lunes, 17 de abril de 2017

Florence Scovel  Shinn

Recibiréis el poder  del Espíritu Santo
que venga sobre  vosotros,
y seréis mis testigos en Jerusalén,
en toda Judea y Samaria,
y hasta el fin de la tierra.
Hechos 1,8



La relación de  la cita, que encabeza esta entrada con el título de la misma es trivial, desde mi punto de vista. Me explico: La cita salió el 16 de Abril, día de la Pascua de Resurrección de nuestro Señor Jesucristo en un grupo de oración, al que suelo asistir algunos domingos, siendo el hilo conductor de la oración de ese día, precisamente la confianza de lo que pidamos al Padre será concedido y Florence, es una autora no muy conocida, que vivió en la primera mitad del siglo XX y tiene cuatro libros maravillosos, “El juego de la vida, La puerta secreta del éxito, Tu palabra es una varita mágica y El poder de la palabra hablada”, reunidos en “4 libros en uno” de Ediciones Obelisco. Reconforta leer sus libros, se palpa la confianza en cada párrafo, en cada línea. Es un bálsamo para estos tiempos de increencia y desconfianza, en que parece que las “fuerzas del mal”, se están apoderando del mundo. En la página 145 del citado libro, abierta al azar, leemos “Pide creyendo que recibirás”, que fue, como decía antes, el hilo conductor del ratito de oración del domingo de Pascua y a continuación añade: “Sabemos que nuestras creencias o expectativas quedan grabadas en el subconsciente y son llevadas a cabo. Podríamos decir: si pides sin creer, no recibirás. La fe crea expectación”.
Todo por tanto se reduce a mantener la fe, que “aunque sea tan pequeña como el grano de mostaza, tiene el poder de decirle a la montaña ¡muévete, muévete!” Nuestra fe ni siquiera llega al grano de mostaza. Pedimos como el que compra un billete de lotería, porque “si no lo compro no toca”. La fe es otra cosa y las montañas, son nuestros temores, nuestras dudas, nuestras vacilaciones, no saber lo que realmente queremos o lo que realmente necesitamos, también puede ocurrir, como dice la autora en la misma página del citado libro que “A muchas personas les gustan las cosas difíciles y duras de comprender. Estoy convencida de que esa fue la razón de que las enseñanzas extraordinariamente sencillas de Jesucristo se olvidaran al cabo de unos años. La gente creó credos y ceremonias que sólo comprendían a medias…”. Efectivamente Cristo afirmaba que estas cosas han sido reveladas a las gentes sencillas y ocultadas a los sabios y entendidos. Por eso, necesitamos humildad y vaciarnos del ego y de la prepotencia y abrirnos al Espíritu Santo, que se nos dará si nuestra actitud es esa, y seremos los testigos, del que nos dejó; pero que vive en nosotros. Curiosamente la siguiente cita Hechos 1, 9 es “Y habiendo dicho esto, mientras ellos miraban, fue elevado y una nube lo levantó lejos de sus ojos

Por eso conviene discernir lo que hemos de pedir y antes, pedirle al Señor: “Muéstrame tus  caminos e instrúyeme en tus sendas

jueves, 6 de abril de 2017

¿Por qué la luz no dobla las esquinas?
-Epílogo-

Tu qui sedes in tenebris, spe tua gaude:
orta stella matutina, Sol non tardabit
Tú, que habitas en tinieblas, alégrate en tu esperanza:
ha aparecido la estrella de la mañana, y el sol no ha de tardar.
Antífona de la II semana de Adviento del antiguo breviario cisterciense.



Permítanme  que escriba unas líneas personales, antes de comentar, lo mejor que se me ocurra, que no es fácil, la última parte del libro de Solórzano. Para comenzar la cita que pongo al principio, la he sacado de la cita inicial del libro “Nuevas semillas de contemplación” de Thomas Merton, ed. Sal Terrae, pues de la luz se trata, la que se anuncia débilmente y la que lo inunda todo. Muchas veces no hacemos caso de las luciérnagas, siendo así que nos permiten ver detalles aislados, que con la potente luz del sol, pasarían desapercibidos. Por otra parte, desde el punto de vista físico, la luz ondulatoria no atraviesa las esquinas, porque su longitud de onda es sumamente corta, a diferencia del sonido, cuya longitud de onda es muchísimo más larga, mientras que la luz corpuscular, es evidente, pues los “cuantos” o fotones, pasan de largo en las esquinas, aunque algunos “reboten”. Esto nos llevaría a experimentos de la física cuántica, a la incertidumbre, a la indeterminación, a la consciencia,… a Dios; pero dejémoslo, no sin antes recordar que la “la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4,12). Así pues, la luz del Verbo hecha palabra, si doblaría las esquinas.
Ya es tiempo de darle protagonismo a J. A. Solórzano en la parte final, titulada Apéndices: los últimos destellos, que consta de dos capítulos del libro, el primero titulado Con ritmo de “ragtime” y está precedido por la cita “La verdadera génesis está al final”, de E. Bloch, y de otra más larga de D. Bonhoeffer, de la que tomo el siguiente párrafo: “…Dios y su eternidad quieren ser amados de todo corazón, pero no de modo que el amor terrenal quede mermado o debilitado…”
Comienza explicando el “ragtime” como “ritmo caracterizado por una fuerte sincopación en la melodía con un acompañamiento regularmente acentuado”, lo que le lleva un poco más adelante a “acentuar los momentos débiles de nuestra propia vida, para ir fortaleciéndolos en el presente con vistas a un futuro más esperanzado y que nos exige mayor entereza humana, cristiana y dominicana” y más adelante, en la página 174 escribe: “Es la superación lo que necesitamos que se nos enseñe. Sólo una buena educación basada en la capacidad de superación tendrá éxito humano y cristiano” y a continuación cuenta una entrañable anécdota, que vivió en “directo”, la del religioso, secularizado y casado, que volvió a la Orden, después de enviudar, a los 78 años. Cuenta más vivencias personales y en la página 177: “Aquellas pautas que hoy trascribo, decían- ¿Dirán algo a alguien igualmente joven? – así:

“Para empezar a caminar…
Ø Estudiarás todos los días un rato largo.
Ø Leerás al menos una hora diaria.
Ø Acostúmbrate a estar solo durante un tiempo cada día
Ø Antes de dormir, harás un alto para pensar y sopesar sobre lo que has hecho durante la jornada.
Ø Siempre que puedas, pasearás observándolo todo, disfrutando.
Ø Cuando estés con los demás no dejes de ponerte en su situación, comprenderla y volver sobre ti mismo. Ponte en actitud de escucha, aunque hay cosas que no merecen oírse.
Ø No te enfadarás, por dentro, casi nunca. Por fuera te mostrarás amable, amistoso, animoso y siempre sonriente”
Así hasta treinta o tal vez más. Aquí he tomado las siete primeras, por eso del siete, aunque añado la última:
Ø Déjame terminar con estos versos del poeta inglés William Blaque (1757-1827), pueden servirte para iniciar tu nueva metodología:

Aquel que hiciere el bien a otro
deberá hacerlo en las más pequeñas cosas.
El bien general es la excusa
del canalla, del hipócrita y el adulador:
pues el arte no pueden existir
sino en partículas minuciosamente organizadas.”

Después dedica algo más de una página sobre la libertad y la soledad y citando a Italo Calvino en la novela Si una noche de invierno un viajero: “El único camino para estar con los otros de verdad es estar separado, imponer tercamente esta incómoda soledad y singularidad que es la vocación del poeta, del explorador, del revolucionario” y a continuación: “Tengo para mí que todo dominico debe ser un poco explorador por itinerante y rastreador de la Vida y la Verdad; un poco revolucionario por estudioso adelantado e iluminador de la vida y la historia anticipada.
         ¿Estaré soñando? A veces pienso que sí, mas dejadme soñar…, porque al buen decir poético de León Felipe:

Nadie fue ayer
ni va hoy,
ni irá mañana
hacia Dios
por este mismo camino
que yo voy.
Para cada hombre guarda
un rayo nuevo de luz el sol…
un camino virgen
Dios”
Termina con una cálida despedida “Yo no te conozco curioso lector. Tu a mi si, pues he dejado abierta la puerta de los afectos. El mundo es más pequeño de lo que podemos imaginar. Cualquier día, en cualquier rincón inesperado nos sorprenderemos hablando de lo mismo, nos conoceremos. Es posible que lleguemos a ser amigos…
Mientras mantengamos el respeto y la distancia, la espera dinámica y operante que tiene la eficacia de transformar desde el silencio y el recuerdo.”

El último capítulo del este apartado y por tanto del libro, lleva por título De libros y de amigos, ¿no es lo mismo?, comienza con una hermosa cita de M. de Unamuno, de la que extraigo el párrafo:

Leer, leer, leer, ¡Seré lectura
mañana también yo?
¿Seré mi creador, mi criatura,
seré lo que paso?

Como su título indica está dedicado a los libros y da una lista de ellos; pero no como bibliografía, sino como una recomendación de amigo, comentándolos, a veces el comentario llaga hasta una página. Aquí pondré sólo la información bibliográfica, no sin antes poner una cita, sacada de este libro y de este mismo capítulo, que así comienza:
“Sé que he jugado en exceso con las metáforas de la luz y las sombras, la claridad y la penumbra, las ondas y las partículas, el frío y el calor, la dureza y la ternura, el amor y el desamor, etc…; demasiadas dualidades. Pero ¿cómo podría hablar de la vida, de la mía y de la tuya, de los dominicos y de los que aún no lo son, sin ese juego evangélico de la luz y las tinieblas?
Y ahora paso a enumerar los libros, que recomienda como amigo, como él mismo nos indica en la página 185: “… no se trata de convertir este final en un catálogo de libros, sólo quiero que sea una guía de algunos que puedes leer a gusto, sin demasiado esfuerzo,… que si tienes un cierto hábito de lectura, no se te caen de las manos…”
Siento, por ello citarlos como catálogo; ya que copiar la reseña, excededería los límites y el propósito de este resumen. Los libros que cita, son de los ochenta, los más modernos,  teniendo en cuenta que este libro está escrito a principio de los noventa del pasado siglo, aunque eso, lo sé, no tiene importancia. El Quijote es más antiguo. Los primeros tratan de Santo Domingo y la Orden dominicana:
Sto. Domingo de Guzmán. Su vida. Su orden. Sus escritos. BAC Madrid 1987.
Guy Bedouelle, La fuerza de la palabra, Ed. S. Esteban, Salamanca 1987
H. Lacordaire. Santo Domingo y su orden, Ed. San Esteban, 1989.
A. Hertz, Domingo de Guzmán y los dominicos, Ed. Sal Terrae, Santander 1982
Cuatro libros más: Personajes históricos (9); Semblanzas de misioneros (10); Estampas de místicos (12); Retablo de artistas (13). Total 44 biografías, escritas por varios autores. Ed. OPE Caleruega, Burgos.
A continuación continua la lista con 12+1. No se asusten, no es superstición, ya que la idea es tomar el número de apóstoles; pero cuentan que un año el papa, el día de Jueves Santo lavó los pies a 13 discípulos. ¿Se había equivocado el maestro de ceremonias? Al final la misa se reunieron los apóstoles y eran 12; pero había ¡13 sillas! En esta había estado un ángel… Pues ahí va la lista de los doce apóstoles y el del ángel:

Von Balthasar-Buck-Congar, ¿por qué me hice sacerdote? Ed.  Sígueme. Salamanca
 G. Bessiere, Préstame tus ojos. Diario de un peregrino maravillado entre abismos de sombra y luz. Ed.  Sígueme. Salamanca
J. De Bourbon Busset, Silencio y júbilo, Ed.  Sígueme. Salamanca
J. Sans Vila, Antología vocacional, Ed.  Sígueme. Salamanca
T. de la Torre, Diario de Viaje de Salamanca a Chiapa. 1544-1545. Ed. OPE. Caleruega , Burgos
A. Nolan, ¿Quién es ese hombre? Jesús antes del cristianismo. Sal Terrae, Santander
A. Carré. No me pesa haber creído. Narcea Ed. Madrid
M. Quois. A corazón abierto. Ed.  Sígueme. Salamanca
G. Bernanos, Diario de un cura rural. Ed. Plaza Janes, Barcelona
J. M. Ballarín, Francesco, Ed.  Sígueme. Salamanca
S. Llorente, 40 años en el círculo Polar, Ed.  Sígueme. Salamanca 1990
M. Rymond, Tres monjes rebeldes, Ed Herder, Barcelona 1981
A. Altisent, Reflexiones de un monje, Ed.  Sígueme. Salamanca 1990

 ¿Y ya está? No, no está. Todavía quedan dos páginas de hondo contenido, como todo el libro. Queda mucho en el “tintero”, de este pequeño resumen. Termina de escribir en Bilbao, el 27 de junio de 1990, con este párrafo: “Amigo, aseguraría que ahora te sientes mejor, mucho mejor y que percibes como se disipan las tinieblas en torno a ti y la luz penetra por las rendijas de tu ventana interior
Y como colofón un regalillo. Pincha en este enlace:










martes, 4 de abril de 2017

Por qué la luz no dobla las esquinas?
-5-
Cuando algunos por su perversidad son obstáculos para la salvación del pueblo, el predicador y el doctor no deben temer ofenderlos.
Sto. Tomás de Aquino.
Conviene amar de tal modo que ya no pueda dejar de amar.
P. Lebret.

Comentamos aquí, del libro de Solórzano, el apartado IV: “La luz comprimida difundiéndose”, que consta a su vez de dos capítulos, el primero que comienza con las dos citas anteriores, de las que hemos tomado sólo los párrafos señalados, y titulado “Presencia dominicana en el mundo”. Comienza afirmando que en los 800 años de la Orden, la familia está compuesta por casi 70.000 miembros, repartidos por todo el mundo. La familia dominicana está compuesta por: las dominicas contemplativas, las dominicas de vida activa, las fraternidades de laicos dominicos, y los frailes dominicos. Dedicando un apartado a cada uno, para concluir el capítulo con un amplio apartado, titulado “las encrucijadas futuras de la luz”, en donde, haciendo un repaso de la gran labor llevada a cabo por la Orden a lo largo de la historia, va analizando la situación en los distintos continentes, desde América Latina, hasta el extremo Oriente, no ocultando su preocupación por el fenómeno descristianizador que se está produciendo en Europa y en España en concreto; pero más adelante, en la página 157, leemos este esperanzador párrafo: “Consoladoras son estas palabras de H. de Lubac: “Cada época ha sido siempre la peor. Y si hubo algunas verdaderamente peores, fueron las que dieron a luz las mayores cosas”. ¡Cuántas cosas magníficas está dando nuestra época! Y en medio de todo este mundo en ebullición, la Iglesia, nosotros los creyentes en Jesucristo… porque haya más justicia, más paz, más dignidad, un poco más de luz en medio de las tinieblas”.
Termina el capítulo, trascribiendo el siguiente poema de Carmen Martín Gaite:
Ya sé que no hay salida,
pero dejad que siga por aquí.
No me pidáis que vuelva.
Se han clavado mis ojos y mi carne,
y no puedo volver.
Y no quiero volver.
Ya no me gritéis más que no hay salida
creyendo que no oigo,
que no entiendo.
Vuestras voces tropiezan en mi costra
y se caen como cáscaras
y las piso al andar.
Avanzo alegre y solo
en la exacta mañana
por el camino mío que he encontrado
aunque no haya salida”.

Termina Solórzano el capítulo: “Sé que la hay. Y basta, que así concluía enérgicamente Unamuno muchos de sus escritos.”

El segundo capítulo de este apartado se titula: “La luz crepuscular del paisaje”. Comienza con una larga cita de Bertold Brech: “Esta es tu casa… quédate con nosotros…” y el capítulo, que sólo consta de seis páginas, está dividido en dos partes, una dedicada a la “itinerancia” y otra a la “belleza”.
Para mí ha sido gratificante, leer la primera parte, pues mi salmo preferido es el 25: “Señor muéstrame tus caminos e instrúyeme en tus sendas”. En la página 162, Solórzano escribe: “Cada uno de nosotros tenemos nuestro itinerar, nuestro personal itinerario, con muchas paradas, señales de pista, cruces de camino… pero tarde o temprano todos vamos tomando nuestra ruta personal, dejándonos guiar por las voces y destellos que desde el interior más hondo nos van indicando el trayecto… Hay mucho miedo a caminar. El miedo y la indecisión nos atenazan continuamente… Creo que todo iría mejor si estuviésemos decididos a aceptar nuestras limitaciones… También los creyentes tenemos miedo… No acabamos de fiarnos del todo de Dios…” y más adelante añade: “Los dominicos amigo mío, también somos así: como cualquier humano, como cualquier creyente.” Y en la página 163: “No lo olvides nunca: somos itinerantes. Todos estamos en camino; de paso, siempre de paso, Romeros, siempre romeros… con las riendas tensas y refrenando el vuelo, para llegar a todos y a tiempo, que diría León Felipe… Los dominicos, desde el inicio, nos hemos considerado itinerantes. Nada más lejos de nuestro carisma que el estatismo improductivo… Tu fija la mirada y el corazón en nuestros predecesores… Santo Domingo, San Alberto, Santo Tomás, Santa Catalina, San Vicente, Bartolomé de las Casas…” terminando este apartado con el siguiente párrafo: “Itinerantes, en fin somos tu y yo, que muchas veces nos cansamos… requerimos la sombra de un compañero, del amigo al que retornar, y anhelamos su palabra amable, su silencio respetuosos, su mesa puesta… para que recuperadas las fuerzas, podamos seguir trabajando y predicando la Buena Noticia
En cuanto a la segunda parte de este capítulo, dedicado a la belleza, afirma al principio, que esta, junto a la verdad, bondad y unidad han sido las sustentadoras  de nuestro ser humano, cristiano y dominicano. Cita a Hans Ur von Balthasar en su obra “Gloria. Una estética teológica” en el vol. I, “La percepción de la forma” y dentro de la larga cita, señalamos este párrafo: ”…En un mundo sin belleza…, en un mundo que quizá no esté privado de ella pero que ya no es capaz de verla, de contar con ella, el bien ha perdido asimismo su fuerza atractiva… el hombre se queda perplejo ante él y se pregunta por qué ha de hacer el bien y no el mal…”
Termina el capítulo en la página 167: “… en un mundo que olvida, explota, utiliza y mata… nosotros, con honda sensibilidad humana y cristiana somos voz que clama y denuncia… solidarios con los hombres y las causas que reclaman una pronta solución de justicia; somos, queremos ser, instrumentos de paz frente a tanta sangre, guerra y desampara.
¿Cabe más luz, mayor belleza?

Sólo el horizonte importa y en él la Luz tan solo”.