El
collar de perlas y las matemáticas
La ecuación de primer grado que planteamos a
continuación, puede ser la solución del siguiente problema, que se puede
encontrar en cualquier libro de 2º o 3º de ESO:
Carlitos va a visitar a sus abuelos (hoy, sería a su
abuelo y a su abuela y tal vez, con la horrorosa @, a sus abuel@s), que le dan
una propina. Carlitos se gasta la quinta parte en tomar un café con churos con
un amigo, la tercera parte en un libro juvenil, la sexta parte en recargar el
móvil y la décima parte en un boleto para una rifa benéfica. Si le sobran 6
euros, ¿Cuánto dinero le dieron sus abuelos?
Pues bien, este problema no lo he tomado de un libro de
matemáticas, de la ESO, sino de un libro del genial jesuita Carlos, González Vallés. El libro se
titula “No temas” y es de la
editorial “Sal Terrae”. Naturalmente el enunciado es distinto; pero antes,
vamos a comentar lo que dice el libro entre las páginas 79 y 85:
“Cuando yo era
joven, un venerable y anciano sacerdote que era una autoridad internacional en
derecho canónico y teología moral visitó nuestra casa… fuimos invitados a
visitarle y yo también fui… Entré en su habitación y me senté frente a él, con
una mesa de por medio… Comenzó a hablar y sin mayores preámbulos, habló de
sexo, durante veinte minutos que duró la entrevista. Yo no había abierto la
boca… tenía preparadas dos preguntas sobre moral, pero… no estaba preparado en
absoluto para aquella descarada ofensiva contar mi joven timidez”
Así eran aquellos tiempos, sigue más adelante el P.
Carlos: “La obsesión por el sexo era
general y se alimentaba de nuestros peores instintos: vergüenza timidez y
miedo. No puedo menos de sospechar que en las manos de algunos directores
espirituales… el sexo era, consciente o inconscientemente, un instrumento para
manipular a almas dóciles y hacer que se sometieran al estatuto vigente… Nos
hicieron sentirnos enfermos, para que el hospital estuviera lleno… “
Yo aunque soy unos veinte años más joven que el P.
Vallés, también viví, esta época.
Muchos tal vez no sepan que el P. Carlos G. Vallés ha
sido profesor de matemáticas en la india, ha traducido varios libros de esta materia
al dialecto indio en la Universidad en donde daba clases. Es una persona muy
querida y tiene varios premios. Tiene una página que renovaba cada 15 días y
que está disponible en la red. Yo hace tiempo, cuando daba clase, lo seguía y alguna
vez le he mandado algún correo electrónico, que me ha contestado siempre. Sus
libros, no son profundos; pero los lees como si estuvieras hablando con un
amigo.
Pues bien, al hilo de lo que empecé a contar, en este capítulo,
que por cierto se titula, “Las
matemáticas y el sexo”, cuenta la historia de un matemático indio, Bhaskarcharya,
que a principios del siglo XII escribió una obra, titulada “Lilávati”,
libro sorprendentemente poético y escrito en verso. Lila significa, en
sánscrito, “Juego, pasatiempo” y se usa incluso para describir el divino juego
de la creación. Este libro fue escrito para consolar a su desgraciada hija, que
por “un lamentable accidente”, tuvo que quedarse virgen, ya que “Se estaban preparando las ceremonias de su
boda, y el detalle más importante, que consistía en calcular con exactitud el
único momento en que el gesto sacramental de “juntarse las manos”, había de
tener lugar, quedó en manos de su padre, que quiso hacerlo de forma acorde a su
reputación”.
Para ello hizo un agujero en una hoja de loto, la
depositó en un estanque y calculó el momento en que entrando el agua por el agujero, la hoja se hundiera; pero pasó el
tiempo y la hoja no se hundía… la conjunción estelar, pasó y la hija quedaría
virgen para siempre. Averiguaron que había ocurrido y es que una perla se había
desprendido del vestido de la novia y había obturado el agujero…
¿Por qué Vallés cuenta esta historia?, porque en
aquella época por lo menos, en la India, el sexo era algo normal, como puede
ser por ejemplo la comida, algo que no “traumatizaba” ni te hacía “arder en el
infierno, por un solo pecado mortal”. Hoy día las cosas han cambiado; pero no
han mejorado. El sexo, ya no es tabú, se ha trivializado; pero el péndulo se ha
desbocado hacia la otra parte. Tan malo es esto como lo de aquellos años de
puritanismo. Además imagínense, que el
enunciado del problema, se le ocurriera dictarlo a un profesor o que viniera en
un libro de texto, tal como lo enunció Bhaskaracharya: “Mientras una cortesana le está haciendo el
amor a un amante, se le rompe el collar de perlas que lleva. Una quinta parte
de las perlas cae sobre la cama, una tercera parte al suelo, una sexta parte
queda en su cuerpo, y una décima parte en las manos de su amante. Si aún quedan
seis perlas enhebradas en el collar, ¿Cuántas perlas tenía el collar?”…
Pues que el profesor saldría en el telediario y sería tildado de “pederasta” o
que se yo… Y a la editorial del libro de texto la perseguiría el tribunal de lo
“políticamente correcto”. Tal vez los tiempos no hayan cambiado tanto… digo yo.
Hay varias páginas sobre Bhaskaracharya, aunque
están en inglés. He encontrado esta en Wikipedia, que cuenta la leyenda
anterior, con ligeras variantes.
Pongo aquí la biografía del P. Carlos:
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