martes, 5 de mayo de 2015

DOS POEMAS

Isaura Díaz Figueiredo
tiene la gentileza de enviarme estos dos poemas:
 el primero, ABANDONO, de corte místico 
y el segundo de corte épico, 
sobre el mítico BERNARDO DEL CARPIO.



ABANDONO

Abandonada a la ausencia de la noche,
grita demente al fiero viento,
a la voz fantasmal  que lleva alegría de náufrago.
Se arrastra desesperada por el jardín de su nombre,
a veces con silencios, y otras perfumada de palabras.
La pequeña fuente emana aguas auríferas donde
los ponzoñosos pájaros  sacian la sed.
Adormecida entre azules lilas de piedra,
escucha  entre sombras  la cadenciosa melodía de la infancia.
¡Sombras!, ¡siempre sombras! en la memoria de niña,
que camina con la lámpara apagada.

Antes de ver el segundo poema, vamos a mirar un poco la historia de este personaje, para lo cual damos aquí los enlaces de estas dos magníficas páginas:

Bernardo de Carpio

Noble es mi linaje,
aunque bastardo me llamen
A quienes así me nombran,
dígoles ¡mienten!, Os lo juro
por mi honor.

Mi padre D. Sancho Díaz
Conde de Saldaña es.
Mi madre, Dª Ximena
hermana del Casto es.

Despósanse en secreto,
por eso válido…, no es
aquel casamiento,
aunque por amor fue.

Traidores hubo y ahilos…
Enterado de tamaña insensatez
D. Alfonso monta en cólera…
entra el destino entonces,
a jugar, suyo papel.

De aquella noches de bodas,
vine yo; Bernardo de Carpio.
Mandanme a criar a las Asturias,
a padre quitanle ojos,
en el castillo de Luna.
A madre enciérrenla
de por vida,  en un convento.

Yo, sano y fuerte crecí,
los que sabían quién era,
respetabanme, y amaban.

A Alfonso, el Casto,
las guerras debilitaron.
Ofrece entonces su reino
a Carlos…el Magno…¡un francés!
si le ayuda a vencer moros.

Avisanme, y noble y leal fui;
así me muestro al rey.
Carlos, el francés…siéntese humillado,
organiza una batalla, terrible e cruel,
perdiendo en ella a la flor de sus guerreros.

Roldan, ¡ay mi Roldan!
gime e grita el francés.
A manos castellanas, pierde la vida
“La flor de Francia”
el guerrero de más valía

Pensé  que Alfonso, en vez de tío, mi padre era,
por el amor que mostrabame… dentro e fora,
e lo encendido, que a los nobles de mi hablaba

de ser Casto, nada se.
Vuelven a sonar voces, que no es así,
dicen  elas,
que tío si, mas no padre, que él… ¡Casto es!

Enterado, de  tanto entresijo,
exijo, ¡liberen a padre!
Viejo y sin ojos, así le encontré
Abrazome a él.
Luego queda la santa ¿que no es Clara?…ya lo se
Tampoco Magdalena  pecadora...por llorar, eso sí fue

Reunidos ya los tres…
pregúntoles ¿queréis casaros
ante los hombres?,
ya sin fuerzas asienten,…. ¡SI QUEREMOS!
Yo, Bernardo de Carpio
Juro: ante los hombres e Dios, que  sois…
¡marido e mujer!

Todo aquel que dijere
Bernardo de Carpio
no es legítimo e noble
¡no me aconjogaré!
Mil veces… ¡ maldígole!
por perjuro
e mentir ante los hombres
¡e ni Dios tenga piedad de él!



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