“Alter Christus”
Poema de José María
Requejo, dedicado a D. Miguel Cilleros, en su primera misa en 1950
Agradezco sinceramente a D. Miguel Cillero, el haberme permitido publicar este poema, inédito, del poeta albercano José María Requejo, que tanto escribió dedicado a la Alberca, demostrando así su amor a la tierra chica. Algunos de sus poemas se han recuperado de hojas parroquiales, encontradas entre papeles, haciedo limpieza, como el dedicado a la Eucaristía, con el título "Canción de Eucaristía" que se publicó en este mismo blog, el 1 de Junio de 2015.
Hermano, hoy te
elevas airoso
En la cumbre
inundada de luz.
Te contemplo feliz
y dichoso
Coronando tu frente
Jesús.
Fueron tiempos
lejanos en flor
Cuando Cristo
besara tu frente
Como Él sabe besar.
¡Con amor!
Intuyendo a la par
en tu mente
Vocación de celeste
fulgor.
Tú seguiste sus
huellas divinas
Caminando seguro y
ligero,
Unas veces por
sendas de espinas
Y otras veces por
plácido otero.
Porque así fue tu
vida sencilla
En el seminario.
Ratos de sagrario
De una florecilla
Con estudios de un
joven formal;
Juegos y emociones,
Áureos eslabones
Que engarzara un
amor estival.
Ya han pasado los
tiempos aquellos
Con ensueños
felices no vistos.
Han pasado veloces
y bellos
A ofrecer
realidades: “Ser Cristo”.
“Alter Christus”,
mi caro Miguel.
Ser apóstol fogoso
y valiente,
Jardinero en
cualquier vergel,
De aguas puras
cristalina fuente.
Segador de las
mieses doradas,
Son tus manos viril
de oro fino,
Son dos rosas
aromatizadas
Que mitigan
calvarios con tino.
El mirar de Jesús
en tus ojos.
En tus pies
andariegos, camina,
Y en tus labios
está, labios rojos,
Su palabra y
sonrisa divina.
¡Otro Cristo!...
¿Qué importa fatiga?
¿Qué… si penas o
sufres dolor?
¿Si tienes que ser
roja espiga
Donde reine, hecho
hostia el Señor?
Y ahora tú,
sacerdote, permite,
Pues lo pide
exaltada emoción,
Que a escuchar en
silencio te invite
Entusiasta
felicitación.
Yo me asocio
también a este canto
Y me siento feliz
al cantar
Porque siento en el
alma un encanto
Que no sabe la
lengua explicar.
Que tu vida holocausto
de amor,
Se prolongue feliz y
dichosa,
Con tus padres, que
guarda el Señor
Para ver esta
fiesta gloriosa.
Bien merecen
preciada corona,
Son felices estando
a tu lado
Muy juntitos a ti,
a tu persona
Viendo al hijo
Ministro sagrado.
Y allá entre los
muros violeta escondida,
Que sabe rezar por
tus almas cercanas
Te acompaña feliz,
de lejos unida,
Quien mucho te
quiere la monja tu hermana.
Gozosa y alegre la
Vale está aquí
Viendo realizado un
lejano soñar:
Estar a tu lado
velando por ti
Y en tu ministerio
poderte ayudar.
Termino pidiendo
recuerdo perenne
Para estos amigos
que nunca te olvidan.
José María Requejo Vicente
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