jueves, 16 de julio de 2015

En la Virgen del Carmen

No sabemos a dónde llegaremos,
pero sí llegaremos a nuestro destino,
si hemos elegido convenientemente el camino.

Imagen tomada de internet

Dedicada esta entrada a todas las Cármenes, Mª Cármenes y Carmelos

La cita, procede del libro “Luces para el camino”.  Para elegir el camino, invocamos a nuestra Señora, que viene con nosotros a caminar. Hoy, se lo pedimos una vez más, en el día de la Virgen del Carmen. No voy a  escribir sobre ella, pues ya están los santorales, las novenas, las homilías de esta importante fiesta. Me voy a fijar en el “camino”, en el camino de nuestras vidas, en la peregrinación que es, hacia el destino definitivo, en el que, como escribía Jorge Manrique en las “Coplas a la muerte de su padre: Este mundo es el camino para el otro que es morada sin pesar / más cumple tener buen tino, para andar esta jornada sin errar.... Ella es la Guía, la Estrella, el “GPS”, de esta senda, a veces tenebrosa,  por algo es la patrona de los marineros.

Su fiesta es un punto de inflexión en el verano. Algunas veces he coincidido en este día en Galicia y es impresionante como la celebran por esas tierras, y por todos los pueblos de la mar.

Y como “el tiempo no existe”, según la física cuántica y que no  “hay separación”, según la no-dualidad, voy a relatar una historia que relató mi abuelo, en el lecho de muerte, refiriéndose creo que a su abuelo. O sea que nos estamos remontando a mediados del siglo XIX, posiblemente.  Mi abuelo materno, era una persona muy vehemente, poco religiosa en el sentido de ir a misa; pero muy religiosa en su interior, como demostró al final de su enfermedad terminal. Murió de cáncer, cuando yo tenía diez años. La historia, que le relató a mi madre, con el ruego de que procuráramos ir a misa en el día del Carmen, consiste en que su abuelo, que era guardia jurado, se encontró a un hombre moribundo de un disparo, apareciendo otro hombre que hacía de testigo, el cual sospechaba, que había disparado el Guardia Jurado. Pues bien, el moribundo, con las pocas fuerzas que tenía pudo decirle al testigo, que no, que él no había sido, por lo que quedaba libre de sospecha. Eso ocurría en un día de la Virgen del Carmen, en un año indefinido del siglo XIX

No me resisto, a poner la salve marinera aquí, aunque la podéis encontrar en YouTube, en diferentes versiones.


¡Salve estrella de los mares!

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