domingo, 29 de octubre de 2017

Sincronicidad
8. Tiempo y transformación 1ª parte

 Una sincronicidad actúa como un espejo, un espejo en el que se refleja el plegamiento y desplegamiento constante del universo a partir de su fundamento.
F. David Peat en Sincronicidad, Pág. 151


Comienza este capítulo, repasando lo visto en las páginas anteriores, en lo que sigue intentaremos, resumir los cuatro  apartados del mismo, es decir, la introducción,  y los tres apartados siguientes: La conciencia y el individuo, El tigre y la selva y El cazador en el sillón, dejando para otra entrada, las diez últimas páginas.
La tesis defendida a lo largo del libro ha sido que “…la mente y la materia no son sustancias distintas sino que son las dos caras de una sola realidad, órdenes que surgen de un espectro común que contiene órdenes sutiles adicionales, y hasta ahora inexplorados…” y más adelante “La creatividad se extiende por cada elemento de la naturaleza. Pero si este es realmente el caso, ¿por qué la creatividad no es más evidente en nuestras propias vidas?”  Pág. 151. Añadiendo que la creatividad, se considera sólo en genios que surgen en las artes y las ciencias. La mayoría de la gente, cree que su capacidad creativa está seriamente limitada, por las actividades diarias, del trabajo, relaciones familia… que hace que se canalice por límites estrechos, determinados por las circunstancias de la vida. Y yo ahora me acuerdo, y esto no viene en el libro que estoy comentando, que C. F. Gauss, el “Prínceps matematecurum”, estaba casi ciego, tenía creo que ocho hijos y no sé  cuántos gatos, de los que estaba rodeado cuando escribía sus teoremas y teorías matemáticas. Cierro paréntesis.
Muchas personas se sienten atrapadas, por traumas de la infancia, en el vecindario, en la familia, la situación política del país en el que viven. Pone el autor el ejemplo de Irlanda del Norte y lo vemos en estos días en una parte de nuestro país, en oriente medio y en tantos lugares, cuya inestabilidad política y económica es evidente, en los que cualquier posibilidad de transformación creadora parece ser completamente imposible. Cita también el problema ecológico, causado por la forma en que la raza humana trata al planeta y se hace la siguiente pregunta “¿Cómo puede haber sucedido esto? ¿Por qué la creatividad no es capaz de animar a la sociedad y al individuo para que las naciones puedan enfocar el cambio de modos libres y abiertos, por el bien de todos, y para que la vida de cada individuo se llene de significado?” Pág. 152. Y más adelante reflexiona sobre el funcionamiento de la sociedad y el individuo dentro de ella, que funcionan de una manera mecánica, mientras que la fuente creadora es ilimitada.  Y copiamos literalmente, pág. 153 “¿Esto significa que la fuente creadora se ha vuelto inherentemente limitada, o disminuida por la conciencia que ella creó? Ello parece inverosímil, dado que aquellas estructuras materiales que parecen ser eternas deben ser, de hecho, constantemente recreadas y mantenidas desde un contexto más amplio que puede cambiar inesperadamente… El problema, por lo tanto, no puede estar en la naturaleza general de la conciencia misma, sino en alguna característica especial o “error” que haya aparecido silenciosamente en la evolución de la raza humana” ¿A qué les recuerda esto?
Termina la introducción al capítulo  con el siguiente párrafo, Pág. 154 “Para explorar estas cuestiones y llegar a una nueva comprensión de la naturaleza de la sincronicidad, es necesario investigar la naturaleza del tiempo, que también es un aspecto clave de la sincronicidad, y explorar la cuestión de la evolución del “sí mismo. De este modo se descubrirá una respuesta que explica por qué la mente humana está limitada en su creatividad cuando surge del orden ilimitado de la creatividad”
En el siguiente apartado La conciencia y el individuo, comienza definiendo la conciencia como “un orden sutil con un movimiento delicado, sensible e intangible que es muy distinto al orden de la materia explicada, pero que son inseparables dentro del espectro común de órdenes” Pág. 154 y continúa: “La conciencia no se puede reducir de ningún modo a los funcionamientos físicos del cerebro, ni se puede decir que estos procesos materiales estén totalmente condicionados por la mente, sino que la mente y el cerebro surgen como dos aspectos indivisibles de la única fuente fundamental”.
A lo largo del libro se ha ido afirmando que procesos de la naturaleza tienen un aspecto mental,  calificado como “inteligencia objetiva”, así el movimiento de las electrones dentro de un plasma, o la unidad de células del moho del cieno, que son similares al comportamiento cooperativo de un grupo de humanos, lo que sugiere que exista una forma de ”inteligencia” dentro de la materia.
No obstante, la palabra “conciencia” se utiliza para indicar la concienciación y atención en la mente del individuo más que del universo y en la misma página: “Al igual que la partícula elemental se despliega en el campo cuántico… el vórtice sale del rio, una conciencia individual puede surgir del orden esencial complejo de la conciencia que se extiende por el universo entero. La mente individual es una especie de localización o concentración de conciencia que se despliega en el cerebro y en el cuerpo del individuo… Así como el vórtice no tiene independencia absoluta de las ondas ni de los otros vórtices del rio, una mente individual no puede separarse de la conciencia de la sociedad como conjunto.”
Desde el punto de vista histórico, sólo recientemente una conciencia individual se separó de la mente del grupo social. Muchos pasajes del Antiguo Testamento no hacen distinción al hablar de la tribu y del representante individual. Esta unidad entre el individuo y la tribu ha sido calificada como “personalidad colectiva”.
Originalmente la conciencia contenía el mundo entero, pero en el individuo se vuelve fija y concentrada, vinculada a su cuerpo, que con las vivencias, recuerdos, experiencias… se llega a una conciencia personal, es decir la conciencia se despliega en la mente individual; pero el precio por todo esto parece haber sido el desarrollo del “sí mismo”, que aísla cada vez más de un contacto directo con la naturaleza y la sociedad y que incluso está separada de sí misma, ya que gran parte de la mente es inconsciente; pero algunos místicos afirman que esta separación no es absoluta y que se puede lograr un profundo sentido de unidad con el universo entero. “La vida está impregnada de significado y en un sentido de “unidad” con toda la naturaleza” Pág. 156.
Algo parecido es lo que ocurre en una sincronicidad, cuando una persona experimenta una fuerte sensación que une los pensamientos internos, los sueños y los sentimientos con patrones de sucesos del mundo externo.
A continuación en el apartado El tigre la selva. Con esta imagen, del tigre que se funde con toda la selva: “El tigre ha percibido el peligro y se funde en un segundo plano, observando la selva con gran intensidad… su cuerpo entero expresa su absoluta atención y vigilancia. En un sentido casi intemporal, el tigre forma un conjunto con la selva y reacciona a cada matiz de su entorno… Un repentino destello de color o susurro de la naturaleza se percibe como un “sexto sentido”… el destello del movimiento, es la pura percepción sin filtrar que se registra en una fracción fugaz de segundo. Dentro de tal concienciación elevada no existe ninguna división entre la mente y el cuerpo, pues la percepción es una función del organismo en su totalidad”
Igual ocurre en la mente humana, cuando un movimiento repentino es percibido por el sexto sentido “El significado y el reconocimiento del objeto,… se despliegan de un movimiento muy complejo que empieza… con una concienciación no diferenciada muy rápida, en la que no existe ninguna  separación entre el observador y lo observado” Pág. 158, y más adelante: “Durante la cacería, la concienciación y la atención funcionan perfectamente armonizados y no hay ninguna sensación del paso del tiempo, pues el cazador vive en un presente eterno” Algo parecido sucede cuando una persona escucha atentamente un tema musical o está inmersa en un proceso creativo.
Y pasa al siguiente apartado titulado El cazador en el sillón, en que explica como contrapunto a la conciencia sin límites, en medio de la cacería o a la sensación de comunión de las tribus más antiguas.
Al irse desarrollando la civilización, los individuos empezaron a funcionar como entidades aparte de la sociedad con una sensación creciente de la propia independencia, de modo que los pensamientos, los sentimientos y las emociones empezaron a configurar lo que ahora llamamos “si mismo”, que se hizo más rígido y se convirtió en el centro de atención, Se agarra a lo cómodo y seguro y evita todo lo que amenace a su supervivencia. Estas imágenes mentales internas, mantenidas a base de mucha energía, se proyectan  hacia la sociedad como creencias colectivas.
Todo esto ha dado lugar a un nuevo orden, en el que las necesidades absolutas, objetivos, creencias y aspiraciones ocupan una posición dominante, perdiendo el sentido de la naturaleza. Así está la humanidad actual, autodividida, confusa, que ha perdido el contacto con el cuerpo y está desprovista de cualquier significado del universo.  Pero todavía hay mentes, como T.E. Lawrence que escriben:
Nos pusimos en camino en una de esas albas despejadas en que el sol despierta los sentidos. En esa mañana, durante alrededor de una hora, los sonidos, olores y colores del mundo impregnaron al hombre individual y directamente, sin ser filtrados o tipificados por el pensamiento.
Termina este apartado con estas preguntas: ¿Es posible para la fuente creadora penetrar en la vida del individuo? ¿Es posible que el equilibrio de la vida en este planeta se restablezca y que, en un sentido más profundo del significado, funcione dentro del individuo y la sociedad?

Yo pienso que si, y espero que en las últimas diez páginas que quedan de este capítulo y de este libro, el autor, nos dé esperanzas. Lo veremos en la próxima entrada.

jueves, 12 de octubre de 2017

Sincronicidad
Cap. 7, la Fuente Creadora (2)

 “El universo puede haber surgido de un  big bang de una energía ilimitada. Pero considerándolo desde otra perspectiva, incluso, esto es sólo una pequeña “ondulación” dentro de la enorme actividad del fundamento, que surge de una fuente eternamente creadora que está más allá de los órdenes del tiempo”.
Sincronicidad, F. David Peat, Pág. 138

Fotografía de Clara G. 

Seguimos, tomando notas de este magnífico libro de F. David Peat, el cual sin embargo, no nos aclara “casi nada”; pero que nos fija, si cabe más en el Misterio. Nuestra mente no puede enterarse completamente de lo que pasa y de cómo funciona el mundo. Me viene a la mente la parábola del niño-ángel de San Agustín. Nuestra mente es un pequeño “pozuelo”, comparado con el mar de la inteligencia infinita. Por lo que advierto al posible lector de estas líneas, que si quieres enterarte de algo, abandone. No es este el sitio, aunque si puedes profundizar en el misterio, alejándote aún más de las posibles certezas.
Ahora nos situamos en la página 135, en el apartado El estado de vacuidad, en el que comienza haciendo un repaso histórico somero del pensamiento de Demócrito y Leucipo,  según el cual el mundo está compuesto por átomos, mientras que Heráclito, sostenía que la naturaleza surgía de un flujo primordial  en el que existe un movimiento constante entre la unidad y la diversidad. “El uno está compuesto de todas las cosas y todas las cosas se derivan del uno”. A principios del siglo XX, la moderna teoría cuántica, parece confirmar la intuición de Demócrito y Leucipo. Pero en la versión del campo cuántico, los procesos elementales ocurren dentro de un fondo que es parecido al de un flujo eterno.
         Según esta segunda teoría, las partículas elementales están en un estado constante de formación y disolución dentro de lo que se llama el estado fundamental o estado de vacuidad.
Y en esta misma página, la 136, leemos: “Paradójicamente, la nada del estado fundamental, del que se sostiene el universo, es un vacío y un pleno. Es un vacío porque, al igual que en concepto cotidiano del espacio vacío, la materia puede moverse a través de él sin interrupción. Pero también es un pleno porque está infinitamente lleno de energía… Al igual que Atum-Re creó los dioses del océano primordial, las partículas elementales y el universo mismo surgen de un “mar de energía” hirviente que tiene la apariencia de la nada…
Más adelante señala, como los sistemas mecánicos aislados del resto del universo agotan su energía, con el tiempo, como las baterías de os coches y las estrellas, que acaban muriendo, esto no se aplica al mundo cuántico, porque el estado de vacuidad tiene un potencial infinito y su energía ilimitada provoca, no sólo las partículas elementales y todas las transformaciones de energía, sino incluso el espacio-tiempo.
En la siguiente página cita al físico teórico John Weeler, que ha descrito gráficamente el caso de un espacio-tiempo cuyo origen está en el mar infinito de energía, conocido como el estado de vacuidad, con el símil del mar, visto desde un avión a gran altura, o visto a pocos metros de la superficie, o visto desde un bote, en el que las olas se convierten en espuma al romper, anotando que el espacio está compuesto por una estructura parecida a la espuma.
Para terminar las notas tomadas en este apartado, cito literalmente, de la página 138 un concepto abstracto y escurridizo: “La gran teoría unificada de las partículas elementales destaca el papel de las simetrías abstractas durante las primeras fracciones del big-bang. Poco antes de su muerte, Heisemberg afirmaba que los niveles más profundos de la realidad no implican partículas, sino simetrías… Estas simetrías se llaman abstractas porque son muy distintas a las simetrías normales,… que se encuentran por ejemplo en un copo de nieve… más bien son las simetrías de campos cuánticos, que se definen en espacios matemáticos abstractos. Según estas teorías, el estado fundamental del vacío posee un alto nivel de simetría, que es “roto” progresivamente por la aparición de partículas elementales
El siguiente apartado, La pléroma, hace alusión a la clave de la cosmogonía de C. G. Jung, término antiguo que tiene su origen en los mitos gnósticos de la creación y significa un fundamento o “divinidad” del que nace toda realidad, y acompaña una cita de “VII sermones ad mortuos” que reproducimos aquí:
Escuchad: Yo empiezo con la nada. La nada es igual a la plenitud. En la infinidad, lleno no es mejor que vacío. La nada está vacía y llena […] Una cosa que es infinita y eterna no tiene cualidades, puesto que posee todas las cualidades.
La nada de la plenitud la llamamos la pléroma. Allí dentro terminan el pensamiento y el ser”.
Y más adelante en la página 140  “…en la teoría del universo de la mente y la materia de Jung, toda realidad se encuentra en la creatura, que tiene su fundamento en la plenitud de la pléroma… Es dentro de este movimiento básico que deben surgir los arquetipos… Las sincronicidades que han sido llamadas la activación de los arquetipos, ya no implican simplemente una forma ocasional de coincidencia, sino la relación significativa esencial entre los aspectos  mentales y materiales del universo
A continuación, cita la obra del lógico y matemático  G. Spencer-Brown, según la cual “La generación de la forma empieza con la nada, una página en blanco en el cuaderno del lógico, un vacío una pléroma. En este vacío se coloca una sola marca, una línea en una página en blanco. Esta es la primera distinción… el acto inicial de creación, el dibujo de una distinción dentro del vacío, y de este surgirá un mundo de dualidades y opuestos que llevan hacia la generación de la forma y del tiempo” Pág. 141.
Más adelante cita a Hegel, según el cual el mundo surge del fundamento del ser y la nada a través del movimiento de la dialéctica y apunta que la lógica de Spencer-Brown, de Jung o los mitos de la creación no es una forma estática sino que es  la imagen de un acto creador de percepción dentro de un vacío sin contexto y yo me pregunto ¿Quién hace el primer acto de percepción?
Cita posteriormente a los tibetanos, en el que las fuerzas cósmicas encuentran su equilibrio perfecto en el Bardo. A Nicolás de Cusa, a Meister Eckhart, del siglo XIII, para el que esta actividad es Dios, que fluye de la divinidad que es la fuente de toda potencialidad y la resolución de toda distinción.
Termina este apartado, con una referencia a los nombres  y a los mantras. El nombre no se escoge accidentalmente, sino que sus vibraciones deben estar en armonía con el cuerpo, el pensamiento y el universo y establece las primeras categorías que más tarde llevan a la estructura entera del pensamiento y termina el apartado con la siguiente frase: “la percepción creadora que actúa dentro del vacío sin contexto, por lo tanto se equipara con el nombre o la palabra, cuyas resonancias existen antes de toda forma y estructura. Al igual que la fusión de dualidades libera energía de la pléroma a la creatura, esta energía se simboliza en las vibraciones físicas y mentales del hombre” Pág. 148
Pasa al siguiente apartado, titulado Contextos y estructuras,  en el que leemos, Pág. 148 “La formación de distinciones, dualidades y categorías es el primer paso en ordenar el mundo. Las categorías existen  antes que el lenguaje y la razón, pues es a través del ordenamiento de categorías que estructuras de pensamiento pueden surgir y la mente puede responder de un modo racional al mundo explicado. Las primeras distinciones que se crean por medio de un acto de pura percepción no requieren ningún contexto. Pero en su surgimiento del vacío también empieza a formarse un contexto que es capaz de actuar recíprocamente sobre estas categorías. Es a través de este movimiento bilateral entre contextos y categorías, o dualidades, que se establece el significado”.
Leemos más adelante “Un flujo de significado se puede percibir claramente mientras se escucha música, lo que el compositor Edgar Varese ha llamado la “corporización del pensamiento” Así, tomando como ejemplo las cuatro primeras notas de la Quinta sinfonía de L. V. Beethoven, al escuchar las notas que surgen del vacío, por primera vez, están desprovistas de significado; pero si se le da un contexto inicial, como “el destino llama a la puerta” o cuando fueron emitidas por la BBC  durante la segunda guerra mundial, como símbolo de libertad, establecen sus resonancias en la mente y producen una gran variedad de predisposiciones y esperanzas en el oyente. Esto es, en efecto la generación del primer contexto y mientras la música sigue sonando, este contexto empieza a crecer. Arnold Schónberg mantenía que todos los temas de esta sinfonía, e incluso su estructura íntegra, se derivan de sus primeras estrofas.
Y termina este apartado, Pág. 149 “Del mismo modo, una distinción o dualidad aparece por primera vez en un vacío, para crear un contexto. Mientras la distinción y el contexto crecen juntos, crean un mundo cambiante de orden y significado, que nunca se puede fijar sino que actúa constantemente sobre sí mismo
Pasamos finalmente al último apartado de este capítulo, Conclusiones y resumen. Y leemos Pág. 149 “El universo surge de una fuente creadora, cuya acción principal es una percepción incondicional en el vacío que, provoca las primeras distinciones y dualidades sin contexto. Estas dualidades, que fluyen de la fuente, crean un contexto cambiante que luego actúa recíprocamente sobre ellas para producir una discriminación y diferenciación continua”.
Y en la siguiente página: “La sincronicidad fluye de este movimiento, que da a su sujeto un sentido del significado más profundo del universo y una intuición de los movimientos que fluyen de su fuente creadora. Pero esto plantea una pregunta importante: ¿Por qué este proceso, que provoca y sostiene el universo entero de la mente y la materia, parece ser tan singular e inusual que se experimenta solamente durante una sincronicidad o una epifanía religiosa?... ¿Por qué la sincronicidad se debe considerar una coincidencia aislada de la mente y la materia, cuando una sola  fuente esencial da origen al universo en cada momento eterno?”
Es lo que nos preguntamos muchas veces, cuando pensamos, que Dios nos ha abandonado, y esto no lo dice el libro, lo pienso yo. Termina el capítulo con la promesa de responder a ello en el próximo y último capítulo.  Ya veremos…


miércoles, 4 de octubre de 2017


 Sincronicidad
Cap. 7, la Fuente Creadora (1)
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!

Fotografía de Moncho
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar.
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Salmo 8


El salmista, ve evidente la fuente de creación eterna, como la “Mano poderosa”, de María, la analfabeta de mi pueblo, como lo veo yo. Aquí podría terminar y no calentar más las neuronas; pero queremos comprender y descubrir esa Fuente, aun a sabiendas que acabaremos con “la cabeza caliente y los pies fríos”. Eso es lo que pretende este penúltimo capítulo del libro de F. David Peat.

La sincronicidad se ha plegado gradualmente en una dimensión totalmente nueva; en lugar de un mudo determinista causal en el que la mente y la materia son dos sustancias separadas, aparece un universo de sutileza infinita que es más parecido a un organismo vivo creador a que a una máquina. Desde las profundidades de este orden, se despliegan armonías que se extienden por las esferas mentales y materiales en forma de patrones y conjunciones significativos que actúan como indicios de la unidad esencial de toda la naturaleza”.

Sincronicidad, F. David Peat, Pág. 131


Como ya se ha apuntado más veces en este libro, una sincronicidad puede ser considerada un microcosmos que refleja la dinámica del macrocosmos mientras se despliega simultáneamente en los aspectos mentales y materiales de la vida de una persona.
En el segundo apartado de este capítulo, El origen innominado, nos remite al capítulo anterior, al rechazar el dualismo cartesiano, mente-materia, en el que se presentó una imagen de dos órdenes o partes de un solo espectro que surgen de una fuente común que no es, en sí, ni la materia ni la mente. Jung exploró esta idea en el concepto de psicoide, que, según él contiene la materia y la mente, pero va más allá de ambas, utilizando específicamente la imagen de un espectro de vibraciones. La sincronicidad para Jung, tenía su origen en un “movimiento” de este espectro que entonces se manifiesta en los dos extremos, como la manifestación simultánea de un patrón en las esferas materiales y mentales y copiamos literalmente, Pág. 133 “Esta imagen del espectro de vibraciones se sustituye en este libro, por la idea de un arden de órdenes que son capaces de extenderse, hasta la mente y más allá de ella, hacia niveles indefinidamente sutiles por un lado, y hacia los órdenes explicados de la materia por el otro.  (Esta palabra explicado, es un tanto confusa, pienso que el traductor, podría haber buscado otra más apropiada.) Este orden de niveles de orden surge de una fuente creadora”.
Pero ¿cuál es la naturaleza de esta fuente? Lao-zi en el siglo IV antes de Cristo, escribió:
El Tao que se puede expresar con palabras no es el Tao  inmutable…Sin un nombre es el comienzo del cielo y la Tierra.
Y seiscientos años después, Plotino:
¿Qué es esto que no existe? Debemos irnos en silencio, ensimismados en la perplejidad total y no buscar más lejos…
Dentro de cada momento de la vida de una persona o de una mota de polvo, está plegado el universo entero, que es, en sí, la manifestación de una creatividad inimaginable e innominable. Aunque nunca se pueda captar esta creatividad en el pensamiento, puede que sea posible saborear algo de su esencia. Científicos, místicos, artistas y poetas han intentado captar algo de esta esencia y expresarla en tratados científicos u obras de arte.
Los antiguos mitos sobre la creación, implican un estado u orden primordial del que surge toda la naturaleza.  Con los antiguos egipcios, Atum-Re se levanta del océano prístino y engendra los dioses. Es el generador del universo el poder de la dualidad Atum-re se fecunda y engendra los dioses de la tierra y el cielo, Geb y Nut, que con un trato carnal engendran el universo. La separación del cielo y la tierra, es el nacimiento de la materia. En Babilonia la dualidad  implicaba dos océanos, uno salado y otro dulce de los que nacieron los dioses, que engendraron a Marduk, quien ordenó el caos que lo rodeaba. En Sumeria, la diosa terrenal Ki, y el dios celestial An engendran a Enlil, el dios del aire, que separando el cielo y la tierra crea el universo. Curiosamente el autor no cita nada del Génesis.
En la página 135, leemos literalmente “Según algunos mitos, el poder generativo que está detrás de las manifestaciones del mundo se encuentra en los movimientos eternos de la dualidad. Esta dualidad se crea en el ordenamiento original. Es un acto de pura distinción, sin referencia a cosa alguna que haya ocurrido anteriormente, del cual surgen los principios dobles de macho y hembra, cielo y tierra, noche y día. Estas dualidades entran en una unión donde se pierden sus distinciones y se vuelven a disolver en el fundamento informe”.
Esto se pone interesante; pero lo dejamos aquí, por  no cansarme yo y no cansar al posible lector. Continuaremos con el siguiente apartado, El estado de vacuidad



domingo, 1 de octubre de 2017

Tobías y el ángel
Un breve apunte sobre la existencia

“Quita de tu corazón la irritación,
y evita a tu carne la calamidad;
pues la juventud y la flor de la vida son vanidad
(Eclesiastés 11:10)


Hoy, en España, mucha gente está preocupada. Todos sabéis porqué; pero todo es vanidad.  (Casi) Todo lo que hacemos, es para llenar el vacío existencial, lo cual nos acarrea no pocas veces dolores de cabeza. Tenemos que vivir y en otros tiempos, esto llenaba el vacío de la vida, pues había que cazar, luego con el paso de los siglos o milenios, la agricultura, dio paso a los excedentes y con ello al “tiempo libre”; pero ese tiempo libre, dio lugar al  “vacío existencial”, que había que llenarlo de alguna manera.  Por desgracia, en más partes, que lo que deseáramos, la vida sigue sólo para procurar la subsistencia.
¿Por qué he saltado lo de la “sincronicidad”, que todavía no lo he terminado? (por supuesto que no lo terminaría, ni yo ni nadie escribiendo 1000 años cada día una entrada de un blog)
La respuesta está en que estoy leyendo un “cuento”, que no lo es: “Tobías y el ángel”, de Susana Tamaró. Un buen libro, corto, que se lee en una tarde. La niña Martina, es ajena a lo que pasa a su alrededor, ella tiene vida; pero no tiene “vanidad”, en el sentido que le estoy dando yo. Los acontecimientos exteriores, ocurren, independientemente de sus vivencias interiores, por tanto no pueden preocuparles, pues ni siquiera es consciente de ellos. Esta lectura me ha hecho sacar una conclusión ¿Por qué preocuparse de cosas que no controlamos? No es fácil dar una respuesta a esta pregunta; pero es bueno dejarla ahí, esperando, si no repuestas, si actitudes ante la vida. No vale la pena sufrir, si pierde nuestro equipo. La vida es algo más que la vanidad, de salir a vitorear a la selección o al real Madrid, por ejemplo, alegrarse si gana las elecciones nuestro partido político, o entristecerse si pierde...
La vida es bella (¡Vaya tópico!), si la vivimos aquí y ahora, sintiendo el fresco de la mañana, escuchando ahora, la buena música que suena en la radio. La vida es “vanidad”, si vemos las noticias en el telediario o las escuchamos por la radio. ¿Quién las fabrica?

Antes de terminar, quiero decir y advertir alto y claro, que esto que digo no es vanidad; pero decirlo y publicarlo en el blog, si lo es; pues ya lo sabéis y esto sí que es vanidad: matayotes, mayayoteiton, kaipanta matayotes