viernes, 5 de abril de 2019


Mente dispersa
Son mis lágrimas mi pan
de día y de noche,
cuando me dicen todo el día
¿Dónde está tu Dios?
Salmo 42, 4



A veces nos quejamos y hablo por mí, que tenemos “una mente  dispersa” y puede que sea verdad, como se puede comprobar en este blog, en el que se tratan temas de mística, psicología, matemáticas, fenómenos extraños,… Y eso lo vemos, lo veo, como algo negativo; pero esta mañana he caído en la cuenta: ¿Por qué negativo? ¿Aspiro acaso a algún premio, por algún trabajo, importante que esté haciendo? En realidad, no estoy haciendo ningún trabajo importante, ni aspiro a premio alguno. Aunque tal vez si, ¿No es un buen premio, vivir cada día con la cabeza despejada y con ganas de vivir, en este mundo confuso que nos está tocando vivir?
Esta reflexión se me ha ocurrido, en  una mañana de zozobra, por motivos que no vienen al caso, al encontrar en mi habitual “desorden” una hoja, impresa con esta reflexión, concretamente, la del 15 de abril de 2018, de Enrique Martínez Lozano, que me disponía a romper, por estar en un sitio “equivocado”, pues debería estar “ordenada en una carpeta”. Con lo que compruebo que el orden y el desorden son aspectos de una misma realidad. En este caso bendito “desorden”
Tenía yo previsto escribir sobre Domingo de Soto, sobre su gran talla humana e intelectual y libros tengo para hacerlo; pero vamos a tener paciencia, tal vez mañana, o la semana que viene, siempre que “mi dispersión”,  no me distraiga, con el “cálculo infinitesimal” o los OVNIS o el Santísimo Sacramento (alabado sea).
Concluyendo: bendita dispersión, que me permite ver algunas caras de las infinitas  del diamante de la vida. Y bendito sea Dios, que esta mañana me ha encontrado en esta hoja, que a punto estuve de romper.

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