21 de Julio de 2008
No
andéis preocupado por vuestra vida…
Mt 6,25
Las
citas siguientes, corresponden al libro “La
vida no termina nunca” de Willigis Jäger:
La
madurez verdadera del ser humano comienza realmente cuando ya no queda otra
cosa que aceptar lo que el destino le depara.
Pág. 69
Aquí
y ahora se manifiesta la realidad primera
Pág. 77
No
se trata de perpetuar el yo, sino de quitar fronteras, de abrirnos al vacío,
donde no hay ni tiempo ni espacio. La muerte del yo significa entrar en una
nueva forma de ser. Esto es lo que nos anuncia la resurrección de Jesús
Pág. 80
El
sentido de la vida no consiste en vivir cuanto más mejor, sino en vivir momento
a momento.
Pág. 81
No, amigo/a lector/a, no me he
equivocado de fecha. Han pasado ya casi once años desde que escribí lo que
viene a continuación. Hoy efectivamente es 27 de abril de 2019, es primer
sábado de Pascua. Estamos celebrando la resurrección de Jesús y queremos ser
partícipes en nuestra vida de la misma e intentar resucitar, en esta vida
también,a la resurrección, de la vía mortecina que a veces llevamos. ¿A qué
viene todo esto? Es muy sencillo; pero no exento de complejidad. Me explico:
Anda ya uno en la vida terminando de
coronar la subida y comienza el descenso, por lo que se hace necesario,
aligerar cargas, soltar lastre y caminar ligero de equipaje, como nos indica el
evangelio y si pusiéramos en práctica las recomendaciones de muchos sabios,
como el P. Ignacio Larrañaga, Willigis Jäger, Enrique Martínez Lozano y otros
muchos, nos iría mejor. Para ello, lo primero que tenemos que hacer es desapropiarnos de “yo”.
No es fácil, como he comprobado al releer lo que escribí aquel día, en que mi
espíritu “estaba turbado” junto al lago Tiberiades, precisamente por la injerencia
del “yo”. Curiosamente, esta hoja que fue de lo poco que escribí en aquel viaje
y la otra, en la que aparecen las citas iniciales, no tienen nada que ver, una
con la otra; pero al “soltar lastre” y tirar cosas han aparecido juntas. La
hoja del 21.07.08 dice:
“Hoy pasamos el ecuador de la peregrinación, el
Señor nos regala un nuevo día con la salida del Sol que acabamos de contemplar
sobre el lago Tiberiades.(la foto, que acompaña, la hice uno de aquellos
días) En realidad nos ha pasado como a Pedro y los
otros discípulos. Cuando creíamos que habíamos comprendido, en realidad, no nos
hemos enterado de nada. Tal vez ahora comencemos a entender algo.
Hemos venido a lo que hemos venido, a encontrarnos
con Aquel que hace 2000 años anduvo por estas aguas y nos enseñó tantas cosas
buenas y que no hemos sido capaces de poner en práctica. Sin embargo hay cosas
que han sucedido y que nos han desviado del objetivo que traíamos (Lo que
sucedió no procede, contarlo aquí; pero si puedo afirmar que fue un “choque de
egos”. Tampoco fue nada grave) Todo esto me ha servido para darme un poco cuenta de la situación en
la que me encuentro, muy lejos del objetivo, que no es otro que encontrarme de
una vez para siempre con Jesucristo resucitado. La red ha vuelto a salir vacía,
por eso ahora en la segunda parte del viaje, voy a echarla otra vez. ¿Será
ahora cuando no pueda subirla a bordo por el peso de los peces? Me siento
ciego, paralítico, leproso… respecto a ti Señor y siento que estos fervores que
paso a veces aquí, no son más que falsas llamas, que luego vuelvo a mi ego, y
que ese ego choca con el ego de los demás, es decir que me he desviado mucho
del camino que me conduce a ti, Señor. Espero que esta segunda oportunidad que
me das, me sirva de punto de partida para la verdadera conversión. Este periodo
de mi vida, en plena transición (acababa de jubilarme) se ha visto fortalecido por
esta crisis que ayer padecí, que parecían cosas del diablo. Es la segunda
oportunidad que ahora me das. Confío en ti Señor.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
AMEN”.
Y
ya está. No creáis que ya me he encontrado con el Resucitado; pero puedo
asegurar, que el encuentro está más cerca.
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