Entonces Kepler se postró de rodillas...
(Artículo publicada hace tres añosen la página de la Asociación de Alumnos de San Esteban y desaparecido en mi anterior blog)
Johanes Kepler (1571-1630), descubrió las órbitas
elípticas:
“No me sentenciéis a la rutina del cálculo matemático;
concededme algún tiempo para la elucubración
filosófica, mi único deleite”
Andaba yo
buscando esta mañana el librito “La santificación del momento presente”,
para escribir un “articulillo”, pero no lo encontré. El libro está
desaparecido; pero no perdido y aparecerá en el momento oportuno; pero si
encontré una cita preciosa de dicho libro: “Santifiquemos el momento
presente; pues él es la revelación de Dios en nosotros”, y con una cita del
Salmo 33: “En ti esperamos Señor, eres nuestro socorro y en Ti se alegra
nuestro corazón. Confiamos en ti y sea Tu amor para nosotros como está en Ti
nuestra esperanza”. AMEN.
Con esta
confianza miré al estante de la izquierda del escritorio y veo el libro “La
medida del Universo”, de Kitty Ferguson (Ed. Robinbook, sello
Manontropo). Este es un buen libro, que trata de la historia de la Astronomía,
adquirido en un paseo por una de las últimas ferias del libro en la Plaza Mayor
, del que leí en el pueblo el capítulo 3 :”Un disfraz para la simple vista
1564-1642”, en el que los protagonistas son Kepler y Galileo. Pues bien, cuando
leí en este capítulo: “Kepler reparó en que con el uso de órbitas elípticas
podría explicar las observaciones de Tycho Brahe y manifestó su regocijo y
asombro ante su perspicacia cayendo de hinojos y exclamando: “Dios mio,
alcanzo tus pensamientos después de Ti”,se me ocurrió escribir esta
“croniquilla”. Este párrafo está perdido en la página 83.
No voy a
escribir de Astronomía ¡Que más quisiera yo!; pero si voy a recordar muy
escuetamente las leyes de Kepler:
Primera ley:
Los planetas se mueven en órbitas elípticas, alrededor del Sol, estando éste en
uno de los focos . La elipse, os recuerdo es una curva plana, en la que todos
sus puntos, tienen la propiedad de que la suma de su distancia a los dos focos
es constante. La circunferencia por tanto es una elipse en la que los dos focos
coinciden en el centro.
Segunda ley:
Una recta imaginaria (radio vector) que una el centro del planeta con el centro
del Sol, en tiempos iguales, describe áreas iguales.
Tercera ley:
La razón de los periodos de dos planetas al cuadrado, es igual a la razón de
sus distancias al cubo.
!Ahí queda
eso¡ ¡Que genialidad!, cuando no tenía ni calculadora, ni ordenador, ni...
telescopio. Tenía eso, si muchos problemas, poco dinero y mucho sufrimiento. Leemos en la página 81: “Kepler a duras
penas se ganaba el sustento en Graz, con sus escasas dotes para la enseñanza,
pero prosiguió con sus investigaciones astronómicas,... en 1598, el archiduque
Fernando empezó a complicar la vida a los líderes y maestros luteranos,...
Kepler recibió una orden, según el cual tenía que abandonar Graz antes de 24
horas, so pena de ser condenado a muerte... No podría vivir ni trabajar en Graz...”A la edad de 30
años se trasladó a Praga en 1601, trabajó durante algún tiempo con Tycho Brahe;
pero este falleció a los dos años, sucediéndole en el cargo de Matemático
Imperial, con título “rimbombante”; pero que le pagaban mal o no le pagaban,
aunque si pudo heredar todo el conjunto de observaciones de Tycho. En 1611 tras
el fallecimiento de su esposa e hijo y con las crecientes dificultades que se
cernían sobre los protestantes en Praga, como antes en Graz, se estableció en
Linz, donde vivió durante catorce años, contrayendo segundas nupcias...
Pero lo que
me mueve a fijarme en él es la gran fe, que le impulsa a seguir adelante, a
pesar de las dificultades, de todo tipo por las que pasó. La fe que le hace
reconocer que lo que ha obtenido no es suyo, que Alguien se lo ha revelado y
por eso cae de rodillas exclamando “Dios mio, alcanzo tus pensamientos
después de Ti”.
Él mismo
redactó su epitafio:
“Medí los cielos y ahora mido las sombras
En la tierra se
hallaba la mente, y en la tierra el cuerpo descansa.”
Debemos
honrar la memoria de estos sabios. Sin ellos nuestra vida no sería como es.
Labor callada, a veces como la de John Napier, que se pasó 27 años, de su vida,
elaborando las tablas de logaritmos, a la luz de velas... ; para que con
desprecio, muchos de nuestros escolares, para sumar 2+3 tengan que usar la
calculadora.
Esto me
lleva a santificar el momento presente recordando a todos estos gigantes,
encima de los cuales, nos hemos puesto, nosotros, enanos engreídos. Además hoy día, el narcisismo hace que muchos
piensen o pensemos en “nuestros” logros y
no seamos capaces de admitir, que “Toda verdad, la diga quien la diga, viene
del Espíritu Santo” Creo que lo dijo santo Tomas.
Yo Le doy
gracias, por haberme permitido santificar esta tarde del domingo, con estas
reflexiones.
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