jueves, 10 de diciembre de 2020

 

El robo del fuego a Zeus y el robo de la fruta en el Génesis. En el hilo conductor dela POD (paradoja orden-desorden) Continuación.

 El deseo de conocer el bien y el mal, y su acto incorpora una nueva forma de orden a una escala más humana, separada de Dios y del orden paradisiaco del Edén. Esto a su vez, conlleva la expulsión de Adán y Eva del Jardín y a una vida de sufrimiento en la tierra, una encarnación de la vida espiritual en la materia.

Nathan Schwartz-Salant, en La paradoja Orden-desorden, pág. 91


Antes de asomarnos al “robo” de la fruta del jardín del Edén, reflexionamos un poco, sobre, el final de la entrada anterior, de la mano de Alejandro Navarro Yáñez, en el libro El secreto de Prometeo sobre la Tabla periódica de los elementos: “Pero, pese a todos sus éxitos, tanto ellos [se refiere a algunos científicos, que participaron en el proyecto Manhattan] como sus colegas nunca pudieron sustraerse a una cierta amargura por el recuerdo de Hiroshima y Nagasaki, el peaje que todos hubieron de pagar por formar parte del Proyecto Manhattan. Un sentimiento que quizás reflejó mejor que nadie el jefe de aquel proyecto, al gran Robert Oppenheimer, de quien se dice que el contemplar aquel hongo cegador de plutonio desintegrado en Alamogordo, en Nuevo México, tres meses antes de Hiroshima comentó sobrecogido: “En cierto sentido crudo… los físicos han conocido el pecado”.

Es lo que tiene jugar a ser Dios: Al igual que le pasó a Lucifer. Quizás tengas que pasar algún tiempo en el lado oscuro”. Aquí termina el libro, Pág. 271. Y yo añado, o como Prometeo, tendrás que esperar a que alguien te libere de tu atadura al árbol, esperando cada noche a que venga el pájaro a comerte el hígado.

Y ahora volvemos al tema de la fruta prohibida del Génesis. Anteriormente hemos comentado el orden-desorden generado por el robo del fuego a Zeus, por Prometeo y nos llama la atención, el motivo por el que Prometeo se decide a robarlo, que es el desorden reinante entre los hombres, por la disputa entre  entregar a los dioses lo mejor de los sacrificios o los desechos. Para ello Prometeo, engaña a los dioses, haciendo que elijan entre dos montones, uno de carne buena y otro de huesos; pero el primero camuflado con pieles  de animal y el otro con suculenta grasa brillante. Los dioses caen en el engaño; pero al dase cuenta, retiran el fuego a los hombres, lo que induce a Prometeo a ir en busca del mismo. Lo consigue, se lo da a los humanos; pero tiene que sufrir el castigo. Por el contrario en el caso de la fruta prohibida del Génesis, el hombre está en armonía con Eva y con Dios ¿por qué se produjo la trasgresión?

En la página 92 de La paradoja del orden-desorden leemos: "El “pecado original”de Adán… pone la POD en movimiento. Crea desorden para siempre, ya que el robo de Adán de un nuevo orden de conciencia degrada, si no destruye, la relación de los humanos con Dios. Para San Agustín, el pecado original de Adán llevaba a la concupiscencia, entendida filosóficamente como una condición de pérdida de lo sagrado. Otros antiguos comentaristas del pecado original insistieron en la forma más carnal de concupiscencia…” A este respecto es interesante lo que afirma Enrique Martínez Lozano en el libro ¿Qué Dios y que salvación?, en la pagina 60: “El ser humano (Adán y Eva) vivía en un estado  de armonía en el que Dios mismo “se paseaba” con el en el “jardín”. Se trata de una descripción de un estado pre-personal donde, al no haber aparecido aún la conciencia de un yo separado, no hay todavía experiencia de soledad ni de miedo.

Sin embargo, con la emergencia del yo individual, con el inicio de la autoconciencia, hacen también su aparición en escena aquellos sentimientos. En efecto, donde hay conciencia de separación hay también miedo y soledad, y angustia… Los dioses son inmortales y lo saben, los animales son mortales y no lo saben. Los humanos son mortales y lo saben. El saberlo es autoconciencia, angustiada.

Ante esa vivencia, los humanos interpretan lo ocurrido como una caída y una pérdida. Caída y pérdida que se atribuyen a sí mismos. De este modo dan razón del sentimiento de culpabilidad. Con ello, se interpreta el comienzo mismo de la conciencia de sí en clave de pecado: el “pecado original”. Pecado-gracia, es por tanto desorden-orden.

Voy a terminar aquí, añadiendo unas citas breves de la página 93 de la Paradoja orden-desorden: “El aspecto intencional del desorden generado es lo que subyace al punto de vista de la neurosis, e incluso la psicosis, pueden formar parte de un proceso regenerativo. En el mito de la caída en la biblia, como felix culpa, o en el mito de Prometeo, encontramos como una persona que sufre por el desorden y que surge de sus propias creaciones puede descubrir sabiduría en este sufrimiento, es decir tiene un propósito … que puede… soportar el sufrimiento y conservar un nuevo orden

Hace referencia, al final de este apartado, al concepto freudiano del complejo de Edipo y al sufrimiento de Job, al que alguien ha comparado, entre ellos Jung, como el precursor de Cristo, que carga con todo el pecado (desorden) del mundo, para alcanzar la gracia plena, orden total.

sábado, 5 de diciembre de 2020

 

El robo del fuego a Zeus y el robo de la fruta en el Génesis. En el hilo conductor dela POD (paradoja orden-desorden)

 “El fuego es aquello que los dioses ocultan a los hombres. De lo contrario haríamos el trabajo suficiente para mantenernos todo un año sin trabajar”. “El desorden es incomprensible a menos que “El orden humano” esté relacionado con un orden superior” Carl Kerényi, citado en las páginas 90 y 91 de La Paradoja orden-desorden de Nathan Schward-Salant.

Imagen tomada de internet

Ocurre a veces, que los árboles no nos dejan ver el bosque y si estamos dentro, siendo espesa la floresta, no vemos lo que está al lado. ¿Por qué digo esta perogrullada?, pues muy sencillo, porque me he quejado en anteriores entradas, que no veía alusión al Génesis en el apartado anterior del libro, La POD en los mitos de la creación. En el siguiente apartado, La paradoja del orden-desorden en los mitos del héroe, lo cita, junto a Prometeo, terminando con una breve alusión a Edipo y al sufriente Job, cuya reseña, la hemos puesto en una anterior entrada y que según Jung es un precursor bíblico de Cristo.

A este respecto volvemos a la página 91, en la que Nathan Schward-Salant nos cuenta: “La comprensión del mito intuye un propósito en la entropía. A este respecto, los comentarios del científico Arthur Eddington sobre la entropía son especialmente interesantes: “Tiene como sospechamos en parte, algún significado más profundo relacionado con lo que aparece en nuestra conciencia como propósito” (nota 25, Eddington, Nature of the Phisical World) También pensaba que este aspecto de la entropía se dejaba fuera de la física, porque a esta sólo le preocupaban las entidades que se pueden cuantificar

La misma dinámica –una nueva forma de orden tomada del ámbito divino, generadora de desorden en forma de castigo, que después se entiende como intencionada-  es la estructura de la caída de Adán y Eva en la historia bíblica del Jardín del Edén”; pero esto lo dejaremos para otra entrada, antes sin embargo, me atrevo a terminar con esta reflexión:

¿No fue Robert Oppenheimer, director del Proyecto Manhattan  y los padres de la bomba atómica, los Prometeos de siglo XX? Las explosiones de Álamo Gordo e Hiroshima y Nagasaki. ¿No generaron desorden? Es terrible, leer las historias de quienes padecieron esas explosiones y sus secuelas, que sufrieron en sus carnes el castigo de Prometeo. Esto sólo es un ejemplo; pero el siglo pasado y lo que va del presente está lleno de “Prometeos” y en general, toda la historia humana, así ha sido.

 Continuará

sábado, 28 de noviembre de 2020

 

A vueltas con la POD (Paradoja Orden-Desorden)

El mundo sensible no es tanto lo que llega a ser, es decir, es algo que se encuentra en perpetuo devenir. Además, para llegar a ser necesita de la acción de alguna causa. Consiguientemente: el mundo es algo que se encuentra en devenir, no es causa de sí mismo y necesita de una causa que nos explique su origen. Timeo, 28c

imagen tomada de internet

Volvemos otra vez al apartado  “La POD en los mitos de la creación”, pág. 79,  del libro “La paradoja orden-desorden”, ya citado en entradas anteriores. En esta página y la siguiente hace una referencia al Timeo de Platón. Y abro paréntesis: yo que no soy especialista en estos temas clásicos; pero si tengo la inquietud de aprender algo de estos textos inmortales, al encontrarme con el Timeo, he abierto una caja de Pandora. Mi mente “tranquila”, se ha alborotado y el “caos” generado en ella ha sido grande. Espero recoger las piezas sueltas y colocarlas lo mejor que pueda en el “cofrecillo” de mi mente inquieta. Dicho esto regreso otra vez a la página del apartado citado del libro en cuestión.

Dedica dos páginas, muy densas, y desde mi punto de vista muy resumido e interesante al Timeo, el autor de la Paradoja orden-desorden, Nathan Schwardtz-Salant. Intentaré apuntar lo más significativo: “Para comenzar consideremos un antiguo ejemplo de la POD tal como aparece en la idea platónica de la Necesidad” y a continuación cita a John Warrington en la siguiente nota: en el Timeo de Platón “… la palabra “Necesidad”   … no suele entenderse como que denota lo que es fijo, permanente e inalterable. En el Timeo de Platón significa todo lo contrario. La necesidad es, en realidad, un elemento irracional en el alma del mundo; siempre hay algo de caos en el mundo”. Y hago una salvedad. En el texto, "no suele entenderse como que... "tengo la impresión, que ese “no”, sobra, yo lo considero como un error de imprenta. Si alguien, que lea esto, me lo aclara, se lo agradecería. Y continúo, pasada la cita, en la misma página “La fenomenología de los efectos de la Necesidad, que también se conoce como la Causa Errante, es lo que llamamos conducta entrópica. Esto tiene lugar en el Receptáculo (o Recipiente), al comienzo, “todas las cosas estaban en un estado de desorden” (69b). Este caos inicial se encuentra “en una condición tal que esperaríamos algo cuando la deidad está ausente de él” (53b)…

Este mundo entrópico, en su equilibrio de degradación del valor energético y su creciente desorden, después se actualiza en valor. [La] ordenación del universo… se lleva a cabo, [cuando] el dios empieza a dar [a los elementos]… una configuración distinta mediante formas y números. (53b)

Para Platón, la Razón y el Bien son del máximo valor; la entropía y el mundo del Cambio es una Necesidad que debe ser ordenada… La razón se impuso sobre la Necesidad al convencerla para guiar a la mayoría de esas cosas que se convierten en lo mejor ( 48a). [El] dios tomó todo lo visible – no en reposo, sino en movimiento discordante y caótico- y convirtió el desorden en orden, considerando que lo último era lo mejor en todos los sentidos (29 d)….

A pesar de su devaluación de la Necesidad, Platón es consciente de que nunca puede eliminarse. Por tanto hay una notable cualidad en la Necesidad platónica, al ser más consecuente con el dicho de que crear orden requiere la creación de desorden…

Y hasta aquí, el “resumen del resumen”, que hace Nathan Schwartz-Salant, del Timeo. Merece la pena, adentrarse en el bosque de estos inmortales textos clásicos; pero nuestra vida es muy limitada, el desorden se apodera de nosotros, la entropía aumenta año tras año. Es mucha la energía que tenemos que aplicar para mitigarlo, aunque con la esperanza, que “El Padre encarnado en el Hijo, nos ilumine y nos de esa energía con el Espíritu Divino” y en eso estamos, caminando hacia las Moradas Eternas, donde aparecerá el Orden, sin traza alguna de desorden.

Para terminar, como he dicho en alguna entrada anterior, sobre este tema, echo de menos en este apartado, alguna referencia al Génesis. Yo veo un gran paralelismo entre el relato de la creación del mismo y estos textos de Platón. No estoy de acuerdo, sin embargo en el séptimo día, en que se nos dice que Dios descansó. Yo creo que Dios nunca descansa. ¿O sí?

miércoles, 25 de noviembre de 2020

 

Siguiendo con la paradoja orden-desorden

 Se me ocurre, como decía ayer que para conseguir que el desorden vaya convirtiéndose en orden, no basta con nuestras solas fuerzas de aplicar energía a la entropía. Es condición necesaria; pero no suficiente. Necesitamos humildad y pedir la “ayuda divina”, confiar y esperar. Poco a poco se irá haciendo la luz en la oscuridad, como cuando esperamos la aurora. No depende de nosotros que amanezca. Por ello, me ha parecido interesante al respecto, compartir el párrafo que pongo a continuación.

Imagen tomada de internet

Comentario al libro de Job al final del capítulo 5º del libro “La paradoja orden-desorden” de Nathan Schwartz-Salant, ediciones Obelisco

En la página 94 y 95, al final del capítulo, leemos “En el libro de Job encontramos la poderosa historia de un hombre, Job, que es perseguido por Dios, y sin embargo, no parece haber pecado. Job, tal como Jung y otros han afirmado, es un precursor bíblico de Cristo, y nos sorprendería si su sufrimiento formara parte de la emergencia de la imagen de Cristo en la conciencia. En otras palabras, el apuro de Job representa el desorden que afecta a una nueva conciencia que intenta emerger en la vida del espacio-tiempo.

Lo especialmente significativo en la historia de Job es su redención. Su sufrimiento sólo termina cuando dice: “Te he escuchado con el sentido del oído de la oreja: pero ahora te ve mi ojo” (Job 42,5). En otras palabras, Job recuera la visión que él, y su época histórica, habían perdido, la visión mística genuina de Dios. Sólo con esta oposición al caos puede haber redención, nunca acerca del conocimiento acerca de Dios. En Cristo, estos opuestos están unidos, se encarnan, claramente un proceso en curso que sigue intentando encarnarse más completamente en la conciencia humana.

Así, Job se salva a sí mismo - es decir, la conciencia superior no es devorada por completo- cuando, como en muchos mitos de la creación, profundiza más que su autoconocimiento existente (y su autosatisfacción con su catadura moral) y conecta con la LUZ. Entonces, y sólo entonces, recupera su lugar anterior en el mundo.

Job completa el círculo, desde la riqueza y la prosperidad hasta el sufrimiento, y luego de vuelta a su estado anterior, aunque con una conciencia distinta de Dios. Aquí surge todo el sufrimiento y la nueva conciencia representados por Cristo, pero claramente lejos de su encarnación

martes, 24 de noviembre de 2020

 

¿Por qué tengo que amar mi caos?

Bajo el impacto del contraataque de Ahriman, Ohrmazd
 se da cuenta de algo parcial.
Como consecuencia de su desorden generado, llega a dudar de sí mismo.
Entonces se necesita más conocimiento para purificar la duda.
Nathan Schwartz-Salant, en
 “La paradoja del orden-desorden”, pág. 84


 

Del libro anteriormente citado, de Ediciones Obelisco, cuyo  autor es un físico, especialista en Termodinámica, venido a analista jungiano, voy a intentar sacar alguna reflexión, sobre esta paradoja.

Cito este libro en este mismo blog, en la entrada titulada La paradoja el 31 de diciembre de 2018, que os invito a leer, si queréis, antes de seguir.

En estas pocas líneas, no es fácil escribir el cúmulo de sensaciones, proyectos, ilusiones, ideas,.. que las palabras: caos, orden-desorden, tranquilidad-zozobra, calma-ansiedad, guerra-paz, salud-enfermedad… Paradojas, que explica muy bien el concepto de resonancia, en química. Sin embargo, una Inteligencia Superior, la Mano Poderosa, que decía María la sabia-analfabeta, de mi pueblo, está por encima y a veces se deja ver. La última vez esta mañana.

Me explico, el libro de la “Paradoja  orden-desorden” apareció en “mi caos” y volví a retomarlo, esta vez por la página 79, en el apartado “La POD (paradoja orden-desorden) en los mitos de la creación”, en donde habla del Timeo de Platón, los Upanishard, el Zoroastrismo, el Hinduismo, la Hermética, el texto chino El secreto de la flor de oro, el I Ching… (echo de menos una referencia al Génesis) y créanme, no son una páginas para leer en la hora de la siesta y a lo que iba: suelo tomar notas de lo que leo en cuadernos y a veces en hojas sueltas, que luego acabo rompiendo o se acaban perdiendo y era lo que hacía esta mañana; pero como me parecía muy interesante, pensé en buscar un cuaderno o una libreta, y mira por donde encontré una agenda, en la que tomaba notas de mi actividad como profesor, terminando de escribir el 31 de mayo de2008, pocas semanas antes de jubilarme. A continuación aparece una breve nota, escrita el 10 de marzo de 2020, en pleno confinamiento por la pandemia. Transcribo: “Casi doce años de terminar lo escrito en el último curso de mi carrera docente, me dispongo aquí a escribir unas reflexiones a partir de hoy.

Observo que en todos mis escritos que encuentro hay un patrón fijo: buscar y conseguir el orden, en la mesa, en el ordenador, en la casa, en la vida… en todo; pero creo que es tarea inútil. Hay fuerzas ocultas en mi psicología profunda que me lo impiden.

Por ello, no queda más remedio que amar este caos, con el que vivo y el que me muevo

Y añado hace muy poco, el 22 de noviembre de este mismo año, “NOTA IMPORTANTE: no sé porque elegí esta libreta y al abrirla por la página anterior y las siguientes estar en blanco, se ve claramente la sincronicidad. Todo indica que está destinada a escribir aquí sobre este tema.”

 

Después de citarme a mí mismo, intentaré matizar este “amor a mi caos”; en efecto tenemos que amar lo que somos, lo que hacemos en la vida, nuestras virtudes y no odiar en demasía nuestros defectos, ello nos llevaría a una actitud estática que podría impedir corregirlos. Me explico: amor a la virtud es ser comprensivos con los defectos, para de esta forma superarlos. Y pensando en paradojas esta es otra: virtud-pecado, que llamaríamos comportamiento humano. ¿Qué tengo que hacer para ser virtuoso, desde mi estado pecador? No es fácil dar consejos, que para mí no tengo; pero puedo poner un ejemplo: en la paradoja frio-calor de la “temperatura climática”, a todos nos gustaría gozar de una temperatura primaveral, cosa imposible en invierno. Por eso nos ponemos abrigos

Por lo cual “debo amar mi caos”; pero no quedarme contemplándolo, sino examinando el grado de orden-desorden en el que me encuentro y seguramente será necesario actuar, corregir, “ordenar”. Del caos surge el orden (o el desorden) pero los cacharros en el fregadero, no se limpian solos. Para amar este caos es necesario, aunque no suficiente, ser disciplinados, diligentes y resolutivos, lo cual requiere energía, que según la Termodinámica,  es lo que hace disminuir la entropía (desorden).

De momento aquí lo dejo.

viernes, 20 de noviembre de 2020

 

La eternidad

Practicar la atención plena significa comprometernos plenamente a estar presentes a cada momento. No se trata de una actuación. El único momento que existe es este.

Jon Kabat-Zinn. Mindfulness en la vida cotidiana, pág. 42

 


Lo que sigue, ha aparecido en un cuaderno, haciendo limpieza y “poniendo orden” en mi desordenado cuarto. Está escrito por mí, el 20 de enero de 2017; pero cuando lo leas, te darás cuenta que  está escrito ahora, en el “momento eterno”:

Yo no oigo el pájaro a la orilla de la fuente, como el abad Vitila en aquella mañana luminosa, cerca de Leyre. Estoy metido en la cocina de mi casa, en un día gris, con un gélido frío en el mes de enero. Oigo un ruido, ta, ca, ta, ca,… continuo y sordo a la vez que recuerda que estoy aquí, en el momento presente. No espero estar 300 años, como Vitila; pero ¿Qué más da si estoy en la eternidad?

He llegado a esa conclusión, después de leer, releer y pensar: sólo existe un instante y ese es eterno. Lo que pasa es que hemos inventado los relojes y las tareas. Hemos sido expulsados del paraíso, no por un reptil, sino por el tiempo, que inventamos antes que los relojes.

Dentro de un momento volveré al afán de cada día, me pondré la bufanda y saldré a comprar el pan. Dejaré escapar este momento, dejaré escapar la eternidad, aunque no me dé cuenta que este momento seguirá y que es el mismo, cuando esté comprando el pan y pague con un billete de diez euros y el tendero me dé la vuelta, y meteré el pan en una bolsa, para regresar a casa, en el mismo momento, en la eternidad. No hay que esperar a traspasar la puerta, allá dentro de unos años. Está aquí, aunque no nos demos cuenta, que el momento eterno en el que estoy es el mismo en que “estaré dentro de cien años”, aunque digan que “todos calvos”, porque no hay cien años en la eternidad.

viernes, 6 de noviembre de 2020

 

Serenidad mental

Interferencias (y 2)

Cuando te sientes presionado, parece que 
otras fuerzas gobiernan tu vida y no te sientes libre
Mirian Subirana en Serenidad mental, pág. 29


 Por fin  Ulises, deja atrás la isla de las sirenas y sus compañeros lo desatan y se quitan la cera de los oídos, Ha pasado, el peligro, la singladura continúa ¿O no? Ocurre que “Poco tiempo después, vi a lo lejos un humo espeso y unas olas terribles y oí un estruendo espantoso. Avisé enseguida al piloto que procurara apartar la nave del humo y de las olas y la acercara lo más posible al peñasco. No les hablé del peligro de Escila para que no dejaran los remos… Estábamos aterrorizados contemplando a Caribdis…” Es decir, una vez sorteado un peligro, aparece otro y se encuentran “entre la espada y la pared”. El discernimiento es complicado; pero hay que elegir y además hacerlo bien, so pena de quemarse en Escila o chocar con Caribdis.

Hay muchas dificultades, para seguir el camino.

Y llegando a esta cuestión , mi Escila y Caribdis, en este momento es o bien renunciar a este tema,  que es arduo, difícil e inmenso, y que por otra parte, doctores tiene la Madre Iglesia, como San Ignacio de Loyola, y expertos en sicología que nos podrán ayudar, o bien, seguir, para salir airoso de la encrucijada. Si renuncio, me quemo y borraría las dos anteriores entradas y si sigo, ¿Qué escribo? ¿Qué aporto yo de mi propia cosecha? Procuraré no darme contra la roca y apoyarme en el libro de Miriam Subirana, haciendo un resumen esquemático del capítulo III, titulado “Desafíos en el discernimiento”. Habiendo salido de esta forma de mi particular Escila y Caribdis, sigo mi singladura particular, implorando la ayuda de Espíritu Santo y la protección de Nuestra Señora; pero ya dejando atrás, este jardín, en el que me he metido un tanto inconscientemente.

 

Y al grano: al comienzo del capítulo, la autora enumera los factores que interfieren en la claridad de nuestro discernimiento, que son:

ü     Las presiones, que nos quitan la calma y disminuyen nuestra capacidad de discernir.

ü     El cansancio.

ü     Las reacciones impulsivas.

ü     Las resistencias y

ü     Las distracciones

 

Referente a las presiones, en la página 29, leemos: “En cuanto te sientes presionado, parece que otras fuentes gobiernas tu vida y no te sientes libre

Algunos factores que influyen para sentirnos presionados:

ü     Satisfacer las expectativas que otros han puesto en ti

ü     Creencia que algo malo y negativo puede ocurrirte si no alcanzas el objetivo que te propones.

ü     Miedo al fracaso

ü     Sentirnos “auto presionados”, creyendo que la presión es buena para lograr lo que quieres”

ü     Otras causas (presión por las fechas de entrega, nivel de ejecución, compromisos económicos, el futuro, etc.)

Y en la página 31, leemos: “Podrías plantearte como objetivo impedir que el miedo te invada ejerciendo presión, ansiedad y pánico… ¿Qué harás para superarlo? Cultivar tu capacidad y hábito de pensar en positivo te ayudará. Tomar distancia y observar te dará perspectiva para no agobiarte. Meditar te ayudará…

 

En cuanto al cansancio, leemos en la página 35 “Quizá la vida para ti, se ha convertido en una lucha constante. En vez de saborear cada instante estás a la defensiva, a punto de ataque, en estado de alerta y de combate. Esto es agotador. En ese estado es difícil decidir con claridad.” Y en la página siguiente: “Aunque la vida te golpee una vez más, no abandones, medita, así recuperarás tu esperanza. Ponte manos a la obra. Empieza a crear pensamientos que broten de la melodía de tu ser…

La vida es energía en constante movimiento y cambio, vivimos en la impermanencia y en la incertidumbre. Es necesario por tanto la ley del desapego, para ser flexibles y saber soltar.

Otras leyes que tenemos que observar son

ü     Ley del karma (según siembras, así cosecharás)

ü     Ley de la expansión y la esencia. En la naturaleza la semilla crea el árbol y éste crea la semilla

ü     Ley de la complementariedad. Cuando nos complementamos emerge  lo mejor de cada uno y sumamos fuerzas, talentos y energía.” Ahora que andan con la carrera ciclista, yo siempre me fijo, lo relajados que van los ciclistas en el “pelotón.

 

Y finalizando, este apartado, en la página 41 leemos: “Si aceptas y vives, respetando estas leyes, podrás conectar con tu melodía interior, cantarla y danzarla. Vivirás tu canto a la vida, lo cual significa que:

o         Sabrás fluir en la incertidumbre.

o         Serás estable en tu canto a pesar de la impermanencia de lo que te rodea.

o         Confiarás en el buen retorno por las semillas que plantes.

o         Dejarás de Juzgar y criticar a los demás.

o         Irás a la esencia. Dejarás de complicarte.

o         Accederás a tu oasis interior de paz y silencio, manteniendo tu vitalidad y energía óptima.

 

Apuntando a las  reacciones, tomo nota de la página 44: “Entre el pensamiento y la acción hay un espacio. En ese espacio, que puede ser de una milésima de segundo, de varios segundos o de minutos, puedes cambiar el rumbo de tus pensamientos. Cuando lo consigues puedes elegir tu acción, para que no sea una reacción impulsiva influida por tus emociones…

Una reacción puede cambiar el rumbo de tu vida y el de otras muchas personas. Reflexiona. Respira profundamente para frenar el impulso. Medita. Aprende a responder desde la serenidad, con claridad y determinación, con paciencia y humildad, con amor y entrega, y con sentido del humor.”

Para lograr esto Hay que escuchar, y ser consciente, que quien debe gobernar mi vida soy yo y no mis hábitos, ni mi mente ni los demás. Y en la página 45 leemos: “… Estás donde estás porque tu pasado, tus anhelos y tus necesidades te han llevado hasta aquí. No reacciones en contra de lo que es. Acéptalo y desde la aceptación podrás transformarlo…

 

En la misma página inicia el apartado Resistirse: “El cómo vives tu pasado y como proyectas tu vida en el futuro en este momento presente puede llenarte de gozo y mantenerte energético o bien puede agotarte. Cuando te opones al presente y te resistes a aceptarlo, las resistencias consumen tú energía y te provocan estrés. Si aceptas el presente puedes fluir con flexibilidad sin malgastar tu energía. Aceptar no significa someterte ni sentirte víctima de lo que está sucediendo ahora…

… Siempre hay una alternativa que puede ofrecerte luz para crear el cambio que quieres. Cada situación es diferente y no deberíamos generalizar. Algunas pautas que puedan ayudarte a salir de la resignación y a crear una realidad mejor para ti y para los que te rodean son:”

·                       Conecta tu intención más profunda, asentando te en tu poder interior.

·                       Plantéate las preguntas adecuadas

·                       Además de las preguntas, plantea diálogo. Ofrece más preguntas que respuestas y deja que los demás averigüen y sientan curiosidad por ver de manera diferente.

 

Finalmente, termina el capítulo, dedicando un apartado de 3 páginas a las distracciones, a partir de la página 47. “Evidentemente las distracciones se dan por no estar concentrados, lo cual provoca falta de claridad en los enfoque, la lista de tareas se hace interminable y el desorden, aumenta a tu alrededor... ¿porque ocurre esto?...No saboreamos los detalles del momento presente. Es posible que haya una insatisfacción que te lleve a no estar bien…Vivir el presente desde la resignación, la rabia u otros estados emocionales negativos es incómodo o incluso doloroso. Comprender las raíces de tu malestar y soltar perdonando, no aferrándote, te ayudará a vivir el presente desde un espacio más sano…”

 

Estas notas, es sólo un aperitivo, de lo que puede ser trabajar este libro, saboreando lo que se lee y por supuesto, ponerlo en práctica. Es necesario, hacer como Odiseo, sortear los mil peligros de la travesía y tener confianza de llegar a Ítaca, o bien “pasar por la puerta de Damasco”, como San Pablo. Merece la pena. La vida no es un paseo de color de rosa; pero en nuestra singladura, no estamos solos, el Señor nos acompaña, aunque no pocas veces no lo creamos. Que nuestra confianza sea ciega, en Alguien que pase lo que pase, enfilará nuestra nave hacia el puerto de la salvación, nuestra Ítaca particular, pues como en una antigua coplilla, que hoy por desgracia la gente joven ignora: “al final de la jornada, aquel que se salva sabe y el que no, no sabe nada”. Llegar a puerto seguro,  implica afrontar los retos de la singladura; pero se llega, aunque sea disfrazado de mendigo y con la fortaleza necesaria para tensar el arco.

Y ya de paso,para terminar os invito a visitar en este mismo blog, un delicioso comentario de Fructuoso mangas, sobre  La Odisea

 

jueves, 5 de noviembre de 2020

 

Oración personal por la pandemia

Lavaré mis manos entre los inocentes; y me pondré oh Señor, al servicio de tu altar. Para hacerme eco de los cánticos de alabanza, y proclamar todas tus maravillas

Salmo 26 (25) 6,7



 Lavabo inter innocentes manus meas: et circumdabo altare tuum, Domine

  Lavaré mis manos entre los inocentes; y me pondré oh Señor, al servicio de tu altar. Para hacerme eco de los cánticos de alabanza, y proclamar todas tus maravillas.

  Ut audiam vocem laudis: et enarrem universa mirabilia tua.

  Para hacerme eco de los canticos de alabanza, y proclamar todas tus maravillas. Yo he

 

  Domine, dilexi decorem domus tuae: et locum habitationis gloriae tuae.

  Yo he amado, oh Señor, el decoro de tu casa, y la mansión de tu gloria.

  No perdas cum impiis, Deus animam meam: et cum viris sanguinum vitam meam.

  No pierdas, Dios mio, mi alma con los impios, ni mi vida con los hombres sanguinarios.

 

  In quorum manibus iniquitqtes sunt: dextera eorum repleta est muneribus.

  Cuyas manos estan manchadas de maldad, y su diestra cargada de sobornos.

  Ego autem in innocentia mea ingressus sum: redime me, et miserere mei.

  Yo, en cambio, he procedido con inocencia; librame Tu y ten piedad de mi.

 

  Pes meus stetit in directo: in ecclesiis benedicam te, Domine.

  Mi pie ha andado por el camino recto: por lo que podre alabarte, oh Senor en las asambleas de los fieles.

  Gloria Patri ...

   Gloria al Padre ...

 

  Sicut erat ...

   Como era ...

 

Recuerdo una mañana, entre las 8 y las 9, en el colegio de los escolapios de Salamanca, en el curso 1961-62, que me tocó ayudar a misa, estando yo interno en ese colegio. Oficiaba el P. Enrique, rector del colegio. Eran tiempos recios de estudio. Yo cursaba 4º de Bachillerato elemental y el latín, junto a las matemáticas y la lengua eran las tres asignaturas fundamentales en la temida reválida. Yo ya entendía un poco de latín y esta oración se me ha quedado grabada desde aquel día, aunque después de muchos años, la he relacionado con el salmo. Mi ilusión era dominar el latín, para enterarme de lo que decían en la misa; pero 3 cursos siguientes, cuando yo estaba en el temido PREU, comenzaría a cambiar todo… lástima.

Hoy se me ha ocurrido relacionarlo con la pandemia que padecemos y se me ha ocurrido,  rezar así, como a continuación expongo. Me gustaría hacerlo en latín; pero lo que no puede ser es imposible. Lo siento. OREMOS:

Lavaré mis manos, entre los sanos, con gel hidroalcohólico y rodearé el altar de tu misericordia, Señor.

Para hacerme eco de los cánticos de alabanzas y proclamar todas tus maravillas.

Yo he amado el decoro de tu casa y la mansión de tu gloria.

No pierdas, Dios mío mi vida con los insensatos, que no cumplen las normas y sus manos están llenas de virus.

Yo, en cambio he procedido con prudencia y siempre he estado con la mascarilla puesta. Líbrame y ten piedad de mí , que espero alabarte y darte gracias por tu protección, en la asamblea de los fieles.

Gloria al Padre, al hijo y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos AMEN

viernes, 23 de octubre de 2020

Serenidad mental

Interferencias

Si no prestas atención, desconectas de tu intuición y no agarras bien el timón que mantiene tu rumbo, las interferencias te influyen y cambias de dirección, por lo que no actúas de acuerdo con lo que has decidido.

Mirian Subirana en Serenidad mental, pág. 27

 


Me imagino a Ulises navegando en su regreso a Ítaca, escuchando los cantos de sirena y volviéndose loco, entre el oleaje y seguir con la tarea de la navegación. Por fin decide que se pongan tapones de cera en los oídos, para seguir con lo único que importa: centrarse en la navegación, para llegar al destino programado.

Nuestra vida, en palabras de Jorge Manrique, es un transitar por este camino de la vida. “este mundo es el camino para el otro que es morada. Más vale tener buen tino para andar esta jornada sin errar”. Camino, lleno de obstáculos, interferencias, estímulos… que nos alejan de nuestro verdadero objetivo.

En esta breve reflexión, voy a céntrame, en las interferencias mentales, que planean, como moscas desagradables en nuestras decisiones. Como Ulises, tendríamos que bloquearlas drásticamente; ahora bien ¿Cómo? Es muy fácil lo de los tapones de cera para no oír los cantos de sirena; ¿Pero, que defensas ponemos a la mente, para bloquear estas interferencias? Un sencillo ejemplo podría ser ilustrativo. Ayer encontré una agenda, de hace muchos años, que estaba dando vueltas por la casa, más años de lo debido. Siempre que la veía, le echaba un vistazo y volvía a guardarla. La interferencia era el sentimiento de los años en que la usaba. Ayer cuando la volví a encontrar eché un vistazo a su interior y me di cuenta, que muchos de mis amigos, que allí estaban reflejados, habían muerto o ya no vivían en esa dirección. ¿Qué sentido tiene guardar esa agenda? Así es que me puse el “tapón de cera”, para no sentir la nostalgia y sin pensármelo dos veces, rompí en mil pedazos esa agenda.

Y así debo hacer con muchas cosas: A cualquier sitio que miro, pienso, que “eso” ya no debería estar allí; pero hay cantidad de interferencias, que me impiden eliminar “eso”.

Para que nuestro camino sea efectivo, lo primero que tenemos que tener claro es que nuestra meta, es “el Mundo que es morada” y es mejor “tener buen tino”, es decir, caminar ligeros de equipaje, aunque para ello ¡Cuantos “tapones de cera” necesitamos!

Un amigo me comentaba que tenía preparado una caja con apuntes de la carrera, para tirar; pero que a la hora de la verdad, fue incapaz de tirarla.¿Qué interferencia, le impidió llevar a cabo tal acción? Me vi retratado en cierto modo.

Por hoy dejo aquí la reflexión; pero esto da para mucho, por lo que volveré sobre este tema, al hilo del libro reseñado al principio, posiblemente.