Más sobre Corpus
Incluimos
aquí esta interesante homilia
del P. Alberto
Torres S.J., para el Corpus.
EL MANDATO (7.6.2015)
Lo
que sigue me costó una denuncia episcopal a Roma (14.6.1998), de la que salí
sobresaliente porque, cosa que yo ignoraba, mi opinión coincidía con la del
gran teólogo del Vaticano II, el dominico P. Schillebeeckx.
Anteayer…
Kafarnaum, primavera, año 35. Esto dijo Jesús aquel sábado en la sinagoga: Si no comeis la carne del Hijo del Hombre y
no bebéis su sangre… Mi carne es
verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe
mi sangre tiene vida eterna. La inmediata: la gente salió de la sinagoga y le puso de hoja
perejil: Este lenguaje es crudo, no hay
quien le aguante. Y con razón: eso se llama antropofagia, necrofagia,
canibalismo, ie. comer hombres. Jesús
preguntó entonces a los suyos: ¿También
vosotros queréis marcharos? (Jn 6,58-71). Se quedaron.
Ayer…
Crisis de entendederas. Lo coge ud. con mejores entendederas, cambia lo que
Jesús dijo por lo que quiso decir y se queda ud. de un aire. Porque Jesús habla
en metáfora (=comparación, en griego): suena esto y significa lo otro, esto es
lo que te digo y esto otro lo que te quiero decir. Hablar es sugerir, sugerir
es el arte de la comunicación; Jesús, con sus parábolas, que son metáforas
continuadas, fue un artista.
En
su lengua materna, el arameo, en su cultura oriental y tiempos bíblicos, el que come mi carne significa: el que
tiene mi misma escala de valores (principios, criterios, opiniones, puntos de
vista, a la hora de tasar a Dios y al hombre, el bien y el mal, el trabajo y el
amor, la vida y la muerte, etc.). Eso es
acuerdo, afinidad, identificación. ¿No decimos de fulano que “comulga” con
mengano o zutano? Pues eso es comer su carne.
El que bebe mi sangre significa: el que tiene mi misma escala de
sentimientos, simpatía y empatía, comprensión, tolerancia, solidaridad, sufrir
con el que sufre, reir con el que ríe y llorar con el que llora. El homo sum, humani nihil a me alienum puto (=soy
hombre y nada humano me es ajeno) del pagano Terencio, el ómnibus omnia factus sum (=me hice todo a todos) de san Pablo
(1Cor 9,22), el fronéite (griego=pensad,
sentid) que ordenaba a sus queridos cristianos de Filipos en Macedonia (Fil 2,5), etc. Afinidad e identificación con su corazón: eso es beber
su sangre.
*
Alemania,
Baviera, Suabia, abadía de Ottobeuren: tiene el púlpito la pintura de la
primera concelebración ecuménica de la historia. Los tres reformadores
protestantes -el alemán Luther, el suizo Zwingli, el francés Calvin; preside Jesús. Consagración del pan. Dice Zwingli: Das deutet meinen Leib (=esto es signo de mi cuerpo). Calvin: Das ist Kraft von meinem Leib (=esto es
energía de mi cuerpo). Luther: Das
enthält meinen Leib (=esto
contiene mi cuerpo). Jesús: Das ist mein Leib (=esto es mi cuerpo).
Tal creemos: el pan eucarístico es el Corpus
Christi, Cristo resucitado, místico
(=misterio) y real presente, Cristo en persona.
Hoy…
La Eucaristía, sacramento instituído por Jesús, no es milagro, porque no cumple
con su definición, que es eventus
sensibilis praeter communem cursum naturae divinitus factus (=suceso
sensorial y divino ajeno a las comunes leyes de la naturaleza). Misterio sí
pero menos…
Bethsaida,
mar de Galilea, año 35, marzo: Jesús multiplica 5 panes, da de comer a 5.000
hombres (antecesores de Yaser Arafat por la liberación de Palestina del Imperio
Romano) y sobran 5 canastas de pan (Mc 6,30-45). Dos meses después, mayo, Jesús
multiplica 7 panes, da de comer a unos 4.000 hombres y sobran 7 canastas de
rebojos (Mc 8,1-13). Demostrado: este hombre, Jesús, tiene dominio sobre el
pan; si mañana otro día quiere convertir algo en pan o al pan en algo… Todo
está en que quiera. Lo quiso la noche de luna abrileña en Jerusalem, cogió un
pan y dijo: Esto es mi cuerpo (Mt 26,26-29).
Y lo fue.
Caná
de Galilea, año 33, mayo: cuando la fiesta nupcial estaba en su apogeo faltó el
vino y Jesús convirtió en vino unos 600 litros de agua (Jn 2,1-12). Demostrado:
este hombre, Jesús, tiene dominio sobre el vino; si mañana otro día quiere
convertir el agua en vino… Todo está en que quiera. Lo quiso la noche del adiós
en Jerusalem, cogió la copa de vino y dijo: Esta
es mi sangre (ib.). Y lo fue.
Tiberíades,
lago, año 35, mayo: a noche cerrada los vientos del monte Hermon bombardeaban
el lago y le volvieron tarumba. La barca de los apóstoles, cáscara de nuez al
garete, iba, bajó Jesús del monte y, como quien aparta las espigas con la mano,
apartaba las olas y marchaba por las aguas como si fueran pradera (Mt
14,22-33). Demostrado: este hombre tiene dominio sobre las leyes de la
naturaleza (gravedad, espacio, etc.). Si un dia quiere prescindir de ellas…
Todo está en que quiera. Lo quiso la noche oriental de la Eucaristía cuando
dijo: Esto es mi cuerpo, ésta es mi
sangre. Y lo fueron, lo son, lo serán.
*
Anteayer,
ayer, hoy, mañana… Tras la consagración del pan y del vino, institución de la
Eucaristía, dijo Jesús: Haced esto en
memoria mía. Para que os acordéis de mi.
Una última voluntad, un mandato: eso es la Misa. Si en España a la Misa dominical va un 12% y deja de ir el 88%, si en el mundo
más de la mitad de las parroquias ya no tienen sacerdote, si el número de
sacerdotes ha descendido un 45% en los últimos 10 años, si los seminarios no
dan sacerdotes cualificados en vida, teología, ambón, confesonario y altar que
sustituyan a los que enferman, mueren o desertan… Procesión del Corpus, sí,
¡faltaría más!, orante y musical, ¡faltaría menos!, por calles alfombradas de
flores, oración y aplausos a la custodia… ¡Oh Granada, Sevilla, Toledo, mi
Carrión…! Pero del mandato de Jesús, de
la Misa y la comunión, ¿qué? ¿A ver si la arboleda de los ritos y costumbres
sagrados no nos dejan ver el bosque? Alberto A. Torres, S.J.
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