viernes, 29 de noviembre de 2019


Antídoto contra
 los ladrones de energía

“Concédame Dios, hablar según Él quiere
y concebir pensamientos dignos de sus dones,
porque Él es el que guía a la Sabiduría
 y quien dirige a los sabios”
Del libro de la Sabiduría.


Hace unos días, escribía yo sobre una agenda, que había encontrado y que intenté destruirla. Posiblemente el Espíritu Santo, me impidió hacerlo. Pensaba ir desgranando lo allí escrito poco a poco en este sencillo blog; pero ahora pienso que no, ese no es el camino. La cita inicial, está escrita en esa agenda el 25 de septiembre de 2007, con el curso recién estrenado y  un mes justo después, a raíz de un incidente en una clase, tengo escrito: “Ali-Babá y los 40 ladrones: En el cuento, intrasipticamente, los ladrones simbolizan aquellos que nos están robando energía y que no somos capaces de hacerles frente. Nos tenemos que proteger en un árbol, para que los ladrones no nos vean y desde allí, verlos a ellos. Enterarnos de la palabra mágica “ábrete-sésamo”, para poder entrar en la cueva y recuperar los tesoros que nos han arrebatados” y abro paréntesis: esta cita está inspirada en un librito de la analista junguiana Varena Kast, que creía perdido y acabo de encontrarlo justo, donde pensaba que estaba. Se titula precisamente así Alí Babá y los cuarenta ladrones, (Ed Desclée de Brouwer, colección Serendipity) y completo el párrafo de la agenda “¿Pueden ser los “ladrones” los alumnos de 1ºC? Tal vez”… y ahora contesto, pudieron ser entonces, y ahora pueden ser tu amigo, tu hermano, tu cuñada, el vecino del 5º, los medios de “manipulación”, la publicidad… Hay mucho “ladrón” de energía suelto. Es un tema interesante y complejo, que sobrepase posiblemente el alcance de este sencillo blog; pero ha sido el detonante de esta entrada y me explico:
Ayer fue una tarde tediosa de otoño, con el tiempo gris, de noche a las siete de la tarde y ya cansado de estar en casa, se me ocurre mirar el “wasap” en el móvil y alguien me avisa que a las 20.30 h. en los carmelitas había la presentación de un libro. Ni siquiera me molesté en mirar el título, ni el autor y para allá me fui. Mi sorpresa, nada más llegar, fue encontrarme con una alumna, a la que yo le di clase hace casi cuarenta años, ¡sí, casi cuarenta años! No exagero.  No la conocía, naturalmente; pero me saludó con alegría. Y la segunda que el autor y presentador del libro era el P. Carmelita Eusebio Gómez Navarro. Bien empezamos dije yo y mejor cuando comienza la presentación con la canción “tres cosas hay en la vida, fe, esperanza y amor…”, la letra modificada de una conocida canción, puesto que el título del libro es precisamente “La luz de la ESPERANZA”.
Tal vez no tengamos a mano un árbol, para protegernos de los “ladrones”; pero si tenemos fe y esperanza en encontrarlo y con amor, incluso hacia los propios “ladrones”, seguro que aparecerá la guarida y podremos entrar en la cueva y recuperar el tesoro que nos ha sido arrebatado.
Por mi parte, el sencillo gesto, de salir ayer, superando el tedio otoñal, ha sido un ponerme a caminar, por el desierto, en que a veces se convierte la vida, sin árboles ni sombra para guarecerse del sol ni de los “ladrones”, caminar con la esperanza de que no estoy sólo, que Él me acompaña y que guía mi camino.

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