domingo, 3 de septiembre de 2017

Sicronicidad
Tomamos un respiro 
 Una sincronicidad es un origen, es el momento creador del cual se puede percibir el patrón entero de orden en la vida de una persona mientras se extiende hacia el futuro.
F. David Peat en “Sincronicidad, puente entre mente y materia”, pág. 104


El capítulo 5º termina con el apartado “Adivinación, visiones del mundo y lenguajes”, que comienza con la pregunta “¿Qué significado tiene para los occidentales el oráculo de la concha de tortuga de los Shag o la adivinación con milenrama del I Ching, o el oráculo de los huesos de los Naskapi?”, para comprender la pregunta, hay que reconocer que esos métodos de adivinación están relacionados con determinadas y fuertemente sostenidas visiones del mundo. Estas visiones determinan la manera en que la gente ve el mundo y como se comunican entre ellos. Así por ejemplo, hay que recordar los distintos nombres que los Inui utilizan para describir  la nieve, ya que esta tiene gran importancia para  las vidas de los habitantes del Ártico, mientras  que nosotros, sólo tenemos una, que nos hace relacionarla con el invierno y nada más. El lenguaje, por tanto, está relacionado con el conocimiento, como sostenía el lingüista Benjamín Lee Whorf a principios del siglo XX.
En la Pág. 101 leemos: “El lenguaje, la actividad de la comunicación y la percepción por medio de los sentidos y la mente actúan entre si recíprocamente de formas particularmente sutiles… Tal combinación dinámica… se extiende a toda la cultura penetrando en cada aspecto de la vida, incluyendo la estructura social junto con sus costumbres, creencias, actividades y las relaciones entre los individuos. Esta es entonces, la razón por la cual es tan difícil para occidente acoger la visión oriental del universo y la noción de sincronicidad…  (Así como) sería tan difícil para los antiguos chinos poner en tela de juicio el concepto de sincronicidad, como lo sería para los occidentales poner en duda el concepto del tiempo lineal y la sucesión histórica de los acontecimientos
Todos los capítulos de este magnífico libro, terminan con un apartado, titulado “Conclusiones”, de este tomaré literalmente lo siguiente, Pág. 103: “…Sería inútil cambiar computadoras y radio telescopios por conchas de tortuga y tallos de milenrama, ni siquiera es posible tomar una decisión consciente de cambiar una determinada visión del mundo, porque está envuelta tácitamente en toda la sociedad. No obstante, como mínimo podríamos abrigar la posibilidad de que otras visiones del mundo pudieran, de hecho, ser útiles para otras sociedades. Intentando reunir en la mente varios de estos planteamientos distintos, puede ser concebible que nacieran nuevos señalamientos creadores… la sincronicidad, sin embargo, con su sensibilidad hacia la armonía y la indivisibilidad de la conciencia, la humanidad y la naturaleza, abre como mínimo, la posibilidad de un planteamiento nuevo…
Aquí tomamos un respiro, no sin antes, recordar al gran físico F. David Peat, autor del libro y que murió este mismo año en Pari, Italia el 6 de Junio. Para él la sincronicidad, se ha cumplido plenamente, pues se ha unido a “la fuente creadora” de la que hablan los místicos.
Quedan tres densos capítulos de este libro y tengo otro libro, preparado con un título parecido, de Massimo Teodorani, Ed. Sirio, y estoy detrás de otro libro, “Ciencia, orden y creatividad, de F. David Peat y David Bohm, de Ed. Kayros. Es un tema que me apasiona y que como comentaba al principio de esta serie de entradas, he comprobado, que la cita, con la que comienza esta, se ha cumplido en mí.

Volveré sobre el tema.

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