miércoles, 27 de abril de 2016

Sueños (5)



Ya que en anteriores entradas, he tratado de la Mitología  muy de pasada, voy expresar una opinión particular, que acaba de ocurrírseme: La Mitología es a la humanidad, como el sueño al individuo, ambos proceden de otro mundo, de otra dimensión, de la Consciencia con mayúsculas, del Absoluto, de Dios. Ejemplos haylos: ¿Quién le inspiró a Newton, muchacho enclenque en principio, estudiante pobre en el Trinyte College, la teoría de la Gravitación Universal? ¿Saben cómo Kekulé, dedujo la estructura del benceno C6H6?, pues fue en un sueño, de unos niños jugando al “corro de la patata” ¿Y la famosa sonata del diablo de Tartini?, otro sueño, en la que el músico oyó la melodía más hermosa que jamás había oído; pero que no fue capaz de trascribirla entera. ¿Dónde estaba antes de Newton y Leibniz  el cálculo infinitesimal y antes de Beethoven, de Brahms, de Bach, Mozart…, su música?, etc., etc., etc.
A este respecto leo en “Introducción a la esencia de la Mitología”, lo que escribe C.G. Jung en la página 97: “Aunque diversos filósofos, como Leibniz, Kant y Schelling, ya habían llamado claramente la atención sobre el problema del alma oscura, fue Carl Gustav Carus, quien se sintió obligado, por su universal experiencia científica y médica, a remitir al inconsciente como esencial fondo anímico”
Si en ese inconsciente está lo que recibimos en sueños, surge la pregunta: ¿Es el inconsciente la morada de Dios?, este es precisamente el título del libro de Josep Otón Catalán (Sal Terrae). Curiosamente, lo he encontrado enseguida, entre el caos de mis libros; pero nada me acuerdo de este libro, nada absolutamente nada y sí, lo leí entero y con interés. Tendré que volver a leerlo; pero no me dará la respuesta, pues yo la sé, no sé si en el inconsciente o en otro sitio. El Espíritu Santo se comunica con nosotros, a veces en sueño y a veces en vigilia. Tenemos que beber de sus fuentes; pero a veces no bebemos de sus cristalinas aguas, sino que bebemos de aguas turbulentas, pues estamos sobre el puente de las mismas, como dice la canción. Anselm Grün lo expresa magníficamente en otro libro “Las fuentes de la energía interior”; pero como siempre, me estoy desviando. Estaba en los sueños, la Mitología y el inconsciente y vuelvo a Jung  y a la página 97: “Tanto en el sueño como en los productos de la psicosis se han dado innumerables vinculaciones que sólo pueden compararse con asociaciones de ideas mitológicas… Se observaron mitologemas típicos precisamente en individuos que en modo alguno podían tener conocimientos de esa índole”
¿De dónde vienen entonces esos conocimientos?
Y otra tarea, que me impongo, por si tenía pocas, leer otra vez el libro de Josep Otón Catalán, aunque, como San Juan de la Cruz, Yo bien sé dónde esa fuente está escondida”

Y para terminar esta entrada, escribo el final del libro de Otón: “Bienaventurado Jesús, el hijo de Dios, que descendió a las regiones inferiores de la tierra y fue a buscar a Adán para darle la buena noticia: “Yo soy tu Dios, y por tu causa he sido hecho tu Hijo. Levántate, tú que dormías, porque no te he creado para que permanezcas encadenado en el infierno. Levántate de entre los muertos, porque Yo soy la Vida para el que está muerto” (antigua homilía para el Sábado Santo)”

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