Antes de
comenzar, recordemos, las frases latinas de la entrada anterior, traducidas por una amiga, profesora de
Griego, que por supuesto, sabe Latín. Muchas gracias Feli.
Nec tu sperne piis
venientia sommnia portis,
Cum pia venerunt
somnia pondus habent.
Y no desprecies los
sueños que lleguen por las puertas piadosas, cuando los sueños llegan piadosos
tienen peso (tienen importancia )
Et canis in somnis leporis vertigia latrat
El perro, en
sueños, sigue ladrando el rastro de la liebre
Cum pia venerunt
somnia pondus habent.
Y ansioso observa
atentamente el tribunal constituido en su corazón
Los
sueños (4b)
Parecíame a mi escribir más sobre “Los sueños y
discursos” de D. Francisco de Quevedo; pero en siendo yo un profano en letras,
más vale dejarlo a doctos estudiosos, y pasar a ocuparme de los sueños, de forma más ligera, de lo que pueda sacar mi
experiencia matinal, al cabo de despertarme y lo que con mayor o menor fortuna pueda copia de libros escritos por
gentes docta en ellos.
Yo mismo
Voy
sin embargo a escribir alguna línea, a propósito del juicio final al que hice
alusión en la anterior entrada. No es fácil, ni siquiera seleccionar algún
párrafo. Elijo este:
“comenzose la
cuenta por Adán, y para que se vea que iba estrecha, hasta de una manzana le
pidieron cuenta tan rigurosa que le oí decir a Judas:
¿Qué tal la deré yo
que vendí al mismo dueño un codero?”
Es
genial la descripción que va haciendo de los aguaciles, sastres, médicos, escribanos,
jueces, despenseros, taberneros, filósofos, “que era de ver ocupadas sus
ciencias en hacer silogismos contra su salvación”, boticarios, abogados, etc…
más o menos la humanidad entera está reflejada en este “sueño” y además con
sentido del humor, como este: “entró un
hombre dando voces y decía: Aunque las doy, no tengo mal pleito, que a cuantos
santos hay en el cielo he sacudido el polvo.
Todos esperaban un
Nerón o un Diocleciano por lo que sacudir el polvo y vino a ser un sacristán”.
Pero
dejemos el caso, y vamos a la reflexión.
Hoy en día no vendría mal un relato parecido, haciendo desfilar ante el
implacable juicio de Dios, a corruptos, defraudadores, cobradores sin IVA, y
pagadores, que en esto hay dualidad, estafadores en los pesos y medidas,… la
lista es más grande que la que puso Quevedo; pero alegremente pensamos que eso
del juicio final, es cosa de los cuadros, de los libros y de la Mitología.
Y ya que salió la palabra, ¿no será la Mitología el
sueño en los dioses de la humanidad? Hace tiempo en un capítulo de Cosmos, que
trataba de los dioses hindúes, en el que decía que la humanidad era un sueño de
los dioses, me impresionó una frase de Carl Sagán, que decía más o menos ¿No
serán los dioses un sueño de los hombres? Sea como sea, no procede ahora
meterse en “camisas de once varas”, con estos temas. Yo no lo creo así “Dios es
el que es” y sólo los místicos tienen el privilegio, no de conocerlo, pues es
incognoscible, sino de sentirlo y en vigilia, que no en sueños.
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