miércoles, 17 de febrero de 2016


“Alter Christus”
Poema de José María Requejo, dedicado a D. Miguel Cilleros, en su primera misa en 1950


Agradezco sinceramente a D. Miguel Cillero, el haberme permitido publicar este poema, inédito, del poeta albercano José María Requejo, que tanto escribió dedicado a la Alberca, demostrando así su amor a la tierra chica. Algunos de sus poemas se han recuperado de hojas parroquiales, encontradas entre papeles, haciedo limpieza, como el dedicado a la Eucaristía, con el título "Canción de Eucaristía" que se publicó en este mismo blog, el 1 de Junio de 2015.

Hermano, hoy te elevas airoso
En la cumbre inundada de luz.
Te contemplo feliz y dichoso
Coronando tu frente Jesús.

Fueron tiempos lejanos en flor
Cuando Cristo besara tu frente
Como Él sabe besar. ¡Con amor!
Intuyendo a la par en tu mente
Vocación de celeste fulgor.

Tú seguiste sus huellas divinas
Caminando seguro y ligero,
Unas veces por sendas de espinas
Y otras veces por plácido otero.

Porque así fue tu vida sencilla
En el seminario.
Ratos de sagrario
De una florecilla
Con estudios de un joven formal;

Juegos y emociones,
Áureos eslabones
Que engarzara un amor estival.
Ya han pasado los tiempos aquellos
Con ensueños felices no vistos.

Han pasado veloces y bellos
A ofrecer realidades: “Ser Cristo”.
“Alter Christus”, mi caro Miguel.

Ser apóstol fogoso y valiente,
Jardinero en cualquier vergel,
De aguas puras cristalina fuente.

Segador de las mieses doradas,
Son tus manos viril de oro fino,
Son dos rosas aromatizadas
Que mitigan calvarios con tino.

El mirar de Jesús en tus ojos.
En tus pies andariegos, camina,
Y en tus labios está, labios rojos,
Su palabra y sonrisa divina.

¡Otro Cristo!... ¿Qué importa fatiga?
¿Qué… si penas o sufres dolor?
¿Si tienes que ser roja espiga
Donde reine, hecho hostia el Señor?

Y ahora tú, sacerdote, permite,
Pues lo pide exaltada emoción,
Que a escuchar en silencio te invite
Entusiasta felicitación.

Yo me asocio también a este canto
Y me siento feliz al cantar
Porque siento en el alma un encanto
Que no sabe la lengua explicar.

Que tu vida holocausto de amor,
Se prolongue feliz y dichosa,
Con tus padres, que guarda el Señor
Para ver esta fiesta gloriosa.

Bien merecen preciada corona,
Son felices estando a tu lado
Muy juntitos a ti, a tu persona
Viendo al hijo Ministro sagrado.

Y allá entre los muros violeta escondida,
Que sabe rezar por tus almas cercanas
Te acompaña feliz, de lejos unida,
Quien mucho te quiere la monja tu hermana.

Gozosa y alegre la Vale está aquí
Viendo realizado un lejano soñar:
Estar a tu lado velando por ti
Y en tu ministerio poderte ayudar.

Termino pidiendo recuerdo perenne
Para estos amigos que nunca te olvidan.


José María Requejo Vicente

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