3 de Mayo, San Felipe
(hoy la entrada, es prestada)
Pensaba yo que hoy, la fiesta de la Cruz de Mayo, no había otra cosa que celebrar; pero José Manuel Hernández, co-párroco de la Purísma, hasta setiembre de 2012, nos recuerda, con el siguiente texto, que celebramos también la memoria del apostol Felipe.
La tradición ha unido en el mismo día la memoria de dos Apóstoles: FELIPE y SANTIAGO.
Fijamos nuestra atención en FELIPE porque la
memoria de su martirio está vinculada a la ciudad de HIERÁPOLIS. En las listas
de los Doce, Felipe aparece siempre en el quinto lugar. Natural de Betsaida, su
nombre griego indica un pequeño signo de apertura que no hay que infravalorar…
En el cuarto evangelio
Felipe aparece en cuatro
escenas:
1. Después de ser llamado por Jesús, Felipe se encuentra con Natanael
y, a pesar de la reticencia inicial de éste, lo lleva hasta Jesús… Le dice
“¡Ven y lo verás!”
Juan
1, 45-46
2.
En la multiplicación de los panes, Jesús
le pregunta a Felipe dónde se podría comprar pan para dar de comer a la
multitud
Juan
6, 5-7
3.
Unos griegos que querían conocer a Jesús
se acercaron a Felipe y le dijeron “Señor, queremos ver a Jesús”. Andrés y Felipe se lo
facilitaron.
Juan
12,20-22
4.
En la Última Cena Felipe le dice a Jesús “Señor, muéstranos al Padre” Y Jesús le respondió “El que me ve a
mí ha visto ya al Padre”
Juan
14, 9-11
La tradición dice que evangelizó primero en
Grecia y luego en Frigia, en Asia Menor. Allí fue martirizado, en Hierápolis, siendo
crucificado o lapidado…
Final de la catequesis que Benedicto XVI dedicó al apóstol Felipe:
“Queremos concluir nuestra reflexión
recordando el objetivo hacia el que debe orientarse nuestra vida: encontrar a
Jesús, como lo encontró Felipe y se lo hizo encontrar a otros, tratando de ver
en Él al mismo Dios, Padre celestial. Si falta ese compromiso, nos encontraremos sólo con nosotros mismos, como quien se mira
en un espejo, y ¡cada vez nos quedaremos más solos! Felipe nos invita, en
cambio, a dejarnos conquistar por Jesús, a estar con Él y a compartir esta
compañía indispensable. De este modo,
viendo, encontrando a Dios, podemos encontrar la verdadera vida”
Señor, Dios nuestro, que nos alegras todos los años con
la memoria de tu apóstol Felipe, concédenos, por su intercesión, participar,
como él, en la muerte y resurrección de tu Hijo, para que merezcamos, llegar a
contemplar en el cielo el esplendor de tu gloria”.
Apóstol San Felipe, Ruega por nosotros.
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