¿Comunicación absoluta?
Con más piedad debería
ser escuchada
La voz del que se
llora por perdido
Que la del que perdió
y llora otra cosa.
Garcilaso
de la Vega
Está en la página 157. Y la copio: “Necesitamos encontrar a Dios, y Él no se puede encontrar en el ruido y la inquietud. Dios es amigo del silencio. Observa como la naturaleza, lo árboles, las flores, la hierba, crecen en Silencio. Ve las estrellas, la luna y el sol, cómo se mueven en silencio… Necesitamos silencio para poder tocar almas”
El profesor Luis Cencillo, tiene un libro titulado precisamente La comunicación absoluta; pero por
ahora, vamos a basarnos, en el libro de Félix Torán.
En la comunicación plano terrenal - plano
superior, si el emisor es el plano terrenal y el receptor es el plano superior,
se hace mediante la oración, siendo una fase activa Si es al contrario, es la meditación el medio. La fase ahora es
pasiva
Como somos nosotros, los que nos
comunicamos con el plano superior, cometemos multitud de errores. “No sabemos
muchas veces lo que pedimos”, como le dijo Jesús a sus discípulos, cuando le
pedían que los sentara a su derecha (esto no lo dice el libro)
Cuando nos comunicamos “a la escucha”, del
plano superior, como antes indiqué es por la meditación y hemos de tener en
cuenta que el plano superior, nunca se equivoca. La equivocación es nuestra,
porque no sabemos pedir, ni escuchar. Por eso, no vale lo del Tenorio: “Clamé
al cielo y no me oyó…”
Dice una canción de Cesáreo Garabain: “Si estoy
atento y se escuchar, podré sentir tu voz”, la voz de Dios, del plano
superior, de la Fuente de Creación eterna, o como lo queráis llamar. Si no
estoy atento, no puedo escuchar la voz de Dios, o la escucho mal,
distorsionada. Según Félix Torán y puede que tenga razón, todas las
interferencias, no sólo las que proceden del exterior, sino todo el ruido mental:
imágenes recuerdos, reflexiones, emociones, sensaciones físicas, etc, que
proceden del ego, no nos deja recibir
los mensajes que vienen del plano superior. Cito textualmente de la página 164:
“El ego está detrás de todo ello, puesto
que desea manipular la información para que le haga caso a él… A nivel de ondas
cerebrales, cuando nos encontramos en ese estado frenético del día a día, nos
encontramos en el estado “beta””. Bien se ve en la actitud de don Juan, al
pronunciar esa terrible imprecación.
Para eliminar estas interferencias que no
nos dejan escuchar nuestra dimensión espiritual, tenemos que practicar la
concentración. El ruido mental se disipará y ganaremos silencio mental. No olvidemos que si el receptor es en plano
superior, nunca se producen errores. “Las
leyes universales siempre funcionan y no cometen errores de comunicación. En
esos niveles espirituales la interpretación carece de sentido. Y el concepto de
persona tampoco tiene sentido alguno: Se trata de leyes impersonales, que
funcionan siempre, en todo lugar y bajo cualquier circunstancia. Son las más
justas que existen, precisamente porque no juzgan.
Cuando
no dan el resultado que esperábamos, ellas no han fracasado: Si acaso,
fracasamos nosotros al usarlas, y lo más irónico es que el ego es quien sale
ganando. A él no le interesa que conozcas el plano superior, ni mucho menos que
armonices con ninguna ley universal. Es él quien interviene y crea
interferencias para que no lo logres. Intenta mantenerte atrapado a toda costa,
en los pisos inferiores. Por tanto, los errores de comunicación no se producen
nunca en lo alto del plano superior: los produce el ego” (páginas 166-167)
¿Qué ocurre cuando el emisor es el plano
superior y el receptor somos nosotros? Ya se ha indicado que hay que utilizar
la meditación, utilizando el canal
del subconsciente que hace de
intermediario entre nuestra mente consciente y los niveles más elevados del
plano superior. Ahora bien, ¿En qué formato se transmite la información? En un lenguaje muy
particular, sin reglas, ni ortografía, ni sintaxis. En un lenguaje simbólico.
Por eso es necesario estar atentos a los sueños
y a las sincronicidades. Y como esto
se complica, lo que queda del capítulo, lo haré en otra entrada.
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