lunes, 29 de junio de 2015

Hoy es mi santo

Mural dedicado a San Pedro en la catedral de La Almudena

Quiero dedicarle una sencilla entrada al “santo de las llaves”. No voy a buscar en Wikipedia, ni en el santoral, ni en la página del Vaticano. Simplemente voy a expresar lo que siento.
En primer lugar, dar gracias a Dios por la cantidad de amigos y amigas que tengo, pues esta mañana el wasap “echaba humo”, parecía que apostaban a ver quién era el primero o la primera en felicitarme.
Es inevitable, recordar los ya, demasiados, “San Pedros”, que obran en mi expediente. El último, el año pasado en Viveiro (Lugo) con la sorpresa de encontrarnos con la procesión del Santísimo, pues fue la octava de Corpus ese día. Remontándome a los años setenta, estando en el campamento de milicias; pero de fin de semana en el pueblo, la invitación del párroco a que hiciera las lecturas, pues entonces era fiesta grande. Remontándome más atrás a la infancia, cuando voy a misa y el párroco anterior, la celebraba en el altar de San Pedro, en lugar del altar mayor. Y más atrás todavía, el recuerdo confuso de una tormenta, que nos pilló en una celebración de San Pedro, reunida toda la familia en torno a mi abuelo Pedro… Todos estos recuerdos agradables y como no, la celebración de San Pedro en Zamora, en donde en la actualidad es fiesta grande.
También quisiera  poner unas pinceladas en el “perfil”, como se dice ahora de mi santo patrón, que explica lo que a veces nos ocurre: querer; pero no poder. Prometer; pero no cumplir y me estoy refiriendo a las negaciones. ¡Que tristeza sentimos cuando esto nos pasa! La vehemencia nos lleva a estos callejones sin salida, que nos marcan de por vida. Hemos de tener la cabeza lo suficientemente fría; para no caer en estas contradicciones.
A pesar de todo, San Pedro supo de quien se fió: “¿A dónde iremos si tú tienes palabras de vida eterna?”
Tenemos mucho que aprender de este santo “cabezón” “¡Tu no me lavas a mí los pies!”; pero que reacciona a tiempo “!Señor, no sólo lo pies sino la cabeza!”; Y de este santo, fiel, a pesar de las negaciones, de las que sin duda aprendió la lección más grande se su vida.
No podemos tampoco hoy olvidar a San Pablo, del que seguimos su pasos por Grecia y Turquía en 2011 y el recuerdo inevitable de algunos Pablos, como mi amigo Pablo Puerto, el dominico, fallecido hace ya casi cinco años, que llevó una vida de santidad a favor de los pobres en América




San Pedro bendito, ábrenos las puertas de la Eterna Gloria

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