La niña de
los juncos
(perdón de
los lirios)
Allá
por el 59 ó 60, leía este pasaje en el
libro de texto de lengua, de editorial Anaya, creo que del profesor Lázaro Carreter, segundo de bachillerato, plan 57. Relato que
no he olvidado y que me ha impulsado a leer y disfrutar, después de algunos años, la magnífica novela de Camilo José Cela, “Viaje a la Alcarria”, de la colección Austral. ¿Porqué he tenido en
la memoria este pasaje?, pues porque, como alguien me decía en un correo
electrónico, “las tareas se acumulan y hay que hacer lo prioritario” y porque,
en mi caso y en el de muchos jubilados, no somos capaces de soltar, sueños,
proyectos, tareas, vivencias, encuentros, etc. y por ende, no procesarlos
debidamente y muchos de ellos, apartarlos, no por voluntad, sino por fuerza.
Merece la
pena por tanto, recordar ahora, dicho pasaje, que está en la pág. 131 de la
edición de 2007 de dicha novela, de finales de los cuarenta: “Ante el viajero, una mujer corta juncos con
un cuchillo. La mujer llegó con una niña pequeña de la mano. La niña va
descalza, con los brazos al aire y lleva un lazo morado, grande como un
murciélago, sobre la despeinada cabeza rubia. Al llegar a la orilla, mientras
la madre apila las varitas de juncos, la niña corta lirios en silencio. Llega a
tener un montón tan grande como ella misma, un montón con el que no podrá
cargar”
Pues así
deforma el tiempo las cosas. Desde que leí este pasaje en el viejo libro, que
conservo, si no lo han roído los ratones, siempre pensaba que el viajero se
había encontrado con la niña, que estaba sola, recogiendo juncos. Ahora lo veo
mejor, la niña está en buena compañía y haciendo lo que quiere, mientras su
madre, está posiblemente trabajando para mantener el sustento. La niña es
libre, a pesar de estar descalza y hace lo que le apetece, juntar hermosos
lirios; pero tantos, que va a tener que dejar más de los que quisiera, en el
campo, después de haberlos cortado, no sin disgusto.
Eso
tenemos que hacer. El tiempo es el que es y no podemos alargarlo. Hay que hacer
“tareas prioritarias” y lo que sobra para trasportar los lirios y ponerlos en
jarrones hermosos, y en eso estamos. Yo veo carpetas, con temas interesantes y
veo que pasan uno, dos, tres… años y
siguen en las carpetas y además, sigo acumulando temas y ahora más por
internet, al igual que con los libros, leo uno y antes de terminarlo de leer ya
tengo tres más. ¡Esto es una locura! El montón de lirios, es más alto, que yo,
que soy más alto que la niña de los lirios, hija de la madre, que corta juncos.
¡Y ya está!, por lo que es necesario, dejar de cortar, o por lo menos de amontonar.
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