A vueltas con la POD (Paradoja Orden-Desorden)
El
mundo sensible no es tanto lo que llega a ser, es decir, es algo que se
encuentra en perpetuo devenir. Además, para llegar a ser necesita de la acción
de alguna causa. Consiguientemente: el mundo es algo que se encuentra en
devenir, no es causa de sí mismo y necesita de una causa que nos explique su
origen. Timeo, 28c
Volvemos otra vez al
apartado “La POD en los mitos de la
creación”, pág. 79, del libro “La
paradoja orden-desorden”, ya citado en entradas anteriores. En esta página y la
siguiente hace una referencia al Timeo de Platón. Y abro paréntesis: yo que no
soy especialista en estos temas clásicos; pero si tengo la inquietud de
aprender algo de estos textos inmortales, al encontrarme con el Timeo, he
abierto una caja de Pandora. Mi mente “tranquila”, se ha alborotado y el “caos”
generado en ella ha sido grande. Espero recoger las piezas sueltas y colocarlas
lo mejor que pueda en el “cofrecillo” de mi mente inquieta. Dicho esto regreso
otra vez a la página del apartado citado del libro en cuestión.
Dedica dos páginas, muy
densas, y desde mi punto de vista muy resumido e interesante al Timeo, el autor
de la Paradoja orden-desorden, Nathan Schwardtz-Salant. Intentaré apuntar lo
más significativo: “Para comenzar consideremos
un antiguo ejemplo de la POD tal como aparece en la idea platónica de la
Necesidad” y a continuación cita a John Warrington en la siguiente nota: en
el Timeo de Platón “… la palabra
“Necesidad” … no suele entenderse
como que denota lo que es fijo, permanente e inalterable. En el Timeo de Platón
significa todo lo contrario. La necesidad es, en realidad, un elemento
irracional en el alma del mundo; siempre hay algo de caos en el mundo”. Y
hago una salvedad. En el texto, "no suele entenderse como que... "tengo la impresión, que ese “no”, sobra, yo lo considero como un error de
imprenta. Si alguien, que lea esto, me lo aclara, se lo agradecería. Y
continúo, pasada la cita, en la misma página “La fenomenología de los efectos de la Necesidad, que también se conoce
como la Causa Errante, es lo que llamamos conducta entrópica. Esto tiene lugar
en el Receptáculo (o Recipiente), al comienzo, “todas las cosas estaban en un
estado de desorden” (69b). Este caos inicial se encuentra “en una condición tal
que esperaríamos algo cuando la deidad está ausente de él” (53b)…
Este
mundo entrópico, en su equilibrio de degradación del valor energético y su
creciente desorden, después se actualiza en valor. [La] ordenación del universo…
se lleva a cabo, [cuando] el dios empieza a dar [a los elementos]… una
configuración distinta mediante formas y números. (53b)
Para
Platón, la Razón y el Bien son del máximo valor; la entropía y el mundo del Cambio
es una Necesidad que debe ser ordenada… La razón se impuso sobre la Necesidad
al convencerla para guiar a la mayoría de esas cosas que se convierten en lo
mejor ( 48a). [El] dios tomó todo lo visible – no en reposo, sino en movimiento
discordante y caótico- y convirtió el desorden en orden, considerando que lo
último era lo mejor en todos los sentidos (29 d)….
A
pesar de su devaluación de la Necesidad, Platón es consciente de que nunca puede
eliminarse. Por tanto hay una notable cualidad en la Necesidad platónica, al
ser más consecuente con el dicho de que crear orden requiere la creación de
desorden…”
Y hasta aquí, el “resumen
del resumen”, que hace Nathan Schwartz-Salant, del Timeo. Merece la pena,
adentrarse en el bosque de estos inmortales textos clásicos; pero nuestra vida
es muy limitada, el desorden se apodera de nosotros, la entropía aumenta año
tras año. Es mucha la energía que tenemos que aplicar para mitigarlo, aunque
con la esperanza, que “El Padre encarnado en el Hijo, nos ilumine y nos de esa
energía con el Espíritu Divino” y en eso estamos, caminando hacia las Moradas
Eternas, donde aparecerá el Orden, sin traza alguna de desorden.
Para terminar, como he
dicho en alguna entrada anterior, sobre este tema, echo de menos en este
apartado, alguna referencia al Génesis. Yo veo un gran paralelismo entre el
relato de la creación del mismo y estos textos de Platón. No estoy de acuerdo,
sin embargo en el séptimo día, en que se nos dice que Dios descansó. Yo creo
que Dios nunca descansa. ¿O sí?