martes, 1 de septiembre de 2015

Iniciando


Septiembre, terminan las vacaciones, se inicia un nuevo curso. Es necesario, “ponerse las pilas” y comenzar a escribir; pero ¿por dónde empiezo?, la verdad es que el problema no es el tema, que sobran, sino la elección, pues es corriente que nos pase como al asno de Budirán: (Nota de Wikipedia  El asno de Buridán es el nombre que se le da al animal que protagoniza un antiguo argumento de reducción al absurdo contra Jean Buridan (1300 - 1358), teólogo escolástico discípulo de Guillermo de Ockham, defensor del libre albedrío y de la posibilidad de ponderar toda decisión a través de la razón. Para satirizar su posición, algunos críticos imaginaron el caso absurdo de un asno que no sabe elegir entre dos montones de heno (o, en otras versiones, entre un montón de avena y un cubo de agua), y que a consecuencia de ello termina muriendo de inanición (o de sed). Se trata, según algunos, de una paradoja, ya que, pudiendo comer, no come porque no sabe, no puede o no quiere elegir qué montón es más conveniente, ya que ambos montones le parecen iguales”

En efecto  ayer me di cuenta en internet, que en 2015 se cumple el primer centenario del nacimiento de Thomas Merton., ayer también me llegó un correo en el que citaba “ Las coplas a la muerte de Thomas Merton”, de Ernesto Cardenal,  he leído en mi “libro de cabecera”, por ahora ”Las noches oscuras del alma” de Thomas Moore, algo muy hermosos sobre “el sentido de la vida”, vivencias de este verano, lectura de libros, experiencias buenas y malas, que de todo hay en la viña del Señor, y otro muchos temas, que darían no para una entrada, sino para muchas. Ese es el problema, elegir un tema y desarrollarlo, si puede ser durante un tiempo

Hoy sólo quiero clarificar, si puedo esta indecisión, no vaya a ser que me quede en nada, como el “asno de Buridan”, paradojas de la vida, como la del Rey Midas, también, que al tocar producía oro, hasta la comida. La vida es “un abrir puertas”, según explica Enrique Martínez Lozano, en el comentario que hace al evangelio que se leerá el domingo en las celebraciones eucarísticas: Marcos 7, 31-37, referido a la curación por Jesús a un sordomudo. Es un “effeta” continuo y copio de dicho comentario: “Es probable que, por lo general, la apertura sea progresiva: a medida que accedemos a abrir algo en nosotros, se nos mostrará el paso próximo a dar. Como si se tratara de un juego de puertas que se suceden una tras otra, así parece ser nuestro mundo interior. Cada apertura nos coloca ante otra nueva “puerta” que pide ser abierta. Y en el camino nos vamos adentrando en espacios cada vez más genuinos e interiores, hasta llegar a reconocernos finalmente en la Espaciosidad sin límites que somos. Pero, habitualmente, el acceso a esta espaciosidad original requerirá todo el camino anterior.¿Qué puertas hay que abrir? Capacidades dormidas (amor, ternura, alegría, generosidad, solidaridad, libertad…), defensas protectoras que se han convertido en armadura oxidada (miedos, retraimiento, imagen idealizada…), “manías” en las que nos hemos instalado, costumbres y rutinas que nos mantienen encerrados en una jaula de llevadero confort… Lo que parece cierto es que la apertura a espacios interiores va acompañada de la apertura a los otros seres y a toda la realidad. Ese parece ser el camino que conduce al descubrimiento de que somos uno”.

Y en eso andamos, abriendo puertas; pero, nuestra humana naturaleza y nuestras circunstancias personales, a veces nos impiden hacerlo o bien, nos cierran puertas que ya habíamos abierto, hay que ser “Marta, habiendo sido previamente María”, del ejemplo evangélico (Esta sería también una bonita entrada al blog) y  esas puertas nos conducirán a la Vida, preparándonos para la entrada plena en la misma, ya que “Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la VIDA”, que es como comienzan las “Coplas a la muerte de Thomas Merton” de Ernesto Cardenal.

Podía haber terminado la entrada; pero leo la sentencia 142 del I Ching:  “Sólo aquel que repite incesantemente su lección se convierte en un auténtico maestro de la misma

Y ya está

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