domingo, 29 de septiembre de 2019


Esperando una nueva inspiración

Buenas noches: He estado escribiendo mis
  vivencias de la festividad que acabamos de celebrar:
 Pentecostés, aunque no hay que olvidar que
 nuestra vida es un Pentecostés continuo.
Lo he puesto en mi blog, cuya dirección os mando.
Gracias
(El enlace está borrado, pues la página ya no existe)
Correo electrónico, enviado por mi, el 6 de junio de 2014


Mientras encuentro algo, con que salir del punto muerto, en que estoy, desde la última entrada, aprovecho para enviaros, este artículo, publicado en un blog que tenía yo en, “La  Coctelera” y que desapareció y por desgracia no pude recuperar nada. Menos mal, que tenía casi todo lo publicado en Word. 
Esta mañana he encontrado este artículo, en un antiguo correo electrónico, que reproduzco en la cita inicial y quiero compartirlo, y como apunto en ella, confiando en el Espíritu Santo, que es la fuente de toda inspiración.
Este es el artículo:
El Trono de la Gracia

Suelo escribir cuando leo, notas a lápiz, en hojas desechables, escritas por una parte casi siempre. Para mi desperdiciar el papel es como desperdiciar el pan. Esas hojas quedan metidas en libros, o encima de la mesa y lo normal es que a veces las encuentre, las  lea y las rompa; pero a veces me he llevado sorpresas, como esta: andaba yo intentando ordenar un poco papeles, libros… es decir procurando disminuir la entropía de mi “leonera” y me sentía abrumado, incapaz de llegar a un mínimo orden y en esto me encuentro con una de estas hojas, en la que estaba escrita esta cita “Acercaos con confianza al Trono de la gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar la gracia de un socorro oportuno”. Hice una pausa al leerlo y quise acercarme a tal Trono, intuyendo que sería Jesús, pues Él dijo “Venid a mí los que estáis cansados y agobiados” o tal vez la Virgen María, pues, le cantamos “La Madre de la gracia… “en el himno de la Peña de Francia, o tal vez el Espíritu Santo, paráclito, consolador… ¡Que se yo! No sé en realidad a que se refería el autor de la desconocida cita, al hablar del Trono de la gracia; pero no importa…  Me acerqué, deje el desorden en sus manos y poco a poco se está produciendo un moderado orden en mi cuarto. Yo lo sentí y lo siento y motivos tengo para saber que en realidad, acercándonos a Él, se obtiene el consuelo. No hay palabras para explicarlo.
Hoy Pentecostés, he estado en la misa, que presidida por Pablo Lamamie hemos celebrado en el grupo carismático de la parroquia de S. Pablo. Esto también ha sido, otro regalo de Espíritu, pues Pablo fue compañero mío en el Instituto “Fernando de Rojas” y además párroco de La Alberca con Poli.  Dos horas de gozo contínuo, de alegría, de alabanza… ¡Quiero llenar tu trono de alabanza…! Invocamos al Espíritu Santo al principio con la hermosa canción:

¡Oh, oh, oh!, hay que nacer del agua.
¡Oh, oh, oh!, hay que nacer del Espíritu de Dios.
¡Oh, oh, oh! hay que nacer del agua.
y del Espíritu de Dios, hay que nacer del Señor.

Se han producido significativas sincronicidades, por ejemplo, y esta es muy sencilla.  Poniéndole a los chicos de la ESO este problema: ¿Cuál es la probabilidad de que dos personas de un grupo de cuarenta coincidan al ir a comulgar? La respuesta es de una vez en 780, pues bien al ir a comulgar coincidimos una compañera que estuvo conmigo en el Instituto y yo. Y más cosas: al llegar me encontré con otra compañera del grupo que había sido “comadrina” mía en el bautizo de un niño subsahariano. Yo me acordaba del bautizo y de mi  pesar por haber perdido la pista de ese niño; pero no me acordaba de la “comadrina”. Según nos decía al P. dominico que nos daba derecho canónico en la Escuela de Teología de San Esteban, hay que buscar a los ahijados por el bautismo y si es necesario ir a África. Esto es muy fuerte y yo tenía ese pesar; pero ahora ese pesar es compartido, pues mi “comadrina”, también lo va a buscar… Ha habido también sanaciones casi milagrosas y mucha acción de gracias…
Para finalizar, no me pregunten qué es eso del Trono de la gracia, que aunque lo sé; no puedo explicarlo. Para acercarnos, podemos decir, entre otras cosas “Ven Espíritu Divino, manda tu luz desde el cielo… “




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