Mente dispersa
Son
mis lágrimas mi pan
de día
y de noche,
cuando
me dicen todo el día
¿Dónde
está tu Dios?
Salmo 42, 4
A
veces nos quejamos y hablo por mí, que tenemos “una mente dispersa” y puede que sea verdad, como se
puede comprobar en este blog, en el que se tratan temas de mística, psicología,
matemáticas, fenómenos extraños,… Y eso lo vemos, lo veo, como algo negativo;
pero esta mañana he caído en la cuenta: ¿Por qué negativo? ¿Aspiro acaso a
algún premio, por algún trabajo, importante que esté haciendo? En realidad, no
estoy haciendo ningún trabajo importante, ni aspiro a premio alguno. Aunque tal
vez si, ¿No es un buen premio, vivir cada día con la cabeza despejada y con
ganas de vivir, en este mundo confuso que nos está tocando vivir?
Esta
reflexión se me ha ocurrido, en una
mañana de zozobra, por motivos que no vienen al caso, al encontrar en mi
habitual “desorden” una hoja, impresa con esta reflexión, concretamente, la del 15
de abril de 2018, de Enrique Martínez Lozano, que me disponía a romper, por
estar en un sitio “equivocado”, pues debería estar “ordenada en una carpeta”.
Con lo que compruebo que el orden y el desorden son aspectos de una misma
realidad. En este caso bendito “desorden”
Tenía
yo previsto escribir sobre Domingo de Soto, sobre su gran talla humana e
intelectual y libros tengo para hacerlo; pero vamos a tener paciencia, tal vez
mañana, o la semana que viene, siempre que “mi dispersión”, no me distraiga, con el “cálculo infinitesimal” o
los OVNIS o el Santísimo Sacramento (alabado sea).
Concluyendo: bendita
dispersión, que me permite ver algunas caras de las infinitas del diamante
de la vida. Y bendito sea Dios, que esta mañana me ha encontrado en esta hoja,
que a punto estuve de romper.
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