto de la hija de mi pueblo, diciendo: `Paz, paz, pero no hay paz´”, dice el primero. Y el segundo: “Han engañado a mi pueblo, diciendo: `¡Paz!´ cuando no hay paz. Y cuando alguien edifica un muro de denuncia, ellos lo recubren con cal”.
Eran profetas de hace dos mil quinientos años y seguimos casi lo mismo. El poder está a salvo y esto marcha. Y ese mismo juego de juicio y denuncia se puede hacer recurriendo a poetas de anteayer. Pero hoy, ¿dónde están?
Y veo yo desde la altura de mis años que hoy se multiplican los enjabelgadores por todos los altillos, los enlucideros bien organizados con su brocha y su cubo de cal, los blanqueadores de oficio bien pagados las más de las veces, bien colocados en lo alto de la escalera de tijera de la opinión pública para dominar todos los espacios de la tapia de denuncia y cubrirla con la cal de turno para que todo quede como si nada o se disimule con el color de sus colores propios y partidistas. Ya lo denunciaba Ezequiel hace 26 siglos…
Y mientras tanto los poetas, la voz más alta de toda sociedad,  andan distraídos y atraídos por la sola belleza del verso o por el sentimiento íntimo que brota emocionado y se encarna armoniosamente en el ritmo y medida de las palabras.
Por eso me pregunto, ¿dónde están las poetas? Si alguien puede dar pista o razón, que lo diga.
Fructuoso Mangas Ramos

La pregunta está hecha. Esperamos repuestas, y esperanzados, las estamos recibiendo. Estaba yo ayer, pesimista, pensando que en estos tiempos prosaicos, en que el narcisismo abunda, la poesía está eclipsada; pero me equivoqué gracias a Dios y habiéndome fijado en “las señales”, he visto que aquí está. No hay más que quitarle el polvo y sacarla a la luz. Incluso voy más lejos: parece que no hay poetas hoy; pero todos somos poetas, no hay más que poner en marcha la máquina de nuestra mente y comenzar a fabricarla. Mientras tanto, como decía antes, quitemos el polvo a la que teníamos olvidada o al menos guardada en hermosos libros ocultada. Ahora tenemos Internet y YouTube. No todo es malo en estos tiempos. Hay cosas maravillosas.
Para empezar comienzo con unos ripios muy  sencillos; pero antes, cuento una sincronicidad que se produjo ayer: Isidro Barcala, contestó con el poema de Alberti  Qué cantan los poetas andaluces” y curiosamente ese poema, fue el que inspiró a Fructuoso a escribir la demanda.
Otra persona, Victoria, me contestó al WhatsApp, hablándome ni más ni menos que de Gabriel y Galán y yo enseguida me acordé de “Mi vaquerillo”, que es una lección de empatía, muy conveniente para este mundo que tiene mucha falta de ella.

Comencemos:
Estamos buscando poetas, estamos buscando profetas,
para este mundo que camina en sombras de muerte,
para que vean la gran luz, que alumbra,
que aparten la mirada de la tierra
y eleven los ojos hacia el cielo.
El cielo que está escrito
en los sabios poetas de otros tiempos.
Podéis mirarlo en este ejemplo:

sábado, 18 de enero de 2020


La falta de empatía

Una de las cosas más preocupantes que he observado
sobre nuestra sociedad en general
es que hay un número creciente
 de personas que carecen de empatía.
Esto parece estar aumentando,
especialmente en las últimas dos décadas.
Debbie Mirza, en “El narcisista pasivo-agresivo encubierto”
 pág. 151


Falta de empatía y exceso de narcisismo, como bien se ve palpablemente ahora, con la moda de las “auto-fotos” en los teléfonos portátiles; pero con ser el narcisismo, la “enfermedad del siglo XXI”, hay un narcisismo sutil, que pasa desapercibido, y al  que la autora del mencionado libro llama “Narcisismo encubierto”, que caracteriza a las personas que lo tienen, como encantadoras, a los ojos de sus “presas” y de quienes los rodean, durante años y décadas, hasta que al final quienes lo padecen se dan cuenta. Son personas camaleónicas, sumamente manipuladoras, egoístas y con una falta total de empatía  No voy yo a tratar aquí este tema, pues parafraseando y modificando una frase que leímos en el catecismo en tiempos de nuestra ya lejana niñez: “Doctores y terapeutas tiene la psicología que lo sabrán explicar”. Tampoco voy a hacer una recensión del libro. Me limitaré a tomar alguna nota del capítulo 11, que comienza con la cita inicial y continúa “Habiendo experimentado personalmente el dolor que tienes,  (se refiere a las víctimas de los narcisistas encubiertos)  sé que entenderás esto más que la mayoría…
Muchos de los líderes políticos que dirigen los países del mundo carecen de empatía y esto lo afecta a todo… He observado un comportamiento narcisista abierto y encubierto tanto en el partido republicano como en el demócrata (se refiere a los Estados Unidos; pero bien podría ser España) Las decisiones tomadas por los líderes políticos… nos afectan a todos. Si estas se hacen desde un lugar donde no hay empatía, nada terminará bien. Cuando la empatía no está en el liderazgo, se toman decisiones que mantienen el dinero y el poder como la mayor prioridad en lugar de las personas que residen aquí y el planeta que nos alimenta y nos alberga.
Las personas sin empatía no tienen remordimiento y actúan por su propio egoísmo, lastimando a los demás y no sintiéndose mal por ello. Ellos excusan su comportamiento destructivo y culpan a los demás. El narcisismo encubierto nos rodea y afecta nuestra imagen y autoestima. Esto incluso está ejemplarizado por las corporaciones. Cuando las empresas hacen la promoción de sus productos dándonos el mensaje de que no nos vemos como deberíamos, y de que si compráramos su producto seríamos más bellos y aceptables, nos están dando una versión de los hechos distinta, menospreciándonos y tratándonos sin amabilidad y respeto, para su propio beneficio.
Ya sea profesional o personal, cuando alguien no tiene empatía, hay una desconexión de su espíritu. Nuestro espíritu, nuestra alma es nuestra fuerza de vida. Esto es lo que nos impulsa, lo que nos da propósito y significado, lo que nos lleva a amar y sanar. Es lo que nos hace una persona completa. Es nuestra verdadera identidad.”
La  autora fue víctima del narcisismo encubierto y buscó ayuda inútilmente, y por eso se decidió a escribir este libro. Cuenta, que cuando estaba atravesando la fase de superación del trauma, la experiencia que tuvo en un viaje que realizó a Inglaterra: “Justo antes de partir a este viaje, recibí noticias de que uno de los narcisistas encubiertos de mi vida estaba difamando mi nombre a las personas que amo…. Me sentí entumecida mientras caminaba junto a cientos de turistas… Pasé junto a una mujer de ambulante que estaba sentada en el suelo, junto a una caja con monedas…. Le pregunté ¿Puedo sentarme a su lado?... ¡Por supuesto!... le pregunté sobre su historia, que la llevó a donde estaba ese día… Había sido expulsada de su casa por un padre abusivo y que había estado en la calle desde entonces… La vida la había derrotado y ya no tenía fuerzas para seguir. Sentí algo en común con ella. Nuestros caminos eran diferentes, pero fácilmente yo podría haber sido ella… Ambas habíamos sentido que la fuerza dentro de nosotras disminuía lentamente. No había nadie más con quien quisiera hablar en ese momento que con ella.
Sentada allí mirando a los transeúntes, me molestó el hecho de vivir en un mundo en el que cientos de personas de todos los continentes pasan frente a una persona como ella todos los días, eligiendo comprar artículos casi inútiles de los que algún día se deshaceran, en vez de hacer algo por ayudar. Me molestó el hecho de vivir en un mundo en el que nos hemos vuelto insensibles al dolor ajeno… Al despedirme, después de la larga conversación… le di un abrazo. Ella me sonrió ligeramente. Le dije “Lo siento mucho. Lamento lo duro que es la vida para ti en este momento. Mucho amor para ti hoy”. Me abrazó y me dijo “Gracias por haber sido tan amable”
La empatía es lo que sanará este mundo. Es lo que sana. Es lo que nos permite establecer una conexión real entre nosotros. Es lo que nos permite ver las cosas que realmente importan.
Cuando alguien no tiene empatía, es casi como si en ellos residiera un oscuro abismo… están en estado de supervivencia. Estas personas terminan alimentándose  de la energía de otras personas que tienen vida, que tienen conexión que tienen empatía  y amor verdadero y luego les quitan su propio suministro de energía. Esta es la razón por la cual los narcisistas encubiertos (las eligen) y por las que pueden sustituirlas por otra persona con rapidez”
He copiado casi todo el capítulo, lo más esencial, desde mi punto de vista. He echado de menos en el libro, referencias de tipo religioso y sobre todo a Jesús de Nazaret, que pasó “haciendo el bien”. Alguien que pasa así por la vida es el paradigma de la empatía… Lástima que no nos fijemos en ello. “Vino a los suyos y no lo recibieron” y lo que es peor, los poderes de este mundo, hacen todo lo posible por desviar la atención de Él, abriendo nuestros oídos a los cantos de sirena que nos impone la sociedad de este desafortunado siglo, lleno de avances tecnológicos; pero cada vez más vacío de vida, de espíritu y de amor.
Pero no terminemos, aquí, hagamos un hueco a la esperanza, como ha hecho Debbie Mirza al escribir este libro y como hago yo al escribir estas líneas. A toda acción sigue una reacción y es lo que esperamos, que a esta acción del mundo siga la reacción correspondiente. Volvamos a leer  a Isaías que aunque lo dijo hace muchos  años, lo torcido se enderezará.

miércoles, 15 de enero de 2020


Demos gracias a Dios, a la vida o 
a quien os parezca
Gracias, Señor, por la aurora;
gracias, por el nuevo día;
gracias, por la eucaristía;
gracias, por nuestra Señora.
Y gracias por cada hora
de nuestro andar peregrino.
Gracias, por el don divino
de tu paz y de tu amor,
la alegría y el dolor,
al compartir tu camino.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
Himno de la liturgia de las horas


Después de rezar los laudes  al comenzar el día, en que  me he encontrado con este himno, poco puedo añadir. Normalmente no nos fijamos más que en “lo malo”, cómo está la sociedad, cómo está la política, cómo está la economía…como estoy yo, con la tensión alta, con el colesterol por las nubes, la glucemia, las varices… y no nos fijamos en lo que tenemos a mano, por ejemplo esta hermosa canción, que estoy escuchando ahora, tener acceso a internet, poder asomarme a mi ventana y ver el nuevo día, tener amigos con los que me comunico con whatsApp… lista interminable; pero no es esto lo principal. Si nos quedáramos sólo en esto, sería un ejercicio estéril, de autocomplacencia y egoísmo. Tenemos que ir más allá: Fijarnos en la maravilla de la vida, en la mejor bomba aspirante-impelente que es el corazón, el ciclo de la vida…, sería bueno rezar el salmo 148 todas las mañanas, o el cántico de Daniel y aun así nos quedamos cortos…

Estaría escribiendo toda la mañana, toda la tarde y no pararía nunca de intentar, sólo intentar de publicar las maravillas de la creación. Sólo quiero hacer este sencillo señalamiento desde este sencillo blog

lunes, 6 de enero de 2020


La luz y las tinieblas

“Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido”
Dn 7,14

En el día de hoy, festividad de la Epifanía, millones de personas en España, hemos dejado de ver la estrella; pero no preocuparse, sólo hay niebla, como en la ciudad en la que vivo. Sabemos, ciertamente, que el sol está al otro lado y que siendo de noche, la “Stella matutina” alumbra, aunque no la veamos.
Hace unos días, me he encontrado con un librito titulado “Los sueños” de un autor del que nunca había oído hablar Ivo Le Loup, de seudónimo Sédir, anagrama de “désir”, deseo. Es un librito de 60 páginas, o sea que se lee en la espera del dentista y es curioso, pues dice cosas interesantes, como en el  apartado titulado “El drama cósmico o la batalla entre la luz y las tinieblas”, pág. 41: “La gran batalla que se está llevando a cabo desde el principio del mundo entre la Luz y las Tinieblas tiene al Padre como árbitro. El jefe del primer ejército es Cristo; el jefe del segundo es Satán Tanto el uno como el otro poseen la inteligencia y el Poder del Padre, sus soldados y sus fuerzas están equiparadas. No obstante Cristo posee algo más que su adversario, algo muy difícil de concebir. Si comprendiésemos toda la extensión de esta palabra, a esta ventaja, podríamos llamarla “Sabiduría”. El arma del Cielo es la dulzura. Sus soldados dan todo lo que poseen: dinero, amistad, ciencia e incluso su propia vida. Por el contrario, el arma del infierno es la cólera: sus soldados, roban, hieren y matan”.
No puede decirse tanto en tan pocas líneas. Aquí está la Psicología de Jung sobre la “Sombra” reprimida, sombra, que abarca también a las naciones, como afirmaba el gran psicólogo. Sombra que abarca a colectivos, regiones, partidos políticos y… ¿Por qué no decirlo? A nosotros mismos. Hagamos examen de conciencia y no digamos que  el Demonio, Satán, Anticristo o como quieras llamarlo está en esos, o aquellos, puede estar en ti o mí, no lo dudes. Lo que pasa es que en unos se ven más y sus obras son fruto de su militancia; pero ojo: ¡la semilla y el trigo crecen juntas!”. Por eso, como dice Pablo en Rm 13, 12: “La noche está muy avanzada, y el día está cerca. Por tanto, desechemos las obras de las tinieblas y vistámonos con las armas de la luz. La luz de Cristo, el Sol que eclipsa la estrella, como muy bien dijo Lope de Vega: Reyes que venís tras ellas/ no busquéis estrellas ya, pues donde el Sol está no tienen luz las estrellas”
Por eso amigos y amigas, aunque no veamos la estrella, la fe nos debe guiar, como a los místicos, en los versos universales, del Cántico Espiritual, de San Juan de la Cruz. Aunque es de noche, aunque hay niebla, aunque las huestes del Príncipe de las Tinieblas parezcan cercarnos.
Iba a terminar aquí; pero se me olvidaba: Esta mañana, me he levantado pronto y se me ha ocurrido abrir la biblia y me ha salido el libro de Daniel y he visto el paralelismo que hay entre los tiempos de Nabucodonosor y del rey Baltasar y la ambición de poder, como ocurre en nuestros días. Es significativo  como en el capítulo 6 al no encontrar ningún motivo de acusación contra Daniel, los sátrapas hicieron firmar al rey un decreto prohibiendo el culto  a cualquiera que no dirigiera su oración al mismo rey, sabido que Daniel todos los días rezaba al Dios de Israel. Y dos mil quinientos años después seguimos igual.
Creo que a pesar de la niebla, acabo de ver la estrella y poco falta para que vea el Sol. AMEN