Reflexiones matinales del
22 de enero de 2021
Leandre
Lachance despide al año 1996, en las páginas 59 y 60 del libro “Por la fidelidad de los míos, mis elegidos”,
agradeciendo y bendiciendo al Señor. Ni él, ni ninguno de nosotros podríamos
pagar todo lo que el Señor ha hecho.
Personalmente, yo me dirijo
a Jesús y a su Santísima Madre, como intercesora, suplicante, para que me haga
fuerte en la fe, en medio de las adversidades, que estamos padeciendo. Señor, la
contestación que le das a Leandre, me
gustaría que fuera para mí: “No te
inquietes, he preparado todo y me ocupo de todo. Permanece en la acción de
gracias y en la alegría, viéndome actuar”
Y en la página siguiente, (estas
palabras fueron proféticas al comienzo de 1997):
“Vosotros
habéis sido (se refiere a su familia) elegidos para extender mi Amor al mundo.
Quiero que este Amor lo viváis plenamente entre vosotros y esto será un
testimonio para aquellos y aquellas que lo vean.
Esto
es obra mía, no vuestra. Les sigo pidiendo un “si”, total, en las pequeñas
cosas, en las alegrías y en las penas, en los éxitos y los fracasos.
Esta
es la transformación que quiero, para el futuro, que confíen y sientan mi Amor,
que es incondicional…”
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