domingo, 19 de junio de 2016

La presencia del resucitado en la Eucaristía

Notas tomadas del libro “La Eucaristía del Nuevo Testamento”, de José Luis Espinel Marcos O. P.
 Ed. San Esteban


Es posible creer en la Eucaristía porque hay fe en la resurrección de Cristo, que es trascendente, “ascendida”. Ahora Jesús es Señor total del universo, es ubicuo. Jesús no tiene que entrar por las paredes,… cuando se presenta en las apariciones de Pascua “estando cerradas las puertas del lugar donde se hallaban los discípulos por temor a los judíos” (Jn 20, 19). Solamente tiene que hacerse visible. De otro modo, no hubiera marchado de este mundo… Jesús  [a diferencia de Lázaro] pasó a la otra dimensión…
“Debemos considerar que la comunidad se reúne, cada vez que celebra este sacramento, para encontrar al Señor no entre los muertos, ni entre los crucificados, sino para encontrarlo, según expresión de Lucas en el pasaje de las mujeres ante la tumba, como el Viviente (Lc 24, 5)[1]
… Los relatos de la Institución de la Eucaristía en los sinópticos y en San Pablo están construidos de forma que es Jesús quien habla, y en primera persona… en estos relatos, como en otros textos eucarísticos, donde habla Jesús siempre lo hace en primera persona… El contenido mismo de lo que dice lo está además, exigiendo: Se trata de Él mismo, de su específica misión, de acción escatológica… en tercera persona los hechos referidos a Jesús llegan hasta Mc 14,21; pero en Mc 14, 22 ya se habla en primera persona: “Tomad, esto es mi cuerpo”. Así en los cuatro relatos. Estas palabras son imperativas, declarativas, prometen, ofrecen: tomad, esta es mi sangre… os digo que no beberé… comed… bebed… haced esto en memoria mía.
Pablo sustituye el estilo narrativo histórico de Mc 14, 22-24… y no sólo nombra a Jesús, sino con el título máximo de Señor, y esto varias veces. Escomo si dijera: ¡Basta ya de modestia, de estilo secreto, de anonimato reverente cuando está en peligro la Eucaristía! Quien está entre nosotros es el Señor de la iglesia y es quien habla en ella desde ese título, desde ese puesto. Es Él quien dice las palabras eficaces, porque le atañen a Él, porque son su secreto mayor: la explicación de su vida y de su muerte, su íntima confianza en el futuro. Estas palabras se oyen, pues, en todos los relatos de labios de Jesús directamente… La densidad de pronombres y de terminología personal está descubriendo en el lenguaje profundo de estos relatos que las relaciones personales o, mejor, las interpersonales son máximas. Destaca sobre todo la presencia de Jesús, pero es para los demás: mi cuerpo por vosotros, mi sangre… por vosotros.
En el relato del encuentro de Jesús con los discípulos que iban a Emaús, sobre todo en los versos que hablan de la comida en términos eucarísticos,… [también ocurre esto]… Es muy interesante en este sentido el diálogo en el camino que también indica una especial presencia… En Hch 10, 41 Pedro cuenta una experiencia pascual con caracteres que pudieran ser intencionadamente eucarísticos: “nosotros quienes comimos-con y bebimos-con él, después que él resucitó”…
Tanto en los textos narrativos, en las epístolas, como en la liturgia, las palabras eucarísticas las dice Jesús…  Las palabras eucarísticas son palabras eficaces por eso sólo las dice Él. “El supremo don que nos es otorgado en la Eucaristía es la real y personal presencia del resucitado, del Señor glorificado”[2]… Quien preside la Eucaristía en la Iglesia pronuncia esas palabras, pero no son suyas, es sólo un instrumento de resonancia, un ministro del sacerdocio de Jesús.
El que todas las tradiciones se hayan comportado así con las palabras del testamento es un argumento a favor de la presencia de Jesús, que hace imposible que sea otro quien pronuncie sus palabras en nombre propio. Esto lo vio y lo experimentó la Iglesia apostólica, por eso nos trasmitió así los textos.
Es verdad también que toda palabra de Dios la dice siempre Él, aunque esté grabada en cinta magnetofónica… Nunca la deja, es suya y la palabra nos trae su presencia… desde el principio de la Iglesia la presencia de la palabra de Dios acompañó también a las reuniones eucarísticas. Pero las palabras “de la consagración” son sacramentales… La misa es suya, la Iglesia se une a Jesucristo…[3]




[1] M. DE BURGOS N´ÑEZ, O.P., “La presencia del resucitado en la Eucaristía”, Communio (Sevilla)(1984)
[2] C.E.B. CRANFIELD, The Bible and Christian Life (Edimburgo 1985)
[3] Estas notas han sido sacada del capítulo 4º del citado libro

No hay comentarios:

Publicar un comentario