En la Virgen del
Carmen
No
sabemos a dónde llegaremos,
pero sí
llegaremos a nuestro destino,
si hemos
elegido convenientemente el camino.
Imagen tomada de internet |
Dedicada esta entrada a todas las Cármenes, Mª Cármenes y Carmelos
La cita, procede del libro
“Luces para el camino”. Para elegir el
camino, invocamos a nuestra Señora, que viene con nosotros a caminar. Hoy, se
lo pedimos una vez más, en el día de la Virgen del Carmen. No voy a escribir sobre ella, pues ya están los
santorales, las novenas, las homilías de esta importante fiesta. Me voy a fijar
en el “camino”, en el camino de nuestras vidas, en la peregrinación que es, hacia
el destino definitivo, en el que, como escribía Jorge Manrique en las “Coplas a
la muerte de su padre: Este mundo es el camino para el otro que es morada
sin pesar / más cumple tener buen tino, para andar esta jornada sin errar...”.
Ella es la Guía, la Estrella, el “GPS”, de esta senda, a veces tenebrosa, por algo es la patrona de los marineros.
Su fiesta es un punto de
inflexión en el verano. Algunas veces he coincidido en este día en Galicia y es
impresionante como la celebran por esas tierras, y por todos los pueblos de la
mar.
Y como “el tiempo no
existe”, según la física cuántica y que no “hay separación”, según la no-dualidad, voy a
relatar una historia que relató mi abuelo, en el lecho de muerte, refiriéndose
creo que a su abuelo. O sea que nos estamos remontando a mediados del siglo
XIX, posiblemente. Mi abuelo materno,
era una persona muy vehemente, poco religiosa en el sentido de ir a misa; pero
muy religiosa en su interior, como demostró al final de su enfermedad terminal.
Murió de cáncer, cuando yo tenía diez años. La historia, que le relató a mi
madre, con el ruego de que procuráramos ir a misa en el día del Carmen, consiste
en que su abuelo, que era guardia jurado, se encontró a un hombre moribundo de
un disparo, apareciendo otro hombre que hacía de testigo, el cual sospechaba,
que había disparado el Guardia Jurado. Pues bien, el moribundo, con las pocas
fuerzas que tenía pudo decirle al testigo, que no, que él no había sido, por lo
que quedaba libre de sospecha. Eso ocurría en un día de la Virgen del Carmen,
en un año indefinido del siglo XIX
No me resisto, a poner la
salve marinera aquí, aunque la podéis encontrar en YouTube, en diferentes versiones.
¡Salve estrella de los mares!
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