sábado, 26 de noviembre de 2016

Las ánimas benditas

Fieles cristianos, acordaos de la benditas almas de Purgatorio con un Padre Nuestro, y un Ave María, por el amor de Dios" y luego, después de haber rezado el Padrenuestro, recitan de nuevo: "Otro Padre nuestro y otro Ave María, por las almas que estén en pecado mortal, para que su Divina Majestad, las saque de tan lamentable estado"

Salmodia, pidiendo oración por las Ánimas benditas, en La Alberca, (Salamanca)


Hoy dicen que ya no existe el Purgatorio, por lo que no debe haber “Ánimas benditas”; pero yo creo, que “haberlas haylas”, como las “meigas”, según decía Valle Inclán. Digo esto, porque recuerdo las historias de mi abuela sobre las mismas, que a veces se comunicaba con ellas, luego si se comunicaba, en algún sitio estaban. No entremos en teologías, vayamos a los hechos: Contaba mi abuela, que en cierta ocasión entraron a robar y en lugar de pedir auxilio, oyó una voz, de las “Ánimas benditas”, que le decían: “¡Pide agua!”, ya que mi pueblo es muy antiguo y está construido con madera y claro si se declara un “fuego”, es muy voraz. Por lo cual, al pedir agua, la gente acude rápidamente.
Tengo también recuerdos de niño, en que la presencia de las ánimas era casi constante en nuestra vida, decíamos entre nosotros, niños de 7 u 8 años: “Si no te duermes, le rezas un padrenuestro a las Ánimas Benditas y te duermes en seguida” y funcionaba. También en la colecta de los domingos en la misa, se pedía y se sigue pidiendo por las Ánimas Benditas y yo pensaba: ¿Cómo le mandarán el dinero?, luego me enteré que se lo daban al párroco para comprar viandas. Ese mismo párroco compró un gigantesco cuadro de escayola, con la idea idéntica al que ilustra esta entrada, sacado de internet, representando los sufrimientos de las Ánimas Benditas, en donde se les veía penar en el Purgatorio, debajo de un cielo luminoso, con la Virgen del Carmen, con el escapulario sacando a las almas que ya se habían purificado. A mí me impresionaba ese cuadro. Luego por Galicia y Portugal los he visto parecidos. Curiosamente, en las obras que se realizaron bastantes años después, no sé por qué, la verdad, ese cuadro fue retirado y tirado deshecho a una escombrera y fue una situación casi cómica, cuando en la prensa provincial, saltó la noticia que se habían encontrado unas tallas medievales en el municipio. Alguien aclaró pronto  la verdad prosaica.
En muchos pueblos de España y posiblemente también de Portugal, se hacía un recorrido por sus calles pidiendo oración por las Benditas ánimas del Purgatorio. Lamentablemente, esa maravillosa costumbre, se ha perdido,  y se conserva en algunos, como al que me estoy refiriendo, más como reclamo turístico, por desgracia, que como verdadera devoción, aunque hay de todo, pues hay gente, como yo que todavía creemos en las Ánimas Benditas.
Esta historia la cuenta muy bien Isaura en el programa del pasado 21 de Noviembre (Noviembre, es el mes de las ánimas benditas) de Radio Oasis 106.4 FM de Salamanca, cuyo enlace os mando:






jueves, 10 de noviembre de 2016

Eternidad
¡Clemente Dios, gloria a Ti!
Mañana a los sevillanos
aterrará el creer que a manos
de mis víctimas caí.
Mas es justo: quede aquí
al universo notorio
que, pues me abre el purgatorio
un punto de penitencia,
es el Dios de la clemencia
el Dios de Don Juan Tenorio.

Final de “D. Juan Tenorio” de José Zorrilla
 
Fotografía de CGL

En los ejercicios espirituales, nos contaban, que si una paloma, rozara con sus alas, una esfera de bronce,  tan grande como la tierra,  cada 1000 años, acabaría desgastándola (¡), y que el tiempo que había tardado en desgastarla, no es nada comparado con la eternidad. Naturalmente, esta comparación es absurda, nadie se la creía, salvo algún adolescente asustado, como estaba yo, cuando nos tocaba hacer los ejercicios espirituales, allá por los años 60 de nuestro bachillerato con el 4º y la reválida, el sexto e ídem y el Preuniversitario.
Los condenados al infierno, lo tienen crudo, según  esto; pero con las penas terribles que estarán sufriendo, lo que menos les importa, es la paloma, la esfera ni el bronce de la esfera. Lo anterior sería definir la eternidad, como el tiempo sin fin; pero ahora dicen que el tiempo no existe o que hay “dos clases” de tiempo, según la teoría de la relatividad, ¿En qué quedamos? Si no nos volvimos locos a los catorce años, con la paloma y la esfera de bronce, ¿nos vamos a volver ahora, con los viajes interplanetarios, en que la gente ralentiza el paso de los años?
Hoy día se le está dando mucha importancia al “poder del ahora”. Famosos son los libros de Eckhart Tolle y eso me convence más. El “yo soy”, que describe; pero que es indescriptible. El mismo, que era cuando era niño o cuando me asustaba la paloma rozando la esfera,  que por cierto,  a los 1000 años sería otra distinta, supongo,  y el mismo que llegó a la conclusión que eso era absurdo y el mismo que ahora escribe estas reflexiones. O sea que la eternidad es el “instante”, si pero “eterno”, es decir “instante eterno” ¡Pues salimos de dudas, vaya!
Allá por los años 50, me impresionó la historia del abad Virila, en el monasterio de Leyre. El abad Virila, existió. Podéis verlo en Wikipedia
Yo la creí entonces y la sigo creyendo ahora, por supuesto, mejor que la tontería de la paloma. El buen abad, le tenía miedo a la eternidad y una mañana fresca, apacible se apartó del monasterio y se encaminó a una fuente, cristalina. El calor comenzaba a notarse y un reposo al lado de la fuente, no venía mal. De repente se oye un pajarillo. ¡Qué delicia! Allí estuvo el buen fraile, escuchándolo, hasta que decidió volver al monasterio. Cuando se aproximaba, notó que una torre que estaba sin hacer ¡Estaba hecha!, había ¡dos torres!  Veo visiones pensó. Al llegar a la puerta, la encontró cerrada. ¡Qué raro! ¿Por qué la habrán cerrado? Llama a la puerta. ¿Quién es? , contesta el hermano portero. Soy yo, responde el abad. ¿Y quién eres tú? ¿No me conoces?, soy el abad. ¡Qué abad, si el abad, está en el coro, cantando laudes!
¡No puede ser, soy Virilla!, insiste, ¡déjame entrar! El portero abre y no lo conoce. Virila tampoco conoce al portero. Pasa dentro y no conoce a ningún fraile. Sale el prior y al oír el nombre Virila, recuerda que algo ha oído contar. En los libros de la historia del monasterio, se cuenta que un abad, así llamado, una mañana desapareció sin dejar rastro. ¡Habían pasado para el monasterio 300 años!, mientras que para Virila, apenas media hora. Créanme, cuando leí esta historia a mis 8 ó 9 años, quedé fascinado. Todavía recuerdo el sitio y la hora en que la leí. Ahora dicen que es una leyenda medieval; pero yo sigo creyendo que el abad Virila experimentó la eternidad. Historias parecidas cuentan ahora los abducido por los ovnis, y también quieren explicarlas como alucinaciones o cosas por el estilo. El misterio subyace. La eternidad, se nos escapa a los mortales, porque no veamos más allá de nuestras narices. Somos como Santo Tomás; pero Santo Tomás al meter los dedos en la herida de Cristo creyó. Nosotros ni por Virila, ni por Ero. Por cierto este era otro abad, del monasterio de Armenteira, en Galicia, que le pasó lo mismo. He estado allí y allí lo cuentan.
Misterios sin resolver, ni falta que hace que se resuelvan.”Praestes fidei suplementum, sensuum defectui, que dice una estrofa del “Tantum ergo, sacramentum”, que traducido, es más o menos: ¡Qué la fe complemente, a  lo que el entendimiento no alcanza!
Pero todos hemos experimentado, perder la noción del tiempo, ante una vivencia sumamente agradable, aunque no pasen 300 años. Esa es la eternidad. El “yo soy” atento, que observa, pase lo que pase, escuchando el pajarillo, escuchando la novena de Beethoven o canciones sefardíes, como yo estoy haciendo ahora, el sonido de las olas del mar, contemplando una puesta de Sol o el cielo estrellado en un lugar desértico… entusiasmándonos, es decir llenándonos de Dios, o mejor dicho, vaciándonos de nosotros y dejarle sitio a Él, que vive y reina en nosotros y por nosotros por los siglos de los siglos. Perdón, ahora en este “instante eterno”.

martes, 8 de noviembre de 2016

Única grabación de la voz de don Miguel de Unamuno - El poder de la palabra (1931)

Mi agradecimiento a Martín Eugenio Pacheco Magallanes por este singular documento, y el buen trabajo que ha hecho: el vídeo subido a YouTuve, cuyo enlace adjunto, así como el texto del discurso a continuación y al final, los créditos del audio

Fotografía de internet


Texto: “Un crítico francés de nuestra literatura española, dijo, que en España, apenas hay escritores, sino oradores por escrito. Acaso es cierto. Por mi parte, nada me molesta más, que oír decir de alguien que habla como un libro, prefiero los libros que hablan como hombres. Y lo que es menester, es que la gente aprenda a leer con los oídos, no con los ojos. La palabra es lo vivo. La palabra es en el principio. En el principio fue el verbo, y acaso en el fin será el verbo también. Cristo, el Cristo, no carpintero sino armador de casas, no dejó nada escrito: toda su obra fue de palabra. Yo recuerdo haber dicho esto:

El armador aquel de casas rústicas
habló desde la barca,
ellos sobre la grava de la orilla,
y él flotando en las aguas.
Y la brisa del lago recogía
de su boca parábolas,
ojos que ven, oídos que oyen gozan
de bienaventuranza.
Recién nacían por el aire claro
las semillas aladas,
el sol las revestía con sus rayos,
la brisa las cunaba.
Hasta que al fin cayeron en un libro
¡ay, tragedia del alma!
ellos tumbados en la grava seca
y él flotando en las aguas.

Yo temo por mi parte, que mueran mis palabras en los libros, y que no sean palabras vivas, porque he vivido siempre, de hacer, de vivir de la lengua.

Niño viejo, a mi juguete
al romance castellano
me di a sacarle las tripas
por mejor matar el año.
Mas de pronto, estremecióse
y se me arredró la mano
pues temblorosas entrañas
vertían sonoro llanto.
Con el hueso de la lengua,
de la tradición, badajo,
Miserere, Ave María,
tañían en bronce sacro.
Martirio del pensamiento,
tirar palabras a garfio,
juguete de niño viejo
lenguaje de hueso trágico.

Y toda la tragedia íntima, que lo es, ha sido luchar con la palabra, para sacarle toda la filosofía, toda la religión que lleva implícita. Porque una palabra es la esencia de la cosa. Cuando Adán dio nombre a las cosas, las hizo humanas y las humanizó.

{Parte II}

De tal modo las palabras llevan la esencia humana de las cosas, que, los que no son nombres propios, los geográficos, los toponímicos, llevan un paisaje, y a las veces, basta sólo, con oír la palabra para adivinar lo que pueda ser la tierra que recibió aquel nombre. Oíd una especie de pintura, del Duero, desde España hasta que entra en Portugal:

Arlanzón, Carrión, Pisuerga,
Tormes, Águeda, mi Duero.
Lígrimos, lánguidos, íntimos,
Espejando claros cielos,
Abrevando pardos campos,
susurrando romanceros.
[...]

Nombres hay, por ejemplo, como el de Madrigal, que él solo, pinta casi. Madrigal de las Altas Torres, allí donde murió Fray Luis de León, donde fue enterrado el príncipe don Juan, donde había nacido Isabel la Católica

Ruinas perdidas en campo
que lecho de mar fue antes de hombres,
tus cubos mordieron el polvo,
Madrigal de las Altas Torres.
Tú la cuna de Isabel, tumba
de don Juan, fatídico brote,
cayó en Salamanca dorada
y en Ávila fúnebre corte.
Medina la del Campo sueña
- cigüeñas, cornejas al borde -
el de César Borja, ¡qué salto!;
San Juan de la Cruz que se esconde.
Cielo del águila bicéfala,
nubarrones llegan del norte;
Maldonado, Bravo, Padilla;
Lutero a lo lejos responde.
Don Sebastián el Encubierto,
el rey del misterio, Quijote
de Portugal, ¡ay pastelero!,
venías quién sabe de dónde...
Fray Luis de León, ojos, mano
se doblan a la última noche;
quebrada la cárcel de carne
su mente al sereno se acoge.
¡Castilla! ¡Castilla! ¡Castilla!
Madriguera de recios hombres;
tus castillos muerden el polvo,
Madrigal de las Altas Torres;
Ruinas" {perdidas en lecho
ya seco de ciénaga enorme}*

* Por falta de espacio de grabación, estas ocho últimas palabras no figuran.

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Título: El Poder de la Palabra: parte I y II.
Autor: Miguel de Unamuno y Jugo (1864-1936).
Fecha: 3 de diciembre de 1931.
Datos de edición: Madrid Centro de Estudios Históricos.
Nº matriz: K 2823, K 2824.
Tipo de Documento: Registro sonoro no musical.
Descripción física: 1 disco (6 min) 78 rpm. Signatura APDS/1/6 APDS/3/8 DS/14444/4 APDS/261/21 PID bdh0000154250.
Resumen: Contiene una explicación improvisada del autor, intercalando la lectura de unos poemas inéditos que se interrumpen por falta de espacio de impresión.
Descripción y notas: Etiqueta beige con letras negras, incluido en el "Catálogo de discos de 78 rpm en la B.N.", nº 6416.
Pertenece a la primera colección de discos grabada entre 1931 -1933 por Columbia Gramophone Company y dirigida por Tomás Navarro Tomás.

Publicado en 1990 en vinilo y en 1998 en CD por la Residencia de Estudiantes. Copia digital de conservación (CD y DAT), 1995 -2000.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

La Sierra de Francia y el otoño
  Es aquí en los silencios donde comprendemos la frase de S. Francisco:
"tengo pocas necesidades, y las que tengo las necesito poco".
Correo de Moncho


           
                He recibido estos  días un correo de una amiga, que a su vez, me manda otro correo de un amigo, y otros correos he recibido que me hablan de lo mismo: de la paz, del sosiego que se siente en los castañares de la Sierra de Francia. Yo también lo he experimentado, he ido a coger castañas y he subido a un altozano, desde el que se veía la mole de la Peña de Francia. Allí, hemos comido un bocadillo, con la mirada puesta en las Sierra de las Quilamas de frente, sobresaliendo ligeramente el pico Cerbero,  a la Izquierda, la Peña de Francia, a la derecha, el bosque cercano y detrás el bosque más lejano y a su vez, detrás el horizonte ya lejano de San Miguel de Valero y más a la derecha la Sierra de Béjar. Por detrás un camino poco transitado y la maleza que lo inunda todo, ¡Que tiempos, en que los castañares estaban limpios y bien arados!, pero no serían tan buenos, pues  la gente tenía que emigrar…  
         No había nadie por allí y teníamos cierto temor, ¿Por qué ocultarlo?  Es posible que algún jabalí, pudiera aparecer,  que ahora están de suerte, pues tienen comida en abundancia. Muchos castañares están abandonados, como al que nosotros fuimos, con permiso de su dueña. Revivo ahora el momento y me sorprendo de la rueda de la vida, que se palpa en esos instantes que nos llenan la pupila para los días grises del invierno. Las hojas amarillas, lentamente van cayendo.
        Y allí, en aquel  silencio, sin querer, una plegaria, a la Virgen de la Peña, de mi interior va saliendo.
         He tomado algunas fotos, que me llegan. Estupendas, y las pongo en este sencillo blog y a veces me imagino que no me las merezco, como en este caso, las que me manda mi amiga con un correo de Moncho:

Ruta de los espejos... para encontrar la luz


       
  “Hay que volver siempre a la sierra, llevando pocas cosas: afán por descubrir la belleza más pura, libertad de la que rompe nuestras penas, ganas de andar con los ojos abiertos, un corazón de niño para admirar el universo, las manos limpias para abrazar y compartir...


         
Ya se encarga la luz de rompernos esquemas, de encararnos lo nuevo, de descalzarnos para sentir la tierra, de volvernos adentro... al único destino al que conduce todo.


        
Ya se ocupan los bosques y las aguas, el aire y la maleza,
 de quitarnos los hatos y la máscara”.

Abrazos.


Moncho