Más sobre
la SVM
(Santísima
Virgen María)
No existe indicativo más seguro de la naturaleza (paranormal) de
las visiones marianas que el hecho de que ofenden a todas las partes excepto a
la que quizá sea la parte más importante: la gente corriente.
Patrick
Harpur en Realidad Daimónica, pág. 172
En esta
entrada, voy a dar unas pinceladas, de la fe popular y la devoción que los
sencillos creyentes, tenemos de Nuestra Señora, no ya desde el punto de la fe,
ante el Misterio, como veíamos en la anterior entrada, sino que nuestra vida, se abre ante el
Misterio, con la compañía y la protección de la SVM. Muchos pueblos miran a
"su Virgen", de la peña de Francia, de Majadas Viejas, de la
Asunción, del Rocío, de la Vega, de la Hiniesta, del Castañar, de la Cuesta, de
"A Lanzada", de Lujan, de Nuestra Señora del Cobre, de... de...
Llenaríamos páginas y páginas con nombres de Vírgenes y de sitios donde se
veneran. "De los mortales Señora, Vaso lleno de fragancia, Virgen de Peña de
Francia, sed nuestra fiel protectora", era una plegaria que mi
abuela solía recitar casi continuamente. Que la Santísima Virgen nos ampare, le
oí decir a una mujer, después de la triste noticia de que un nieto había
quedado tetrapléjico, de un accidente de bicicleta y ¡cuántas veces imploramos,
que la Virgen nos cubra con su manto!
¿Quién
es todo el mundo, al que alude la cita inicial?, son los científicos, la
jerarquía eclesiástica, las ideologías laicistas, los protestantes, los
ateos...; pero no la gente sencilla. Ya en el evangelio, por boca de Jesús
leemos: «Te doy gracias, Padre, Señor de
cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se
las has revelado a la gente sencilla." y esa revelación es a veces
a la gente sencilla por medio de apariciones de la SVM, en un mundo sumamente
materialista y patriarcal.
El
verano pasado leí un libro interesante, sobre las apariciones marianas, de Marcelino Requejo, titulado,
precisamente “Apariciones Marianas, la respuesta
definitiva” y la tesis de ese libro es precisamente, hacer notar, la gran
ausencia de la Diosa Madre, en el mundo judeo cristiano, la misma tesis que Patrick Harpur expone en el apartado “El
principio femenino”, del capítulo ocho del libro “Realidad daimónica”, en el que , en la página 173, nos remite al
libro de C.G. Jung, Respuesta a Job,
en el que los dogmas marianos de la Inmaculada Concepción (1854) y de la Asunción
(1950), fueron fruto de una exigencia popular, en lugar de ser formulados por
los teólogos: “C.G. Jung se dio cuenta
del poder de la Santísima Virgen María ejercía en la imaginación europea desde
hacía siglos y diagnosticó el movimiento popular para dogmatizarla como “un
ansia profunda de las masas por una intercesora y mediadora que ocupe al menos
su lugar junto a la Santísima Trinidad y sea recibida como la “Reina de los
Cielos y Esposa de la corte celestial” (pág. 173) Y en la página
siguiente sobre “ la Asunción… a Jung no le sorprendió,… el incremento de informes sobre
su aparición , (de) las visiones
marianas, que condujo al anuncio del dogma…, que lo veía como el “acontecimiento
religioso más importante desde la reforma”… La Asunción de la SVM para
convertirse en Esposa de Cristo reconocía la igualdad del principio femenino
respecto al masculino. Así pues, aunque estaba escribiendo en 1954, fue capaz
observando la corriente del inconsciente colectivo, de predecir las posteriores
oleadas del movimiento de las mujeres”
Poco
puedo añadir yo, más que la plegaria de la Medalla Milagrosa: “Oh
María sin pecado concebida, rogad por nosotros, que recurrimos a Vos”
No hay comentarios:
Publicar un comentario