viernes, 1 de septiembre de 2017

Sincronicidad. Paradigmas

La sincronicidad es un poco parecida a la llama de una vela cuando se compara con la luz del sol, pues la visión científica de la naturaleza ahora ya ha penetrado en cada aspecto de la vida en occidente.
F. David Peat en “Sincronicidad, puente entre mente y materia”, pág. 82


Hemos hecho un recorrido, muy superficial, por cierto, por este libro de F. David Peat, hasta el capítulo 5º, titulado “Patrones en el hueso”, y en la introducción del mismo, reflexiona sobre las consecuencias del paradigma científico, desde Galileo. Por cierto, abriendo paréntesis: el dominico Domingo de Soto se adelantó varios años a este, pueden verlo en “San Esteban de Salamanca, historia y guía” de Luís Espinel, Ed. San Esteban. Hay una entrada en este mismo blog sobre este tema. Y dicho esto proseguimos. Decíamos que el paradigma científico, ha dominado en occidente en los últimos siglos, sobre todo desde la ilustración, en que se entronizó a la “diosa Razón”. Ello ha llevado, no cabe duda a avances gigantescos en el mundo; pero “… las explicaciones científicas a veces no captan la esencia de la experiencia real, pues no pueden aplicarse a nuestras reacciones subjetivas respecto a la naturaleza… (y) junto a los triunfos de la ciencia, se ha desarrollado una tendencia creciente a fragmentar el conocimiento y la experiencia en varios campos de experimentación”, lo leemos en la misma página, de la cita inicial. Ello lleva a los “efectos secundarios”. Los medicamentos que sirven para el corazón, para eliminar exceso de líquidos, dañan los riñones, los que sirven para reducir el colesterol, dañan las articulaciones, etc. Esta fragmentación, se extiende más allá de la ciencia, en la economía, sociología, gobierno… intentando hacer ciencia en todos estos campos; pero que no lleva más que a “presumir de tacones y pisar con el contrafuerte”, como dice el dicho popular. Por no hablar de la capa de ozono, del calentamiento global, de la extinción de especies… mejor no seguir, pues nos saldríamos del tema.
El segundo apartado de este capítulo, se titula Las sincronicidades de Flatland (la tierra llana), en la que, nos imaginamos como verían los habitantes de esta tierra de dos dimensiones, el paso de una pipa de fumador, por su mundo. Ver ilustración inicial. Una forma, muy simple de explicar, lo que ocurre con el paradigma científico imperante, que como hemos apuntado antes nos condiciona la forma de ver el mundo, como explica muy bien el siguiente apartado de este capítulo, titulado Visión del mundo y paradigma, en donde pone el ejemplo de la ciudad esmeralda, del mago de Oz, en donde todo era verde, pues todos sus ciudadanos, llevaban gafas de este color. Para terminar, citamos, la cita, valga la redundancia, que aparece casi al final de este apartado, en la página 87, de la confidencia que le hizo W. Pauli a su ayudante H.B.G. Casimer: “Tiene que venir algo más. Creo saber lo que viene. Lo sé perfectamente. Pero no se lo cuento a los demás. Podrían pensar que estoy loco. De modo que en su lugar, estoy elaborando la teoría de cinco dimensiones de la relatividad, aunque realmente no creo en ella. Pero sé lo que viene. Tal vez se lo contaré en otro momento”.

Ah, se me olvidaba: Se habrán preguntado, por el extraño título de este capítulo del libro. En la próxima entrada se lo cuento, pues hemos visto sólo seis páginas del mismo.

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