miércoles, 24 de marzo de 2021


La mejor Película

Documento inédito, escaneado,  del dominico albercano, Pablo Puerto, fallecido hace más de 10 años y encontrado “por casualidad” en una una carpeta de “papeles atrasados”, listos para romperse. Narra el recuerdo de un paseo, con otros dominicos una tarde de primavera, de 1995, desde San Esteban por la Aldehuela de Salamanca. Nada más… y nada menos.



Eso no es lo peor, dijo Manolo. Lo peor de la película de esta tarde es que me gusta tanto que -¡Vamos que llegamos tarde!- Ni siquiera se trata de eso. Lo peor es haber olvidado. Porque mira Pablo, yo no me acordaba de nada de lo que tú cuentas.

-Está bien, Manolo, yo creo que tú no te acuerdas porque lo has visto de pequeño, porque las cosas de la infancia se graban y nunca se olvidan

 No sé si escribir, pero todo es cosa de empezar recomponiendo el lápiz. Después será fácil y creo que no me queda más remedio que hacerlo, pues dejar una cosa así, sin aterrizar, sería como dejar a Manolo con las ganas y que la película termine sin terminar.

 Mediados de Febrero. El sol en la meseta no calienta de pura palidez con que aparece. ¡El sol! Salimos para un pequeño paseo y estuvimos tres horas. En la escalera encontramos a Ángel y tú, Manolo, te acordaste de las gafas Truman de Vergara, de que el “Mayor” el padre Director lo nombraba “jefe”, ¡Indias, el Jefe! Y ¡Chepa! Como que no quería que nos remontáramos a tiempos tan lejanos, y tú venga a tu retorno al pasado, y volvías a darle vueltas, y a “Truman” tampoco le gustaba que le recordases lo de ¡Jefe! “¡Que cosas las de aquellos tiempos!”, decía. A él ahora le interesaba y preguntaba sobre cómo conseguir transporte para ir a Alba a visitar a la Santa, y con este tema tocó la fibra romántica de Manolo; y decía: “¿Pararán por ahí abajo, en la avenida para no ir a la estación a coger el autobús?”. Y Manolo después dice que le es imposible el retorno al pasado. Nada más ver a Ángel se le agolpó los días pasados en el Real Seminario. Hasta los cuentos policiacos de Revertegat, el profesor de francés, recuerda. Pero ¿por qué dice que: "no recuerda" cuando jamás ha olvidado?

 Manolo se siente bien contemplando le heráldica en piedra. Su estancia aquí, en este campo le está dando toda clase de satisfacciones últimamente: Pocos escudos hoy para entretenerse. Sólo en calatrava dos, cada uno con su bandera, y uno en la casa de enfrente, fea y sin proporciones que le pega peor que dos pistolas a un santo. Con que brille la piedra amarilla él ya tiene bastante. Y más adelante la iglesia románica de Cantuariense.

 - Yo nunca entré en esa iglesia – dijo Manolo mirando los capiteles.

- Pues ya estaba restaurada en tus tiempos de estudiante – le comentó Pablo -, la atendían desde San Pablo.

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domingo, 28 de febrero de 2021

 

En la transfiguración de Jesús

He encontrado el libro Fijos los ojos en Jesús, y en una próxima entrada, me fijaré en algún apartado de este libro, pues yo soy poca cosa, nada, para hacer por mí; pero con Jesús lo puedo todo.

Escrito en este mismo blog el 5 de febrero de 2021

 


Y ese día ha llegado. Dicho libro está escrito por tres grandes de la espiritualidad: Dolores Alexandre, Juan Martín Velasco y José Antonio Pagola.  Ed. PPC.

Algunas  noches, leo un capítulo de  Dolores Alexandre y aprovecho para decir,  que es bueno antes de dormir leer algo edificante, como lo escrito en estos libros. Recomiendan los expertos no mirar pantallas, ni vídeos una hora o más antes de dormir; pero  yo al menos, no hago mucho caso y a veces pago las consecuencias con incómodos insomnios; pero me estoy desviando.

A lo que iba: “Yo soy poca cosa, para hacer por mí; pero con Jesús lo puedo todo”.  Esto que está en la nota inicial,  lo he comprobado anoche y me quedé maravillado: Hoy es el II domingo de Cuaresma, el domingo de la Transfiguración y anoche leí un capítulo de Dolores Alexandre,  el que tocaba y ¿sabéis a que pasaje bíblico aludía?, pues a Mc 9,2-29, que es precisamente el de la Transfiguración.  Sin duda, esta sincronicidad, me indica que Jesús, va conmigo, siempre me acompaña, pues yo no sabía cómo conectar la entrada del día 5 de febrero con este libro.

La parte de Dolores Alexandre, está realizada en capítulos muy cortos, poco más de dos páginas, por lo que no veo mucho impedimento compartir aquí parte de él. Se titula:

En la ladera de la Montaña

Página 129: “Jesús no había entrado aún en la casa: permanecía fuera, hablando todavía con el padre del muchacho del que había expulsado un espíritu, y este recuperando el sosiego, participaba también en la conversación. Dentro, el grupo de discípulos comentaba la respuesta que les había dado el Maestro al preguntarle por qué ellos no habían sido capaces de expulsar al espíritu:

Esa clase sólo sale a fuerza de oración, le había dicho.

Pedro que había subido con Él al monte, recordaba que había sido precisamente durante la oración cuando Jesús se había transfigurado ante ellos.

¿Por qué no va a tener poder la oración para transfigurar también la vida de este niño? Él y su padre estaban en la oscuridad y Jesús ha hecho llegar hasta ellos la luz de la sanación. Por eso ha dicho que, al que cree, todo le es posible.

Entre todos hacían memoria de las palabras y demandas del padre del muchacho: recordaban que, más que hablar, había emitido un grito, como alguien tocado en su nivel más profundo:

¡Creo! ¡Ven en mi ayuda!

Su petición expresaba algo que iba más allá de conseguir la sanación de su hijo: se había dirigido a Jesús apelando a su compasión, como si por debajo de su poder, hubiera descubierto en Él a alguien capaz de conmoverse.

Tomás escuchaba con rostro sombrío e intervino para confesar que él sentía su fe tan vacilante como la de aquel hombre:

No debía de fiarse demasiado de Jesús, puesto que le dijo: “Si algo puedes…” y luego había reconocido que le faltaba fe… quería creer, pero se reconocía incapaz de vencer su propia incredulidad

Esta vez fue Juan quien habló. Había permanecido silencioso desde la bajada del monte, pero ahora tomó la palabra:

Me parece que creer y no creer pueden mantenerse juntos, nunca estamos libres de esa amenaza de la no fe. Y lo único que podemos hacer es lo que ha hecho el padre del muchacho: llevar todo eso al encuentro con Jesús [las negritas son mías] Cuando él le ha dicho: “Todo es posible al que cree”, ese hombre ha sentido que él carecía de fe, pero en vez de quedarse paralizado se ha atrevido a expresar su verdad ya suplicar la ayuda de Jesús. Por sí mismo no podía encontrar salida, pero  ha buscado un camino-; dirigirse al maestro, convencido de que existía en Él una ternura capaz de responder a su sufrimiento.

Y entonces Jesús le ha hecho descubrir el poder que reside en la impotencia: para ´´El la fe consiste en que, en vez de apoyarnos en nosotros mismos, nos abramos sin reservas a Otro. Y ese Otro es Aquel cuya voz hemos oído en el monte: “Este es mi hijo amado. Escuchadle”. Jesús ha tomado de la mano a ese hombre vuelto hacia Él y le ha llevado más allá, hasta que su relación ha quedado atravesada por la relación con el Padre. ¿Y no será esta experiencia de transfiguración lo que busca en cada uno de nosotros?

Al finalizar cada capítulo, Dolores Alexandre pone dos breves comentarios, uno es “Esta historia es mi historia” en la que apunta “También yo digo con frecuencia: “¡creo Señor, pero ven en mi ayuda en mi falta de fe! ...

Y en el segundo apunte: “Compartiendo nuestra fe” recuerda las palabras del cardenal Newman: “Fe es la capacidad de soportar dudas”, las de Karl Rahner: “Ser creyente es encajar amorosamente la vida”; y las de R. Mª Rilke: “Hay que acostumbrarse a convivir con las preguntas”…

 

 

viernes, 5 de febrero de 2021

 

Tomando nota

Enséñame, Oh Dios, a aceptar con gozo mi desvalimiento en la vida espiritual. Enséñame a contentarme con tu gracia, que viene a mí en la oscuridad y hace cosas que yo no puedo ver. Enséñame a ser feliz por poder depender de ti. Depender de ti, debería ser, en sí mismo, infinitamente más grande que cualquier otro gozo que mi apetito intelectual pueda desear

Meditación de Thomas Merton

 


En los últimos meses del pasado, año, escribía yo algo sobre el orden-desorden en el caos. Yo vivo en el caos y el grado de desorden, en él es bastante alto y por ello, hay muchas notas, escritos, objetos materiales,… perdidos; pero a veces, sin buscarlo aparece algo interesante, como  una página fechada el 11 de diciembre de 2018, en la que aparee la meditación de Thomas Merton que he puesto al principio. Esa página quedaría en blanco, porque luego a continuación aparece otra fecha, 17 de enero de 2019, en la que hay unos apuntes del capítulo 18 del evangelio de Mateo, de una reunión del grupo de Biblia, al que pertenezco, y está resumido los apartados que transcribo:

Ø Es necesario hacerse niño para entrar en el Reino de los Cielos

Ø Arrancar de nosotros lo que nos haga escandalizar

Ø La Oveja perdida

Ø La corrección fraterna

Ø Lo que atéis en la tierra queda atado en el cielo

Ø Lo que pidáis, dos o más reunidos en mi nombre, os será concedido

Ø Y finalmente, la pregunta estrella ¿Cuantas veces tengo que perdonar?

La parábola del rey, Mt 18, 23-35, que perdona a sus deudores, cosa que no hizo uno de sus siervos con otro siervo del rey, lo que hizo montar en cólera a este, por la falta de misericordia del siervo, que acabó entregándolo a los verdugos, cosa que “hará también mi Padre Celestial con vosotros si no perdonáis de corazón a cada uno de estos hermanos”.

Siguiendo el guión de esta hoja manuscrita, hace referencia al capítulo 7 del libro “Palabras escandalosas de Jesús". He estado buscando ente libro, entre “mi caos” y no lo he encontrado; pero si he encontrado otro, que tiene por título “Fijos los ojos en Jesús”, por lo que la estructura de esta entrada ya la tengo clara: terminaré poniendo los pocos apuntes de la hoja manuscrita y en una próxima entrada, me fijaré en algún apartado de este último libro, pues yo soy poca cosa, nada, para hacer por mí; pero con Jesús lo puedo todo.

Y ahora paso a  terminar de copiar los apuntes de la hoja manuscrita

Ø El perdón es una opción personal y libre

Ø En el perdón interviene razón, voluntad y acción

Ø El perdón genera conflictos, porque pensamos: si perdono doy pie a que vuelva a realizarse la ofensa y puede que esté justificando algo mal hecho

Ø Podemos poner objeciones, como : no te perdono hasta que no te arrepientas

Ø Me es imposible, porque la ofensa me ha llegado al alma.

Este tema del perdón es muy complejo, por lo que es difícil  llevarlo a cabo; pero psicológicamente arregla a la persona y al rechazarlo, la persona queda peor psicológicamente. En cualquier caso, no somos conscientes del mal que hacemos.

Perdonar implica comprender. El errar es humano; pero el perdonar es divino.

¿Qué tengo que hacer? No encerrarnos en nuestro problema y pedir ayuda humana y sobre todo divina. Por eso, como complemento a estas notas, que poco resuelven,  ojearé el libro que cité anteriormente. Si pongo mis ojos en Jesús, seguro que el me inspira lo que tengo que hacer.

Y para completar estas  sencillas reflexiones, en estos días, ayer concretamente, se ha producido una sincronicidad: sin buscarlo, he encontrado este vídeo, donde en el minuto 30, aproximadamente se refiere a este pasaje de Mt. No se lo pierdan

 

miércoles, 27 de enero de 2021

 

Os necesito para Salvar a muchas almas, en vía de perdición

Mensaje de Jesús a Leandre Lachance el 3 de enero de 1997, expresado en las página 61 y 62 del libro “Por la fidelidad de los míos, mis elegidos”


Estoy leyendo este libro, cada día, como guía de meditación y tengo la impresión de lo que dice, me lo dice a mí también. Por eso lo comparto.

Al final os pongo un enlace a un vídeo explicativo de este fenómeno revelado a este hombre privilegiado.

“Hijo mío, mi Corazón, siempre derrama Amor por todas las personas de la tierra. Pero para que resplandezca este Amor en cada corazón, necesito vuestro permiso.

Los “si” que me das y tus oraciones de intercesión, sobre todo, si pasan por Mi Santísima Madre, tienen más importancia de lo que tú crees.

Si tuvieras más fe, en el instante de tu oración, podría actuar con más fuerza. En estos tiempos que son los últimos, necesito urgentemente que las personas renuncien a ellas mismas, a sus deseos, a su bienestar, a su confort, e incluso a sus propias necesidades, para que sus oraciones, junto con las mías, a las de mi Santísima Madre, a las de los Santos y Santas  y a la de los Ángeles, ayuden en el combate que se está librando, ahora.

Tú Sabes que mi Madre Santísima aplastará la cabeza de la serpiente, por lo que estamos en el bando de los vencedores. No hay duda. Pero Yo, no quiero perder a ningún hijo en la tierra, y por ello tengo la necesidad de las oraciones de las almas que me den su consentimiento, y que pueda utilizarlas a Mi manera según las necesidades, en lo invisible, para salvar a las almas, en vías de perdición. Si supieras como esas necesidades se vuelven urgentes y lo que puedo hacer con un simple “si”… me dirías muchos “si” día y noche, en beneficio de esas almas.

Comprendes ahora, porque mi Madre y Yo, no cesamos de pedirte tus “si”, que es el camino más rápido que abre la puerta a una gran cantidad de gracias que se derraman en los corazones, aun en los más insensibles.

Tú eres valioso ante mis ojos, te necesito. Sé humilde, desparece para que yo actúe con plenitud en ti, a través de ti y a tu alrededor.

Siempre se trata de mi Obra. Tengo necesidad de ti para ella, y para cuando quieras utilizarme para tu obra, no haces más que detener o retardar lo que es urgente en este momento, y sobre todo en lo invisible.

No busque caminos complicados; toma el de la sencillez, es ahí donde estoy. Aprende a no juzgar lo que pasa en el exterior, porque no tiene importancia. Lo que es importante es lo que pasa en el interior, que es donde se libran los verdaderos combates actualmente  y es allí donde voy a reconstruir lo que el Enemigo ha destruido.

Medita esta enseñanza, que es por ti y por todos y todas que la lean una fuente de gracias increíbles.

No temas, yo estoy siempre contigo y guío cada uno de tus pasos. Déjame actuar, Yo soy el Todopoderoso y has encontrado gracias ante mí. Te Amo”.

Aquí tenéis el enlace vídeo que os anuncié al principio

lunes, 25 de enero de 2021

 

¿Son estos los últimos tiempos?

El 1 de enero de 1997, Leandre Lachance recibía este mensaje de Jesús: “En estos  tiempos que son los últimos, tengo una necesidad urgente de los corazones que acepten a decirme un “si” total y sin condición; de repetirme este “si”, para que Yo pueda actuar, y voy a actuar rápidamente porque el tiempo urge”

 “Por la fidelidad de los míos, mis elegidos”, pág. 60


La conversión de San pablo. Convento de las dominicas, Caleruega

Estamos en este enero de 2021, en la festividad de la conversión de San Pablo, precisamente, cuando escribo esta reflexión y a la vista de la nota inicial, escrita hace 24 años, todo parece indicar, que se nos invita a una conversión total, como  aquel fogoso luchador en el camino de Damasco.

Y desgraciadamente, todo parece indicar, que vamos en dirección contraria. No tenemos más que estar un poco atentos a las noticias: hospitales saturados a causa de la pandemia que nos asola, y gente, mucha, más de lo que debiera, saltándonos las normas, y no sólo los insensatos que se enfrentan a la policía en fiestas demenciales, sino a gente común, como tú y como yo, que andamos por la calle y nos ponemos mal la mascarilla o nos sentamos en terrazas y la quitamos.

Pero no es lo peor no cumplir las normas. Es precisamente la dureza de corazón, que caracteriza a esta sociedad, hasta hace poco alegre y confiada.  Dureza que hace no pensar en los sanitarios, gente trabajadora, guardianes de la seguridad,…, en definitiva, en el prójimo  y sólo pensar en mi bienestar y mi comodidad. “Vino a los suyos; pero no le recibieron” y lo vuelve a decir y seguimos en la misma. ¿Qué más tiene que ocurrir, para darnos cuenta que lo primero no soy yo, ni lo segundo tampoco? Necesitamos humildad, para darnos cuenta que estamos bajo “muchos nublados, virus, crisis, necesidades…” y que tenemos que ser solidarios unos con otros.  Y empezando por los que mandan, hasta yo mismo, que ahora estoy reflexionando sobre esto, hay que reconocer que no lo somos. Nos dirigimos a nuestro Damasco particular, sin más miramiento que nuestro propio beneficio. ¡Ojala caigamos del caballo, perdón del borrico en el que cabalgamos! y seamos capaces de ver lo que Aquel, que hizo caer a Saulo, nos dice a nosotros.

Y vuelvo mi mirada a  “los ojos misericordiosos” de la Santísima Virgen, porque como rezamos en los gozos a Nuestra Señora de la Peña de Francia: “de la peste que nos aterra, del estruendo cruda guerra, del mar, hórrido bramido, ¿Quién librarnos ha Señora de tan tristes circunstancias? Virgen de Peña de Francia, sed Nuestra fiel protectora” y muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre y nos cambie nuestra vida, como se la cambió a Pablo en el camino de Damasco. Amen.

viernes, 22 de enero de 2021

 

Reflexiones matinales del

22 de enero de 2021

 Leandre Lachance, es un empresario, jubilado de Canadá, que en los años noventa, se comunicaba directamente con Jesús. Tiene varios vídeos en YouTube, aunque están en francés, si bien alguno en español, habla de él. Tiene escritos tres volúmenes, que se pueden descargas gratuitamente en Internet. A partir del primero, todas las mañanas, dedico al menos media hora a reflexionar. Os envío la que he hecho esta mañana.


Leandre Lachance despide al año 1996, en las páginas 59 y 60 del libro “Por la fidelidad de los míos, mis elegidos”, agradeciendo y bendiciendo al Señor. Ni él, ni ninguno de nosotros podríamos pagar todo lo que el Señor ha hecho.

Personalmente, yo me dirijo a Jesús y a su Santísima Madre, como intercesora, suplicante, para que me haga fuerte en la fe, en medio de las adversidades, que estamos padeciendo. Señor, la contestación que le das  a Leandre, me gustaría que fuera para mí: “No te inquietes, he preparado todo y me ocupo de todo. Permanece en la acción de gracias y en la alegría, viéndome actuar

Y en la página siguiente, (estas palabras fueron proféticas al comienzo de 1997):

 Vosotros habéis sido (se refiere a su familia) elegidos para extender mi Amor al mundo. Quiero que este Amor lo viváis plenamente entre vosotros y esto será un testimonio para aquellos y aquellas que lo vean.

Esto es obra mía, no vuestra. Les sigo pidiendo un “si”, total, en las pequeñas cosas, en las alegrías y en las penas, en los éxitos y los fracasos.

Esta es la transformación que quiero, para el futuro, que confíen y sientan mi Amor, que es incondicional…

 Señor y amigo Jesús, pienso en lo que le dices a Leandre, hace más de 20 años, me lo dices a mi ahora, en medio de la incertidumbre en la situación que estamos viviendo. Todos los mensajes, que estoy recibiendo, apuntan a la misma dirección, como este vídeo que he visto esta mañana. Sé tú nuestra roca en la que nos asentamos, no nos dejes caer en el desánimo. Vuelvo a darte el , desde mi humilde posición y quiero proclamarlo, en los medios que tengo a mi alcance, para que todas las personas, ligadas a mí, de una forma u otra, reciban tu Amor y todos los habitantes de este atribulado mundo. AMEN


jueves, 10 de diciembre de 2020

 

El robo del fuego a Zeus y el robo de la fruta en el Génesis. En el hilo conductor dela POD (paradoja orden-desorden) Continuación.

 El deseo de conocer el bien y el mal, y su acto incorpora una nueva forma de orden a una escala más humana, separada de Dios y del orden paradisiaco del Edén. Esto a su vez, conlleva la expulsión de Adán y Eva del Jardín y a una vida de sufrimiento en la tierra, una encarnación de la vida espiritual en la materia.

Nathan Schwartz-Salant, en La paradoja Orden-desorden, pág. 91


Antes de asomarnos al “robo” de la fruta del jardín del Edén, reflexionamos un poco, sobre, el final de la entrada anterior, de la mano de Alejandro Navarro Yáñez, en el libro El secreto de Prometeo sobre la Tabla periódica de los elementos: “Pero, pese a todos sus éxitos, tanto ellos [se refiere a algunos científicos, que participaron en el proyecto Manhattan] como sus colegas nunca pudieron sustraerse a una cierta amargura por el recuerdo de Hiroshima y Nagasaki, el peaje que todos hubieron de pagar por formar parte del Proyecto Manhattan. Un sentimiento que quizás reflejó mejor que nadie el jefe de aquel proyecto, al gran Robert Oppenheimer, de quien se dice que el contemplar aquel hongo cegador de plutonio desintegrado en Alamogordo, en Nuevo México, tres meses antes de Hiroshima comentó sobrecogido: “En cierto sentido crudo… los físicos han conocido el pecado”.

Es lo que tiene jugar a ser Dios: Al igual que le pasó a Lucifer. Quizás tengas que pasar algún tiempo en el lado oscuro”. Aquí termina el libro, Pág. 271. Y yo añado, o como Prometeo, tendrás que esperar a que alguien te libere de tu atadura al árbol, esperando cada noche a que venga el pájaro a comerte el hígado.

Y ahora volvemos al tema de la fruta prohibida del Génesis. Anteriormente hemos comentado el orden-desorden generado por el robo del fuego a Zeus, por Prometeo y nos llama la atención, el motivo por el que Prometeo se decide a robarlo, que es el desorden reinante entre los hombres, por la disputa entre  entregar a los dioses lo mejor de los sacrificios o los desechos. Para ello Prometeo, engaña a los dioses, haciendo que elijan entre dos montones, uno de carne buena y otro de huesos; pero el primero camuflado con pieles  de animal y el otro con suculenta grasa brillante. Los dioses caen en el engaño; pero al dase cuenta, retiran el fuego a los hombres, lo que induce a Prometeo a ir en busca del mismo. Lo consigue, se lo da a los humanos; pero tiene que sufrir el castigo. Por el contrario en el caso de la fruta prohibida del Génesis, el hombre está en armonía con Eva y con Dios ¿por qué se produjo la trasgresión?

En la página 92 de La paradoja del orden-desorden leemos: "El “pecado original”de Adán… pone la POD en movimiento. Crea desorden para siempre, ya que el robo de Adán de un nuevo orden de conciencia degrada, si no destruye, la relación de los humanos con Dios. Para San Agustín, el pecado original de Adán llevaba a la concupiscencia, entendida filosóficamente como una condición de pérdida de lo sagrado. Otros antiguos comentaristas del pecado original insistieron en la forma más carnal de concupiscencia…” A este respecto es interesante lo que afirma Enrique Martínez Lozano en el libro ¿Qué Dios y que salvación?, en la pagina 60: “El ser humano (Adán y Eva) vivía en un estado  de armonía en el que Dios mismo “se paseaba” con el en el “jardín”. Se trata de una descripción de un estado pre-personal donde, al no haber aparecido aún la conciencia de un yo separado, no hay todavía experiencia de soledad ni de miedo.

Sin embargo, con la emergencia del yo individual, con el inicio de la autoconciencia, hacen también su aparición en escena aquellos sentimientos. En efecto, donde hay conciencia de separación hay también miedo y soledad, y angustia… Los dioses son inmortales y lo saben, los animales son mortales y no lo saben. Los humanos son mortales y lo saben. El saberlo es autoconciencia, angustiada.

Ante esa vivencia, los humanos interpretan lo ocurrido como una caída y una pérdida. Caída y pérdida que se atribuyen a sí mismos. De este modo dan razón del sentimiento de culpabilidad. Con ello, se interpreta el comienzo mismo de la conciencia de sí en clave de pecado: el “pecado original”. Pecado-gracia, es por tanto desorden-orden.

Voy a terminar aquí, añadiendo unas citas breves de la página 93 de la Paradoja orden-desorden: “El aspecto intencional del desorden generado es lo que subyace al punto de vista de la neurosis, e incluso la psicosis, pueden formar parte de un proceso regenerativo. En el mito de la caída en la biblia, como felix culpa, o en el mito de Prometeo, encontramos como una persona que sufre por el desorden y que surge de sus propias creaciones puede descubrir sabiduría en este sufrimiento, es decir tiene un propósito … que puede… soportar el sufrimiento y conservar un nuevo orden

Hace referencia, al final de este apartado, al concepto freudiano del complejo de Edipo y al sufrimiento de Job, al que alguien ha comparado, entre ellos Jung, como el precursor de Cristo, que carga con todo el pecado (desorden) del mundo, para alcanzar la gracia plena, orden total.