sábado, 14 de mayo de 2016

Tópicos y malentendidos sobre Galileo

El pasado día 10 de este mes de mayo, tuve la suerte de asistir a la conferencia del profesor Dr. José Ramón Jiménez Cuesta, matemático y humanista, profesor de óptica de la Universidad de Granada, titulada
  400º aniversario de la condena del heliocentrismo y el caso Galileo.

Nada más comenzar la conferencia, el profesor Jiménez Cuesta, nos comentó, que en un estudio sociológico, el 97 % de los encuestados, piensa que Galileo fue torturado y/o quemado en la hoguera, para subrayar, que eso es totalmente falso.
Mª Carmen Sánchez, que también asistió, me envía este mensaje vía WhatsApp, que resume estupendamente el contenido de la misma: “Magnífica conferencia, muy interesante y amena. Aprendimos mucho sobre Galileo y su contexto social- académico-religioso-etc.
La aportación de Fray Domingo de Soto, OP a la ciencia... bastante desconocida.
Valorando la exposición del Dr. Jiménez Cuesta por su dinamismo y pasión,  por supuesto, también el documentado contenido, consiguió que estuviéramos viviendo los hechos.
Y... una llamada de atención: no nos quedemos con lo que oímos y/o leemos sin más... comprobemos, investiguemos...
Los prejuicios 'instalados' son producto de ciertos intereses... también, son conservados por nuestra apatía y pereza”.

Y para mi sorpresa: lo de Domingo de Soto, el gran teólogo de la Escuela de Salamanca: pocos conocen según el conferenciante, que fue grande su contribución a la ciencia.
Terminó el conferenciante, poniendo la siguiente cita en la última diapositiva de su presentación: El día 9 de enero de 1642, en la villa de Arcetri, muere GALILEO, con la conciencia tranquila. 
El ayudante del Cardenal FRANCESCO BARBERINI, el más importante de los tres que se negaron a firmar la sentencia, escribió: 
"Hoy he recibido la noticia del fallecimiento del Señor Galileo, pérdida que conmociona no sólo a Florencia, sino a todo el mundo, así como a todo este siglo cuyo esplendor debe a este hombre divino más que a casi todos los demás filósofos. Ahora, al cesar la envidia, se comenzará a reconocer cuan sublime era este intelecto que servirá como guía a toda la posteridad en la búsqueda de la verdad"

La historia de siempre: La envidia, que según el profesor Luis Raimundo Guerra Cid, doctor en psicología, en su "Tratado de la insoportabilidad. La envidia y otras "virtudes" humanas" de Ed. Desclée de Brouwer, afirma que la envidia es el sentimiento más corrosivo que puede albergar el ser humano; la inercia, el fatídico “siempre ha sido así”, que mantiene a los mediocres, que a veces son más papistas que el papa y en este caso los aristotélicos, que tenían gran influencia en las universidades. Y a este respecto, recuerdo cuando yo era un joven estudiante de preuniversitario, que el profesor de filosofía, un escolapio, nos decía que el retraso del desarrollo de la ciencia se debió en parte a los aristotélicos, no a Aristóteles, propiamente dicho, pues todo lo fiaban a la deducción lógica y recuerdo que nos ponía el siguiente ejemplo: "discutían si al tirar una piedra desde lo alto de un mástil en un barco, esta caía en el barco o en el mar; pero a nadie se le ocurría coger la piedra subirse al mástil de barco y tirarla y anotar lo que ocurría".

Otro factor de la condena a Galileo, según el conferenciante fue la política. Pues el cardenal Barberini, amigo personal de Galileo, se convirtió en el Papa Urbano VIII, y debido a la presión de estados católicos, entre ellos España, que presionaron al papa, en contra de Francia, que aunque católica, se estaba aproximando demasiado a Suecia, protestante. Y también el carácter soberbio y humillante despiadado del propio Galileo, frente a sus adversarios. Esto sin duda le granjeó muchos enemigos.

Tengo un libro muy interesante, sobre la historia bien documentada de la Astronomía, titulado “La medida del Universo” de Kitty Ferguson, Ed. Ma Non Troppo, que en el capítulo 3, titulado "Un disfraz para la simple vista" habla de Galileo y de Kepler, del que publiqué una pequeña reseña, en este mismo blog, el 4 de mayo del año pasado, cuyo enlace os mando, por si queréis echarle un vistazo: 

http://p0722b47o1c.blogspot.com.es/search?updated-min=2014-12-31T15:00:00-08:00&updated-max=2015-05-05T00:37:00%2B02:00&max-results=50&start=87&by-date=false

Ahora, para terminar el comienzo de este apasionante tema, pongo la cita de Galileo que viene al comienzo del citado capítulo:

 “No me siento obligado a creer que el Dios mismo que nos ha dotado de sentido, razón e intelecto haya pretendido que renunciáramos a su uso"

Galileo Galilei

Tiene tela...

jueves, 12 de mayo de 2016

Los sueños  (y 7)

Otra vez vuelvo a considerar, que el manojo de datos, libros, ideas, sobre los sueños, que he recogido, es tan inmenso, que no puedo trasportarlo.  Me pasa lo mismo que a la niña de los juncos de la novela de Cela, “Viaje a la Alcarria”, que aún no he leído y la tengo a mano, para encontrar ese pasaje. Por ello quiero terminar esta mini-mini serie, con el número siete, de la plenitud, aunque en este caso sea simbólica, pues aunque parezca que podemos hacer todo lo que queramos, falso es. Si se gana en fuerza, se pierde en velocidad. Dice la física.


Hemos de tener también en cuenta el “desfondamiento radical del ser humano”, del que habla el profesor Cencillo y que ya Calderón de la Barca lo apunta en aquellos fabulosos versos de “La vida es sueño”:

En llegando a esta pasión
un volcán, un Etna hecho,
quisiera sacar del pecho
pedazos del corazón.
¿Qué ley, justicia o razón
negar a los hombres sabe
privilegio tan suave,
excepción tan principal,
que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?

Cierro, pues aquí este tema; pero quisiera apenas esbozar otros sueños de este siglo: “el cine”. Alguien lo calificó en sus inicios, como la “fábrica de sueños” y no le faltó razón. A mi particularmente me afecta y puedo salir contento o deprimido después de ver una película, eso también ocurre al despertarte de un sueño. Incluso la afectación puede llegar a ser patológica. Recuerdo, siendo yo niño, el caso de una mujer, madre de un mozo con problemas de depresión, que fue al patrón donde trabajaba su hijo a decirle que no le diera la paga a él, pues así no tenía dinero para ir al cine, que sólo había un día a la semana en el pueblo, ya que luego se metía en la cama, pensando lo que había pasado en la película y no había quien lo levantara.

Pues bien, como decía al principio, voy muy deprisa y mi potencia no es muy alta, ergo, la fuerza es poca. Si fuera más alta, podría comentar un magnífico libro: “El Evangelio según Hollywood” de Greg Garrett, Ed Sal Terrae.

No me resisto a escribir las primeras frases de la introducción que hace el autor del libro: “La primera vez que vi Pulp Fiction (1994)… sentí que estaba asistiendo a algo milagroso… Sentado a oscuras en la sala, un extraño y paradójico pensamiento me vino a la mente: me pareció que estaba en presencia de algo sagrado.
Viendo la violenta y a menudo repugnante película de Quentín Tarantino… sobre abominables bajos fondos de la sociedad, me sorprendió descubrir en cada uno de los principales relatos de la película la luz de algo que no podía llamar sino “gracia” y me sentí espiritualmente conmovido como no había pasado en una iglesia… en toda mi vida

Yo, recuerdo también, en la película “La aventura del Poseidón”, haber “visto  morir a Cristo”, en el personaje del capitán del barco, cuando al final, consigue abrir una válvula, para salvar a los atribulados supervivientes, y colgado de la misma, grita a Dios “¡Que más quieres que haga!”  Y exhausto cae muerto…

En fin todo en definitiva es  teología y la teología, también es el sueño de encontrar a Dios, al cual no podemos acceder por los sueños, pues está aquí y ahora conmigo, escribiendo estas cosillas

Ya termino y como mi entendimiento es flaco, me apoyo en Calderón una vez más con los últimos veros de “La vida es sueño”:

¿Qué os admira? ¿Qué os espanta,
si fue mi maestro un sueño,
y estoy temiendo en mis ansias
que he de despertar y hallarme
otra vez en mí cerrada prisión?
Y cuando no sea,
el soñarlo sólo basta;
pues así llegué a saber
que toda la dicha humana,
en fin, pasa como sueño.
Y quiero hoy aprovecharla
el tiempo que me durare,
pidiendo de nuestras faltas
perdón, pues de pechos nobles
es tan propio el perdonarlas.

miércoles, 11 de mayo de 2016

Los sueños  (6a)
Continuación de la historia del curtidor y  su mujer
Esta historia está basada en hechos reales.
Los nombres y los lugares son ficticios



Pasaban los días, los meses y los años, a las verdes primaveras, sucedían los ocres y calurosos veranos, que enlazaban mediante el otoño, con los árboles coloreados de efímero color gualda, que conectaba con el frío e inhóspito invierno, para esperar que los troncos secos, otra vez en primavera renovaran su verdor. Así  uno, dos, tres,… la cadena de los años, aumentaba sus monótonos eslabones.

Leonídes (Leo) el curtidor, curtía y curtía las pieles, para venderlas a zapateros, y también a comerciantes especuladores, que también había, que las almacenaban, para venderlas en tiempos de escasez. Nuestro hombre estaba casado con la Gumer (Gumersinda), que delicadamente lo atendía, preparándole la comida y repasándoles la ropa, esperándole con blando lecho por las noches, tan blando, que después de llegar Leo, cenaba y se acostaba, durmiéndose plácidamente en él. El negocio y el hogar, estaba situado en Villar de la Sandía.

Una mañana de un frio día de Febrero, la Gumer, sintió que tenía mucha fiebre y fuertes dolores de barriga. Esperó tres días y como no se le pasaba, decidió Leo llevarla al hospital de la Misericordia. “Cólico miserere”, diagnosticaron los galenos, mala cosa. Allí quedó la mujer, aposentada en la cama 34, pasaron algunos días y la mujer mejoraba; pero seguía quejándose. Allí no estaba mal. Corría el mes de marzo ya, y una noche se dio cuenta que su vecina, del número 33, no respiraba. Se acercó a ella y… se dio cuenta que había pasado a mejor vida. Una idea fugaz pasó por su mente; pero, no, pensó mañana voy a decir que avisen a mi marido para que me venga a buscar, que ya estoy bien. Y otra vez la misma idea, volvió a cruzar por su mente, ahora con más intensidad. Volvió a rechazarla; pero cuanto más la rechazaba, más le volvía a la mente, hasta el punto de decidir hacerla realidad. Se levantó tomó el cuerpo de su infortunada vecina y lo colocó en su cama y ella se recostó en la cama de la difunta.

A la mañana siguiente, viendo que la enferma del “cólico miserere” había muerto, la sacaron rápidamente y le dieron cristiana sepultura y ella se apresuró a decir a los enfermeros, que eran nuevos ese día que estaba mejor y que se marchaba.

Llegó la noticia a Villar de la Sandía y todo el pueblo, se congregó en casa de Leo, para darle el pésame y el párroco celebró una misa funeral por el eterno descanso de la desdichada Gumersinda.

Pasaron muchos días, algunos meses y pocos años y el curtidor, que se había fijado en una vecina, la Santiaga (Tiaga), moza vieja; pero de buen ver, un día que se cruzó con ella, ya casi de noche, le propuso matrimonio. Ella aceptó encantada ya al poco tiempo, concertaron la boda, para evitar las cencerradas, que los jóvenes mozos dedicaban a los prometidos viudos.

Pasaron pocos meses, de feliz matrimonio, cuando una noche llaman a la puerta de una vecina de Leónides. ¿Quién será a estas horas?, piensa Lorenza y sale abrir. Abre y exclama ¡Jesús, María y José! Asistidme, a mí y  a este ánima del purgatorio. ¡Ave María Purísima, sin pecado concebida ¡  Lorenza, no temas, soy Gumersinda que no he muerto. ¡Pero si hemos estado en tu funeral! ¿Has resucitado, como nuestro Señor Jesucristo? No Lorenza… Y Gumersinda le contó la historia, se había ido a vivir a Villar de la Uva, en donde sirvió a un rico terrateniente, que la trataba muy mal y pensó, que por muy mal que estuviera con el curtidor, era la señora de la casa y no tenía que servir a nadie, por la comida y el techo.

Al día siguiente, la noticia corrió como la pólvora, no sólo en Villar de la Sandía sino  en toda la comarca, llegando a Villar del Melón, en donde tenía su sede un inquisidor, de malas pulgas, de cuyo nombre no quiero acordarme. En cuanto se enteró, pensó: esto me compete, ¡bigamia!, la santa Inquisición, lo condena y ni corto ni perezoso, mandó llamar al curtidor para condenarlo por bígamo. Afortunadamente, lo le aplicaron, los tormentos, que cuentan algunos libros, que utilizaba la Inquisición, por entonces, ni las sentencias con el sambenito ni otras cosas por el estilo, sino que le dijeron a la Tiaga, que le dejara sitio a la Gumer y que se largara de allí y así fue, esta abandonó el lugar, marchándose a Villar de la Uva y Leo con Gumer, siguieron viendo pasar el verano, seguido de otoño, invierno, primavera y así sucesivamente. Posiblemente tuvieron hijos, nietos, bisnietos y hasta tataranietos.

Y ya está. Ahora viene el sueño. Tal vez algún productor quiera ampliar esta historia y hacerla película… quien sabe. 

viernes, 29 de abril de 2016

Los sueños (6)

¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.
D. Pedro Calderón de la Barca


Antes de continuar, haré una salvedad. Esta entrada, en realidad es atípica, pues  no se refiere a los sueños, sino, más bien a “soñar despierto” y teniendo en cuenta que como dijo alguien “algunos sueños se cumplen; pero la mayoría se roncan”, me refiero a lo que sigue como un “sueño no roncado; pero cuya probabilidad de cumplirse, no es nula; aunque ínfima. No siendo cero la probabilidad, tal vez, o acaso llegue a hacerse realidad. Ya sabemos que la realidad supera a la ficción.
Veamos: ahora que por estas tierras anda una cadena famosa de televisión rodando una película, mi sueño, despierto, es que escribo un guión, monto una compañía, entre mis amigos y amigas y gusta tanto el guión, que una productora de altos vuelos, y elevado capital, se interesa por él y se plasma en celuloide, estrenándose en los mejores cines del mundo… todavía no ronco.

El guión sacado de una historia que sucedió antes de la aviación, en líneas generales, lo detallamos en un pequeño cuento:

Había tres ciudades, conectada por tres caminos, por tanto formando un triángulo, tienen un hospital común en el circuncentro del triángulo, (recordamos, para desempolvar los conocimientos de geometría, que nos enseñaron en el bachillerato que el circuncentro es el centro de la circunferencia circunscrita a un triángulo, lugar donde se cortan las mediatrices de sus lados, ergo la distancia de este punto a los vértices es la misma. Por ello con muy buen criterio se eligió construir el hospital en dicho punto.

Llamemos al pueblo que está a la derecha, según se mira desde el cielo, aunque no hubiera entonces aviación, con el Norte hacia arriba, Villar de la Sandía, al de la izquierda Villar del Melón y al que está más al Sur, Valdelauva. El hospital, es el de la Misericordia. En Villar de la Sandía vivía un hombre, de oficio curtidor, no demasiado joven, pero en muy buenas condiciones físicas y anímicas felizmente casado, aunque su mujer, internamente pensaba que su marido era un tostón, que sólo sabía curtir pieles, pues se pasaba el día metido en su oficio y por la noche llegaba cansado, cenaba e inmediatamente se dormía y además roncaba. No hace falta decir que antes de la aviación no había televisión; pero dicho quede, aunque sea en pareado; pero antes de la aviación, bastante antes, si había en muchos lugares tribunal de la Santa Inquisición (Ave María Purísima) y en Villar del Melón tenían inquisición. ¡Vaya otro pareado!

Y para no aburrir al lector, con un relato demasiado largo, terminamos aquí el primer capítulo de esta historia, que continuará.


Mientras tanto, voy a decidir, a ver que os parece: ¿pongo al principio “Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia” o pongo, “esta historia está sacada de un hecho real, los nombres y los lugares son ficticios?”

miércoles, 27 de abril de 2016

Sueños (5)



Ya que en anteriores entradas, he tratado de la Mitología  muy de pasada, voy expresar una opinión particular, que acaba de ocurrírseme: La Mitología es a la humanidad, como el sueño al individuo, ambos proceden de otro mundo, de otra dimensión, de la Consciencia con mayúsculas, del Absoluto, de Dios. Ejemplos haylos: ¿Quién le inspiró a Newton, muchacho enclenque en principio, estudiante pobre en el Trinyte College, la teoría de la Gravitación Universal? ¿Saben cómo Kekulé, dedujo la estructura del benceno C6H6?, pues fue en un sueño, de unos niños jugando al “corro de la patata” ¿Y la famosa sonata del diablo de Tartini?, otro sueño, en la que el músico oyó la melodía más hermosa que jamás había oído; pero que no fue capaz de trascribirla entera. ¿Dónde estaba antes de Newton y Leibniz  el cálculo infinitesimal y antes de Beethoven, de Brahms, de Bach, Mozart…, su música?, etc., etc., etc.
A este respecto leo en “Introducción a la esencia de la Mitología”, lo que escribe C.G. Jung en la página 97: “Aunque diversos filósofos, como Leibniz, Kant y Schelling, ya habían llamado claramente la atención sobre el problema del alma oscura, fue Carl Gustav Carus, quien se sintió obligado, por su universal experiencia científica y médica, a remitir al inconsciente como esencial fondo anímico”
Si en ese inconsciente está lo que recibimos en sueños, surge la pregunta: ¿Es el inconsciente la morada de Dios?, este es precisamente el título del libro de Josep Otón Catalán (Sal Terrae). Curiosamente, lo he encontrado enseguida, entre el caos de mis libros; pero nada me acuerdo de este libro, nada absolutamente nada y sí, lo leí entero y con interés. Tendré que volver a leerlo; pero no me dará la respuesta, pues yo la sé, no sé si en el inconsciente o en otro sitio. El Espíritu Santo se comunica con nosotros, a veces en sueño y a veces en vigilia. Tenemos que beber de sus fuentes; pero a veces no bebemos de sus cristalinas aguas, sino que bebemos de aguas turbulentas, pues estamos sobre el puente de las mismas, como dice la canción. Anselm Grün lo expresa magníficamente en otro libro “Las fuentes de la energía interior”; pero como siempre, me estoy desviando. Estaba en los sueños, la Mitología y el inconsciente y vuelvo a Jung  y a la página 97: “Tanto en el sueño como en los productos de la psicosis se han dado innumerables vinculaciones que sólo pueden compararse con asociaciones de ideas mitológicas… Se observaron mitologemas típicos precisamente en individuos que en modo alguno podían tener conocimientos de esa índole”
¿De dónde vienen entonces esos conocimientos?
Y otra tarea, que me impongo, por si tenía pocas, leer otra vez el libro de Josep Otón Catalán, aunque, como San Juan de la Cruz, Yo bien sé dónde esa fuente está escondida”

Y para terminar esta entrada, escribo el final del libro de Otón: “Bienaventurado Jesús, el hijo de Dios, que descendió a las regiones inferiores de la tierra y fue a buscar a Adán para darle la buena noticia: “Yo soy tu Dios, y por tu causa he sido hecho tu Hijo. Levántate, tú que dormías, porque no te he creado para que permanezcas encadenado en el infierno. Levántate de entre los muertos, porque Yo soy la Vida para el que está muerto” (antigua homilía para el Sábado Santo)”

martes, 26 de abril de 2016

Antes de comenzar, recordemos, las frases latinas de la entrada anterior, traducidas por una amiga, profesora de Griego, que por supuesto, sabe Latín. Muchas gracias Feli.

Nec tu sperne piis venientia sommnia portis,
Cum pia venerunt somnia pondus habent.
Y no desprecies los sueños que lleguen por las puertas piadosas, cuando los sueños llegan piadosos tienen peso (tienen importancia )

Et canis in somnis leporis vertigia latrat
El perro, en sueños, sigue ladrando el rastro de la liebre

Cum pia venerunt somnia pondus habent.
Y ansioso observa atentamente el tribunal constituido en su corazón


Los sueños (4b)

Parecíame a mi escribir más sobre “Los sueños y discursos” de D. Francisco de Quevedo; pero en siendo yo un profano en letras, más vale dejarlo a doctos estudiosos, y pasar a ocuparme de los sueños,  de forma más ligera, de lo que pueda sacar mi experiencia matinal, al cabo de despertarme y lo que con mayor o menor  fortuna pueda copia de libros escritos por gentes docta en ellos.

Yo mismo



Voy sin embargo a escribir alguna línea, a propósito del juicio final al que hice alusión en la anterior entrada. No es fácil, ni siquiera seleccionar algún párrafo. Elijo este:
“comenzose la cuenta por Adán, y para que se vea que iba estrecha, hasta de una manzana le pidieron cuenta tan rigurosa que le oí decir a Judas:
¿Qué tal la deré yo que vendí al mismo dueño un codero?”

Es genial la descripción que va haciendo de los aguaciles, sastres, médicos, escribanos, jueces, despenseros, taberneros, filósofos, “que era de ver ocupadas sus ciencias en hacer silogismos contra su salvación”, boticarios, abogados, etc… más o menos la humanidad entera está reflejada en este “sueño” y además con sentido del humor, como este: “entró un hombre dando voces y decía: Aunque las doy, no tengo mal pleito, que a cuantos santos hay en el cielo he sacudido el polvo.
Todos esperaban un Nerón o un Diocleciano por lo que sacudir el polvo y vino a ser un sacristán”.

Pero dejemos  el caso, y vamos a la reflexión. Hoy en día no vendría mal un relato parecido, haciendo desfilar ante el implacable juicio de Dios, a corruptos, defraudadores, cobradores sin IVA, y pagadores, que en esto hay dualidad, estafadores en los pesos y medidas,… la lista es más grande que la que puso Quevedo; pero alegremente pensamos que eso del juicio final, es cosa de los cuadros, de los libros y de la Mitología.


Y ya que salió la palabra, ¿no será la Mitología el sueño en los dioses de la humanidad? Hace tiempo en un capítulo de Cosmos, que trataba de los dioses hindúes, en el que decía que la humanidad era un sueño de los dioses, me impresionó una frase de Carl Sagán, que decía más o menos ¿No serán los dioses un sueño de los hombres? Sea como sea, no procede ahora meterse en “camisas de once varas”, con estos temas. Yo no lo creo así “Dios es el que es” y sólo los místicos tienen el privilegio, no de conocerlo, pues es incognoscible, sino de sentirlo y en vigilia, que no en sueños.  

domingo, 24 de abril de 2016

Los sueños (4.a)

Comienzo del libro “Sueños y discursos” de Francisco de Quevedo


Los sueños, señor, dice homero que son de Júpiter, y que él os envía; y en otro lugar dice que se ha de creer que esto es así cuando tocan en cosas importantes o los sueñan reyes o grandes señores, como se colige del admirable Propercio.

Nec tu sperne piis venientia sommnia portis,
Cum pia venerunt somnia pondus habent.

Dígalo a propósito de que tengo por caído del cielo uno que tuve estas noches pasadas, habiendo cerrado los ojos con el libro del beato Hipólito del Fin del mundo y segunda venida de Cristo, lo cual fue causa de soñar que veía el juicio final. Y aunque en casa de un poeta es dificultoso creer que haya cosa de juicio (aun por sueños), lo hubo en mí, que por la razón que da Claudiano en la prefación al tercer libro De Raptu, diciendo que todos los animales sueñan de noche cosas como sombras de lo que tratan de día. Y Petronio Arbitro lo dice:

Et canis in somnis leporis vertigia latrat

Y hablando de los jueces,

El pauidus cernit inclusum corde tribunal.

Parecióme que veía un mancebo…

No es cuestión de escribir aquí, el juicio final, del sueño de Quevedo, por cierto, a mi modo de ver, mejor que el de la Capilla Sixtina, si se pudiera plasmar en lienzo. Puesto que en Google no hay más que poner “Sueños y discursos” y ya está, lo tienes en PDF. Disfrutenlo. 
En cuanto a las frases en latín, yo sólo entiendo algo la del perro (una pena); pero amigos y amigas, tengo que las sabrán traducir. Ya os contaré.