martes, 24 de noviembre de 2020

 

¿Por qué tengo que amar mi caos?

Bajo el impacto del contraataque de Ahriman, Ohrmazd
 se da cuenta de algo parcial.
Como consecuencia de su desorden generado, llega a dudar de sí mismo.
Entonces se necesita más conocimiento para purificar la duda.
Nathan Schwartz-Salant, en
 “La paradoja del orden-desorden”, pág. 84


 

Del libro anteriormente citado, de Ediciones Obelisco, cuyo  autor es un físico, especialista en Termodinámica, venido a analista jungiano, voy a intentar sacar alguna reflexión, sobre esta paradoja.

Cito este libro en este mismo blog, en la entrada titulada La paradoja el 31 de diciembre de 2018, que os invito a leer, si queréis, antes de seguir.

En estas pocas líneas, no es fácil escribir el cúmulo de sensaciones, proyectos, ilusiones, ideas,.. que las palabras: caos, orden-desorden, tranquilidad-zozobra, calma-ansiedad, guerra-paz, salud-enfermedad… Paradojas, que explica muy bien el concepto de resonancia, en química. Sin embargo, una Inteligencia Superior, la Mano Poderosa, que decía María la sabia-analfabeta, de mi pueblo, está por encima y a veces se deja ver. La última vez esta mañana.

Me explico, el libro de la “Paradoja  orden-desorden” apareció en “mi caos” y volví a retomarlo, esta vez por la página 79, en el apartado “La POD (paradoja orden-desorden) en los mitos de la creación”, en donde habla del Timeo de Platón, los Upanishard, el Zoroastrismo, el Hinduismo, la Hermética, el texto chino El secreto de la flor de oro, el I Ching… (echo de menos una referencia al Génesis) y créanme, no son una páginas para leer en la hora de la siesta y a lo que iba: suelo tomar notas de lo que leo en cuadernos y a veces en hojas sueltas, que luego acabo rompiendo o se acaban perdiendo y era lo que hacía esta mañana; pero como me parecía muy interesante, pensé en buscar un cuaderno o una libreta, y mira por donde encontré una agenda, en la que tomaba notas de mi actividad como profesor, terminando de escribir el 31 de mayo de2008, pocas semanas antes de jubilarme. A continuación aparece una breve nota, escrita el 10 de marzo de 2020, en pleno confinamiento por la pandemia. Transcribo: “Casi doce años de terminar lo escrito en el último curso de mi carrera docente, me dispongo aquí a escribir unas reflexiones a partir de hoy.

Observo que en todos mis escritos que encuentro hay un patrón fijo: buscar y conseguir el orden, en la mesa, en el ordenador, en la casa, en la vida… en todo; pero creo que es tarea inútil. Hay fuerzas ocultas en mi psicología profunda que me lo impiden.

Por ello, no queda más remedio que amar este caos, con el que vivo y el que me muevo

Y añado hace muy poco, el 22 de noviembre de este mismo año, “NOTA IMPORTANTE: no sé porque elegí esta libreta y al abrirla por la página anterior y las siguientes estar en blanco, se ve claramente la sincronicidad. Todo indica que está destinada a escribir aquí sobre este tema.”

 

Después de citarme a mí mismo, intentaré matizar este “amor a mi caos”; en efecto tenemos que amar lo que somos, lo que hacemos en la vida, nuestras virtudes y no odiar en demasía nuestros defectos, ello nos llevaría a una actitud estática que podría impedir corregirlos. Me explico: amor a la virtud es ser comprensivos con los defectos, para de esta forma superarlos. Y pensando en paradojas esta es otra: virtud-pecado, que llamaríamos comportamiento humano. ¿Qué tengo que hacer para ser virtuoso, desde mi estado pecador? No es fácil dar consejos, que para mí no tengo; pero puedo poner un ejemplo: en la paradoja frio-calor de la “temperatura climática”, a todos nos gustaría gozar de una temperatura primaveral, cosa imposible en invierno. Por eso nos ponemos abrigos

Por lo cual “debo amar mi caos”; pero no quedarme contemplándolo, sino examinando el grado de orden-desorden en el que me encuentro y seguramente será necesario actuar, corregir, “ordenar”. Del caos surge el orden (o el desorden) pero los cacharros en el fregadero, no se limpian solos. Para amar este caos es necesario, aunque no suficiente, ser disciplinados, diligentes y resolutivos, lo cual requiere energía, que según la Termodinámica,  es lo que hace disminuir la entropía (desorden).

De momento aquí lo dejo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario