lunes, 25 de septiembre de 2017

Sincronicidad
Continuación del capítulo 6º del libro “Sincronicidad” de F. David Peat

En el siglo actual, el nivel fundamental de la naturaleza parece ser el del espacio-tiempo y de la energía infinita del campo cuántico. Pero no hay ninguna razón para suponer que la esencia de la realidad esté allí y que no pueda haber un número indeterminable de niveles más sutiles todavía por descubrir.
Pág. 108, oc.
Cuatro de Fructuoso Mangas

En el apartado Los órdenes sutiles de la materia, de este capítulo leemos: En la edad Media, se consideraba que el cielo era de un orden distinto a la tierra, luego Newton con su ley de la gravedad universal y la ley del movimiento, puso en evidencia que no hay un orden especial en el cielo respecto a la tierra. En los siglos XVIII y XIX se descubrió que el calor, la electricidad, la actividad química, e incluso la disipación del trabajo en una máquina, estaban todos relacionados por la energía. La teoría de Hamilton-Jacobi consideraba que los cuerpos materiales y sus trayectorias eran menos sustanciales y que implicaban formas complejas de movimiento de ondas. J.C. Maxwell introdujo los campos de energía que unían los fenómenos de la luz, magnetismo y electricidad en un solo campo electromagnético. A comienzos de siglo XX, Einstein demostró que la materia y la energía son totalmente equivalentes, y la teoría cuántica demostró que la materia y la energía comparten doble naturaleza de partícula/onda.
Por tanto el orden del mundo había cambiado. Un enriquecimiento similar supuso el desarrollo de la química orgánica, con el singular potencial de enlace del átomo de carbono. Por tanto, todo el concepto del mundo material se ha extendido constantemente a regiones de mayor complejidad y sutileza hasta que hoy en día, es posible especular que este orden sutil se puede extender sin límite a regiones cada vez más profundas.
A continuación aparece el apartado El orden mecánico de la mente, en el que hace la observación de que muchas actividades de la misma, podría hacerla, incluso mejor, una computadora, como jugar al ajedrez, por ejemplo. A este respecto, leemos en la Pág. 111 “…psicólogos perceptivos han descubierto que determinados aspectos del funcionamiento humano se pueden dividir en secuencias o pasos bastante mecánicos que se realizan rápida y, en gran parte, inconscientemente. De este modo, parece que determinadas actividades de la mente tienen un orden básicamente mecánico”. Esto se observa en pensamientos de origen neurótico o incluso en la emoción que también puede estar implicada en un orden mecánico; pero leemos en la Pág. 112 “Un contexto establece un significado… y estos contextos requieren la inteligencia de un orden no mecánico para poderse apreciar… por tanto mientras la mente contiene ciertos órdenes mecánico de funcionamiento estos surgen de un fundamento no mecánico mucho más profundo. El orden de la mente es, especialmente sutil y no se puede reducir al de una computadora. No obstante, también es cierto que el orden de la naturaleza también se extiende más allá de los órdenes mecánicos de la naturaleza newtoniana y abarca los campos de energía y el orden íntegro de la teoría cuántica. Por lo que puede plantearse una pregunta: ¿tiene la materia una gama limitada de órdenes que se funden con los de la mente? (Las negritas son mías).
Por lo que he venido leyendo hasta aquí, esta es la tesis que intenta demostrar el autor de este libro y que va a insistir en lo que queda de este complicado capítulo. A continuación en el apartado Campos mórficos, aparece una cita de S. J. Snyder, de la universidad John Hopkins, publicado en la revista Sciece, que incluimos aquí, dada su importancia: “Uno de los interrogantes más importantes de la biología es como porciones discretas del cuerpo llegan a estar donde están y adoptan su apariencia y función característica. […] ¿Qué es lo que provoca que de un grupo de células de un embrión salgan brazos? ¿Por qué algunos grupos celulares se desarrollan en el hígado, otros en las glándulas suprarrenales y otros todavía en las gónadas? El cerebro es un solo órgano que, en muchos aspectos, muestra una mayor complejidad que el resto del cuerpo. En la vida embrionaria, miles de trayectorias discretas de neuronas deben errar a través de itinerarios a menudo enrollados antes de llegar a sus posiciones adultas
La explicación convencional es que el ADN de cada célula contiene los cianotipos genéticos de la vida. El biólogo C.H. Waddington nunca estuvo totalmente satisfecho con estas explicaciones, recalcando que el crecimiento implica un elemento de totalidad que representa la expresión del paisaje epigenético global y que no es, por tanto determinado completamente de un modo hierático por el ADN. Parece que se acercaba a un concepto de desarrollo, en el que la materia viva responde, de algún modo, a un campo de información que ejerce un poder formativo sobre los procesos de la célula.
Estas ideas han sido desarrolladas mucho más por el biólogo Rupert Sheldrake, con la teoría de los campos mórficos. Ha propuesto que “tales campos de información existen e influyen en las estructuras de no solo los organismos vivos, sino también en las de la materia inanimada. Según su explicación, toda materia está relacionada con un campo de memoria, que desempeña un papel activo en guiar la formación de estructuras y procesos. Si su idea se tomas en serio, ampliaría la naturaleza de la materia introduciendo un nuevo nivel: El de la información activa” Pág. 114.
Dedica el autor siete páginas a este tema, para seguir luego con el apartado Información activa y orden implicado. En este apartado expone las investigaciones de David Bohm, que son sumamente complejas y crean más dudas de las pocas que resuelve y en el que, que a mi modo de ver el traductor del libro no ha dado con algunas palabras adecuadas. Así por tanto pasaré de puntillas sobre este tema, no sin antes exponer el ejemplo de la página 119: “...el potencial cuántico tiene algo en común con el modo en que un campo mórfico actúa sobre un organismo en desarrollo o, para utilizar una analogía, actúa sobre una señal de radar captada por un barco en alta mar. La energía en esta señal es insignificante en comparación con la energía que acciona el barco, pero la información de aquella sobre los puertos, niebla, icebergs… ejerce un efecto formativo sobre el rumbo del barco…”
Comienza el siguiente apartado Realidad y reduccionismo con esta reflexión: (Pág. 126) “La idea de que la mente y la materia surgen de una gama común de órdenes que se extiende desde o mecánico hasta lo infinitamente sutil, sugiere que el análisis científico de la materia puede ser una búsqueda que persista para siempre. Implica que la teoría mecánica cuántica actual de la materia es esencialmente limitada y, que es posible descubrir otras series de propiedades y gamas de comportamiento. ¿Qué impacto debería tener todo esto sobre los paradigmas actuales de la ciencia?”
Karl Popper ha afirmado que si las predicciones de una teoría no están de acuerdo con los descubrimientos, debe rechazarse. Ahora bien, la sugerencia de que la materia y la conciencia son aspectos distintos de un orden fundamental de la naturaleza no puede someterse a una prueba científica inmediata, ¿tiene alguna importancia científica?.  Sostiene el autor que estas ideas, pueden ejercer una influencia profunda en el futuro de la ciencia, que debe tratar de la compresión de nosotros mismos, del universo y de nuestra posición en él, por tanto, tal visión, no es fija, sino dinámica y sus métodos,  planteamientos y técnicas deben estar siempre dispuestos a cambiar y a reaccionar frente a nuevas exigencias y nuevas situaciones, de hecho muchos científicos ya no están satisfechos con la naturaleza “reduccionista” de algunas ramas de la ciencia y más adelante dice textualmente:  “La idea de que la realidad, por ejemplo, pueda desplegarse en una serie compleja y potencialmente infinita de niveles, cambia el significado íntegro del reduccionismo. Las objeciones de Prigogine… están basadas en la observación de que cualquier nivel de explicación es dependiente, y está condicionado por conceptos y significados que surgen de otros niveles… Estos niveles pueden, por supuesto, ser explorados por el pensamiento y la experimentación, pero en cada caso el intento de alcanzar el “nivel más fundamental”,  llevará eventualmente al descubrimiento de procesos inexplicados todavía más profundos
Recuerdo en mis tiempos de estudiante, (este comentario es mío) que una compañía formada por aficionados universitarios al teatro, representó una obra titulada “Las rejas”, no recuerdo el autor. Posiblemente Bertod Bresch. He intentado buscarla infructuosamente. Toda la obra se basaba en quitar una reja, a ver que había al otro lado. Al final consiguen quitarla y lo que apareció al otro lado era… otra reja.
 Termina el capítulo, con un apartado titulado Sincronicidad y el  I Ching, sobre el que no me voy a detener salvo la breve cita de la página 128: “En el I Ching la mente y la materia ya no se perciben como una dualidad, sino en su unidad esencial; y el potencial del momento se despliega  explícitamente dentro del patrón del hexagrama”.

El siguiente capítulo titulado La fuente creadora, promete. Seguiremos con él.

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