lunes, 30 de octubre de 2023

A vueltas con la libertad

 Dios mueve al jugador y este a la pieza,
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonía? 
Poema Ajedrez de José Luis Borges


Este hermoso poema lo acabo de leer entero en el capítulo 37 , titulado El niño y el auto mecánico, del libro Metáforas de la no-dualidad de Enrique Martinez Lozano, que trata sobre si la libertad es sólo una ilusión de nuestra mente. Y después del poema hace esta reflexión: "...imaginemos un niño en un parque de atracciones. Lo suben a un pequeño auto que funciona sobre raíles fijos, en los que el niño ni siquiera repara. Lo que le interesa es el coche con su volante y sus pedales. Y empieza a conducirlo, lo que para él es sinónimo de controlarlo" y más adelante: "Ese niño es una imagen bastante fiel del yo que se cree autónomo y libre. Como aquel, este también sueña con controlarlo todo y... le encanta conjugar el verbo "debería" (o no debería) El ego se considerar hacedor y a ser posible protagonista. Eso explica su malestar y resistencia ante la contrariedad y la frustración..." 

Ante estas reflexiones surge de inmediato la pregunta: ¿Existe la libertad? y cito, lo que escribe en este mismo capítulo dos páginas más adelante: "Como escribe el físico y estudioso neurocientífico Michiu Kaku, "el cerebro toma  las decisiones con antelación, sin la participación de la mente, y después trata de disimularlo (como acostumbra haciendo creer que la decisión fue consciente"... A partir de ahí, la memoria será la que venga a otorgar una sensación de continuidad que afiance aún más la creencia en un sujeto autónomo, que posteriormente será avalada y fortalecida por el llamado "sentido común", el mismo... que nos hizo creer que el sol giraba en torno a la tierra". Recuerdo la sorpresa que tuve cuando siendo yo niño de muy pocos años, me explicaron que no era así.

No hace muchos años leí un libro del neurocientífico Francisco J. Rubia titulado El fantasma de la libertad que lo explicaba.

En la página siguiente el mismo Enrique M. Lozano nos da la solución: "No existe, pues el libre albedrío. Y, sin embargo somos Libertad." A  Enrique lo admiro y he leído mucho de él; pero no acabo de entenderlo. Espero que algún día se me abran los ojos.

Y para terminar: cito de pasada lo que he leído de  Miriam Rojas Estapé, en su libro Encuentra tu persona vitamina, en el capítulo primero, titulado La hormona (la oxitocina) de los abrazos y en el último apartado, del mismo, con el título ¡No al determinismo de las hormonas!, dice: "quiero puntualizar algo importante: es necesario evitar el determinismo. En el organismo tienen lugar de manera permanente e inconsciente complejos procesos bioquímicos esenciales para la toma de decisiones, para las relaciones humanas y el estado anímico. Un desequilibrio bioquímico motivado, por ejemplo, por una disminución de una determinada hormona puede comprometer hasta cierto punto la neutralidad de nuestro proceder, pero nunca condicionarlo de modo determinante, salvo en situaciones muy extremas".

Y digo yo: ¿Porque he escrito esto, esta mañana, cuando mi intención era llevar el coche al taller? ¿No será que el Espíritu Santo me lo ha inspirado, porque ya estaba escrito en "algún sitio", al igual que la novena sinfonía de Beethoven, antes de que el mundo existiera? Si sabéis la respuesta, decírmela. Muchas gracias por leerlo

viernes, 6 de octubre de 2023

 Reflexión matinal, pensando en la noche

El reposo de la noche
que recibe nuestro día,
nos recuerda sin reproche
que la vida se termina.
Himno de completas


Estoy leyendo el libro Esta noche en casa, que, a mi modo de ver, es una continuación del clásico El regreso del hijo pródigo de Henri J.M. Nouwen, del que tomamos esta nota de Wikipedia: "Sus libros son muy valorados tanto por protestantes como por católicos. En el nombre de JesúsPayasadas en RomaLa vida del amadoEl regreso del hijo pródigo y El camino del corazón son solo algunos de sus títulos más reconocidos. Después de casi dos décadas como profesor en la Menninger Foundation Clinic de TopekaKansas (EE. UU.) y en las Universidades de Notre DameYale y Harvard, abandonó su trabajo para compartir su vida con personas con discapacidad mental en la comunidad de El Arca de Daybreak en Toronto (Canadá). Murió en septiembre de 1996 de un ataque al corazón".
"Esta noche en casa" está escrito a partir de notas y grabaciones de Henri J.N. Nouwen, ya que se editó en 2009 y Henri murió en 1996. Es un libro estupendo, porque hace que te vayas identificando con un personaje del cuadro, según el momento por el que atraviesas en tu trayectoria vital. Y ya sin más rodeos, comienzo mi "meditación matinal",  que más bien transcribo y corrijo lo que comencé hace unos días,  ciñéndome al final del segundo capítulo:
En esta páginas se nos dice que Dios está con el hijo que sale de la casa paterna. No le reprocha nada. Tiene libertad de hacerlo y él se dará cuenta de las consecuencias de su decisión. En ese sentido todos somos hijos pródigos que estamos saliendo y volviendo continuamente. Ocurre que no tenemos la confianza necesaria para volver "como si nada hubiera pasado", pensamos en la "reprimenda" y no se nos ocurre pensar que el Padre nos va a recibir con los brazos abiertos.
Invita en la página 58 a meditar la postura del hijo pequeño en el cuadro en los brazos de su padre y al mismo tiempo invita a imaginar cual sería nuestra postura en el cuadro. Hay muy pocos personajes, además del padre y el hijo, un criado observando y algunos espectadores en penumbra. Yo no me veo, la verdad. Me gustaría estar en la piel del hijo abrazado al padre; pero no estoy, ni siquiera en el cuadro. Es posible que no me haya ido de casa, aunque en este momento esté fuera y cuando vuelva ya habrá pasado la escena y me encuentre con la fiesta. Como no me he ido, mi vida fluye correctamente; pero ¡Ojo! a los tibios los vomita el señor. Lo dice el Apocalipsis. La conclusión es que tengo que salir, no hace falta que salga de casa; pero de mi mismo, de mi comodidad, de mi tibieza y regresar al Padre