San Antonio
Imagen tomada de internet
El otro día, felicité a los Antonios,
Antonias, Toñis, etc… y suelo enviar un enlace de YouTube con la canción de los
pajaritos. Este año una magnífica versión de Joaquín Díaz. Una amiga me ha
contestado con el siguiente correo:
“Suelo
leer "El Mensajero
de San Antonio", una
pequeña revista que
tienen los padres
Capuchinos. Hablando del 13
de junio, festividad
de San Antonio
de Padua dice la
revista: Antonio de
Padua sigue siendo
un desafío para
todos los expertos
en cosas religiosas,
inexplicable aún para
la "sociología del
creer", un misterio
de devoción y
un fenómeno raro
en medio de una sociedad
secularizada. San Antonio fue
en su vida
un gran defensor
de los pobres, murió
a los 36
años, pero su
testimonio sigue alumbrando
la vida cristiana
después de casi
ocho siglos”.
Conozco a mucha gente, que le tienen gran
devoción y no se pierden sus novenas y los “13 martes de San Antonio”. Recuerdo
su fiesta en mi pueblo, con la procesión con el santo desde la ermita, que
estaba fuera del pueblo. También había muchos días misa en ella. Recuerdo el
sonido vibrante argentino de la “campanina”, cuando tocaban desde allí a misa.
Hace poco una señora, con un fuerte
lumbago, decía que tenía que sacar a San Antonio en procesión, pues no podía
por menos, ya que estando en la playa, perdió una gafas muy caras y acordándose
de ello, en el hotel rezó el famoso responso: “Si buscas milagros, mira…” cuando
bajó a la recepción, alguien le había traído las gafas.
Mi madre dice, con sus noventa años y pico,
que no le falla, que siempre encuentra lo que se ha perdido, rezando el
responso. Sin ir más lejos, yo mismo en el mes de noviembre fui a pagar en una
tienda con una tarjeta de crédito y al sacar el carnet de identidad, vi que no
estaba… perplejo me quedé. ¿Cómo es posible que se haya perdido, si siempre ha
estado metido en la cartera? Esa noche pasé por casa de mi madre y se lo
comenté. “Vamos a rezar el responso me dijo” y al poco tiempo, se me
iluminó la mente: “Ya está: en Lisboa, en el hotel, allí quedó, pues había que recogerlo
por la mañana y con las prisas de la salida, se me olvidó reclamarlo”.
Luego vino lo de siempre: Buscar el teléfono del hotel, llamar, pedir que me
atendieran los amables portugueses en español, no estaba la jefa… pero al cabo
de unos día, tenía la carta con el carnet. Conservo el sobre como recuerdo.
Por cierto: En Lisboa visitamos su iglesia
y la casa donde nació, cuya foto he puesto al principio.
Antonio divino, por tu intercesión haz que
merezcamos la Eterna Mansión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario