sábado, 5 de diciembre de 2020

 

El robo del fuego a Zeus y el robo de la fruta en el Génesis. En el hilo conductor dela POD (paradoja orden-desorden)

 “El fuego es aquello que los dioses ocultan a los hombres. De lo contrario haríamos el trabajo suficiente para mantenernos todo un año sin trabajar”. “El desorden es incomprensible a menos que “El orden humano” esté relacionado con un orden superior” Carl Kerényi, citado en las páginas 90 y 91 de La Paradoja orden-desorden de Nathan Schward-Salant.

Imagen tomada de internet

Ocurre a veces, que los árboles no nos dejan ver el bosque y si estamos dentro, siendo espesa la floresta, no vemos lo que está al lado. ¿Por qué digo esta perogrullada?, pues muy sencillo, porque me he quejado en anteriores entradas, que no veía alusión al Génesis en el apartado anterior del libro, La POD en los mitos de la creación. En el siguiente apartado, La paradoja del orden-desorden en los mitos del héroe, lo cita, junto a Prometeo, terminando con una breve alusión a Edipo y al sufriente Job, cuya reseña, la hemos puesto en una anterior entrada y que según Jung es un precursor bíblico de Cristo.

A este respecto volvemos a la página 91, en la que Nathan Schward-Salant nos cuenta: “La comprensión del mito intuye un propósito en la entropía. A este respecto, los comentarios del científico Arthur Eddington sobre la entropía son especialmente interesantes: “Tiene como sospechamos en parte, algún significado más profundo relacionado con lo que aparece en nuestra conciencia como propósito” (nota 25, Eddington, Nature of the Phisical World) También pensaba que este aspecto de la entropía se dejaba fuera de la física, porque a esta sólo le preocupaban las entidades que se pueden cuantificar

La misma dinámica –una nueva forma de orden tomada del ámbito divino, generadora de desorden en forma de castigo, que después se entiende como intencionada-  es la estructura de la caída de Adán y Eva en la historia bíblica del Jardín del Edén”; pero esto lo dejaremos para otra entrada, antes sin embargo, me atrevo a terminar con esta reflexión:

¿No fue Robert Oppenheimer, director del Proyecto Manhattan  y los padres de la bomba atómica, los Prometeos de siglo XX? Las explosiones de Álamo Gordo e Hiroshima y Nagasaki. ¿No generaron desorden? Es terrible, leer las historias de quienes padecieron esas explosiones y sus secuelas, que sufrieron en sus carnes el castigo de Prometeo. Esto sólo es un ejemplo; pero el siglo pasado y lo que va del presente está lleno de “Prometeos” y en general, toda la historia humana, así ha sido.

 Continuará

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