¿Vanidad o Navidad?
Entrada dedicada a Fructoso Mangas Ramos,
por hacernos ver estas cosas,
que son "evidentes"; pero que muchas veces,
al caminar como "tontines"
por la vida no nos fijamos en ellas.
Hace unos días, Fructuoso Mangas
escribió, un artículo con este título, que podéis leerlo aquí: ¿Vanidad o navidad?
Verdad es. Hoy estamos convirtiendo
la Navidad, es esto: luces, consumismo, felicitaciones vacías, despilfarro,
hipocresía… y no nos damos cuenta que, como decía una imagen, de las que envían
por watshapp, celebramos el nacimiento de un niño, de una pareja, que hoy no
dejarían pasar de Turquía a Grecia. Sigue estando “la posada” ocupada y tiene
que nacer en un campo de refugiados, como antaño en un pesebre. Esa es la
historia humanitaria, de los filántropos, que está muy bien; pero si nos
llamamos cristianos, la cosa va más lejos.
Cristo al nacer y venir a este
mundo, el mismo Dios se encarnó, “La palabra se hizo carne y habitó entre
nosotros”, vino a los suyos, que se supone que somos nosotros; pero los
suyos “no le reconocimos” y miramos para otro lado. Nos contentamos con
la “vanidad”, de estas fiestas, a las que incluso queremos quitarle el nombre y
llamarlas, fiestas de invierno, o celebración del solsticio o cosas por el
estilo y así hasta después de Reyes, y después seguimos por el mismo camino.
Los que creemos todavía un poco, que hemos ido a misa el día de Navidad o
incluso el día de “año nuevo” y tal vez de Reyes, nos pasa algo parecido.
Meditamos y rezamos; pero nos quedamos cortos y a veces, nos acordamos del “joven
rico” y nos da lástima, que no viera la “mirada tierna de Jesús”; pero ni por
asomo, nos damos cuenta que nosotros estamos haciendo lo mismo.
Hace unos días en clase de
teología, el P. Solórzano, nos hizo esta interpelación: Imaginaos que Jesús anda entre nosotros, de la misma
manera que andaba con sus paisanos, ¿Le creeríamos y lo reconoceríamos? O tal
vez, pensáramos como pensaban los “bienpensantes” fariseos. Buena pregunta que
a veces tendríamos que hacernos.
El Señor es misericordioso; porque
si no lo fuera, estaríamos excluidos de la cercanía de Jesús, que dijo
claramente: “Lo que le hacéis a uno de vosotros, que tiene hambre, sed, está
desnudo…, me lo hacéis a mí”
La Navidad es un buen momento de
rectificar nuestros pasos y si llega el caso, vivir una Epifanía para “volver por otro camino”. Intentarlo ya
es un primer paso y como dice una sentencia, “para dar mil pasos hay que dar el
primero”, y cuando hayamos dado el mil, seguir con el mil uno y luego uno más,
uno más, uno más…El que nació en Belén hace más o menos dos mil años, y sigue
naciendo aquí y ahora, nos ayudará.