martes, 26 de abril de 2016

Antes de comenzar, recordemos, las frases latinas de la entrada anterior, traducidas por una amiga, profesora de Griego, que por supuesto, sabe Latín. Muchas gracias Feli.

Nec tu sperne piis venientia sommnia portis,
Cum pia venerunt somnia pondus habent.
Y no desprecies los sueños que lleguen por las puertas piadosas, cuando los sueños llegan piadosos tienen peso (tienen importancia )

Et canis in somnis leporis vertigia latrat
El perro, en sueños, sigue ladrando el rastro de la liebre

Cum pia venerunt somnia pondus habent.
Y ansioso observa atentamente el tribunal constituido en su corazón


Los sueños (4b)

Parecíame a mi escribir más sobre “Los sueños y discursos” de D. Francisco de Quevedo; pero en siendo yo un profano en letras, más vale dejarlo a doctos estudiosos, y pasar a ocuparme de los sueños,  de forma más ligera, de lo que pueda sacar mi experiencia matinal, al cabo de despertarme y lo que con mayor o menor  fortuna pueda copia de libros escritos por gentes docta en ellos.

Yo mismo



Voy sin embargo a escribir alguna línea, a propósito del juicio final al que hice alusión en la anterior entrada. No es fácil, ni siquiera seleccionar algún párrafo. Elijo este:
“comenzose la cuenta por Adán, y para que se vea que iba estrecha, hasta de una manzana le pidieron cuenta tan rigurosa que le oí decir a Judas:
¿Qué tal la deré yo que vendí al mismo dueño un codero?”

Es genial la descripción que va haciendo de los aguaciles, sastres, médicos, escribanos, jueces, despenseros, taberneros, filósofos, “que era de ver ocupadas sus ciencias en hacer silogismos contra su salvación”, boticarios, abogados, etc… más o menos la humanidad entera está reflejada en este “sueño” y además con sentido del humor, como este: “entró un hombre dando voces y decía: Aunque las doy, no tengo mal pleito, que a cuantos santos hay en el cielo he sacudido el polvo.
Todos esperaban un Nerón o un Diocleciano por lo que sacudir el polvo y vino a ser un sacristán”.

Pero dejemos  el caso, y vamos a la reflexión. Hoy en día no vendría mal un relato parecido, haciendo desfilar ante el implacable juicio de Dios, a corruptos, defraudadores, cobradores sin IVA, y pagadores, que en esto hay dualidad, estafadores en los pesos y medidas,… la lista es más grande que la que puso Quevedo; pero alegremente pensamos que eso del juicio final, es cosa de los cuadros, de los libros y de la Mitología.


Y ya que salió la palabra, ¿no será la Mitología el sueño en los dioses de la humanidad? Hace tiempo en un capítulo de Cosmos, que trataba de los dioses hindúes, en el que decía que la humanidad era un sueño de los dioses, me impresionó una frase de Carl Sagán, que decía más o menos ¿No serán los dioses un sueño de los hombres? Sea como sea, no procede ahora meterse en “camisas de once varas”, con estos temas. Yo no lo creo así “Dios es el que es” y sólo los místicos tienen el privilegio, no de conocerlo, pues es incognoscible, sino de sentirlo y en vigilia, que no en sueños.  

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