martes, 12 de mayo de 2015

El principio antrópico
Artículo publicado en la página de la Asociación de Alumnos de la 
E. de Teología de San Esteban en Febrero de 2011
Imagen tomada de Internet


Según Wikipedia: “El primer uso del término principio antrópico se atribuye al físico teórico Brandon Carter quien en 1973, durante un simposio en el que se celebraba el 500º aniversario del nacimiento de Copérnico en Cracovia y que trató sobre "La confrontación de las teorías cosmológicas con los datos experimentales", lo acuñó para argumentar que, después de todo, la humanidad sí que tiene un lugar especial en el Universo. Así, en su charla sobre "las innumerables coincidencias y el principio antrópico en la cosmología" Carter declara que "Aunque nuestra posición no es necesariamente céntrica, es inevitablemente privilegiada en cierto sentido."
En el libro Ciencia y Teología de John Polkinghorne, Ed sal Terrae, capítulo “La imagen científica del mundo”, hay un apartado dedicado a este principio. Cito literalmente: “… un universo en el que pueda desarrollarse la vida basada en el carbono es, un universo muy singular, “finamente ajustado” (finely tuned) por lo que respecta al carácter de sus procesos básicos. Esta sorprendente consideración se conoce como principio antrópico: no todos los mundos de cierta edad serían capaces de producir antropoi, seres de complejidad comparable a los humanos” y más adelante: “… nuestro universo representa una diminuta franja fértil en lo que, por lo demás,  es una zona desierta, desnuda de toda posibilidad. Para que sea posible el desarrollo de una complejidad fecunda es necesario que concurran:
a)     Leyes adecuadas (ni muy laxas ni muy rígidas)
b)     Constituyentes adecuados (no sólo fotones y electrones)
c)     Intensidades de fuerzas adecuadas (fuerzas nucleares capaces de generar los elementos dentro de las estrellas)
d)    Circunstancias adecuadas (un universo suficientemente grande)”.
En el mismo libro cita al filósofo John Leslie, que reflexionando sobre este tema pone  este ejemplo: un reo va a ser ejecutado por un pelotón de expertos tiradores, apuntan, disparan y el reo queda ileso. Leslie dice que sólo hay dos posibles explicaciones: una es que ese día hay muchísimas ejecuciones y que hasta los más expertos tiradores fallan de vez en cuando y la otra es que los tiradores estaban de acuerdo con el reo. Según  Polkinghorne, si existen muchos universos,… podría ocurrir por mero azar que en uno de ellos se dieran las condiciones adecuadas para la evolución de la vida basada en el carbono… y ese es el universo en que vivimos. Por otra parte, es posible que haya un único universo, cuyo entramado físico finamente ajustado representa el don fecundo con que le distingue un Creador deseoso de que su historia sea productora de vida”.
Tengo que citar aquí también la magnífica novela “La fórmula de dios” de José Rodrigues dos Santos, en donde en forma de novela de espionaje, va desgranando misterios de la física y del mundo. El ejemplo que pone de las probabilidades de que se haya formado el elemento químico carbono, es menor que si en un viaje de Salamanca a Moscú, en todos los pueblos y ciudades por los que pasamos compramos lotería… ¡y en todos nos tocara el gordo!
Hasta aquí he expuesto los “apuntes” de este interesante principio, ahora permitidme unas reflexiones personales, aunque antes, cito a Jesús Simón, S. J. en su libro “A Dios por la ciencia”: “Vemos Dios resplandeciente entre los astros, creándolos y agitándolos en armoniosa danza por el espacio”. “Los cielos proclaman la gloria de Dios”, Salmo 19. Sin embargo el Dios que se vislumbra en estos procesos físicos, creador de fuerzas gravitatorias, electromagnéticas, combinando electrones, neutrones, protones, fotones, …creando estrellas, planetas y galaxias, parece un Dios frío calculador, ajeno al hombre, criatura de sus manos; pero sólo en apariencia, pues ese mismo Dios nos ha enviado a Jesucristo, que se ha hecho como nosotros, cercano, amigo, caminante acompañante en nuestra vida y que da gracias al Padre “porque estas cosas se las ha revelado a los sencillos” Mt 11, 25-27. A los sabios y entendidos no. Pero no quiere decir que los sencillos sean ignorantes, ni que los sabios y entendidos estén excluidos de estas revelaciones. Pienso yo, que los sencillos son los que practican la humildad, en el sentido que decían ayer en las Conversaciones de San Esteban, las monjas contemplativas dominicas del monasterio de Toro. Y esa misma humildad puede tenerla un astrofísico, por ejemplo. Esa misma humildad hace que seamos permeables al Espíritu Santo, y así la Trinidad actúa en el mundo y en nosotros.

Escribo esto hoy, festividad de las Candelas, presentación de Jesús en el templo como luz de las naciones y pienso que no es una simple casualidad, es una sincronicidad, en el sentido que me he expresado en anteriores artículos. 

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