En camino
A
mitad del camino de la vida,
En
una selva oscura me encontraba
Porque
mi ruta había extraviado
Dante Alighieri en La Divina Comedia.
Infierno
Después del paréntesis de la última
entrada, aunque bien mirado, no es tal, sino, norte, guía, orientación, del devenir
de nuestras vidas, se me ha ocurrido el título, que creo que es adecuado como
continuación de anteriores entradas y se me ha ocurrido, al ver la cita del
Dante, que viene en el libro de Jon Kabat-Zinn, en la página 98, al comienzo
del capítulo titulado, “La práctica como camino”. Capítulo que no he leído todavía.
Me fascina lo “del camino”, aplicado a la vida, de hecho uno de mis salmos
favoritos es el 25 “Señor, muéstrame tus
caminos e instrúyeme en tus sendas”.
Muchos amigos me dicen: ¿Por qué te
complicas la vida? ¡Disfruta de la jubilación y vive tranquilo! Estaría muerto
si eso hiciera
Y como dice Enrique Martínez Lozano, al
comienzo de su magnífico libro ¿Qué Dios y que salvación?, ¡Cuando sabemos las
respuestas, van y nos cambian las preguntas!
Nuestra confusión viene de ahí y no es
poca y más en los tiempos que nos está tocando vivir. Recuerdo una frase de mi abuela,
escandalizada, allá por los años ochenta: ¡Ahora dicen que el 6º mandamiento no
es pecado!
A la confusión de los tiempos, se puede
hacer frente, haciéndote anacoreta; pero dentro del mundo, ignorando al mundo;
pero para ello tienes que tener tu propio camino despejado y saber a dónde te
diriges. Si así es, no te dejes influenciar por los medios de manipulación. El despejar el propio camino, no es tarea
fácil. Lo primero que tenemos que tener es una fe, como la de “un granito de
mostaza”, que a veces ni eso tenemos y lo segundo confianza, en el Dios Padre
Todopoderoso, que nos guiará en esta complicada senda y sabe ponernos en cada
momento las señales oportunas. Yo ahora veo, esas señales en los tres libros, que
he citado en anteriores entradas. El “del Proceso”, como ya he comentado, es un
libro muy denso, para trabajarlo individualmente y por tanto no procede
compartir las vivencias de su lectura. Lo que a mí me sirve, tal vez no te
sirva a ti.
En cuanto al de “Mindf. (Horrible
palabra) en la vida cotidiana”, del que he extraído la cita inicial, comento el
anterior capítulo titulado: “La meditación nos permite desarrollarnos como
seres humanos”, lo he leído y me ha gustado, pues es muy “Jungiano”, ya nos
invita a sumergirnos en nuestro inconsciente, para “ver” lo que tenemos
reprimido, nuestras “sombras”, buenas y malas, que de todo hay, nuestros héroes
y nuestros villanos, nuestros santos y nuestros diablos. Por eso me gusta, ya
que C. G. Jung, ha sido un poco mi guía psicológico, sobre todo a lo largo de mis
últimos 30 años. Cita a Clarisa Pínkola Estés, que tiene un magnífico libro
titulado “Mujeres que corren con los lobos”, en el que analiza, la psicología
femenina a través de los cuentos populares, entre otros y a Robert Bly, del que
yo no he leído nada, y tiene una cita de su libro “Iron man”, el “hombre de
hierro”, que afortunadamente acabo de subirlo en PDF, y me parece que es del
estilo del citado de Clarisa Pinkola, Pero aplicado a la psicología masculina.
Le echaré un vistazo y os cuento más.
Antes de terminar, trascribo la propuesta final de este capítulo, que
se encuentra en la página 97: “Intente
abrirse al príncipe y a la princesa, al rey y a la reina, al gigante y a la
bruja, al hombre salvaje y a la mujer salvaje, al enano y a la vieja hechicera,
así como también al guerrero, al curandero y al embaucador que hay en usted.
Cuando medite, dele la bienvenida a todos. Intente sentarse como un rey o una
reina, o como un guerrero o como un sabio. En los periodos de gran confusión u
oscuridad, utilice la respiración como un hilo que le guiará por el laberinto.
Mantenga la atención plena viva incluso en los momentos de mayor oscuridad, teniendo
presente que la conciencia no forma parte de la oscuridad o del dolor; contiene
el dolor y lo conoce, de modo que la conciencia tiene que ser más fundamental y
está más cerca de aquello que es saludable, fuerte y dorado de nosotros”.
Y
no quiero enrollarme más, porque como dicen en mi pueblo, lo poco gusta y lo
mucho aburre
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